Realmente odio salir con Blaze Cavalcanti.

Es odioso, es rico y odioso pero salgo con él por una razón en particular; el dinero que pagará para nuestras vacaciones de primavera. Estuve trabajando como mesera en tres lugares diferentes antes de conocerlo, él y sus amigos solo quieren llevarnos de vacaciones para aprovechar el momento con nosotros y tomar ventaja, y aunque lo sabemos, realmente queremos disfrutar nuestras vacaciones, hemos trabajado desde que tenemos edad para hacerlo y esta vez, queremos disfrutar el dinero, sin embargo, ninguna de nosotras llega a juntar lo suficiente entre todas las responsabilidades que tenemos; yo necesito ayudar a papá con dinero, Kathy tiene hermanitos a quienes mantener y Tessa tiene que mantenerse a sí misma pues sus padres murieron hace mucho y la mitad de todo el dinero que gana es para gastos que suelen pagar los padres; como arriendo, luz, agua, comida y cosas para la escuela, lo cual no le deja mucho para caprichos.

Hemos tenido la suerte de ser lo suficientemente bonitas para que esos tres chicos ricos se fijasen en nosotras ese día en la cafetería; yo sabía que solo éramos un juego para ellos pero cuando propusieron pagar todos los gastos, simplemente tomamos lo oportunidad; no somos santas, no aspiramos a serlo nunca y aunque sabemos que lo que hacemos no está bien lo hacemos porque por una vez en la vida, nosotros es en lo único que pensamos, ser egoísta a veces no está mal, tal vez no de esta manera ¿Pero qué más da? Ha funcionado hasta ahora pero casi no puedo soportar salir con Blaze. Él es el peor de todos.

Brett y Kyle están bien, ellos son relativamente normales, divertidos, mucho menos presumidos pero Blaze es simplemente insoportable. Yo decidí ser quien se quedase con él puesto que reconozco ser la más tolerante. De ser Tessa la que estuviese en mi lugar ya hubiese arrancado sus ojos y de ser Kathy ya hubiese entrado en depresión con sus constantes arranques de idiotez donde me rebaja a nada más que una pobre chica necesitada. Por suerte, hace esos comentarios por lo bajo y hasta ahora, he podido soportarlo... no quiero plantarle cara, jamás me ha puesto una mano encima pero si llegara a ocurrírsele podría volarme por los aires.

No quiero otra primavera con mis amigas y yo trabajando como locas, quiero que nos divirtamos como chicas universitarias normales así que voy a soportarlo por un tiempo más. A veces es dulce pero sé que todo es una fachada, tal vez si finjo que es verdad no me moleste tanto, al principio eso fue lo que pensé pero su idiotez no puede llegar a un nivel más alto.

Me encuentro en su casa esperando a que termine de hablar con alguien que está en la puerta. Aunque yo no escucho una conversación, Blaze solo lanza insultos a diestra y siniestra que van desde incompetente hasta retrasado y me siento realmente mal por quien sea que esté recibiéndolos. No quiero averiguarlo tampoco así que me quedo en la sala, aunque lo que realmente quiero es irme.

Sé que él volverá aquí e intentará algo conmigo pero no lo dejaré y volverá a insultarme y aunque siempre lo ignoro y finjo que todo está bien, ya no quiero hacer eso, es demasiado degradante y estoy actuando como alguien sin dignidad. Probablemente lo soy. Todo esto empezó como un simple juego pero ha alcanzado un nivel que hasta yo soy incapaz de soportar.

―De acuerdo, pasa, idiota ―oigo decir a Blaze y luego aparece por la puerta, furioso―. La próxima vez espero que abre de una vez la jodida boca y hables para avisar que vendrás aquí ―espeta de mala gana, como todas las veces que abre la boca.

Es como si algo lo estuviese molestando excesivamente y tratándose de él, es decir bastante.

Un chico viene detrás de él; luce similar a él pero es como una versión más joven y tímida, es tan guapo como Blaze pero apagado, trae un suéter gris con capucha y pantalones de pijama con zapatillas deportivas. Su piel está muy pálida, como si estuviera enfermo, tiene ojeras debajo de los ojos y el cabello negro y espeso le cae sobre la frente; me llama la atención que sus ojos sean de un color extraño... son como violetas. No estoy segura, porque no puedo verlo claramente pero por un momento lucen de ese color.

Me quedo intrigada por sus ojos mientras lo veo caminar hasta la mesa de café. Él actúa como si yo no existiese en esa habitación, solo se inclina y recoge un montón de sobres que están sobre la mesa de café, por alguna razón las manos le tiemblan y se le caen al piso. Parece nervioso. Me pregunto si este chico es en realidad pariente de Blaze, aparte del parecido físico no hay nada en lo que se compare.

Voy a inclinarme y ayudarlo pero entonces Blaze sujeta mi brazo con fuerza y tira de él para ponerme de pie.

―¡Ay! ―me quejo tirando mi brazo para alejarlo de su agarre.

―Deja de quejarte, vamos... ―me jalonea contra él y me obliga a caminar pero me resisto plantando mis pies al piso.

―Espera, ya no quiero, me voy a casa...

Blaze me suelta y gruñe, viéndose bastante frustrado.

―¡Estoy harto de que siempre termines yéndote a casa! ―exclama alzando los brazos―. ¡Ya basta, Odette! Estoy cansado... ¿Para qué crees que salgo contigo? ¡No me molestaría en voltear a mirarte si no tuviera una razón en particular! ¿Qué no lo entiendes? ―él me toma el brazo de nuevo y aprieta fuerte haciéndome soltar un quejido―. Esto es para lo que sirven las chicas como tú... no hay más para ti que este mundo, venderte por dinero...

Me hago para atrás e intento zafarme de su mano. Esto es todo lo que puedo dar; su mano es demasiado grande, en vuelve mi brazo completamente y me está haciendo daño, inmediatamente sé que tengo que salir de aquí porque sus ojos brillan de furia como si estuviese a punto de golpearme, su mano aprieta sobre mi brazo un poco más fuerte y estoy segura de que dejará un moretón, así que trato de golpearlo con mi otra mano; lo intento pero no funciona, sigue tirando de mí pero de repente él me suelta y es porque ha sido lanzado al piso con un fuerte y sonoro golpe en la mandíbula. Parpadeo varias veces para intentar asimilar lo que ha ocurrido y me doy cuenta de que ha sido el chico que recogía los sobre de la mesa el que lo ha golpeado.

Ese chico que parecía estar enfermo ha golpeado a Blaze tan fuerte que ha terminado en el piso, tan aturdido como yo lo estoy en ese momento. Blaze levanta la mirada, por un momento parece incrédulo pero luego cambia y todo lo que deja ver es furia en cuanto se pone de pie. Incluso está resoplando, como un toro furioso. Cuando se levanta, el chico da dos pasos hacia atrás porque sabe tanto como yo que Blaze va a atacarlo.

Y porque siento en mi alma que se lo debo, tomo mi bolso al mismo tiempo que el brazo del chico y tiro de él hacia la puerta principal. Ambos corremos escapando de Blaze que viene como un toro hacia nosotros, por suerte la puerta está abierta lo que nos da una ventaja. Cuando llegamos al pasillo sujeto la mano del desconocido lo suficientemente fuerte como para que él se queje pero no lo hace.

Corremos hacia el ascensor por el pasillo, las puertas casi se cierran mientras tratamos de alcanzarlo, puedo escuchar a Blaze gritar todo tipo de insultos detrás de nosotros, casi nos atrapa pero llegamos al ascensor y logramos pasar a través de las puertas antes de que se cierren y cuando por fin se cierran, lo hacen justo en la cara de Blaze.

Mi corazón late como loco, como un millón de caballos corriendo. Mi mano está sudada y esto lo noto porque está contra la de él; el chico que me salvó. Lo miro entonces; está hiperventilando tanto como yo mientras niega con la cabeza. No dice nada.

Sonríe y me río, él me mira como si estuviese loca y ahí es cuando salto sobre él y lo rodeo con mis brazos, abrazándolo y riéndome porque me siento como la heroína de una película.

Pero no lo soy, yo iba a dejar que Blake me golpease porque no podía hacer nada, este chico es el verdadero héroe.

―Gracias ―susurro contra su hombro, él abre sus brazos y me recibe aunque no me abraza de vuelta, sus brazos se mantienen alejados de mi cuerpo como para hacerme espacio suficiente y que no los toque―. Gracias, muchas gracias ―repito y me pongo de puntillas para darle un beso en la mejilla.

Me alejo y lo miro a los ojos, tiene la cara sonrojada y está sudando. Es realmente muy guapo. Y sus ojos... son violetas ¡Malditamente violetas! ¿Es eso posible? Son de un hermoso color violeta con algunas manchas marrones en el centro alrededor de su pupila... jamás vi unos ojos como esos, jamás vi a alguien como él. Su cara es como la de un dulce niño con ojos violeta y el pelo negro le cubre la frente y sobresale un poco por debajo de su capucha, está algo húmedo ahora pero se nota que es lacio.

―¿Cómo te llamas? ―le pregunto, hipnotizada por sus ojos aún.

Él se queda mirándome por unos segundos y luego baja la cabeza.

―¿Eres familiar de Blaze? ―interrogo.

Él asiente.

―¿Eres su hermano?

Asiente de nuevo.

―¿Y cómo te llamas? ―le vuelvo a preguntar.

Él niega con la cabeza.

―Por favor... ―suplico, realmente quiero saber su nombre.

Suspira y saca un papel de su bolsillo, está doblado y arrugado, como si hubiese estado mucho tiempo ahí, lo desdobla y me lo muestra. Tiene escrito el nombre de «Harun Cavalcanti». Sonrío entonces, es cuando me doy cuenta de que realmente no puede hablar.

―¿Ese es tu nombre? ―pregunto.

Él asiente.

―¿No puedes hablar? ―interrogo entonces.

Él niega con la cabeza.

―¿Puedes escucharme?

Él asiente.

―Solo no puedes hablar...

Asiente de nuevo.

―Bueno, muchas gracias, Harun Cavalcanti ―digo―. Me llamo Odette Harper.

Las puertas se abre y él toma mi mano de repente, me doy cuenta de por qué cuando oigo los gritos furiosos de Blaze bajando la escalera. Ambos corremos tan rápido como podemos hacia la puerta de salida del edificio. En Nueva York es muy difícil encontrar un taxi pero Harun aparentemente tenía uno esperando por él, me empuja dentro de este tan rápido que termino aplastada contra la puerta del otro extremo, Blaze viene hacia nosotros pero el taxi arranca como si se le fuera la vida en ello en cuanto Harun cierra la puerta.

Suspiro tranquilamente y me recuesto contra el asiento.

―Gracias de nuevo, Harun ―paso mi brazo alrededor de su cuello y pego mi mejilla con la suya―. Eres un gran chico.

―¿Se puso loco otra vez? ―pregunta el taxista―. ¿Quién es la chica, Harun? ―interroga, cuando suelto a Harun, él está mirando a través del retrovisor.

Es un hombre mayor, parece amigable y también parece que conoce a Harun.

Harun asiente y busca algo en el asiento, encuentra una libreta en el piso y la recoge, saca un bolígrafo de uno de sus bolsillos y escribe algo en la libreta. Luego se lo muestra al hombre que mira alternadamente hacia el camino.

―¿Es la novia? ―el hombre se ríe―. ¿Cómo ese monstruo encontró una chica tan bonita? ―nos mira a través del espejo retrovisor de nuevo.

―En mi defensa, yo solo quería ir de vacaciones ―susurro cruzándome de brazos, desviando mi mirada hacia la ventana.

―Bien, después me contarás que pasó, Harun ―dice el hombre―. ¿A dónde los llevo?

Harun me mira y luego escribe en su libreta: «Te llevará a donde quieras, yo lo pagaré».

―Am... Puede dejarme en la estación...

Harun niega frenéticamente con la cabeza y vuelve a escribir: «No, te llevará directamente a tu casa».

―De acuerdo ―asiento.

Le doy mi dirección al taxista y él me lleva con gusto hasta allá, por otro lado, Harun no vuelve a escribir para comunicarse conmigo. El auto me deja frente a mi edificio y suspiro al ver el taxi alejarse.

¿Por qué me siento como si estuviese vacía? Acabo de conocerlo pero siento que necesito conocerlo mejor... pero eso es estúpido, no me ha dado su número ni ninguna manera de contactarlo, ni siquiera puedo preguntarle a la única persona que me diría porque sé que ahora está queriendo matarme.

Me siento muy intrigada respecto a Harun Calvalcanti... realmente quiero averiguar que oculta.

Lo único que sé ahora es que es mi héroe.