Quince
Noche del 7 de agosto
Desconocido
¡Hoy es un gran día para acabar con Venecia Pritzler! Eso es lo que me repetí desde que me levanté hoy a terminar lo que tenía planeado desde hace meses.
Llamé durante mucho tiempo al celular de uno de mis cómplices, no contestaba, quizá no escuchaba el timbre ante tanto disturbio que se manejaba a las afueras de la casa Martínez. Hasta que después de seguir insistiendo contestó.
-Siento no contestar, todo aquí es un Caos. La madre de Venecia está llorando como loca en un rincón junto al padre. Y se puso peor cuando le dijeron que encontraron la sangre en el auto chocado-la gracia en lo que decía se notaba.
-Manten tu seriedad o podrían descubrirte, recuerda que hay ojos por todos lados.
-Estoy bien, nadie se ha dado cuenta de mi presencia. Soy como una sombra. ¿Están todos reunidos?
-Esa es la ventaja de ser tu, por eso eres parte de equipo. Si, acaban de llegar hace unas horas, solo faltas tu para iniciar la fase dos-recordé alegremente.
-Ya estaba esperando demasiado para la siguiente fase, esto de mantenerme entre mas dos partes es un poco cansado-suspiró.
-Lo sé, dimelo a mi. Solo recuerda la recompenza y se te pasa-reí.
-Espera un momento, están hablando con los padres, me acercaré un poco más para escuchar cualquier noticia. Te llamo en un minuto-cortó.
Era una gran ventaja contar con mi cómplice, la más valiosa de todas pues era escurridisa y convincente.
Bajé al primer piso encontrándome con mis otros dos cómplices sentados en el mueble con un tazón de caramelos y bebidas, parecía como si una película se tratara pero en realidad estaban viendo las noticias.
-Ven aquí, que haces ahí parado-dijo uno de ellos haciéndome espacio en el sofá.
No tuve más remedio que aceptar y solo disfrutar del show que habíamos causado. Lo que hace el dinero, el poder, la hipocresía y las cámaras de televisión.
Son todo un conjunto explosivo.
-¡Esto está mejor que cualquier película!-dijo Xavier acercándose a nosotros. Se notaba la diversión y la malicia en sus ojos. Estas cosas le encantaban, por eso lo escogí para ayudarme. ¿Quién se hubiera imaginado que haría algo como esto en mi vida? Nadie sabe lo que pasará en el futuro, es un hecho. Hasta me dejó quedarme a mi y a mis cómplices unos días en su casa solo para ser parte de todo.
Volvió a sonar el celular desechable. Cortesía de mi amigo.
-¿Qué es lo que dijeron?-ya me estaba carcomiendo la emoción, esto era pura adrenalina.
-Encontraron unos audios y videos. Primero vieron el último video para avanzar la investigación y nos dijeron que aparecía Félix bajando unas maletas muy pesadas, suponen que podría contener el cuerpo de Venecia pero no hay nada confirmado-si que la gente saca conclusiones demasiado rápido.
-¿Algo más?-pregunté curioso aunque ya sabía lo que pasó
-Decidieron revisar la malegera del auto por si encontraban más pistas y también encontraron sangre que le pertenece a Pritzler, ahora están sospechando que Félix es el asesino, solo que no encontraron ni una sola maleta en el carro-sus carcajadas disimuladas hacían que yo riera también-espera, espera están acercándose de nuevo para más noticias. No cortes que me acercaré para que lo escuches tu mismo-me quedé callado para no perderme detalles.
Pude escuchar una voz de hombre hablar entre tanto ruido.
-Un oficial se encargó de escuchar los audios ni bien los descubrimos-se calló unos segundos para después proceguir con voz de lástima-señores en verdad lo siento mucho pero el el último grabado el último 4 de agosto su hija hace muchas revelaciones sobre este caso. Por eso les pido que se preparen para lo peor y me sigan para escuchen atentamente con sus propios oído y saquen sus conclusiones-el llanto de la madre se hacía cada vez más exagerado, parecía que en cualquier momento se quedaría sin voz. Definitivamente mañana amanecería sin poder hablar.
-¡Hey! ¿Sigues ahí?-mi espía susurró.
-Si, escuché todo.
-Bien, eso es todo. Solo dejaron entrar a los padres pues no soy alguien de la familia que digamos. Ahora mismo estaré en camino, llegaré en unas horas o antes, manejar con tanta adrenalina me hará acelerar. Nos vemos-volvió a cortar.
-¡Ya viene!-informé gritando de felicidad a mis acompañantes.
-¡No! Yo quería seguir comiendo mis golosinas-escuché una queja.
-Lo siento, pero seguirás en el auto. Vayan a alistar sus cosas que nos mudamos-ordené haciendo que se levanten de sus sitios con pereza.
-Como digas-volvió a quejarse. Si que era testaruda, pero la quería con mi alma. Por eso hice todo este plan, por la felicidad de ella y la de todos nosotros.
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