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20. La verdad sobre todo.

―Quita esa cara, querida, te estoy llevando a un bonito lugar ―la voz de este hombre me da nauseas, soy incapaz de mirarlo a los ojos, estoy paralizada, muerta de miedo, quiero salir corriendo en cuanto tenga la oportunidad―. ¿Estás llorando?

―¿Hacia dónde me lleva? ―interrogo.

Firme, con lágrimas cayendo a través de mis mejillas pero sin sollozar.

―Hacia mi hogar ―me dice.

Vamos en su auto, no puedo ver nada a través de los vidrios, está totalmente oscuro y hay un vidrio justo en medio de la separación entre el asiento de atrás y los de adelante. Él logró sacarme del aeropuerto con alguien apuntando hacia mi espalda. No sé cómo está Harun, no puedo avisarle porque los hombres de este sujeto me quitaron mi celular. En esto momento, ya he repasado mi vida mil veces y aunque estoy quieta, parece que estoy a punto de explotar de lo mucho que late mi corazón.

Estoy acabada, simplemente lo sé.

―No he visto a Harun en años ¿Cómo está? ―me pregunta entonces luego de un largo silencio.

―Estaba en el aeropuerto ―susurro, ya no soy capaz de formular respuestas coherentes.

―Oh, lo sé... no lo he visto en años, en persona ―recalca él con una sonrisa astuta―. He estado vigilando a Harun durante mucho tiempo... ¿Qué creías? ¿Qué la madre de Harun se arriesgaría a lastimar a su pequeño milagro contratando a una chica para enamorarlo? No, esa mujer no tiene las agallas para arreglar a su muchacho ―él suelta esas palabras como si fueran veneno―. Yo contraté a Elisa en nombre de la madre de Harun y la hice tomar responsabilidad por ello... ella no quería volver a verme, así que hizo todo lo que pedí.

―¿Por qué hizo eso? ―suelto de pronto, sorprendiéndome a mí misma al dirigirle palabras a aquel hombre.

―Porque, lindura, Harun necesitaba un pequeño castigo... ―dice, su sonrisa maligna vuelve―. Necesitaba callarlo para siempre y sabía que una decepción amorosa lo haría callarse para toda la vida... Elisa rompió tanto su corazón que lo dejó sin posibilidades de volver a confiar en nadie nunca.

―Pero Elisa...

―Elisa, es una gran mentirosa ―él rueda los ojos―. Elisa es mi esposa. Esa pequeña charla que tuviste con ella en la cafetería solo fue un engaño... efectivamente, está embarazada, de mi bebé, desde luego, pero todo el cuento de querer ver a Harun solo fue para despistarte... sin embargo, reaccionaste muy bien ¿Eh?

Un escalofrío recorre mi espalda completamente, mis manos tiemblan y mi garganta se seca. No puedo creer esto... o más bien ¡Sí puedo! Totalmente puedo creerlo, porque de una persona tan vil como este hombre todo puede esperarse. De repente todo cae en su lugar, cada pieza del rompecabezas se junta... está todo muy claro para mí. Este hombre, lo estuvo planeando todo desde el principio.

―Pensé que no significarías gran cosa, pero Harun me sorprendió al salvarte de Bernardo ―continúa―. Ya le había dicho a Bernardo que si no te dejaba, yo tomaría cartas en el asunto, una chica como tú no es buena para alguien como él.

Cierro los ojos, aprieto mis parpados lo más que puedo. Realmente no estoy segura si quiero oír esto. Pero debo.

―Pero Harun me hizo un favor ―dice él―. Sin embargo, te convertiste en un problema más grande entonces. Estás haciendo que Harun retome su vieja actitud y sus esperanzas y no puedo permitir eso ¿Entiendes? Si Harun es feliz, significaría el infierno para mí, les dirá a todos lo que le hice a su hermana y simplemente no me da la gana de dejarlo en paz. Por eso, debes desaparecer.

Siento que voy a colapsar.

―Ah, ya llegamos.

Volteo hacia la puerta que está a punto de abrirse y tan rápido como pienso en escapar, él dirige su mano hacia mí con un pañuelo en ella. Lo presiona contra mi nariz agarrándome de la nuca y en cuestión de segundos todo se vuelve negro. Ya no hay nada, no hay luz, no salida, no está Harun, mi padre, no hay nadie, estoy sola.

No despierto hasta que el sonido de unas risas me llama desde lejos. Por alguna razón, estaba soñando con mi madre y mi padre y nuestras vacaciones cuando era niña al campo. Las risas que compartíamos se fueron haciendo más graves hasta que abrí los ojos y me di cuenta de que estaba escuchando a unos hombres reír desde adentro de alguna habitación.

Miro alrededor y todo está oscuro, estoy sobre una superficie suave así que supongo que se trata de una cama. Reviso mi cuerpo y mi ropa, por suerte, a pesar del gran dolor de cabeza que llevo, lo demás parece estar bien. Aun no puedo estar calmada y bajo de la cama tratando de encontrar alguna fuente de luz. Doy con un interruptor en la pared y suspiro. Cuando la habitación está iluminada me doy cuenta de que me encuentro en una habitación lujosa de hotel. Probablemente es una suite con varias habitaciones porque puedo oír a gente hablando justo al otro lado de la habitación, aunque esta es muy grande.

Me dirijo hacia la puerta y trato de abrirla entonces pero como temía, está cerrada con seguro.

―Creo que ya despertó ―dice alguien afuera.

Me alejo de la puerta lo más rápido que puedo y trato de esconderme pero no hay sitio.

Cuando la persona del otro lado aparece, mi cuerpo se calienta y siento ganas de llorar. Puedo decir que he perdido cualquiera esperanza que tenía de sobrevivir a esto.

―Mírale, ahí está ―el mismo hombre que me encontró en el aeropuerto me señala con su dedo, alguien más viene detrás de él―. Honestamente, Bernardo, ¿Una chica tan común como ella te gusta? Yo no le tocaría ni un pelo.

―Qué raro, acostumbras a tocar las cosas que me gustan ―la voz de Blaze es fría, totalmente carente de emociones igual que su rostro cuando aparece ante―. Hola de nuevo, pequeña perra.

Estoy más que muerta.

―Está bien, este es el trato ―dice Gennaro volteándose hacia Blaze―. Te la llevas, la usas un rato y me la devuelves, así puedo cortarle la garganta y las piernas para que no pueda volver con Harun.

―Trato hecho ―dice Blaze cruzándose de brazos―. De cualquier manera solo quiero desquitarme por haber escapado de mí antes, hacer lo que no le hice, ya sabes. Eso es todo.

Empiezo a llorar y a sollozar entonces sí cuando Blaze camina hasta mí y me toma del brazo. Siento un escalofrío de nuevo cuando Gennaro se coloca detrás de mí y me apunta con un arma.

―Vas a tener que pasar por recepción, así que cállate, Odette, de todas maneras, no hay nadie que se atreva a ayudarte ―me advierte, letal y terrorífico en la base de mi oído.

Asiento y hago lo que puedo por no llorar. Blaze me toma de la mano y ambos caminamos hacia la salida. El trayecto es un suplicio; Gennaro viene con nosotros, su arma sigue apuntándome y ver a tantas personas que podrían ayudarme en el lobby me hace sentir desesperada e impotente. Ninguno de ellos parece notarme, sobre todo porque Gennaron realmente luce espeluznante y la gente evita mirarlo fijamente.

Cuando llegamos al auto, Blaze me mete dentro y cierra el seguro luego de ponerme el cinturón. Él le da la vuelta al auto y habla con Gennaro un buen rato antes de volver al auto. Enciende el motor junto con un poco más de mi ansiedad y arranca a toda velocidad hacia la autopista. Y yo rompo a llorar.

―¡Cállate, cállate! ―grita Blaze―. ¡Todo esto es tu culpa en primer lugar, eres una idiota, Odette! ―me espeta―. No podías alejarte ¿Verdad? No podías irte muy lejos en cuanto supiste que Harun era mi hermano, no, tú tenías que inmiscuirte e insistir ¡Eres una maldita metiche!

―¡No me hagas daño, por favor! ―es lo único que puedo gritar.

―¡No te tocaré, estúpida! ―Blaze aparca el auto de golpe en medio la carreta, haciéndolo a un lado, él toma una gran bocanada de aire y cierra los ojos―. Pasé años, Odette, evitando que Gennaro lastimara a Harun, evitando que lo matara... ¡Lo habría matado de no ser por mí! Lo convencí de que si lo mantenía vivo podría sufrir más y dediqué toda mi vida a destruir mi reputación y la imagen que Harun tenía de mí para que no viviera con la angustia de saber que Gennaro estaba detrás de él... ¡Fui el malo del cuento para salvar a mi hermano y destruiste todo eso porque te enamoraste de él ¿Te das cuenta de que tan estúpida eres?!

―N-no... entiendo... ―susurro parando mi llanto.

No entiendo que está pasando.

―Por supuesto que no, eres tú después de todo ―él rueda los ojos con fastidio―. Yo no incendié tu apartamento, jamás quise tratar a mi hermano de mala manera y si me metí contigo, era para pasar un buen rato pero eres aburrida así que tenía que probar cuanto podías aguantar por un poco de dinero. Créeme que jamás quise violarte.

―Entonces...

―Entonces, yo tomé las responsabilidad por cada maldita cosa que hizo Gennaro para arruinar la vida de mi hermano, exceptuando a la perra de Elisa ―él gruñe su nombre―. Esa perra... esa perra era mi prometida, Odette, antes de que prefiriera a mi padre biológico sobre mí y de paso, lastimase a mi hermano.

Él me mira.

―Y tú... ahora por tu culpa Gennaro va lastimar a Harun mucho más ―él me mira con desprecio―. Harun está hablando, lo sé, es todo por ti... no quiero agradecerte porque si él nunca hubiera dicho una sola palabra esto no estuviese pasando. Si él no te quisiese, Odette, esto no estaría pasando... ―me reprocha―. Moriré, voy a morir si te llevo ahora con Harun y le digo todo a la policía... de alguna manera u otra él me va a encontrar y no se va a detener a pensar que soy su hijo, porque tiene otro en camino.

―Blaze...

―Pero eso es lo que voy a hacer ―él vuelve a poner el auto en marcha―. Por mucho que te odie ahora, Harun te ama y tú eres lo que va a destruirlo, lo quieras o no.

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