Cap 7. Escape y supervivencia
*Bumblebee*
Acercaron la nave al acceso para que yo pudiera entrar. Floté un poco en el espacio hasta llegar al borde y me escabullí dentro gracias a mi tamaño. Me mantuve en comunicación con mis compañeros a la espera de que pudiera salir.
Era un conducto algo reducido, pero continué avanzando hasta que vi unas rendijas que daban a un cuarto iluminado con una luz roja. Me acerqué con cuidado y me asomé por una rendija. El lugar estaba aparentemente vacío.
Usé una de mis herramientas para aflojar los tornillos y abrir el conducto.
— Ya entré —me di a la tarea de revisar los sistemas hasta dar con los planos, los cuales descargue a una memoria.
Tecleé unos botones más, obteniendo el acceso a nuestras coordenadas. Ratchet no podía rastrearnos ya que habíamos desactivado nuestra conexión para que no fueramos detectados por nuestro enemigo, así que sólo podíamos obtenerlas desde una computadora ajena y enviárselas.
— Optimus, las tengo —las ingresé en el computador de mi brazo y las envié. — Listo.
Hasta ahora, todo iba bien.
— ¡Intruso! —giré rápidamente justo a tiempo para evitar un disparo que venía hacia mí.
Eran dos guardias armados y con collares gruesos impuestos. No me detuve a observarlos con detalle y me puse a la defensiva de los disparos que comenzaban a recaer sobre mí.
Me aproximé a su posición esquivando los ataques y logré llegar hasta uno de ellos apoyando una de mis manos en el suelo y lanzando una patada doble directo a su mandíbula que lo alzó por los aires, obligándolo a soltar el arma.
Fue suficiente para hacerlo caer inconsciente, pero el otro continuó atacándome y disparé desde la distancia directo en el brazo con el que sostenía el blazer y lo soltó lanzando un grito.
Al contrario de detenerlo, el mech se abalanzó hacia mí. Apenas tuve tiempo de reaccionar cuando se puso encima mío.
Mi espalda azotó en el suelo y comenzamos un forcejeo en el que luchaba por liberarme mientras él trataba de matarme; primero, intentando inmovilizarme el brazo con el arma y raspando las partes de mi pecho con su otro grueso brazo del que sobresalían unas púas metálicas.
Me asustó la desesperación y el desempeño con el que trataba de someterme y acabar con mi spark. No parecía estar haciéndolo por placer, pues las emociones que emanaban vivaces de sus ópticos eran un miedo profundo y una tensión que llevaban a su cuerpo al límite.
Su voraz grito de guerra me sobresaltó volviéndome a la realidad de mi situación.
El brazo con el que sostenía el blaser estaba completamente inmovilizado por su fuerza abrumadora.
A pesar de estar siendo aplastado y que mi otra mano que detenía sus bruscos ataques eran lo único que le impedían a sus garras matarme, aposté todo en un rápido pero preciso movimiento.
Analicé la distancia entre mis dos brazos y mis posibilidades de fracasar.
Solté el brazo de mi enemigo, empujándolo lo más que pude para permitirme doblar el brazo y dirigir mi codo a su pecho, debilitándolo un poco más. Aproveché ese pequeño instante y arrojé mi blaser, atrapándolo con mi otra mano.
Planeaba dirigirla a su pecho y causarle un electroshock lo suficientemente fuerte para dejarlo desconectado varias horas, pero antes de poder hacerlo, su mano me atrapó, enganchándome de la estructura que conformaba mi cuello y todo pasó tan rápido que no me di cuenta del momento en el que disparé el plasma justo entre sus ojos.
Un estallido resonó en la cámara que quedó en abrumador silencio tras el sonido de su cuerpo azotar en seco.
Permanecí quieto en la misma posición mientras lo veía caer inerte sobre mí.
Quedé en shock.
Había olvidado configurar el disparador que se supone sólo lo dejaría desconectado al recibir una descarga.
Agité la cabeza e inspeccioné mi arma comprobando que efectivamente, la tenía en modo aniquilador; disparador de plasma, en lugar de intermedio.
— O-Optimus...
— ¿Bumblebee? ¿Qué pasó?
— Yo lo... Lo maté —tiriteé nervioso sin apartar la mirada del mech tendido sobre mis piernas.
El silencio de Optimus se prolongó de una manera preocupante. Los autobots teníamos estrictamente prohibido matar a nuestros enemigos a menos que no tuvieramos más opciones.
— ¿A quién mataste? —dijo finalmente.
— Un... Un guardia. Fue un accidente... Lo juro...
— Está bien, Bumblebee. Te creo... Mantén la calma y continúa la misión —tenía razón, no podía quedarme así.
Había pasado tanto tiempo desde que maté a un decepticon que había olvidado cómo se sentía. Eso me había dejado en shock.
Retiré el cuerpo que me obstruía la libertad y guardé el blazer, me levanté y conecté la memoria al computador de mi antebrazo. Recopilé la información y la envié al resto de mi equipo.
Bien, ahora sólo tenía que salir.
*Optimus*
Después de que Bumblebee entrara en el acceso, nos mantuvimos en comunicación esperando hasta que pudiera salir.
El peligro era palpable y sin embargo, nos mantuvimos tranquilos, pero quedarme esperando a que nuestro explorador consiguiera la información y nos ayudara a encontrar otra forma de entrar, me hacía pensar en Smokescreen. Eso no era bueno, no podía estar pensando en él.
Necesitaba enfocarme y sacarlo de mi cabeza, pero de repente, mi sistema comenzó a fallar de nuevo experimentando una interferencia donde pude ver fragmentos de unas nebulosas imágenes, bloqueando mi visión óptica y acoplándose en mis recuerdos.
Una imagen desenfocada tomó lugar en mi mente. A pesar de la deformidad y desorden de la misma, los colores distintivos frente a mí me ayudaron a reconocer a la figura que veía.
Era Smokescreen.
Cuando me di cuenta de eso, mi visión lo enfocó con claridad: le observaba desde una perspectiva elevada debido a mi altura, contemplando una expresión luminosa en su rostro y sus ópticos llenos de asombro, como cuando nos conocimos, pero había algo diferente, no sólo en su reacción, sino la forma cohibida y tímida con la que me ofreció su mano al presentarse, totalmente distinto a cuando nos conocimos.
Al devolver el saludo, mi mente estalló aventurándose en una gama llena de recuerdos en distintos lugares y enfoques. Smokescreen estaba presente en todos ellos.
"Es un honor conocerlo, señor. Soy..."
"¡¿De verdad puedo llamarlo por su nombre?!"
"¡Usted también me gusta!"
"Tú me haces feliz, Optimus"
"Daría mi vida por tí"
Estos no eran mis recuerdos. No he vivido ninguno de esos momentos con él y la prueba más grande de ello es que en cada recuerdo donde lo veía, podía apreciar paisajes u objetos cybertronianos al fondo.
Nunca vi a Smokescreen en Cybetron. ¿Qué estaba pasando con mi cabeza?
— O-Optimus... —la voz de Bumblebee al otro lado de la línea que hasta ahora se había mantenido en silencio, me tomó desprevenido.
— ¿Bumblebee? ¿Qué pasó?
— Yo lo... Lo maté —se escuchaba nervioso, como si fuera un principiante en esta clase de misiones.
Me preocupé al pensar en lo que pudo haber pasado.
— ¿A quién mataste?
— Un... Un guardia. Fue un accidente... Lo juro...
— Está bien, Bumblebee. Te creo... Mantén la calma y continúa la misión —no conocía los detalles, pero cargaba con la certeza de que mi explorador no había tenido intenciones de matar a un cybertroniano desarmado.
Si tenía una explicación, este no era momento para escucharla.
Tomó poco tiempo para que la información llegara a nosotros. La notificación de recibido resonó en nuestros antebrazos.
El archivo de los planos se abrió en un holograma y comenzamos a estudiarlos.
— Diablos —emanó Wheeljack —. Este lugar es tan grande que no estoy seguro de que haya una forma segura de entrar. Debe haber al menos uno o dos guardias en cada puerta.
— Estoy seguro que hay una —emití muy seguro mientras mis ópticos repasaban cada pasillo —. Después de todo, Némesis nos atrajo aquí con la intención de que siguiéramos su juego. Debe haber preparado una entrada para darnos paso.
— ¿Entonces...? Entramos y corremos esperando que no nos atrapen —añadió K.O. con un toque de ironía, describiendo el plan en palabras simples.
— Algo así —Wheeljack.
— Am... ¿He mencionado que no soy bueno con las persecuciones? —Bulkhead golpeó su armazón, resaltando su robusta estructura.
— Yo iré con Knock Out y Bumblebee a buscar a Arcee. Tú, Ultramagnus y Wheeljack serán nuestros refuerzos.
— Y, ¿en qué parte de esta fortaleza comenzamos a buscarla? —preguntó el wreecker de los sables.
Knock Out caminó al centro de nosotros abriendo el esquema de los planos en forma de holograma y recorriendo los pasillos con acercamiento hacia un aula específica.
— Bueno, estos parecen ser los calabozos, o al menos donde torturan e interrogan a sus prisioneros de guerra —todos lo miramos despectivos—. ¿Qué? ¿Olvidan que era un decepticon? Reconozco ese tipo de instalaciones cuando las veo... Después de todo, eran mi especialidad —se cohibió no muy orgulloso de lo último.
— Bien. Iremos ahí... Recuerden mantener la comunicación...
»¿Bumblebee? —lo llamé por el comunicador.
— ¿Sí?
— Entraremos por el este. Nos encontraremos ahí.
— Entendido.
Bumblebee tendría que llegar solo hasta ahí, pero sabía que estaría bien.
Ubicamos la nave en el noreste de la fortaleza. La única forma de entrar era abrir una salida. Después de eso, todo consistiría en movernos rápido.
Wheeljack lanzó la bomba y programó el cronómetro para la detonación.
*Bumblebee*
Subí nuevamente al acceso de reparación y abrí el mapa de la nave con la ubicación que me había dado Optimus.
Me arrastré en busca de algún camino por esos túneles que me llevara hasta allá, pero los caminos eran bastante confusos. Si no tuviera estos planos, estaría perdido.
Avancé un par de esquinas y me di cuenta que había salido de aquel cuarto; la ventilación y la iluminación habían cambiado, ahora estaba sobre uno de los pasillos. Podía darme cuenta por las diminutas rendijas en la superficie que me permitían ver afuera.
Un par de guardias pasaron caminando. Al igual que los primeros, también traían esos collares.
Me intrigaba el propósito de estos, pero no tenía tiempo de averiguarlo.
Continué avanzando, introduciéndome en otro salón bastante extenso.
Vi a través de la abertura un montón de cápsulas con cybertronianos dentro en modo hibernación, pero al observar mejor, me di cuenta que eran terrorcons.
Todas las cápsulas tenían tubos conectados por los cuales pasaba un líquido fosforescente púrpura... Energon oscuro.
No sabía qué era ese lugar, pero tenía que decirle a Optimus.
Continué mi camino. Estaba cerca, hasta que escuché una explosión.
Esa debía ser la señal de que debía apresurarme. Los soldados no tardarían en venir tras nosotros.
Disparé un par de veces a la tapa del acceso para derribarla y salir por ahí.
Di un salto aterrizando en el pasillo cerca del ala este donde sonaba una alarma.
Me apresuré y corrí por la dirección donde estarían entrando mis compañeros. Al doblar el pasillo, choqué con un enorme cuerpo metálico que me tiró al piso.
Alcé la vista y un mech alto de armazón grueso me observaba amenazante desde lo alto con el par de luces rojas que resplandecían en las penumbras de su rostro.
— ¿A dónde crees que vas, pequeñito?
Se agachó, extendiendo su brazo para agarrarme, pero no lo permití y me levanté girando hacia atrás.
Me abalancé bajo su cuerpo pasando entre sus piernas y lo pateé por la espalda con el objetivo de desequilibrarlo para que no me siguiera.
Debía evitar las peleas y escapar. Escapar hasta que lográramos salir.
Encontré trozos de metal regados en el piso y supe que eran debido a la explosión.
— ¡Optimus! —encontré a mis compañeros al frente, inspeccionando armados sus alrededores.
— ¡Bumblebee!
— ¡Apresúrate, explorador!
Mis receptores percibieron vibraciones de sonido que venían del fondo del pasillo a mis espaldas.
Llegué junto a mi escuadrón y me volteé a la defensiva.
Observamos como desde las sombras, varios enemigos de ojos rojos surgían de aquella esquina de donde yo provenía.
— Vámonos —obedecimos a nuestro líder y corrimos en dirección contraria escuchando a esos individuos perseguirnos.
— ¡Él dijo que este rescate sería un juego de persecución! —añadió Knock Out mientras huíamos —. Veo que no estaba bromeando.
Y como si de una invocación se tratara, su risa se resonó en un tétrico eco a lo largo de todo el pasillo a través de un microófono.
— Corran, pequeños autobots. Si los atrapan, son míos.
— Lo que faltaba. Parece que alguien nos mira.
— K.O., encuentra un atajo —el ex-con obedeció y mientras lo hacía. Optimus y yo arremetimos contra nuestros perseguidores disparando a nuestras espaldas sin detenernos.
— ¡Aquí!
Seguimos a K.O. a una puerta, adentrándonos en la oscura habitación y cuando la cerramos, el doctor modificó el código para bloquear el acceso desde fuera.
— ¡Ja! Bendita tecnología decepticon. Apuesto a que no contaban con que habría alguien en el equipo que pudiera manejarla.
— ¿En dónde estamos? —dije desorientado por la oscuridad—. Detecto una composición química familiar en el suelo y las paredes—encendimos las luces de nuestros ópticos para iluminar el lugar y nos horrorizamos cuando vimos en dónde habíamos entrado.
Cientos de cuerpos mutilados y oxidados de mech y femmes apilados en grandes montañas chorreantes de energon y aceite.
Ópticos, extremidades, módulos de voz...
Era un horrido escenario que podía comparar con los campos de batalla en Cybertron durante la guerra; valles llenos de cadáveres, tanto de amigos como de enemigos.
— Qué... ¿Qué es este lugar?
— Una colección personal, al parecer—Knock respondió en un tono neutro mientras contemplaba el escenario infernal con desagrado —. Al menos Megatron se deshacía de los muertos después de convertirlos en chatarra, pero a este tipo le faltan unos cuantos tornillos.
— Deben ser autobots refugiados de otras galaxias y planetas que conserva para volverlos parte de su ejército de terrorcons —la declaración de Optimus me llenó de aflicción.
— Bien. Encontremos una puerta y... —La resonancia de una tuerca caerse en uno de los rincones oscuros nos puso en alerta. Guardamos silencio a la espera de un ataque sorpresa.
El lugar era tan grande que no podía saber de dónde había venido eso.
Alzamos nuestras armas y fuimos avanzando con lentitud, apuntando a todos lados con cautela.
Otro ruido. Esta vez, de algo metálico y pesado tratando de moverse.
— Deberíamos salir de aquí —declaré comenzando a ser envuelto por los nervios.
Uno de los cuerpos frente a mí comenzó a moverse pese a estar enterrado entre los demás.
Se levantó gruñendo, mostrando unas cuencas vacías iluminadas por el opaco resplandor de una luz púrpura al igual que otras partes de su cuerpo deshecho, pero no fue el único. Tras despertar, otros a nuestro alrededor lo siguieron.
— ¡Debemos irnos ahora!
CONTINUARÁ...
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