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28 de Julio del 2019

-Buenas noches, ¿Usted es la señora Venecia Priztler?-preguntaron dos oficiales de policía.

-Así es, soy yo- trataba de no sonar nerviosa, previamente habían llamado para coordinar una hora exacta de encuentro, entonces había tenido tiempo para preparar mi show.

-Me presento, soy el oficial Soriano y el es mi compañero el oficial Mendez. ¿Sabe a que vinimos verdad? Supongo que su esposo no se encuentra en casa- todos mis gestos estaban siendo analizados, lo sabía muy bien gracias a todos los posibles videos que encontré en internet.

-Pues no, el no está como acordamos- aclaré, recalcando lo último- Si sé muy bien a que vinieron, mi madre me tuvo al tanto de la situación. ¿Desean pasar?

-Claro- dijeron los dos al mismo tiempo.

Mi rostro se mantenía serio, mi postura recta y las preguntas respondidas como si me estuvieran preguntando por mi color favorito.

-¿Cuándo fue la última vez que lo vieron?

-Justo la noche de la boda, en la recepción.

-¿Usted tenía alguna especie de percance con él?-su cara se arrugó más de lo que ya estaba, haciendo que se vea gracioso, pero me aguanté la risa por educación.

-La verdad no, por que solo lo vi dos veces en mi vida. Quizá mi madre no se lo contó pero nuestro matrimonio es jóven y llevábamos solo cinco meses de conocernos-él asintió mientras hacía unas anotaciones en una pequeña libreta sobre su rodilla. Cómo desearía ver que es lo que escribe.

-Así que el señor Martínez nunca llegó a esta casa ¿verdad?

-La verdad no, ni siquiera sabíamos que vendría.

-¿Ustedes tienen cámaras aquí?-preguntó esta vez el otro policía interrumpiendo.

-No, las sacamos para mayor privacidad-contesté con una supuesta verguenza y sonrisa fingida.

-Bien, supongo que eso es todo. Nos retiraremos antes que su esposo llegue y nos encuentre interrogandola. Recuerde que no debe enterarse de nada, la prensa está sospechando algo pero aún no es nada oficial lo que publican. Son simples sospechas.

-No hay problema, es un gusto cooperar en esta terrible situación. Espero lo encuentren pronto y no se preocupen que haré lo posible para que Félix no se entere de ésto-Ojalá no lo encuentren nunca.

-Buenas noches señora Martínez-cerraron la puerta y solté un largo suspiro de victoria. Al parecer nos habíamos librado de esto, el interrogatorio había salido como esperamos.

-Ya puedes bajar-grité lo más que pude. Sabía que estaba escuchando desde alguna parte sin que se pudiera notar su presencia.

-Buena actuación, por fin algo bueno para nosotros-me dio un gran abrazo y luego se despegó para tirarse al sillón de la sala.

-Claro, ¡Venecia salvanos!-imité su voz en tono de burla-mientras que tu vives sin hacer nada para sacarnos del basurero al que nos metiste.

Sonó el teléfono.

-Si me pagaran por cada vez que llaman sería más millonaria de lo que soy-palmeé mi frente y fui a contestar.

-¿Hola?

-Buenas noches, habla el Sergio. Venecia, ¿prodría hablar con mi hijo por favor?-su voz se encontraba calmada. No había sido una persona en el tiempo que lo llevo conociendo, así que me siento culpable de lo que le pasó al hijo de Segio.

-Claro, él está aquí-hice señas para que Félix se acercara a contestar.

-Hola Papá.

-Hijo, sé que solo llevas ahí unos días pero quiero decirte que te extraño y quiero hacerte una videollamada. Quiero verte.

Esas palabras eran un gran problema para nosotros, es obvio que el mal aspecto de su hijo no alentaría a la continuidad de éste viaje, lo único que nos libraba de las garras de los detectives y sospechas. Era una buena y simple excusa. La bendita luna de miel.

Era obvio que no planeabamos vivir aquí para siempre, para eso existía...

-Hijo, ¿Sigues ahí?-preguntó otra vez el señor, ya se estaba preocupando por que no respondía

-Si, si aquí estoy solo que estabamos pensando en el momento correcto para hacer la videollamada, lo que pasa es que hoy no podrá ser por que acabamos de llegar de un paseo muy cansado por una zona turística lejos de aquí, pero no te preocupes que mañana te llamaremos lo más pronto posible. Yo también te extraño-finalizó.

-No se preocupen, pueden llamarme cuando se desocupen. Descansen-cortó.

Ya estabamos listos para decir que nos habíamos librado nuevamente y más tarde pensaríamos el asunto de la videollamada.

Hasta que tocaron la puerta.

-Señora Martínez- otra vez los oficiales.

-¡Ya voy!-grité esperando que Félix regresara al segundo piso.

-Necesitamos hablar urgentemente con usted-insistieron tocando nuevamente.
Cuando ya estaba listo, abrí la puerta.

Mi vida y las malas sorpresas que me trae.

Ahí estaban de nuevo los mismos policías, los mismos unifores y las mismas caras. Solo que traían en sus manos algo diferente.

-Encontramos esto a un kilómetro de aquí-miró mis expresiones encontrando lo que siempre buscaban en los culpables. Sorpresa.

Y entre sus manos forradas con guantes había lo que nunca quería que encontraran, un pedazo de corbata ensangrentada.

..........

¡Hola! Si llegaste hasta aquí, me alegro que te esté gustando esta historia.
(Si la terminaré, no hay de que preocuparse) Solo pasaba por aquí para decir que no hay fechas exactas de actualización, pero siempre serán lo más pronto posible, esta semana están siendo casi a diario pero hay veces que demoraré.

Nos vemos en el próximo capítulo.