19. Un gran problema.
No he podido dormir en toda la noche.
Incluso cuando Harun se encuentra durmiendo a mi lado en el silencio de la habitación, no puedo conciliar el sueño. Es imposible después de enterarme de todo lo que vivió en el pasado. Prefiero quedarme despierta y verlo dormir como el ángel que es mientras pienso en lo feliz que estoy de que ya no tenga que vivir ese tipo de experiencias. Sí, me siento feliz pero también hay algo molestándome... hasta este momento no sé lo que es y tengo miedo descubrirlo. Es como la presencia de un problema que se avecina... quiero por mi bien y el de todos que solo sea mi imaginación.
Estoy a punto de quedarme dormida por fin cuando alguien toca a la puerta de la habitación. Frunzo el ceño, Harun se mueve pero no despierta, simplemente da la vuelta hacia el otro lado. Yo me levanto y miro la hora en mi celular; son las dos de la mañana ¿Qué podría querer cualquier persona a esta hora?
Me dirijo hasta allí y abro la puerta.
Es la nana de Harun.
―Lamento molestarte, Odette, pero tienes una llamada urgente ―me dice, puedo ver al padre de Harun detrás de ella de brazos cruzados―. Es de Nueva York ―ella me entrega el teléfono.
―¿Papá? ―es lo primero que dijo al responder.
―Uh, no, Odette, soy Rosalie ¿La señora del quinto? ¿Me recuerdas? ―la voz temblorosa de esta mujer me pone de nervios.
Es la mujer con la que papá sale.
―Sí, sí, por supuesto ¿Ocurre algo? ―interrogo con miedo―. ¿Papá está bien?
―No... Leo fue asaltado por unos hombres en una camioneta de regreso del trabajo, bueno, no lo robaron pero lo golpearon y lo dejaron muy herido. Está en el hospital justo ahora, fue hace unas horas pero solo hasta ahora pude encontrar el teléfono de la familia de Harun en sus contactos, acaba de despertar, así que me lo dio. Lamento avisarte a esta hora, cariño.
Mi corazón se encoge con preocupación y volteo a mirar a Harun quien se ha levantado y ahora está detrás de mí. Él también me mira con preocupación y mis lágrimas caen sobre mis mejillas.
―¿Está bien ahora? ―le pregunto a la señora Neeson.
―Sí, él está bien, está consciente pero su cabeza sufrió un gran daño y van a hacerle algunos exámenes, puede que tal vez necesite una cirugía ―me dice con su voz quebrándose―. Si puedes volver pronto, eso estaría bien. Él te necesita.
―Estaré allí en cuanto pueda, por favor, cuide de él.
―Lo haré.
Cuelgo la llamada lo más rápido que puedo y vuelo por la habitación para encontrar mi maleta y empezar a empacar.
―Necesito volver a Nueva York ahora, Harun ¡Es papá! Al parecer lo atacaron y lo dejaron mal herido y está grave ¡Tengo que ir con él, Harun! ―le digo, mis manos casi están temblando mientras intento meter ropa a la fuerza en mi maleta, él se acerca a mí y toma mis manos y las sostiene con delicadeza―. ¿Qué haces?
―Shh... ―acaricia mi mejilla con sus mano derecha―. Estará bien.
Mi corazón da un salto, porque aun no me acostumbro a escucharlo hablar. Sin querer sonrío pero también me pongo a llorar. Todo esto es demasiado para una sola persona. No debería ser legal el tener tantas alteraciones en la vida.
Harun me pide que me calme y que lo deje a él arreglar las cosas; al final ambos conseguimos un vuelo hacia Nueva York a media noche y tengo que estar todo el día llamando a la señora Neeson para verificar que papá se encuentra bien. No va a necesita una cirugía pero sí mucho reposo. Imaginarme todo el dolor que debe sentir no es fácil, cada vez que lo pienso quiero llorar.
Harun por su parte aun no puede hablar en frente de otras personas pero cuando estamos a punto de subirnos al auto de Aldo para volver al aeropuerto, él se para frente a su padre y lo abraza. Estoy justo a su lado así que puedo oír cómo le dice algunas palabras.
―Volevo solo dirti che mi mancherai da morire ―sus palabras son un susurro pero su padre las escucha perfectamente― Babbo, ti voglio bene.
Los ojos del hombre se llenan de lágrimas de repente y se lanza a abrazar a Harun de inmediato con tanto cariño que quiero llorar yo también. Él levanta la vista mientras lo tiene sujeto y me mira con una sonrisa en el rostro. Y modula un "gracias" con sus labios. Yo niego con la cabeza dándole a entender que no necesita agradecerme. Tal vez haya sido yo la que llevó a Harun a atreverse pero él también está haciendo un gran esfuerzo, así que este logro es de ambos.
Harun se despide de los demás y partimos inmediatamente hacia el aeropuerto. Aldo me da un gran abrazo antes de que subamos al avión y me hace prometer que volveré. Después del papeleo cuando por fin estamos en la comodidad de la zona de primera clase, Harun toma mi mano y la aprieta para darme consuelo. Yo le sonrío y me inclino hacia él para darle un beso en la mejilla pero él se gira antes de que mis labios lo toquen y termino besando los suyos. Me separo de él con una expresión de sorpresa.
―¿Ahora... haremos eso? ―interrogo con curiosidad.
Él asiente pero al mismo tiempo se encoge de hombros.
―¿De verdad... te gusto?
Él sonríe y se ríe y asiente.
―¿Ahora... vas a hablar de verdad... con todos?
―Um... ―él mira hacia arriba―. Es difícil... pero... tal vez, en... algún tiempo.
―Tómate tu tiempo ―le digo colocando mi mano sobre la suya―. A papá le va a alegrar escucharte.
―Mmm... ¿Crees... que fue Blaze? ―me pregunta de repente.
Yo volteo a mirarlo porque totalmente había olvidado la posibilidad de que se tratase de algo que Blaze tramó. Y si lo pienso bien, es posible, porque si fue capaz de incendiar mi apartamento con mi padre dentro eso significa que no tiene miedo de intentar matarlo una segunda vez. No puedo creer que no lo pensé antes.
―No lo sé... pero si lo fue no siento la más mínima pizca de lástima por lo que ocurrió en el pasado ―dijo apretando mi asiento con ambas manos, con mucha fuerza.
―Yo... ―él suspira―. Tengo sospechas pero... aun... no puedo creer que mi hermano sea así.
―¿No siempre fue... malo contigo? ―le pregunto.
Harun sonríe a medias.
―Solía llorar... mucho ―me dice, su voz se vuelve triste pero aun sigue siendo un leve susurro―. Mamá solía fingir que él no existía. Nunca se veían, papá hacía lo posible por mantener a Blaze alejado de mamá pero él aun así quería verla y cuando por fin la encontraba... ella fingía que no existía, fingía que no lo veía.
―Vaya... ―murmuró.
Mis ojos se ponen llorosos porque aunque sea Blaze de quien habla, la situación es desgarradora. Supongo que en cierta manera no se puede culpar por haberse vuelto de la manera en que es si vivió con el rechazo de su madre. Sé que nada debería ser una excusa para tratar mal a los demás y hacer este tipo de cosas pero creo que esto tuvo mucho que ver con el Blaze actual. Es una pena... desearía que las cosas hubiesen sido mejores para él. Aunque tal vez... yo no estaría aquí de ser así. Pero... sí, si esto no estuviese pasando, todo estaría mejor.
Y no es que me arrepienta de conocer a Harun. No lo hago, para nada. Sin embargo, admito que ni nada de esto estuviese pasando estaría más tranquila.
―Quiero creer que no ha sido él ―murmuro.
―Yo tampoco ―dice Harun―. Pero no sé en quien más pensar...
Yo volteo a mirarlo.
―Oye... ―tomo su mano a través de la mesa y le sonríe―. Se me olvidó decirte, con todo lo que está pasando, que tu voz es hermosa ―levanto su mano y la besa en el dorso, él sonríe y voltea la palma para acariciar mi mejilla―. Tengo que preguntarte algo...
―Adelante ―susurra.
―¿Yo te gusto?
Mis mejillas se enrojecen y las de él también. Ambos reímos y bajamos la cabeza pero su mano continúa acariciando mi mejilla.
Él asiente luego de unos segundos.
―¿Siempre te gusté?
Él asiente de nuevo pero mueve los hombros como si no estuviese seguro.
―Me gusta... tu personalidad ―dice―. Eres hermosa y... eres inteligente. Me gustas... pero... tenía miedo, porque me recuerdas mucho a Bianca también... no quería confundir eso. Pero mientras más estoy contigo me doy cuenta de que no eres Bianca y que verte como ella es un error. Tenía miedo de terminar de aceptarlo.
Sonrío ampliamente y mi corazón se llena de pequeñas chispas que se encienden entre toda la pena y la preocupación. Harun realmente hace que todo sea mejor. Incluso en momentos como este, siempre hace que me sienta como que hay esperanza.
―Tenemos que hablar de muchas cosas pero... lo haremos luego ―le digo―. Te quiero.
―Ti amo ―susurra él antes de inclinarse sobre la mesa y posar un beso inocente sobre mis labios.
Tal vez podría volver a desmayarme y eso resumiría como me siento justo pero me perdería de ver a Harun y no es algo que quiera hacer.
Cuando llegamos al aeropuerto, Harun y yo esperamos nuestro equipaje con impaciencia y él ya le ha pedido a su amigo el taxista que venga por nosotros pero las cosas se hacen más difíciles cuando mi maleta no sale por el dispensador de equipaje y me pongo nerviosa. Inmediatamente le digo a Harun que me espere en el taxi mientras voy a preguntarle a alguna persona encargada por ella. Tengo que hacer una fila para hablar con ellos y muevo mi pie de arriba abajo mientras espero, estoy comenzando a pensar que la maleta realmente no me importa tanto.
Justo cuando estoy por darme por vencida, un gran hombre rubio y vestido con traje aparece ante mí. Su mirada es fría, como el hielo y tiene una estructura similar a los hombres de la familia Cavalcanti. Honestamente, me da algo de miedo, así que retrocedo pero entonces choco con alguien más, alguien que me sujeta por los brazos y pone algo puntiagudo contra mi espalda.
Este hombre, con su porte elegante y su fría mirada se acerca hacia mí y pone mi maleta delante de él.
―Es un gusto por fin conocerte en persona, Odette Diane Harper ―me dice con un fuerte acento italiano―. Lamentamos profundamente lo que le ocurrió a tu padre. Tranquila, se pondrá mejor ―él extiende una mano hacia mí y enreda uno de mis mechones en su dedo―. Aunque, Harun no podrá decir lo mismo de ti.
Papá, perdóname, no podré llegar a verte para cuidar de ti... creo que me he metido en un gran problema.
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