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Solo lo mejor

1.

Hay un solo pensamiento en la mente de Kambe Daisuke y este parece girar alrededor de una sola persona y esta se llama Haru, Kato Haru. Si le pidieran a Kambe describir la personalidad del inspector Kato, probablemente diría que es complejo, pero no de una mala manera, es complejamente... Atractiva, y eso es lo más cerca que podría llegar a estar de poder describir verdaderamente la personalidad de su compañero.

Para Kambe, no hay mejor persona más maravillosa que pueda existir que Haru y claramente, a consideración del millonario, el de ojos dorados merecía lo mejor y solo lo mejor, sin embargo, había un problema y ese era uno con el que siempre se encontraba lidiando.

A pesar de todo el tiempo que han pasado juntos, tiempo en el qué su relación solo fue para mejor, se volvió más estrecha y llena de confianza bilateral. Haru aún no se abría a ciertas cosas, tales como lo eran el ser mimado y eso tenía a Daisuke mal, porque lo que él quiere es colmar a Haru de miles de regalos, baratijas, comida, flores y todo lo que pueda entregarle, porque Haru lo merece; merece tener a su entera disposición el mundo y si él, como Kambe Daisuke puede entregarle todo eso y más, entonces estará totalmente dispuesto a hacerlo.

Y podría hacerlo solo y solo sí Haru le dejara.

Pero esto claramente no iba a pasar.

Era una probabilidad del casi 100% de que Haru lo regañaría por hacer ese tipo de compras "innecesarias" y le daría un sermón sobre "cómo no debe gastar el dinero" y "como el dinero no lo es todo".

Y eso no estaría tan mal. En cualquier otra situación él estaría bien escuchando la dulce voz de Haru regañándole por horas, estaría bien con ello porque eso significaría tener toda la atención de Haru sobre él. Pero estamos hablando de una situación totalmente diferente ahora.

El millonario también ha pensado en varias estrategias para poder llevar a cabo sus planes, eso igual significa que ha consultado con Suzue y HEUSC; la primera ha dado propuestas bastante buenas, por otro lado, HEUSC le ha estado mostrando el porcentaje de éxito de cada una. Casi podría jurar al cielo que esta es la toma de decisión más difícil con la que podría haberse encontrado.

Pero Haru valía la pena, así que estaba bien con ello.

Ahora, debe lidiar con esta pequeña idea que no deja de rondar por su mente y realmente la está considerando, viendo tanto los pros como sus contras y sinceramente, eran más contras que pros.

Secuestro

La palabra parecía tener un brillo único y malvado estando ahí frente a Daisuke.

Se encontraba en su mansión, más específicamente, en su lujosa habitación. La pantalla de aquella computadora pasaría desapercibida como apagada, sin embargo, la palabra en letras grandes brillantes que parecía estar por grabarse en la cabeza del pelinegro; mostraba todo lo contrario.

¿Cómo es qué llegó a esa clase de idea?

No está totalmente seguro de quién la menciono y Daisuke prefiere ignorar este tema de menor importancia.

Lo realmente preocupante aquí es que ya ha tomado nota de todos los pasos que debería seguir para una gran y perfecta captura.

Lo único que lo ha mantenido ahí sentado inmóvil frente a la computadora son las miles de consecuencias que esto podría acarrear. Un Kato Haru enojado era alguien a quien temer y con esto... Sin duda podría crear una nueva palabra o concepto, como mínimo, de lo que es la rabia o la irá, en sí.

Con un suspiro, Kambe Daisuke, decidió así su destino.

Pero, para suerte de Daisuke, sus planes de secuestro fallaron.





2.

Era un bello martes por la mañana, el sol aún no salía, pero aun así se notaba a algunas personas comenzar con su día, algunas con más ánimo que otras.

En un pequeño, pero decente apartamento, se encontraba un alto hombre de cabello gris pardo que dormía plácidamente en su cama individual. Al parecer el sueño en el que estaba era demasiado profundo, puesto que la alarma integrada a su cuerpo debido a su pasión para con su trabajo, no funciono el día de hoy; lo que claramente lo llevaría a tener un gran retraso al entrar a su trabajo, sin embargo, y aunque Kato no lo mencione -nunca lo mencionaría- este tipo de largos descansos en los que por fin podía dar un poco de paz necesaria a su cuerpo le vendrían bien de vez en cuando.

Pero al parecer el mundo no quiere que Haru disfrute de un largo momento de relajación. Su celular, ubicado justo en la mesita de noche, volvió a sonar como... por séptima vez, en la pequeña pantalla se podía apreciar claramente el nombre del contacto.

Shinnosuke Kamei

El tono de llamada sonaba por toda la habitación, incluso era un tanto extraño que el tan entregado a su trabajo de Kato no reaccionara ante las varias llamadas y constante sonido.

Pronto, la pantalla volvió a apagarse y junto a eso la calma del principio se restauró.

Ahora, en estos momentos, la situación de este pobre hombre era preocupante, por lo tanto, debía existir una razón del por qué.

Si una persona solo viera de reojo y no con atención, solo vería a un Haru tirado en su cama que dormía muy tranquilamente. Sin embargo, si alguien se acercara a donde el de cabello gris pardo descansa, notaría que algo anda mal con la condición de este; su respiración pesada, alta temperatura y temblor, deberían ser una pista.

La fiebre había dejado al inspector Kato Haru en nocaut.

Ahora la razón por la que no ha ido a trabajar es porque de verdad, en serio, no puede levantarse o moverse más allá de su cama. Probablemente también era difícil para él la simple acción de estirarse un poco y tomar su teléfono.

Bien, quizá hoy sea un día largo para Haru.





3.

Un pelinegro de ojos azul profundo se encontraba inquieto en su asiento de la oficina de Crímenes Modernos, aunque en el exterior su apariencia era la de alguien imperturbable.

Era la primera vez que el compañero de Kambe llegaba demasiado tarde al trabajo y no era para menos la preocupación, es de conocimiento común que Kato Haru es la persona más dedicada a su trabajo lo que claramente llevaría al de cabello gris pardo a entregar todo en ello, no importando si se desgastaba en ello; la convicción del de ojos cuál oro era inacabable.

Sin embargo, hasta ahora Kambe no ha tomado acción alguna sobre esto; además no es como si fuera el único preocupado por Haru. El resto de los trabajadores dentro de la oficina también habían tratado de ponerse en contacto con el inspector, sin embargo, todos los intentos han sido en vano.

Daisuke ya no podía soportar seguir en este tipo de situación, y siendo sinceros, el pelinegro estaba comenzando a hartarse.

La mejor solución que pudo llegar a su mente fue la de ir directamente al pequeño apartamento de su pareja y bueno, eso es justamente lo que iba a hacer.

Levantándose de la silla, atrayendo las miradas de los demás, obviamente miradas curiosas y quizá un poco aliviadas, marcho hacía la puerta y salió con dirección a su auto.





4.

Una vez que Daisuke llego frente a la puerta del apartamento de Haru, con una elegancia característica de él, tocó la puerta.

Hace bastante tiempo atrás que Haru le había dado bastantes regaños por su usual forma de entrar, la cuál era y para sorpresa de nadie, pasar sin tocar o pedir permiso. Cómo si esa fuera una más de sus miles de propiedades. Pero, en vista de querer llevar una relación más placentera con su pareja, se vio en la necesidad -obligación- de tocar la puerta.

Sin embargo y al ver qué nadie respondía, siente la clara y obvia obligación de entrar sin permiso. Es por una buena razón. Piensa internamente.

Recorre el pequeño departamento y lo único que encuentra en visualizar su alrededor son las inmensas ganas de irse de ahí con Haru en sus brazos con dirección a una -no cualquiera, solo la mejor y más cómoda- de sus muchas mansiones. Intenta con todo el autocontrol que puede reunir, alejar esa idea tan tentadora. No entiende como Haru logra seguir viviendo aquí -quizá sea la calidez hogareña que rodea el departamento- a pesar de sus miles de intentos por seducirlo con varios departamentos -e incluso algunas de sus mansiones- con lujos y comodidades.

Sin embargo, Daisuke no es completamente honesto; de forma inconsciente o consiente ha estado llevando parte de su "vida lujosa" al departamento "destartalado" de Haru. ¿Pero quiénes son los demás mortales para juzgar las acciones de un hombre rico?

Lo único que faltaba por visualizar era la habitación, donde muy probablemente estaría su compañero. Al entrar, la bella imagen de sábanas hechas bolas fue quien lo recibió; tenía la intuición de que Haru estaría debajo de esas mantas. Y realmente, no sé equivocaba.

Leves quejidos, amortiguados por las cobijas, lograban llegar a sus oídos y eso fue suficiente para el pelinegro.

— Haru.

El nombre de su colega escapó con facilidad de su boca. No era algo extraño que lo llamara por su nombre de pila, tampoco lo era el que le llamara usando ese tipo de tono; uno suave, casi tierno. De igual forma, no era raro que dedicará a la persona debajo de aquellas mantas una mirada llena de cariño.

Lo que si era raro -al menos para Daisuke- era el recibir solo un "uhmmm" de Haru.

Usualmente y en circunstancias... Normales, Kato le respondería con un claro y cansado "¿Qué?" Aunque en algunas ocasiones podría llegar a responder con un "¿Necesitas algo?" Pero esas son situaciones que no suceden con mucha frecuencia.

Sin vacilación en su caminar o en su decisión, se acercó a la bola encima de la cama. Trato de tirar de las cobijas, pero al parecer su compañero, aún en la... Tal vez, inconsciencia, se aferró a las mantas como si su vida y carrera dependiera de ello.

— Inspector Kato, suelte las cobijas.

— Nooo.

Eso sonó como una queja infantil, no solo por el tono empleado en la negativa.

Con un tirón un poco más fuerte pudo ver muy brevemente qué tipo de condición tenía el hombre. Pero esa vista fue bloqueada por esas asquerosas -no están sucias- mantas.

Decidiendo tomar un curso de acción nuevo del cual está seguro obtendrá un resultado satisfactorio, dejo de jalar de las mantas. Solo esperaría a qué el de cabello pardo bajara sus defensas lo suficiente como para que él pueda tirar sin levantar sospechas.





5.

Después de haber esperado lo que él consideraba un tiempo suficiente, tiro de las cobijas sin aviso alguno, lo que le hizo ganar un quejido... Un poco dudoso y una atractiva imagen de su compañero.

Cabello desordenado, rostro por demás sonrojado, una dulce boca abierta de la que salían bajos quejidos y suspiros; una pijama desordenada que se adhería por el sudor de un cuerpo delgado y seductor.

Kambe Daisuke, poseedor de una ilimitada cantidad de dinero, daría todo a cualquier persona que pudiera retratar la imagen frente a él. Tal obra divina, este tipo de belleza aplastante debería ser inmortalizada, pero incluso así, no sé compararía con presenciar la escena misma.

El millonario llevo una mano a su oído, exactamente dónde se encontraba HEUSC.

— HEUSC... Toma las fotos necesarias y guárdalas en un archivo protegido y secreto, colócalas en la carpeta del inspector Kato.

— Entendido, Daisuke.

Claramente, esta acción totalmente ilegal no se completaría sola, pero para suerte de Daisuke, ese día decidió llevar sus lentes y estaba muy orgulloso de su decisión.

Ahora, su prioridad era concentrarse en su compañero, quien claramente estaba sufriendo de una fuerte fiebre, podría ver las fotos del mayor en cualquier otro momento. Con una rápida orden -que podría considerarse muy específica- a su mayordomo, este le contesto de forma inmediata.

Por supuesto que con esa orden a su mayordomo vinieron otras más, eso en base a la respuesta que obtuvo anteriormente. No mucho tiempo después de varias otras ordenes más, todo lo que pidió llegó con rapidez al apartamento del ojos dorados.

Minutos después de una intensa reconsideración, volvió a emitir nuevas órdenes.





6.

Un dolor de cabeza estallo repentinamente, fue el indicio de un gran y asombroso día. Pero como si eso no fuera suficiente incentivo para hacer que se levantara de la cama, una necesidad de tomar agua junto a una sensación de debilidad en todo su cuerpo le hicieron quejarse por lo bajo. Ni siquiera quería abrir los ojos, más bien, no creía tener la fuerza suficiente para eso, sin embargo, en un terco intento de hacerlo, lo logro haciendo que se arrepintiera casi al instante; lo único que obtuvo de abrir los ojos fue que el dolor de cabeza aumentara aun más, si es que eso era posible.

Con un quejido más, un leve escalofrío que hizo un recorrido por todo su cuerpo y breves masajes a su sienes... Se acurrucó entre la suave y fragante cobija delgada que lo cubría, tenía un poco de frío y estaba necesitado de calor; el acurrucarse de esa forma hizo que pareciera una bola muy linda. Haru se encontraba demasiado cómodo en su cama, algo un poco raro si lo considera puesto que su cama nunca antes se había sentido tan... así, no sabe describir la sensación, pero era una muy, muy, bastante buena sensación, le hacía pensar que estaba acostado en alguna clase de nube mullida; y que decir del aroma que desprendía de las sábanas, la almohada y la cobija -si pudiera, notaría que él también desprendía un delicioso aroma a flores-, era demasiado relajante para él, pero admitía que le daban una sensación de extrañeza; este no era el aroma de suavizante que suele usar, él prefiere algo más como la vainilla, este aroma es lavanda, no le disgusta, está encantado.

El hombre estaba indefenso ante la ola de sueño que lo invadió y no pudo luchar -no es como si lo intentara- ante tal comodidad en la que se encontraba y la que disfrutaba demasiado.

No tardó mucho en volver a dormirse.

Así, en el marco de la puerta de la habitación de Haru, un hombre con una sonrisa suave, miraba al pequeño bulto en la cama con ternura.





7.

La siguiente vez que pudo despertar y estar completamente consciente de su alrededor y un poco de si mismo, casi le da un infarto.

Kato Haru no sabía dónde demonios se encontraba.

¿Acaso había sido secuestrado y llevado a una lujosa habitación casi del tamaño de todo lo que es su apartamento? ¿Sin ataduras? Esto claramente fue un razonamiento muy tonto, ¿qué clase de secuestradores serían si no ataran, maltrataran y cubrieran la vista de sus víctimas? A menos que sea una nueva clase de secuestro... Haru debería dejar de pensar en estos momentos.

Lo principal que noto de su situación fue que el dolor de cabeza que tenía parecía haber desaparecido, nueva vitalidad estaba corriendo por su cuerpo, dándole la fuerza necesaria como para levantarse. Lo cual era muy urgente, se sentía un poco pegajoso y quería tomar un baño con urgencia.

Tratando de no hacer ruido -por si las dudas- comenzó a levantarse de la cama, que hasta ahora pudo notar que era demasiado grande, tal vez cabrían tres o cuatro adultos. Decidió alejar estos pensamientos por el momento.

Aún se encontraba adormilado, quizá por eso aún no reaccionaba totalmente.

No tardó en encontrar el baño, no se sorprendió al ver el tamaño considerable del lugar. Comenzó a quitar su pijama y tardíamente noto que no era su pijama, ¿debería asustarse? Lo estaba, un poco. Ya empezaba a despertar.

Considero la idea de tomar un baño y sí, lo necesitaba.

...

Se sentía renovado, realmente necesito sentir y disfrutar de la deliciosa agua que caía suavemente sobre su cuerpo desnudo, fue la ducha más relajante y satisfactoria que pudo haber tenido en... Toda su vida.

Ahora que estaba renovado y con más energía, pudo deducir en donde se encontraba. Esto lo tomo por sorpresa, no había esperado que Kambe lo sacará de su departamento -sinceramente, no era muy sorpresivo- y lo llevará a una de sus mansiones, siendo específicos, a una de las miles y lujosas habitaciones de sus miles de lujosas mansiones. Sin embargo y teniendo conocimiento de su posterior estado enfermo, el acto hizo saltar su corazón; el que su compañero se haya preocupado de esta manera de él le hacía sentir... Avergonzado de una buena manera complicada. Nuevamente, se encontraba un poco incapaz de describir como se sentía.

Alejando un poco sus pensamientos, volvió a la actualidad. Se encontraba cubierto por una bata de baño, la cuál agradecía enormemente que estuviera ahí, se sentiría demasiado abochornado si sale con una toalla cubriendo solamente sus partes privadas y no su demás cuerpo; muy expuesto a la vista del millonario para su gusto. El único problema que encontró y en el que su estado medio aún con fiebre en su sistema no pensó, fue en la ropa que usaría.

No está muy seguro de como solucionaría esto antes de que Daisuke haga su aparición... Y si esa situación, si en dado caso sucediera... tampoco está muy seguro de como reaccionaria. Al menos su cuerpo está completa- ¡No! Esta pensando de más.

No hace falta que su compañero de cabello azabache este aquí para avergonzarlo, el solo podía.

Su curso de acción fue el siguiente: salir de esta habitación, buscar ropa; si encuentra ropa que le quede eliminará el escenario de la vergüenza, si no encuentra ropa, esperara a que su cabello se seque, tomara otra bata de baño y se acurrucara en la cama esperando a que alguien, quien sea -internamente orando porque ese alguien no sea Daisuke- viniera a la habitación y así pedir algo de ropa.

Con su plan ya en mente, abrió la puerta.





8.

Momentos antes de que despertara Kato.

En una amplia oficina, elegante y ordenada, compuesta por un escritorio de caoba dónde se encontraban varios papeles y carpetas ordenadas, junto a una computadora portátil; un pequeño espacio donde estaban dispuestos dos sillones bastante cómodos de tamaño medio separados por una mesita de cristal, puesta perfectamente arriba de una alfombra de bello intrincado. También contaba con grandes ventanas, la cuáles tenían sus cortinas de tono vino a los lados, dejando entrar una cálida luz solar; justo en ellas, estaba un pelinegro de apariencia sobresaliente, fumando uno de sus preferidos puros.

Kambe Daisuke, debía mantener su distancia con su inquilino. Interiormente, él sabe que es capaz de quedarse en la habitación donde descansaba su pareja por el simple gusto de admirar la bella imagen de un bello ángel llamado Haru, durmiendo de forma pacífica. También sabe que es capaz de ordenarle a HEUSC que tome muchas más fotografías, lo cual no es una mala idea, sin embargo, tendrá un poco de consideración solo por ahora.

— El inspector Kato, ha despertado, señor.

Pero apesar de que respetará -por ahora- la privacidad de su compañero, lo tiene monitoreado y esto es con el fin de saber cómo sigue con su enfermedad, no es por alguna otra cosa.

Con una última calada a su puro, se encamino a la más grande, cómoda y lujosa habitación, la cuál obviamente, era su habitación.

Solo esperaba que Haru no armara un escándalo por haberlo traído aquí y haberlo cuidado de forma "innecesaria" alegando que con solo unas pastillas y dormir era suficiente para que él estuviera bien; argumento totalmente inválido que se encargará de corregir con palabras suaves de persuacion y convencimiento.

Pasaron varios minutos de larga caminata, en donde iba aclarando y calmando un poco más su mente. No quería hacer algo indebido o inapropiado, su compañero acaba de recuperarse de la fiebre, su único propósito al haberlo traído aquí es mimarlo, colmarlo de mimos.

Una vez que estuvo enfrente de la puerta, tocó suavemente para anunciar su presencia, sin embargo y conociendo a Haru, eso no sería suficiente, por lo tanto también hizo aviso de su entrada.

Sorpresa fue la que se llevó al ver la habitación vacía, pero era Kambe Daisuke, compañero único del inspector Kato Haru, esto no lo iba a alterar, con pensamiento claro afirmó que su compañero se encontraba en el cuarto de baño.

Además de que fue HEUSC quien anteriormente le aviso...

Pero son pequeños detalles.

Espero pacientemente a que su compañero terminará de asearse y mientras esperaba, bien podría elegir la pijama que usaría. Porque sí, Daisuke iba a obligar a su compañero a descansar por el resto del día; dijo que lo iba a mimar y justo eso es lo que va a hacer.

Ya tenía todo preparado.

No era como su idea de secuestro, pero sin dudas esto fue lo mejor que pudo haber pasado para llevar a cabo sus planes.

Escogió la pijama que sabia -y estaba seguro- le encantaría a Haru, era de un color verde suave, la tela era una de las mejores y también era suave al tacto; linda a simple vista, abrazaría muy bien el cuerpo de su compañero, pero no sería asfixiante. Se podría decir que la pijama parecía simple y era bueno que lo pareciera, si tuviera alguna otra cosa de más o tuviera la apariencia de ser algo que cuesta como más de 10 salarios de Haru, entonces el mencionado no lo aceptaría.

El pensamiento de cambiar las sábanas de la cama cruzo por su mente, pero tan rápido como vino se fue al escuchar el característico sonido de una puerta al abrirse.

Con la elegancia adherida a su cuerpo, el pelinegro se dio la vuelta, mirando fijo a la puerta del baño... Es decir, a la persona que salía de ahí.

La señal de que una persona tuvo una deliciosa ducha calentita se mostró de forma celestial ante los ojos sorprendidos de Daisuke.

Una apariencia tan pecadora como la que portaba el de ojos dorados le hacía creer que su provenir era el de los incubos, envidia a las gotas que resbalaban por el delgado cuerpo del hombre, envidia a la bata que abrazaba el cuerpo atractivo de su compañero; deseo de mirar más de cerca aquellos ojos que brillaban en dorado, de adorar y comprobar si sus labios eran igual de suaves a como se veían, si su boca sabía a la ambrosía. Ansias por trazar miles de mapas con la guía de su delicado cuerpo y de cada una de sus curvas, anhelo por abrazar a tan etérea criatura, por decirle miles de halagos al oído que logren hacerlo enrojecer, pintar sus mejillas con un manjar de matices de rojo; ambición por saber que se pertenecen el uno al otro.

Era una cosa imposible el simple pensamiento de tratar de mantener el control ante tal composición que era Haru.

Con una sola mirada al -digno de ser un- cuadro que protagonizaba Haru, se dio cuenta de lo mucho que ha caído.

Ama a Kato Haru.










9.

Haru se trago el grito que estaba a punto de soltar.

Ver a su compañero ahí parado enfrente de la cama con una mirada tipo: estoy descifrando un enigma. No era algo que comúnmente pasaba, mucho menos verlo en un modo tieso, como si él tiempo se hubiera detenido solo para él.

Estaba un poco indeciso entre si era buena idea hablarle a su compañero o dejar que siga en sus pensamientos. Pensando en que decisión tomar, se olvidó de su vestimenta actual.

El inspector, viendo que el de ojos azules no iba a hablar o reaccionar, decidió tomar la palabra.

— ¿Qué haces aquí?

Bien. Se hubiera mantenido en silencio, considero, era la mejor opción. ¿Cómo es qué pudo preguntar eso? Es claro el por qué; está en una mansión, rodeado de lujos y, ¿a quién más conoce, aparte de la persona enfrente de él, que fuera extra mega rico, con un montón de mansiones? Así es, a nadie más que a Daisuke.

Pero claro, antes de que su cerebro pudiera ponerse en marcha, nuevas palabras estaban saliendo de su boca, claro que tartamudeo un poco.

— E- quiero decir, esta- en esta habitación.

— ¿No puedo estar en propia habitación?

Correcto, claro, ¿cómo no lo noto? Esta era la habitación de Kambe, del hombre frente a él, la cama donde estuvo durmiendo y acurrucandose felizmente, era la cama donde dormía el pelinegro. No es -pero se sentía- como si hubiera dormido de forma indirecta con él, no, eso solo funcionaba con los besos, ¿no?

Un sonrojo casi antinatural cubrió todo su ser, si usamos más la imaginación se pudiera decir que incluso sale humo de toda su persona.

Este tipo de oportunidad no iba a desaprovecharse, Kambe siempre tomaba lo que quería y ahora mismo -y siempre- quiere a Kato Haru.

— Haru, ¿por qué estás tan rojo? ¿Tu fiebre ha aumentado?

Para burlarse un poco más de él, camino hasta estar a solo unos pasos de distancia de aquel hombre tan tentador. Estiro su mano lo suficiente como para alcanzar la frente del de ojos sol, el simple tacto hizo que ambos se estremecieran.

Al igual que los imanes, se acercaron más; atraídos por la presencia del otro.

Sus respiraciones lentas, sus corazones latiendo en sincronía; la mirada en lo ojos dorados y los azules brillaban con un sentimiento inconfundible, ambos exudaban un aura exorbitante.

Poco a poco se fueron acercando más y más, sus cuerpos dispuestos a enredarse, fundirse juntos para hacer una divina creación. El toque de sus labios fue más halla de una chispa o mariposas en el estómago, fue como el sentimiento de que era así era todo lo bueno, todo lo que estaba bien y correcto. Sus sentidos y pensar fueron embrigandose por las hormonas que esté simple pero placentero beso causo en ambos.

El más joven comenzó a guiar al más alto hacia la cama, en donde podrían disfrutar aún más de aquella reunión de labios.











10.

Quién podría decirlo, solo necesitaba una magnífica sesión de besos con Haru para que esté se dejará mimar.

De haberlo sabido, desde hace tiempo que lo hubiera besado.

Ambos estaban acurrucados en la cama, dándose mimos y platicando sobre trivialidades. Uno al lado del otro, brindandose calor. Aveces se reían y avergozaban por lo tontos e inconscientes que eran, Haru por su parte al ignorar como profesional sus sentimientos y no darse cuenta que era correspondido y Daisuke por no tomar la iniciativa ya que aún estaba descubriendo su sentir.

Pero era perfecto de esta manera, no podrían haber pedido otra forma de iniciar. Y aunque y sin duda, existían mejores formas, ambos creen que esta era una que los dos preferían.




























4467 palabras, me quede seca es por eso que ya como por el final se ve medio kk.

En fin, espero les haya gustado este one-shot, hace mucho que quería escribir de esta pareja y hoy por fin se me hizo el día de por fin publicar algo de estos dos.

Hasta la próxima.

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