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2. Ojos violeta.

Pasan dos semanas y aun no dejo de pensar en Harun.

Estuve evitando a Blaze por poco tiempo, a los primeros tres días le dijo a uno de mis jefes que me dijera que soy una zorra y que si no volvía ese mismo día para pedir perdón que no me molestara en volver a buscarlo. Y creo que jamás había escuchado palabras más hermosas que esas. Aunque tuve que decirles a mis amigas que una vez más íbamos a tener que cancelar nuestros planes, ellas no estuvieron tan decepcionadas como pensé que lo estarían, más bien estaban orgullosas porque me había deshecho de Blaze. Pero yo no tenía todo el crédito... Harun lo tenía.

El primer día después de nuestro escape que oigo sobre Harun, es en la cafetería en la que trabajo; a mí me fue horrible con Blaze pero al parecer Tessa y Kathy están bien con Brett y Kyle. De hecho, descubro ese día cuando ambos se sientan en una de las mesas de la cafetería para ser atendidos por mí, después de que les cuento como pasó todo, que tampoco soportan el temperamento de Blaze, a pesar de haber sido amigos por mucho tiempo.

―Sí, él se volvió loco hace mucho... trata a la gente como basura, nos quedamos con él porque ya estábamos acostumbrados a estar con él ―me dice Brett, es el que se ve más amigable de los dos, es alto y fornido, de cabello castaño, el novio de Kathy―. Y aunque somos sus amigos, jamás intentamos ayudarlo... ese fue un fallo de nuestra parte, supongo.

―Tal vez... pero creo que ya es demasiado tarde para ayudarlo, ya es un adulto, aunque hagamos una intervención no creo que lo acepte ―habla Kyle, él más frío que Brett pero aun así tiene una linda sonrisa, es delgado pero fuerte aun así y siempre usa lentes lo que junto con su cabello negro y sus ojos rasgados, lo hace ver muy intelectual, es el novio de Tessa.

―¿Qué hay de Harun? ―pregunto―. El hermano de Blaze.

―Ah... ―Brett sonríe con nostalgia mientras mira su taza de café―. Harun siempre ha sido extraño y extremadamente tímido, aunque adorable, sin embargo, luego de que su hermana mayor murió... se volvió peor.

―Todos, Blaze, Brett, Harun y yo solíamos ser amigos ―cuenta Kyle―. Pero luego Bianca murió y... todo se vino abajo.

―Tenían una hermana... ―susurro para mí misma―. ¿De qué murió? ―pregunto.

Brett y Kyle se miran, como si estuviese decidiendo si decirme o no.

―Tuvo un aborto que salió mal ―dice Kyle finalmente―. Eso fue hace mucho, Harun tenía nueve años y Blaze tenía quince... desde entonces Harun no habla, con nadie... no está enfermo, no tiene ninguna enfermedad que le impida hablar, él simplemente no lo hace... tal vez solo no lo hace con nosotros, es muy raro para alguien de diecinueve años sufrir una condición psicológica de ese tipo. Bueno, no lo sé, tal vez no si nunca han buscado ayuda verdadera, pero Harun tiene mucho dinero, es raro que no asistiese a terapias y esas cosas.

Frunzo el ceño... he oído de eso, es como mutismo selectivo debido a un trauma de la infancia o algo parecido, debe haber pasado por un momento muy traumático que lo dejó de esa manera, probablemente tenga algo que ver con la muerte de su hermana o tal vez un suceso contemporáneo con ella. Realmente quiero saber más sobre todo esto, pero me preocupa ser una entrometida.

―¿Dónde vive? ―pregunto entonces.

Quiero verlo de nuevo, quiero agradecerle, tal vez hacerle galletas para agradecerle, aun siendo que le debo mucho, Blaze pudo haberme golpeado o algo peor y él me salvó, eso no es cualquier cosa... solo quiero volver a verlo.

―¿Para qué quieres saber eso? ―Brett alza una ceja.

Yo me miro las manos con timidez.

―Bueno... yo quisiera hacerle galletas para agradecerle por salvarme, quisiera hacer algo lindo por él... solo eso ―susurro.

Brett y Kyle se miran de nuevo, Brett asiente y Kyler me mira y dice―: Te daremos la dirección.

(...)

Algo que no me esperaba era que Harun viviese en uno de los edificios más lujosos de Nueva York, en la parte de Manhattan, en un Pent House al otro lado de la parte de la ciudad en donde se encontraba viviendo su hermano. Supongo que debí esperarlo ya que su familia tiene bastante dinero, por lo mucho que ha presumido Blaze... sin embargo, él me pareció un chico normal, no llevaba un Rolex o ropa y zapatos caros como su hermano. Pero de nuevo... él es diferente y eso pude notarlo desde que entró en el departamento.

En la recepción pregunto por él, tengo que identificarme con el encargado y todo. No podía esperar menos de estas personas ricas, siempre están impresionándome con todo su formalismo.

El encargado vuelve unos minutos después de que me identifico y me dice que puedo pasar. Se para junto a mí frente a la puerta del ascensor y cuando se abren las puertas, me doy cuenta de que hay alguien más adentro. El hombre me indica que entre amablemente y lo hago, presiona los botones por mí y me lleva hasta el piso de Harun.

Casi me siento nerviosa por verlo de nuevo; le he hecho galletas con chispas de chocolate para agradecerle su valentía, no estoy segura de que valga para algo como esto pero tal vez si lo discutimos ―de alguna manera―, podamos llegar a un acuerdo.

―Este es su piso, señorita ―me indica el hombre a mi lado cuando las puertas de abren en el último piso del edificio, fue un largo viaje.

―Gracias ―le digo.

Doy un paso dentro de aquel lujoso apartamento, mirando todo alrededor, fascinada; básicamente puedo ver todo Manhattan desde los grandes ventanales y podría vivir en su sala cómodamente con su sofá como cama porque en realidad es mejor que mi cama y la sala es más grande que mi apartamento definitivamente. Es algo simple su decoración, no tiene ni una sola planta y las cortinas son grises, los colores de los sofás no combinan ¿Pero quién puede pensar en eso cuando tienes una vista como esa? Sinceramente, yo no lo haría.

Estoy muy ocupada mirando la vista que no me doy cuenta cuando Harun aparece a mi lado y grito al verlo. Luego me pongo una mano en el pecho y suspiro aliviada.

Él levanta su mano y la mueve, intentando calmarme. Mi grito lo ha exaltado.

He leído que las personas con mutismo selectivo pueden ser un poco sensibles a los sonidos fuertes o a la luz. Porque sí, he estado investigando acerca de su condición, no quiero cometer errores... bueno, conscientemente, ya cometo muchos siendo bastante entrometida y un poco irritante. Me lo han dicho, no es como que Harun vaya a decírmelo también, pero me conozco. Probablemente ya lo he incomodado más de una vez.

―Lo siento, lo siento, no quise asustarte ―me disculpo frenéticamente.

Él se pone a escribir en su libreta de repente, lo que no me deja más opción que dejar que termine.

En ella pone: «No me asustaste. Y hola ¿Qué te trae por aquí? ¿Mi hermano está molestándote?»

Sonrío y le digo―: Hola para ti también... no, tu hermano no está molestándome, lo evité como por una semana y ya se ha dado por vencido... solo quería venir a verte y darte esto ―levanto el envase repleto de galletas que he preparado para él―. Es como un agradecimiento algo soso por lo que hiciste por mí.

Él toma el envase de galletas y lo mira con curiosidad, es como si nunca hubiese visto galletas en su vida. Me tomo mi tiempo para mirarlo con atención entonces; se ve mejor que antes, tal vez porque acaba de salir de la ducha por lo que puedo notar, su cabello está mojado aun y tiene una toalla pequeña colgada del cuello, lleva pantalones de pijama grises y un suéter azul marino y va con calcetines blancos. Sonrío al mirar sus ojos... son tan hermosamente extraños.

―Tienes los ojos color violeta ―murmuro sin saber por qué, debo parecer una tonta mirándolo de esa manera.

Él asiente. Sostiene la libreta y la apoya sobre el envase que le di, escribe de nuevo. En ella pone: «Antes de que preguntes: no sé por qué son de ese color, solo lo son».

Asiento comprendiendo.

―Son realmente bonitos ―le digo.

Él escribe «Gracias... ¿Quieres algo de tomar?»

―Ah... ¡Claro! ―asiento varias veces y lo sigo cuando camina hacia el sofá.

Se pone a escribir de nuevo: «¿Quieres leche? Para acompañar con las galletas». Yo encuentro el gesto de que quiera compartir las galletas algo muy dulce y asiento de nuevo. Él se retira por unos segundos detrás de la primera puerta del pasillo y cuando regresa trae dos vasos de lecho consigo. Tomo el que me entrega y entonces se sienta frente a mí, pongo el envase de galletas en la mesa de café y lo abro.

―Espero que te gusten... no soy la mejor haciendo galletas pero me salen más o menos bien ―le digo.

Él toma una y la prueba, después pone su pulgar arriba y me río. Yo pruebo una también y a partir de ahí nos mantenemos en silencio por unos minutos hasta que por fin me atrevo a hacer una pregunta.

―Harun... ―lo llamo, él mira atento―. ¿Puedo saber porque no puedes hablar?

Él me mira fijamente por unos segundos y luego frunce el ceño y niega con la cabeza.

―Oh, bueno, está bien... ―asiento comprendiendo que tal vez eso no era lo correcto para preguntar―. ¿Te has comunicado con Blaze? ―pregunto entonces.

Él niega con la cabeza.

―¿Ustedes son cercanos?

Vuelve a negar.

―Entiendo... ―me he quedado sin preguntas así que resoplo exasperada.

Pero él toma su libreta de nuevo y escribe: «¿Por qué estabas con Blaze?».

Bueno, no pudo escoger una mejor pregunta. Estoy algo avergonzada de tener que decirle eso pero aun así lo hago―: Porque soy una idiota... tu hermano me ofreció pagarnos las vacaciones a mí y a mis amigas así que salía con él porque estaba aprovechándome de eso... pero tu hermano no vale todo el dinero que iba a gastar en mí, ni con un millón de dólares volvería con él.

Él me muestra su libreta: «Entiendo, lo siento».

Yo asiento.

―¿Por qué... lo golpeaste, Harun? ―pregunto y realmente no sé por qué lo hago―. Sé que estaba haciéndome daño pero se vio como... si no lo hubieses pensado.

Él escribe: «Porque no lo hice... no lo pensé, yo simplemente no soporté verlo hacerte daño. Por eso prefiero ir cuando está solo, así no me meto en problemas con él. No me gusta cómo trata a las personas»

―No puedo creer que tú y él sean hermanos ―murmuro negando con la cabeza.

Él se ríe y se encoje de hombros; su risa es apenas perceptible, es como un susurro.

―¡Oye! ¿Puedes darme tu número? Quisiera mantenerme en contacto contigo ―le pido una vez que lo recuerdo.

Escribe: «¿Por qué?»

―Bueno... me caíste muy bien, quisiera saber más de ti ―me encojo de hombros.

Él mira extrañado por unos segundos y luego arranca un pedazo de papel de una hoja de su cuaderno y escribe algo él y me lo da; es su número. Sonrío y no puedo evitar saltar hacia el sillón en donde está él, justo a su lado, él se aparta instintivamente. Puedo decir que esta es una de las veces en que estoy siendo irritante y rara.

―Perdón ―digo alejándome un poco―. Es que tenía mucha curiosidad por conocerte, así que esto me emociona.

Él me mira como si no lo entendiese y se encoge de hombros.

―¿Quieres que me vaya? ―le pregunto, levantándome, él niega con la cabeza.

Escribe: «Está bien, me agradas».

No sé por qué eso me hace sentir tan bien.

―¿No vas a tener problemas con Blaze si somos amigos?

Harun se encoge de hombros y escribe: «Solo busco mi correspondencia en su casa, de resto, jamás nos vemos... no veo porque sea un problema. Está bien».

Asiento y me acerco, le doy un beso en la mejilla y me alejo de nuevo. No sé si es fue de demasiado. Pero lo miro para comprobarlo; él pasa su mano sobre su mejilla con un sonrojo sobre estas y luego se mueve más hacia la esquina del sillón. De acuerdo, él no es nada bueno tratando de manejar mi entusiasmo, eso lo comprendo.

«¿Quién te dio mi dirección?» pregunta entonces enseñándome la libreta de repente.

—Amigos de tu hermano —murmuro, tal vez debí haberlo dicho antes.

«Kyle y Brett» él escribe debajo de la pregunta y yo asiento. Él sonríe con nostalgia por alguna razón.

―¿Quieres hacer algo esta tarde? No sé, salir ―tanteo, como una tonta porque sé que esto es ridículo.

Él parece confundido... a veces pienso que yo soy demasiado entusiasta. Incluso fuera de mis límites.

―Bueno... tal vez después ―le digo.

Él se encoge de hombros.

―¿Entonces ahora?

Mira a los lados como si esperase encontrar otra respuesta pero vuelve a mirarme y se encoge de hombros de nuevo. Aprieto los labios y ladeo la cabeza; él es bastante adorable. Así que me levanto y le ofrezco la mano mientras miro hacia esos hermosos ojos violeta y suspiro; no voy a dejar de verlos por un buen rato.

―Ven, vamos a dar un paseo, Harun.


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