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5. Hermoso

Me aseguro de pasar todo el tiempo que puedo en el trabajo, incluso paro en casa de Kathy para ver a mi gato y distraerme, aunque lo que realmente quiero es ir a ver a Harun. Sé que está solo en su departamento, él avisó que no saldría en todo el día y realmente quería pasar la tarde con él pero no tuve el valor de preguntarle si eso le gustaría. Después de analizar mi comportamiento cuando lo conocí y sus reacciones antes ello caí en la conclusión que de hecho puedo ser bastante asfixiante. No solo entusiasta, sino realmente insistente.

Papá envía en un mensaje cuando salgo de casa de Tessa para decirme que se quedará haciendo horas extras en el trabajo. Es vigilante de tiempo completo en un centro comercial, las horas extras a veces son necesarias. Le digo que está bien, que llame a un taxi cuando salga, que ni siquiera se le ocurra caminar hasta el departamento y entonces vuelvo. Son las ocho en punto cuando las puertas del ascensor se abren frente a mí, para mi sorpresa ―y realmente no sé porque me sorprende tanto―, Harun está sentado en el sofá mirando su celular y haciendo un puchero, ese puchero se acentúa cuando me ve.

Él deja su celular abajo, levanta su libreta y ella leo «Te hice la cena... pero ya debe estar fría». Hace una mueca adorable y entonces me doy cuenta de que probablemente soy una idiota por no haberle avisado cuando me tardaría. Pero bueno, tampoco es como que esperara que él fuera a hacerme la cena.

―¿Esa es tu manera de decirme que llego tarde? ―le pregunto dejando mis cosas junto al sofá mientras me siento a su lado―. Lo siento ―murmuro y me muerdo el labio.

Él cambia la hoja. «Está bien».

―Así que esperabas una muy merecida disculpa... ―yo levanto una ceja.

Él se encoge de hombros.

―Yo solo... no esperaba que te preocuparas ―le digo.

Él rueda los ojos y deja caer la cabeza contra el sofá.

―Ya sé, sé que esto de Blaze queriendo ir tras de mí te tiene muy preocupado pero no es como que sea tu culpa ―argumento―. En todo caso es de él y mía, por meterme con él, cosa que nunca debí hacer... aunque...

Dudo en decirle lo que estoy pensando.

Él me mira de brazos cruzados esperando que hable y yo resoplo.

―Aunque... ya sabes ―me miro los dedos distraídamente―. Si yo no hubiese cometido el error de salir con tu hermano... no te hubiese conocido a ti y hasta ahora... creo que vale la pena ―me muerdo el labio para evitar soltar algo más y veo a Harun debatirse entre una sonrisa e hiperventilar―. No sé, tal vez tú crees que yo soy muchos problemas... no era mi intención meterte en líos con tu hermano pero siento que haberte conocido no fue un error incluso siendo de la manera en que fue, ya sabes, yo... ―siento su mano fría sobre mi boca y me paralizo.

Harun asiente, toma su libreta y escribe: «Yo también pienso que fue algo bueno conocerte. No sigas disculpándote acerca de mi hermano... si él no fuera un idiota, nada de esto, nosotros, hubiese pasado»

―Nosotros... ―susurro.

Ese pequeño sonido viniendo de su garganta me llama la atención y abro mis labios como si pudiese atraparlo en el aire para escucharlo siempre. Pero luego subo mi mirada hacia su cara que se está volviendo carmesí y suspiro sonriendo. Tal vez él quiere que lo escuche pero yo realmente no necesito palabras para eso. Lo escucho en mi mente aunque él no emita ningún sonido.

Sin embargo, me gustan esos sonidos silenciosos inesperados.

―Bien, tengo hambre ―digo, levantándome.

Él se levanta luego y me hace una seña para que lo siga hasta la cocina. Ha preparado pollo con patatas al horno y huelen delicioso. El libro de cocina sobre el mesón me dice que tal vez Harun es una de esas personas perfeccionistas con la comida que no pueden cocinar sin seguir una receta pero sin embargo tienen un gran talento para que sus primeros intentos siguiendo una receta nueva resulten. Y lo digo porque ese libro parece nuevo.

Pone un plato en el microondas y se sienta en la barra conmigo mientras esperamos.

Él toma su celular y me envía un mensaje «¿Cómo estuvo tu día?». Yo sonrío instantáneamente.

—Bueno, estuvo bien, no tengo casi tarea y aunque trabajé un montón hubo buena propina, pasé a visitar a mi gato en casa de Kathy y ahora que estoy contigo me siento mejor —le cuento mientras me mira atentamente—. Oh, por cierto, papá se quedará hasta tarde en el trabajo —le aviso al recordarlo.

Él asiente y teclea «Él a diferencia de ti sí me avisó que llegaría tarde». Me da una sonrisa acusadora cuando termino de leer el mensaje.

—Lo siento, de verdad —me muerdo el labio y luego resoplo.

«No te preocupes» me envía otro mensaje.

Nos miramos a los ojos unos cuantos segundos más hasta que suena el timbre del microondas avisando que la comida está lista. Él se levanta inmediatamente y tropieza pero al final llega hasta el aparato y lo abre, saca mi plato de comida y lo pone frente a mí.

Le doy las gracias y aunque espero que se quede, él se va, desaparece de la cocina como si estuviese en llamas.

Aunque tengo mucha hambre jugueteo con mi comida por más de cinco minutos mientras pienso en que Harun tiene tantos misterios por descubrir y yo realmente no sé si es buena idea adentrarme en eso o no.

Ahora, yo diría que definitivamente vale la pena pero no quiero que se sienta abrumado por mí y todas las preguntas que tengo para él.

Decido no pensar en ello en ese momento y me dirijo a la cama para tratar de dormir, debo levantarme con el sol mañana.

El día siguiente, hasta la hora de salida en la cafetería es todo lo mismo. Estoy exhausta para cuando son las seis. Esta vez no pararé en ninguna parte ni iré a visitar a nadie.

Cuando ya casi falta una hora para salir, la gerente toca mi hombro mientras sirvo un par de cafés en una mesa y cuando volteo me dice—: El cliente de allá ha pedido que seas exclusivamente tú quien lo sirva —apunta hacia una mesa en el fondo.

Sonrío porque sé reconocer esa capucha gris donde la veo ahora. Es Harun.

—Yo me encargaré de esto —dice mi jefa tomando mi libreta para arrancar el pedido de los hombres a los que esto y sirviendo.

Le doy una sonrisa de agradecimiento y camino hasta la mesa en donde se encuentra Harun. Cuando llego ahí el me sonríe y levanta su libreta «Hola, señorita mesera. Café y donas, por favor».

Asiento y camino detrás de la barra, como la última vez pongo donas glaseadas y rellenas y café recién hecho en una taza. La llevo a la mesa donde él se encuentra con una sonrisa.

Su libreta pone «Gracias»

Pongo todo frente a él y sospecho que quiere que lo deje solo pero cuando intento irme él sujeta mi brazo y me mira. Ladeo mi cabeza y lo miro expectante, él tira hacia abajo y escribe en su libreta con su otra mano mientras sujeta la mía.

Y madre mía, es ambidiestro.

Este chico no puede fascinarme más.

«¿Te molestaría quedarte un rato? Te pagaré el doble si eso quieres» me mira suplicante cuando término de leer. Suspiro y asiento.

—No hay problema, me quedaré.

Me siento y él sonríe. Sospecho que de alguna manera sabe lo que me causa y se aprovecha de ello, pero lo descarto porque presiento que Harun no sería capaz.

—¿Por qué viniste? —interrogo.

Él escribe «Me sentía solo. Estoy acostumbrado a estar solo pero cuando tengo compañía constante estar sin esas personas me hace sentir el doble de solo».

—Oh, lo siento —susurro, eso rompe mi corazón.

Él se encoge de hombros con una mueca.

—¿Quieres hacer algo este fin de semana? Estoy libre —pregunto esperando que diga que sí, emocionada porque diga que sí.

Él asiente.

—Genial, hay una fiesta, una fiesta universitaria, ya sabes —me encojo de hombros casualmente—. Me han invitado, así que invité a Kathy y Tessa, tal vez quieras venir.

Él se queda mirándome como si no supiera que hacer por unos segundos y luego escribe «No soy bueno lidiando con los lugares en donde hay muchas personas».

Asiento comprendiendo.

Probablemente debí haberlo pensado.

Pero Harun levanta un dedo como si dijera "aunque..." y vuelve a escribir.

«Dije que probaría cosas nuevas de ahora en adelante. Así que si prometes no dejarme solo, tal vez pueda ir. Pero no esperes que haga mucha conversación».

Ambos reímos ante esa última línea pero la emoción en mi pecho no me deja que respire por mucho, me hace lucir como una resoplo y hago un sonido extraño. Yo río más fuerte y entonces lo escucho reír fuerte y claro y me detengo, todo en mí se congela. Esos son sonidos de sus cuerdas vocales. Es grave, profundo pero divertido.

Es hermoso.

No lo hace por mucho tiempo, pero ha sido fascinante a pesar de todo.

Él me mira cuando termina de reír y ladea su cabeza.

—Tu risa... —le digo—, es hermosa —suspiro alejando la mirada y susurro—: Tú eres hermoso.

Harun me mira confundido pero luego sonríe dándome la razón... es hermoso.


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