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3. Ways of Doing Things

La peor parte del día era esperar el autobús. Separarse de Harry para ser honestos.

Harry había insistido múltiples veces en acompañarlo hasta su casa, argumentando que de esa forma pasarían más tiempo juntos y que además se aseguraría de que llegara a salvo. Louis, sin embargo, por más que la idea le sonara tentadora, se había negado todas las veces que aquella propuesta se le fue nombrada. Simplemente, totalmente imposible de llevarse a cabo sin que su madre se diera cuenta de que en vez de acudir a diferentes talleres o actividades extracurriculares, pasaba aquel tiempo besando al jefe de una mafia.

En primer lugar, estaban sus vecinos, tan chismosos y entrometidos, con la capacidad de difundir un chisme en solo minutos, sin importar a las personas a las que se involucraba o la magnitud de dicho rumor. Louis solo pensaba en la reacción de todos ellos cuando el castaño bajara de una Range Rover acompañado de un alfa, a simple vista rico, todos los días. El rumor de Louis siendo la puta de un alfa cuarenton millonario circularía en un instante, solo bastando que un solo vecino lo observara para que la imagen de Louis cayera por completo.

Claro que, eso a Louis no le importaba – casi – puesto que solo bastaba una llamada a su alfa para que el mismo se encargara del asunto. El problema se daba, sin embargo, si aquella noticia llegaba a su madre. Louis no podía matarla, no podía dejarla en la calle. Y Louis particularmente, no estaba dispuesto a escuchar el peor sermón de su vida.

Luego estaba el aroma.

Harry tenía esa mala costumbre, aquel mal habito – no tan malo, Louis nunca se negaba – de marcarlo con su aroma. A los ojos de su alfa, nunca era suficiente, siempre refunfuñando irritado cuando Louis dejaba de oler un poco menos a él; tomando a Louis instantáneamente en sus brazos para ponerlo en su regazo y comenzar a frotar su olor en el pequeño omega que ronroneaba de gusto. Quedándose impregnado con el olor del alfa por horas.

Y su madre era omega, así que no había chance de que aquello pasara desapercibido.

Por ambas razones, Louis se veía obligado a tomar el transporte público. Un transporte que al estar tan repleto de diferentes aromas, disimularía el olor de su alfa de inmediato. Harry había gruñido en indignación cuando Louis le propuso esa idea, más aun cuando le comento como el llegaría a su casa oliendo a otros alfas u omegas. (Harry lo marco con su aroma después de aquello, gruñendo ante cualquier movimiento que hiciera el omega para librarse del agarre del alfa en su cuerpo, reacio a dejar de abrazarlo). Sin embargo, luego de que Louis lo marcara con su aroma y masajeara su cabello rizado, Harry reconoció que era una buena idea.

-Dios, este autobús tarda demasiado. A este paso llegaras a tu casa a las ocho.

Louis rodo los ojos ante las palabras de Niall. Típicas palabras de un niño rico.

-Ni, no vamos esperando ni media hora.

-De todas formas, ¿Esperar de pie? ¿Bajo el rayo de sol, en el frio? Por dios, ni siquiera tienen un poco de sombra.

-Hm, y hay veces que puedo llegar a esperar más de una hora. Una vez llegue a una hora y media, con tormenta incluida. – Niall lo miraba horrorizado – Y eso que ni siquiera es hora pico.

El beta parecía estar en estado de shock, como si se hubiera enterado de la peor de las desgracias existentes – ¿Y Harry sabe de esto?

Louis rio irónico - ¿Harry sabe de esto? – pregunto Louis de nuevo, burla en sus palabras.

-Claro que no sabe de esto – respondió Niall instantáneamente.

Louis siempre había sido el consentido de su familia, pero Harry, Harry pasaba todos los límites.

Louis podía pedir lo que fuera, la luna si así lo quisiera, y Harry de alguna forma u otra se la bajaría con moño y todo. El alfa lo trataba como un rey, dándole todos los lujos habidos y por haber, gruñendo bajo cuando su omega no era tratado como merecía: como un jodido príncipe. Y según su criterio, el tomar el transporte público y esperar durante horas no era el trato que alguien de la realeza recibía.

Múltiples fueron las veces en las cuales el pequeño omega le había dicho al mayor que a él no le importaban los regalos caros, ni los lujos ni nada de eso – casi, no hay persona que no disfrute los lujos de vez en cuando -, que a él solo le importaba pasar tiempo con el rizado sin importar el resto. Su alfa lo había escuchado atento, mirada fija en el, para al día siguiente a la charla recibir a Louis con una considerable cantidad de bolsas repletas de ropa de Gucci y Versace. Louis había soltado su mochila de la escuela perplejo, correspondiendo torpemente al beso que el rizado deposito en sus labios tras recibirlo con una sonrisa inocente.

El problema no era que a Louis no le gustaran, simplemente pensaba que no los merecía.

-Lou – menciono el beta a su lado, sacándolo de sus pensamientos – Ahí viene. – agrego el rubio cuanto tuvo la atención del omega, señalando con su cabeza hacia el frente, en donde se podía ver al tan conocido autobús amarillo acercándose a donde Louis estaba.

El castaño depósito un pequeño beso en la mejilla del rubio, despidiéndose – Adiós Ni – y así se fue, con Niall encendiendo el auto para volver a la mansión de Harry.

(...)

A Louis no le gustaba cenar en familia.

Se aburría, demasiado, además de que era molesto. Ninguno de sus padres hablaba, y cuando lo hacían, era en extremo aburrido o tedioso. Su madre pidiéndole a su padre que hable más con ambos, y su padre diciendo que si para no volver a emitir palabra durante el resto de la cena. Su madre mirándolo acusadoramente cuando Louis comía más lento que el resto y regañándolo cuando el aun no terminaba su comida o había comido demasiado poco. Su madre parecía ignorar que hacer aquellas escenas era más que contraproducente, porque Harry siempre se las ingeniaba para que Louis comiera todo su plato – y a veces más – sin que ningún grito o regaño saliera de sus labios.

Y Louis también se angustiaba, demasiado.

-¿Hablaste con los bancos? – pregunto su madre de improvisto a su padre, Louis agarro con más fuerza su tenedor, preparado para lo que se avecinaba.

-No – respondió su padre, Louis no despego la vista de su plato, era obvio – Lo lamento, lo olvide.

-Lo olvidaste, ¿Es eso lo que le dirás al banco cuando nos embarguen la casa? ¿"Que lo olvidaste"? ¿Acaso no piensas en tu hijo? ¿En tu esposa? No puedo creer que – Louis dejo de escuchar, concentrado en comer para evitarse un problema más.

Harry nunca le decía malas noticias a la hora de comer. Él lo había captado más rápido que su madre.

Harry le permitía hacer muchas cosas en su presencia, desde comprar toda una tienda hasta pintar todas las paredes de la casa si así lo quería, pero había una cosa que a Harry, independientemente de si lo demostrara o no, lo enojaba, cosa que consistía en ni más ni menos que en que el omega no comiera o comiera muy poco. Al rizado no le gustaba, no por cosas estéticas ni nada similar, sino por el simple hecho de como la mala alimentación podía afectar la salud de su omega malcriado. Y Harry no quería ver a su omega enfermo, moriría antes de verlo así.

-Harry no quiero, es mucho – había dicho el omega en una ocasión, empujando con una de sus manitos el plato de comida y frotando su estómago con la otra. Reacio a dar un bocado a la comida del plato prácticamente lleno.

-No has comido nada omega – contesto Harry con tranquilidad, sin despegar la mirada de su plato.

-Pero es mucho – rezongo el ojizarco con tono lastimero, el alfa lo miro serio – Me va a caer mal y voy a tardar mucho.

-Louis, nunca te va a caer mal, son verduras, es imposible – Louis puchereo, ojitos cristalizados. Harry suspiro – Ven aquí omega. – ordeno suavemente, abriendo sus brazos. Louis rápidamente corrió a ellos, sentándose en el regazo del alfa y rodeándolo con sus bracitos. Harry deposito un beso en su mejilla – Nos quedaremos aquí hasta que termines todo ¿De acuerdo? No comiste nada y apuesto a que no desayunaste, ¿No es cierto? – Louis negó con timidez, un gruñido vibro en el pecho del mayor, Louis gimoteo – Son solo verduras, nunca te caerán mal, al contrario. – Harry dijo, tomando un bocado de su comida para con su mano libre traer el plato de Louis a su lado de la mesa, tendiéndole el tenedor a su omega quien lo agarro con timidez.

-¿Y si tardo mucho? – pregunto el menor de manera nerviosa, culpa reflejándose en sus ojos. – ¿Y si te surge algo importante que hacer?

Harry sonrió – Nada es más importante que mi omega.

Aquel día no pasaron ni quince minutos cuando el menor había terminado su plato, distraído con las diferentes anécdotas o cosas banales que el alfa rizado le contaba o le pedía al castaño que cuente. Louis había comido por mientras, demasiado distraído en escuchar al mayor o en utilizar las palabras correctas a la hora de contar algún suceso de la escuela o algo interesante que le había pasado o escuchado. Nunca nada malo, ni Harry ni Louis lo soportaban.

-Papá y mamá siempre hablan de cuentas cuando cenamos, sobre deudas o las cosas que papa hizo mal o similares. A mí no me gusta, es incómodo – había dicho el menor una vez, sentado en el exterior de la casa del mayor con un batido de chocolate entre sus manos. Harry lo acompañaba a su lado pero con un café; Louis lo había mirado con horror cuando vio al mayor prepararse una bebida tan caliente con el calor que hacia afuera.

Harry había negado con su cabeza ante las palabras del menor, leve molestia en sus facciones – Aquello no es bueno, ni para ti ni para tus padres, aquello solo hace que se pongan nerviosos y no dirigieran bien la comida. – había aclarado el mayor con obviedad. – Vete a comer a tu cuarto cuando pase eso, o a donde te sientas más a gusto. Llámame si quieres, yo nunca tendré problema. Pero come, ¿De acuerdo cachorrito?

Louis asintió, ruborizado – Si alfa.

Y ahora Louis se encontraba en su cuarto, acurrucado en su cama con Harry hablándole por teléfono.

-Creo que será mejor uno negro.

-Pero siempre uso negro.

-Entonces el azul oscuro.

-Pero es casi igual que el negro.

-Eres imposible Harry – contesto el omega con falsa frustración, plato de comida vacío en la mesita al lado de su cama mientras ayudaba al mayor a elegir el traje que usaría al día siguiente en una junta.

-Pero omegaa – rezongo el mayor alargando la última letra, si Louis no conociera a Harry y le dijeran que es jefe de una mafia se les reiría en la cara

-¿Qué tal el rojo? – sugirió el omega, Harry adoraba ese traje, la tarea ya estaba cumplida.

-Está en la tintorería. – Diablos.

-¿Y el otro rojo? ¿El de las flores?

-No me gusta, demasiado llamativo – Louis bufo, Harry era complicado a veces, demasiado. – No rezongues.

-Hm, ¡Ya se! El traje negro con la camisa rosa. – propuso el más pequeño con una sonrisa.

-Sí creo que esa puede ser una buena idea – respondió el mayor tras unos segundos de silencio, sonriendo desde el otro lado de la línea, dirigiéndose hacia su extenso guardarropa para sacar las prendas propuestas por su pareja junto con una corbata negra. - ¿Cómo te sientes bebe?

-Bien, cansado.

-¿Quieres dormir?

-No – sin embargo, un largo bostezo escapo de los labios del ojiazul, ganándose una suave risa del mayor.

-Si cielo, tienes sueño. – reafirmo el alfa cariñosamente, el omega hizo un puchero.

-Pero no quiero dormir. – rezongó el menor infantilmente.

-¿Por qué no? – Tras unos largos segundos sin respuesta, el alfa volvió a hablar - ¿Lou?

-No me gusta dormir sin ti, se siente raro. – contesto el omega con vergüenza, ocultando su carita con su mano libre y haciéndose más pequeño en lo que a él le gustaba llamar su "nido".

No era un nido del todo, no tenía el aroma de Harry. Por lo tanto era inservible.

-¿Raro? ¿Por qué raro bebe? – pregunto el mayor con curiosidad.

-No lo sé, no me gusta. – La pequeña cosa consentida volvió a bostezar – Te extraño.

-Yo también te extraño cielo. Mucho.

Harry termino de acomodar algunas cosas en su cuarto aun con el teléfono en su oreja, escuchando la lenta y suave respiración del más pequeño, pensando que ya se había quedado dormido. Estando a punto de cortar la llamada cuando él bebe consentido volvió a hablar.

-Hm, ¿Papi? – pregunto el omega adormecido, voz suave y dulce por el sueño.

-¿Si bebe?

-No uses corbata mañana, son horribles. – y el menor se durmió y Harry con una pequeña risa escapándose de sus labios, guardo la corbata de nuevo en el guardarropa.

Después de todo, por algo su omega era un mocoso consentido.

Holis! Realmente espero que les haya gustado este capítulo, si es así haganmelo saber mediante votos y comentarios. Si alguien quiere dedicación solo díganme lo 🌼

Este capítulo no está tan bueno igual, pero el que viene es mejor.

🌼 Capítulo dedicado a: Placebo02 🌼

15 votos para el siguiente capítulo.

All The Love in the World for You ❣️

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