2.Nuevo comienzo
♠️Haru♠️
En mi segunda vida les pedí a los demás irnos a otro lugar diferente al cual en mis anterior vida ocupamos, creyendo que evitaría la misma tragedia...
Mucho más profundo en el bosque comenzamos el nuevo hogar, jamás les comenté lo que pensaba que había pasado, pues no estaba segura de sí era real o solo un sueño, pero cuando desperté ya sabía sus nombres y todo lo relacionado con ellos. Oculté mi miedo y mis pensamientos solamente para mí.
Al cambiar la ubicación y haber hecho nuestro nuevo hogar en otro lugar, no cambió nada el hecho de un ataque sorpresa en medio de la noche, mientras dormíamos escuchamos los gritos de Ben, Albert y Benjamín, quiénes en esa noche vigilaban alrededor.
Gritaban que estábamos bajo ataque, todas nos levantamos, y al salir, todo era consumido por las llamas rojas que quemaban todo a su paso, mientras yo miraba como todo se acababa de nuevo, Luz y Amber me tomaron de las manos para salir huyendo, pero Luz ya era mayor y no pudo más; cayendo al suelo, en el silencio y oscuridad del bosque, nos pedía con lágrimas en los ojos que huyeramos, pero era horrible siquiera pensar en dejarla aquí, Amber se arrodilló con ella en un abrazo, pero cuando las luces de las antorchas se veían a los lejos, Luz nos miró directamente a los ojos.
—Corran por favor, mis niñas —nos susurraba en lágrimas mientras nos tocaba a ambas las mejillas —, Vivan, vivan por nosotros.
Amber y yo corrimos, pero por más que corrieramos inevitablemente ambas fuimos capturadas y llevadas de vuelta, tuve que ver cómo todo fue consumido por las llamas, pero nada fue más impactante que ver las cabezas de Benjamín, Ben y Albert en estacas clavadas en el suelo.
Los gritos de Luz y Amber eran desgarradores, mientras que yo solo pude caer de rodillas al suelo, sin poder pronunciar palabra alguna. De repente la voz de Amber fue silenciada, buscando en su dirección sentí mi alma salirse de mi cuerpo y un dolor dentro de mí se albergó, el cuerpo de Amber caía en un golpe seco y al mismo tiempo su cabeza rodó por el suelo, retuve un grito de mi garganta, los sollozos hacían que mi cuerpo temblara.
En mi segunda vida morí decapitada luego de ver a todos mis seres queridos muertos...
En mi tercera vida morí quemada, con todos los demás...
En mi cuarta vida, cuando vi a aquel hombre de ojos rojos que me miraba con furia directo a los ojos, noté que no solo eso fue lo único que cambió con el pasar del tiempo; pues al caminar más allá del bosque, lejos de todos los lugares que una vez señale para vivir y en la cual siempre moríamos luego de cumplir quince años, en aquellos lugares donde siempre los llevaba a una muerte segura, más allá de todos esos lugares, conseguimos algo que jamás en aquellas antiguas vidas vimos, personas, muchas personas.
Alrededor de unas 30 personas habían creado un pequeño refugio a las afuera del bosque, lejos del río; era un sitio próspero para haber sido suscitado en tan poco tiempo, parecía irreal y una mentira. Allí decidimos vivir, pero esta vez yo no lo pedí con el miedo de que mis decisiones los volvieran a asesinar.
Mientras los días pasaban mis miedos me consumían hasta el punto de creer volverme loca, mi mente me traicionaba en las noches donde las pesadillas tocaban mi puerta, todos se preocupaban por mí, pero ya eran inevitables y se volvieron costumbres en mis noches.
Con los años el pueblo creció y las cosas fueron diferentes a cuando estábamos los cinco; Benjamín se casó con una mujer que conoció en esta vida, Luz vivía feliz con Amber quien estaba a punto de dar a luz su primer hijo luego casarse con un hombre maravilloso llamado Spencer Tracy, Albert vivía con Ben en las afueras del pueblo donde había un pequeño sector de vigilancia para prevenir ataques sorpresas, de ellos nos separamos casi al llegar aquí, pues ellos quisieron ayudar con la seguridad del pueblo. Yo vivía sola, lo más lejos del refugio mientras Amber, Luz y Benjamín vivían en la parte central del refugio que con los años se volvió casi un pequeño pueblo.
Yo fui alejada por el líder del pueblo que pensaba que era peligroso tener a alguien como ''yo'' cerca, ya que según él, las personas podían llenarse de miedo fácilmente y causar caos, con base al miedo que causan mis gritos a media noche por las pesadillas y las cosas que hablaba mientras dormía, así fue como comencé a vivir sola.
Al principio creí que eran crueles y me llené de mucho más miedo sola en aquellas cuatro paredes que representaban mi hogar y mi propia celda, pero fue inevitable; era eso o que me echarán de pueblo y si me iba del pueblo los demás irían tras de mí... "o eso era lo que quería creer", en fin, no quería que eso ocurriera, podía arriesgar fácilmente mi felicidad por la de ellos.
Con el pasar del tiempo me acostumbre poco a poco, Luz y Amber vienen a visitarme seguido, Benjamín me ayudó a construir mi hogar; La casa no es grande, solamente tengo un espacio donde duermo y cocinó, a las afuera está un pequeño espacio que utilizó como baño y un pequeño jardín donde cultivo pequeñas cantidades de hortalizas y frutas...
Jamás les conté sobre las regresiones y tampoco hice algo para cambiar las cosas, pues las personas del pueblo me veían como una persona loca a la que tenían que mantener lejos y yo no deseaba que ellos también me vieran de esa forma.
Cuando cumplí quince estaba tan asustada que no podía dormir y no lograba calmarme con nada, les prohibí a Luz, Amber y a Benjamín visitarme, pero milagrosamente pasaron seis meses de mis quince años y no pasó nada, lo que me hizo pensar en una pequeña luz de esperanza y así pasaron los años.
Cuando cumplí veinte años logré superar mis miedos y darme la oportunidad de vivir con aquella esperanza.
El pueblo próspero y yo cambié el miedo por ilusiones...
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Actualidad
—Al fin los veré, ha pasado ya tanto tiempo de la última vez que los vimos —Luz mira con ilusión a la nada mientras detiene su tejido; para luego observarnos, nos mira expectante sobre el tema, no queriendo dejarlo pasar.
Las tres nos encontramos tomando té de pino en el hogar de Amber, el lugar era pequeño, pero acogedor, solo poseía dos habitaciones, una cocina y la sala donde nos encontrábamos las tres charlando, junto a la chimenea; el frío estos días había sido espantoso.
—Si, aunque Albert siempre me envía cartas preguntando por Amsper, sé que está inevitablemente loco por conocer a su sobrino —responde Amber con un brillo en sus ojos, Feliz por la futura llegada de los chicos.
—¡Si, es un hecho que estará feliz! —comentó entre risas al imaginar la ilusión de Albert y la impresión que se llevará al descubrir que su sobrino es idéntico a él —. ¿Aún no saben si Ben vendrá con él?
—Aún no lo sabemos, Benjamín no nos ha querido decir —Luz hace una mueca de desagrado —, Desde que se casó ahora solo vive y piensa en nada más que en su mujer, tan desagradable.
Amber y yo nos miramos y sonreímos con diversión, ya que Luz parece una suegra celosa por la pareja de Benjamín, que desde que apareció acaparó toda su atención.
Luego de pasar un rato con ellas y cenar con la familia de Amber. Decidí irme, puesto que era muy entrada la noche, mientras camino a mi casa. Comienzo a pensar en lo divertido que fue hoy y se aprieta mi corazón con la alegría de volver a ver a los chicos, me siento tan plena...
Tengo ya más de dos meses trabajando en un pequeño restaurante, la dueña es una gran persona y las personas son muy amables, siempre al terminar mi turno me dirijo a la casa de Amber donde paso el resto del día.
Cuando llego a casa enciendo las antorchas, odiando la oscuridad que se asienta en esta casa. Me comienzo a desvestir para cambiarme por algo más grueso ya que hace mucho frío en estas temporadas; tomo un libro que me regaló la dueña del restaurante y empiezo a leerlo; el libro trata sobre un hombre que se enamora de un pájaro; es un libro muy interesante donde el hombre no soporta la idea de un día no volver a ver el pájaro y lo encierra, pero el pájaro, habiendo perdido su único sentido, muere encerrado...
Todo está oscuro, a lo lejos escucho una voz tan seductora y atrayente, me siento en el aire, como si flotara:
—Eres mía.
—Eres mía.
—Serás mía, tarde o temprano.
—Pronto serás mía...
Constantemente esa voz me susurraba al oído, haciéndome sentir extrañamente.
Deseo, era lo que sentía, deseo que siguiera hablándome...
Me levanto sin aliento de golpe, mi cabello estaba empapado pegándose a mi rostro, estaba sudada y con la respiración agitada; no era una pesadilla y eso me alivio, miró a mí alrededor, al parecer está amaneciendo, me vuelvo a tirar en la cama para calmarme y pienso en la voz, era una voz que jamás había escuchado, así que no sé de quién era, pero me hacía sentir extraña, deseando volver a escucharla una vez más...
Los días siguieron pasando y se convirtieron en semanas, mis días siguieron un ritmo entre el trabajo, visitar a Amber y a Luz, para luego ir a casa como todos los días, llegando a ser fastidiosa aquella monotonía...
El día en que los chicos debían llegar ¡Llegó! Estaban muy cambiados y más maduros, por su llegada celebramos una cena de bienvenida en la casa de Benjamín. Justo mientras me arreglo para la ocasión, me decidí por un vestido negro que me había regalado Luz. Muy bonito, era largo, con finos tirantes y se acoplaba a mi cuerpo gracias al corsé y dejé mi cabello suelto cayendo así hasta abajo de la cintura, lista me dirijo a casa de Benjamín.
Todos cenamos como tantas veces lo hicimos en mis vidas pasadas; en familia y ahora con nuevos miembros, nadie se imaginaba lo feliz y aliviada que estaba con todo esto. En el transcurso de la noche sentía las miradas constantes de Ben; a donde fuera me seguía aquella intensa mirada, era inevitable no sonrojarme, sentía mi cara caliente. Y en algún momento de la noche empezó a caminar en mi dirección.
— Wow... ¡Estás muy hermosa! veo que has cambiado mucho —Ben me mira un poco más del necesario y seguido de esto toma asiento a mi lado.
Todos estamos en el pequeño jardín de Benjamín; Luz estaba con la esposa de Benjamín hablando bajo un árbol, Benjamín estaba hablando con el esposo de Amber, Albert estaba jugando con su sobrino en el medio del jardín mientras Amber los miraba desde su asiento lejos de nosotros.
—Tú también has cambiado mucho —lo miro con gracia —, Estás tan viejo que ya veo arrugas —señalo su rostro con mi dedo. Ben toma mi dedo entre su mano, por un momento su semblante se pone serio y luego comenzó a reír sin poder resistirse más al mal chiste.
Se inclina a mi oído para susurrarme:
—En cambio, tú estás mejor que nunca —suelta con una sonrisa coqueta.
Nuestras miradas se quedan luchando a ver quién sale vencedor; en una ridícula guerra de miradas tan infantil como fascinante, mi cara se pone roja, él lo nota y sonríen tan pícaramente que me hace quitar la mirada resultando la perdedora. La noche continua entre risas, bailes, conversaciones, etc. Pero todo llega a su fin.
Cuando decidí irme a casa, Ben se ofreció a llevarme y en el trayecto Ben tomó una de mis manos, me encontraba tan nerviosa, quería decir tantas cosas, pero ninguno pronunció alguna palabra, al parecer no hacía falta...
Los días pasaron y Ben siempre me acompañaba a casa luego de visitar a Amber y a Luz. Pasaron dos semanas y ya pronto se iría de regreso a la zona de vigilancia; que con el pasar del tiempo cada vez más personas se unieron logrando un pequeño ejército capaz de luchar si alguna vez llegaban a aparecer aquellos hombres...
En mis vidas pasadas por más que preguntaba nadie de nosotros sabía, todos recuerdan lo mismo, que un día tuvieron que huir de sus hogares y aquí no era diferente, nadie sabía nada y era tabú preguntar pues causaría pánico en las masas.
Con el pasar de los días me sentía cada vez más ansiosa, pues Ben se iría en dos días y en todo este tiempo junto a él me había sentido tan bien que deseaba detener el tiempo, ''descubrí que me gustaba Ben'', así que decidí que si él no daba ningún paso yo lo daría, aunque no estaba segura de si yo le gustara.
Luego de salir del trabajo no fui a casa de Amber; sino que fui directo a mi casa, limpie todo el lugar, tomé un baño y traté de ponerme guapa para Ben, deseaba que él notará mi esfuerzo y diera el primer paso a confesarse si es que tenía algo que confesar, claro.
Al llegar la noche tocaron la puerta y al abrir se encontraba un Ben preocupado por no haberme encontrado ni en el trabajo, ni en la casa de Amber, de eso estaba segura.
—¿Estás enferma? —preguntó preocupado poniendo su mano en mi cabeza para comprobar la temperatura.
Sin darse cuenta del vestido sensual que tenía, que era de un color piel; la tela era fina y delicada, dejándome casi al descubierto, ni cómo había arreglado mi cabello, el que siempre estaba lacio, pero que esta vez estaba con ondas.
Lo miré con burla y tomé su mano alejándola de mi cabeza.
—¡Estoy bien! —lo miré con firmeza para que no hubiera dudas y el solo suspiro cediendo —. ¿Quieres entrar? —pregunté.
—Está bien, te creeré —respondió mientras pasaba por mi lado.
Ben se sentó en un pequeño sillón al lado de la cama y yo tomé asiento a su lado, no había muchos muebles, solamente una pequeña cama bajo de la ventana donde me senté; una mesita de noche justo al lado y delante de ella el pequeño sillón que ocupaba Ben muy cerca de la cama, en la esquina cerca de la puerta de entrada se encontraba una pequeña cocina de leña más una mesa con tres sillas.
—¿Tenías planeado salir? —preguntó Ben.
—No, solamente estaba probándome el vestido —no tuve el valor de decirle que me había vestido así para él y nada más pude pensar en que al fin se había dado cuenta, lo que significaba misión cumplida.
—Te queda muy bien —me miró fijamente lo que hizo que mi corazón latiera rápidamente sonrojándome al instante —, Aunque siempre te ves bien, eres muy hermosa —susurró suavemente esas últimas palabras, lo que me hizo sentir miles de mariposas dentro de mí.
—Gracias, tú también eres muy guapo —respondí torpemente queriéndome dar contra la pared, por favor cerebro funciona.
Seguimos hablando por varias horas hasta que de pronto él pronuncia las palabras que más ansiosa me ponían.
—En dos días me iré de nuevo —me miró con una mezcla de tristeza y algo más que no supe que era.
—Lo sé, te extrañaremos mucho —comenté con tristeza.
—¿Tú de verdad me extrañarás?
Lo miré tan seria y con el corazón a mil.
—¡Por supuesto que te extrañaré y no te imaginas cuánto!
Todo quedó en silencio y me sentí tan incómoda, sentí que había dañado el ambiente, tan agradable que teníamos.
De pronto Ben se movió quedando totalmente de frente a mí haciendo que nuestras piernas se tocarán y no siendo suficiente con aquel roce insertó una de sus piernas en el medio de las mías haciendo que estuviéramos tan cerca el uno del otro.
Todas mis alarmas se activaron, mis latidos se volvieron incontrolable y lo miré con la cara llena de confusión y sorpresa, él solo me miraba con su rostro totalmente serio, mientras poco a poco se acercaba a mí y de pronto sus labios estuvieron encima de los míos, lentamente empezó a mover sus labios.
Sin poder seguir aguantando la respiración, me separé y miré a Ben; quien estaba tan agitado como yo tratando de conseguir aire, con sus labios hinchados y rojos por los besos, sin pronunciar alguna palabra volvió a besarme, esta vez con más demanda y más rudeza.
Poco a poco estaba tratando de inclinar mi cuerpo con el suyo, forzando a acostarme en la cama mientras él estaba encima de mí, sentía como sus manos tocaban todo mi cuerpo haciendo que me volviera loca de deseo, sus labios bajaron hasta mi cuello haciendo un camino de besos hasta mis pechos, mis manos deseosas por tocarlo tomaron su cabello con fuerza.
Sus besos me estaban matando cuando de repente paró, se levantó y me miró profundamente.
—Dime si quieres parar, porque si seguimos yo no podré detenerme —no sabía a qué se refería, la verdad, yo solo quería que él siguiera haciendo todo lo que me estaba haciendo, así que solo asentí.
El suspiro con fuerza y en menos de un segundo se quitó rápidamente su camisa mostrándome su cuerpo, tan perfecto para mis ojos, seguido me quito el vestido, no entendía lo que estaba haciendo, únicamente sabía que quería más de aquel hombre que estaba ante mí.
Ben volvió a besarme y esa noche me entregué completamente a Ben...
Al amanecer cuando desperté no podía creer lo que había hecho; fue tan maravilloso, aunque mi cuerpo dolía. Ben estaba en mi cama y únicamente pude observar lo hermoso que era.
Cuando Ben despertó esa mañana volvimos a hacerlo, besaba cada parte de mi cuerpo con tanta ternura.
De repente Ben se detuvo y me miró a los ojos...
—Haru cásate conmigo —quedé sin habla, esto jamás me lo esperé.
Entre lágrimas solamente pude contestar un simple SÍ...
Los días pasaron y Ben se fue...
Y yo, con la esperanza de que en su próximo regreso daríamos la noticia de nuestra futura boda; pues así lo había querido Ben.
Una noche luego del trabajo y de visitar a Amber llegué a casa con una carta de Ben en mi bolso, luego de cambiarme de ropa, me puse cómoda en la cama y comencé a leerla:
Mi querida Haru, mi gran amor.
Espero estés bien, yo tu amado no logro sacarte de mi mente.
Sé que han sido pocos días de haber vuelto, pero irremediablemente te extraño. Este será mi último año de servicio. Regresaré a ti para cumplir el sueño de que seas mi esposa.
Siempre tuyo Ben.
Entre lágrimas de felicidad terminé de leer la carta, solo me tocaba esperar a Ben.
Y así terminé durmiendo, con grandes expectativas "por el mañana".
Pero esa noche, por más feliz que estuviera, eso jamás sería impedimento para las pesadillas.
—Pobre niña tonta.
—Eres mía y solamente mía.
—No creas que ese perdedor será tu dueño.
—Únicamente yo soy tu dueño y solamente yo te tendré por siempre.
Sus susurros eran más una amenaza que una advertencia, había irá en cada palabra.
Cada vez que esa persona me susurraba sentía su aliento en mi oído, pero no podía ver nada más allá de la oscuridad.
De imprevisto sentí unas manos en mi cintura, unas manos enormes y calientes me sujetaban con firmeza y de pronto unos labios se acercaron a los míos, podía sentir su respiración.
—Eres mía —volvió a susurrar, pero esta vez noté que era deseo y no irá la que se distinguía en sus palabras y sin previo aviso me besó.
Era un beso exigente y demandante, me robaba el aliento, quería tocar a esa persona, pero era imposible, yo estaba a su merced sin poder moverme.
Necesitaba más de sus besos, pero él se detuvo.
—Pronto te tendré en mis brazos...
Esa mañana desperté confusa por aquella pesadilla...
Pasaron los meses y las pesadillas con aquel hombre de ojos rojos se detuvieron para ser sustituidos por los sueños con aquel hombre que me susurraba que era suya...
Mis días volvieron a lo que era, una rutina diaria con esperanza a que aquella promesa de Ben se cumpliera rápidamente, desde aquella noche jamás volví a recibir alguna otra carta, por más que le enviará cartas para saber de él, jamás fueron respondidas...
En el cumpleaños del pequeño Amsper todos estuvimos celebrando su día, aunque los chicos no pudieron venir, celebramos con gozo ese día tan especial.
Todo iba bien cuando de repente Benjamín dijo que tenía algo que compartir con nosotros.
—Sé que hoy es un día especial para nuestro pequeño ángel, pero deseo compartir una noticia que me hace muy feliz —todos nos miramos expectantes ante lo que tendría que decirnos —. Ben, mi pequeño Ben, ¡SERÁ PAPÁ! El mes que viene vendrá con su futura esposa, pues se casarán en su regreso, TENDREMOS BODA FAMILIA —gritó esto último con gran entusiasmo Benjamín.
Los gritos de emoción no se hicieron esperar, los buenos deseos y la alegría que todos tenían ni se comparaban a la confusión e irá que está creciendo en mí.
Mientras todos estaban abrazando a Benjamín, yo me quedé estática en el mismo lugar donde recibí esa noticia horrorosa.
—Benjamín -pronuncie a duras penas, pues la ira que sentía tenía a mi cuerpo en un estado de locura —, BENJAMÍN -grite con todas mis fuerzas y todos me miraron como si me hubiera crecido otra cabeza —, ¿QUÉ MIERDA ACABAS DE DECIR? —volví a gritar.
Esta vez Amber hablo:
—¿Haru que ocurre? —hablo con extrañeza, mientras se acercaba a donde estaba.
—¿Mi niña qué ocurre?, ¿por qué estás temblando? —esta vez fue Luz.
—¿No entiendo qué ocurre pequeña? —le siguió Benjamín sin comprender lo que me estaba pasando.
Yo no podía creer esto, comencé a dar vueltas por la sala con las manos sobre la cabeza; pues sentía que la perdería en cualquier momento.
—¿Ben, ese hijo de puta en serio se va a casar?
Todos estaban en shock pues nunca me habían visto así, siempre fui tan tranquila.
—Sí, será papá, por lo tanto, tendrá que responder y casarse —habló con mucho cuidado Benjamín.
No pude estar más allí, era horrible seguir en ese lugar; solo pude correr en dirección a mi casa.
Cuando llegué me lancé a la cama. No podía creerlo; me mintió, me dijo que me amaba, que sería su esposa.
—Ben, eres un hijo de perra —grité una y otra vez, lo quería tener enfrente y destrozarlo.
Me levanté de la cama y fui a donde guardaba su estúpida carta y la destrocé en miles de pedazos, tenía tanto asco de mí, de haber sido tan estúpida.
Sin poder controlarme lloré toda aquella noche hasta que perdí la conciencia en medio del cansancio...
Todo volvió a estar oscuro.
—¿Dónde estoy?
Sentía que estaba sentada en algo, pero no distinguía en qué.
—¡Lloraste toda la noche por aquel hombre! —al escuchar aquellas palabras quedé aturdida.
—¿Cómo sabes eso? —pregunté.
Aquel hombre comenzó a reírse como si hubiera contado un gran chiste y de repente sentí unos dedos en mi barbilla para dirigir mi vista a donde él deseaba y como por arte de magia todo se iluminó, dejándome a la vista al hombre más hermoso que pude haber visto.
Pero la fascinación de aquella belleza desapareció al reconocer al hombre de ojos rojos y un miedo lleno cada parte de mi ser.
Me miró con una sonrisa de lado.
—¡Lo sé por qué siempre estoy a tu lado —que esas palabras me las dijera, aquel hombre solo podía hacerme sentir el miedo más puro...
🔥🔥🔥🔥🔥
Holaa, esperó le puedan dar una oportunidad a esta historia.
Esta es mi primera vez como escritora y sé que aún me falta mucho por corregir y aprender ♡
Espero su apoyo.
¿Qué tal la historia?
¿Qué tan confusos quedaron?
Espero verlos en los próximos capítulos ♡♡
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