17 de Julio del 2019
Desconocido

Encontrar este lugar para quedarme no fue tan fácil. Tuve que haber movido mis contactos de hace muchos años, los oscuros. Así se llamaba el grupo con el que conviví durante mi estadía en Italia.

No vendíamos droga ni cigarros, hacíamos cosas ilegales si, como carreras de motos, autos, identificaciones o pasaportes falsos, vendíamos bebidas alcoholicas y todos el dinero iba a los integrantes del grupo que lo necesitaban por que tenían familia. Después de todo, yo ya tenía dinero. Era algo incorrecto, claro, pero un joven como yo solo necesitaba esa libertad para hacer lo que se le plazca por primera vez en su vida.

Xavier fue quien me trajo a este lugar después de ruegos y la amenaza con quedarme en su casa, el suele ser muy egoísta con sus cosas a veces, sabía que no le iba a gustar la idea, asi que, me trajo a este hostal cercano, es uno de esos que no piden identificación con tal de pagar tu estadía con una buena cantidad de dinero. Desafortunadamente, las habitaciones no son de la calidad con la que se paga, son simples, no tienen baño y todo está desordenado.

Ya llevo un par de días entre este sitio y la casa de mi amigo. Tenemos todo listo para el plan. Solo faltan coordinar un par de cosas con mis compañeros de equipo para el momento correcto en darme el alcanze y por fin poder irnos a otra ciudad.

Llamé al recepcionista para que me trajera un teléfono, al menos eso si tenían.
Después de lo que iba a hacer, tuve que asegurarme de desechar mi celular.

Cuando por fin lo trajo, le dije que podía retirarse y llamé.

—¿Hola?—me contestaron del otro lado.

—¡Hey! Soy yo—aclaré.

—¿Cómo te va con el asunto?

—Por ahora todo va como lo acordado.

—Es un alivio, hubieron unas dificultades pero ya está solucionado—dijo con calma.

—Me alegra escuchar buenas noticias—me acomodé sobre la cama, pues sería una larga conversación.

—¿Cuándo estará lista tu parte?, ya me cansé de esperar para...

—El fin de la hija de los Priztler, ya lo sé. Solo tranquilizate, ya solo faltan un par de cosas, recuerda que no podemos dejar nada al descubierto y nadie debe saber que fuimos nosotros—completé y advertí, su impaciencia era notoria y no culpo a sus instintos.

—Créeme que nadie lo sabrá, quién podría sospechar. Ya tengo todo casi listo.

—Como dijiste. Casi, y no podemos dejar las cosas incompletas.

—Tienes razón—apenas escuché, pues una voz gritó en el fondo.

—¿Qué es lo que dice?.

—Preguntó que, si lejas ponerle un nombre a la misión—rió fuerte y yo tampoco pude contenerme la risa.

—Dile que me presente cuales son sus propuestas—escuché que le decía algo.

—Dice que podría llamarse Operación acabemos con Venecia, La misión suicida para acabar con Venecia o simplemente la   E.D.A.V.

—¿Y eso que rayos significa?—pregunté mientras reía, su sentido del humor era imposible de controlar.

—Escuadrón Desaparezcamos A Venecia—casi se queda sin aire por reirse y hablar a la vez. Así estuvimos muchos minutos más.

—Ya dejemos de querer desaparecer a la probre con nuestros pensamientos y hablenme de otra cosa por favor—rogué, bromeando obviamente.

Después hablamos de trivialidades y cómo sería nuestra vida cuando logremos nuestro cometido, nadie tenía idea con exactitud. Hacer algo tan malo merece consecuencias y nosotros ya estábamos preparados para el karma que nos caería encima. Hasta que finalmente corté, llamé al recepcionista para que se lleve el teléfono y me dormí.