Capítulo 43: La barbacoa
"¡Oye, no te olvides de la carne! ¡Compra carne buena!"
Harry puso los ojos en blanco ante la emoción en las palabras y el rostro de Ron mientras lo miraba en su reloj Lilium.
"Amigo, acabo de llegar y ya me pides cosas. ¡Oh, qué haré contigo!"
"No te pongas toda sensible. Ambos sabemos que ahora mismo, el dinero es lo que menos te preocupa. ¡Además, yo traje todo el alcohol!"
"Si... me sorprendió escuchar eso de Neville. ¿Hermione no dijo nada?", Harry tenía una enorme sonrisa en su rostro. Sus vacaciones en Italia, junto a Sirius y Remus, habían sido fantásticas. Visitaron muchos lugares, comieron un montón de cosas, estuvieron en playas y conocieron a varias personas, mágicas y no mágicas.
Fue un momento en donde se había desconectado de todo lo que normalmente rodeaba su vida. Y ahora, solo unas horas después de llegar, tendrían la barbacoa que todos habían prometido, en casa de Neville.
Es verdad que el alcohol, para personas de su edad, podría ser algo irresponsable, pero tenían a Madame Longbottom vigilando, además de que tampoco saldrían de esos terrenos. Probar cosas nuevas y que normalmente eran prohibidas, no estaría tan mal, ¿verdad? En algún momento lo harían, que mejor cuando estaban siendo vigilados.
"Por supuesto que ella tuvo que decir algo, compañero. Sin embargo, los demás votaron y la democracia gano".
"¿Cuándo aprendiste una palabra nueva?"
"Eres un maldito idiota. Incluso yo se lo que significa democracia".
Harry levantó la cabeza y río con fuerza, llamando la atención de algunas personas que caminaban cerca de él, por las calles frías de Diagon Alley.
"Bien, bien. Comprare la mejor carne que pueda. No te preocupes. ¿Algo más que haga falta?"
"Uh... no lo creo. Tenemos muchas cosas aquí".
"Entiendo. Entonces, nos vemos más tarde".
"Eso es todo", Ron sonrió con fuerza y asintió antes de colgar.
. . .
En cierto supermercado de Londres, una mujer de mediana edad miro con cierta curiosidad a un chico de cabello negro que usaba gafas. Estaba vestido bastante bien, con un abrigo marrón, botines elegantes y pantalones de un color oscuro. También tenía una bufanda a rayas de color rojo y amarillo.
"Oye, mira ahí", la mujer empujo suavemente a su hija y movió la cabeza hacía el chico.
"¿Qué?... ", la chica miro y frunció un poco el ceño. "Mamá, tú ya estas vieja para su edad, ¿verdad? ¿Qué demonios piensas?"
"¡No es eso, niña! Es solo que... me parece conocido".
"Mm.... Ah... si, tienes razón. Se parece al niño que los vecinos decían que era un delincuente".
"¿Potter?", la madre pregunto, antes de entrecerrar un poco los ojos. Después de unos momentos, mirando al niño que estaba en el pasillo de las carnes, decidió acercarse con ojos brillantes.
"Disculpa... ", ella llamó su atención de inmediato. O mejor dicho, la miro antes de que incluso pudiera decir su primer palabra. "Hola, ¿de casualidad eres Harry Potter?".
"Si... Usted es... Señora Hunt, si no me equivoco. Es vecina de Petunia", Harry respondió con bastante curiosidad.
. . .
Harry estaba curioso de que la vecina de Petunia se le acercara. Había tenido algunas palabras con la señora Hunt, pero no estaba para nada sorprendido. La gran mayoría que vivía en Private Drive, tendían a ser personas con bastante dinero, snobs y extremadamente entrometidos. La señora Hunt no era una excepción al caso.
"¿Necesita algo?"
"Oh, para nada. Simplemente estaba curiosa. No se te ve mucho por Private Drive".
"Mamá, no seas tan entrometida. No es de tu incumbencia", la hija resoplo molesta mientras cruzaba los brazos, pero miro un poco a Harry. "Creo que no hemos hablado antes, aunque somos vecinos. Mi nombre es Claire".
"Harry Potter", Harry respondió neutralmente con un asentimiento.
"¿Cómo te ha ido muchacho? Escuche que habías ido a ese lugar... centro de niños... "
"¿Sant Brutus?", Harry la ayudo amablemente a terminar, aunque estaba un poco molesto en el interior.
"¡Si, eso! Tengo entendido que es para niños criminales".
Clarie apretó el puente de su nariz con fuerza. Había tenido muchos problemas con la actitud de su madre, siempre intentando meterse en la vida de otras personas, intentando que ella viva como lo hacía. Era increíblemente molesto.
"Eso fue una mentira de mi tía, señora".
"¿Eh?"
".... ", Claire se quedo en silencio, ¡Por qué ella mismo pudo verlo cuando esa mujer delgada lo dijo! Y en ese momento, recién tenía catorce años. Era impresionante lo despistada e ingenua que podía ser su madre.
Harry miro disimuladamente a Claire, habiendo escuchado todos sus pensamientos en ese momento. Se le ocurrió una pequeña forma de vengarse por lo que vivió en la casa de sus tíos. Harry, después de todo, no era un santo. Él podía guardar un rencor.
"Antes de que mis padres murieran, habían asegurado mi educación en un internado de prestigio en Escocia. Pero como Petunia odiaba a mi madre, su propia hermana, siempre intento arruinar mi vida".
"Por cierto, ¿alguna puede recomendarme un corte de carne? Tengo que llevar algo bueno a la barbacoa con mis amigos".
"Uh... "
"Puedes tomar costillas de cerdo, sirven bastante bien", Clarie dijo con un encogimiento de hombros. "Tomahawk también sirve".
"Ya veo... gracias", Harry asintió y miro hacía donde estaban las carnes, en el congelador. Miro los precios, para sacar los más caros que habían.
"¿Tú... puedes pagar todo eso?", la señora Hunt pregunto sorprendida.
"Eh, si. Claro que puedo. No las tomaría de lo contrario", Harry le dio una mirada como si ella hubiera dicho lo más tonto del mundo, antes de pasar por un lado.
"Nos vemos, señora Hunt, Clarie Hunt".
"Adios, Harry", Claire se despidió normalmente, pero cuando vio a su madre, gimió por dentro. Esos ojos brillantes, la sonrisa enfermiza en su rostro: todo indicaba que el vecindario tendría un chisme nuevo.
"Te odio".
"¿Qué dices, cariño?"
"... nada... "
. . .
En la residencia Longbottom, Augusta recibió a Harry en la chimenea.
"Bienvenido, señor Potter".
"Gracias por recibirme, Madame".
"Por favor, solo Augusta. En estos momentos, no hay cosas importantes de por medio. Además, eres un amigo de Neville".
"Entonces, por favor, use mi nombre también", Harry dijo animadamente mientras entraba al salón bastante grande que era parte de la mansión.
"El resto espera en el patio; la señorita Granger parece bastante exasperada con los métodos que deseaban usar Neville y el señor Weasley", Augusta soltó un pequeño suspiro antes de negar con la cabeza, lo que divirtió enormemente a Harry. Solo hace falta una Hermione para causar exasperación en muchos magos.
"Es bueno que no tenga elfos domésticos, sería un infierno para ellos".
"Oh, pero los tenemos", los ojos de Augusta brillaron por un momento. "Phineas ha estado despotricando de que no lo dejan hacer su trabajo"
"Bien... entonces iré de inmediato", Harry camino mientras Augusta lo guiaba por la mansión hasta el patio. El interior era grande, pero el patio lo era aún más. Las murallas exteriores denotaban un gran espacio, pero supuso que el enorme campo de árboles en el exterior, también pertenecían a la familia Longbottom.
"¡Neville!", Augusta levantó la voz cuando salieron, llamando la atención del niño.
"¡Harry! Es bueno verte, amigo. Tienes que ayudarnos con Hermione", Neville camino hacía ellos con una mueca. "Ella no deja que usemos magia para cocinar las cosas".
"Ja. Escuche que una buena barbacoa tiene que ser a mano".
"¡Exacto!", el grito exasperado de Hermione vino de inmediato. Harry la vio levantar los brazos con una tenaza en la mano derecha.
"Traje la carne, Hermione".
"Gracias. Y también lo siento. Ron dijo que era mejor dejarte la carne para ti, si eso significaba que sería el plato principal".
"Lo suponía".
"Oi, ¿qué significa eso?"
"Nada", Harry se hizo el tonto antes de colocar las bolsas de compra sobre una mesa, justo a un lado de una gran parrilla. Esto último, había sido traído por el padre de Hermione, a quien se le había pedido. Hermione tuvo que convencerlo que, incluso si era estropeada, podía repararse a la perfección usando magia.
"Tu padre parece gustarle la barbacoa si tiene una parrilla tan buena", Harry entrecerró un poco los ojos cuando el color plateado de la parrilla se ilumino con la luz del sol que apareció de entre las nubes.
"Solemos hacer bastante, Harry. Sobre todo en reuniones familiares".
Harry simplemente asintió antes de mirar mejor el patio. Había un toldo sobre la parilla, en caso de que se pusiera a llover. Más lejos, había una piscina, llena de agua limpia, pero no creía que se usara el día de hoy, con el aire tan frío.
"¿Qué pasa con el resto?", preguntó él.
"Los gemelos están en camino", respondió Ron, antes de tomar un sorbo de una cerveza de mantequilla".
"Invite a Susan y Luna, también", Neville dijo. "Creo que ya llegaran".
"¿También vienen? Eso es genial, aunque pensé que invitarías a alguien más"
"¿Alguien más?", Neville pregunto confundido mientras miraba casi hipnóticamente los movimientos de mano de Hermione. Por alguna extraña razón, la forma en que movía y daba vuelta a las cosas en la parrilla, tenían cierto encanto.
"Hannah".
"¿Uh?"
"Vamos, amigo. He visto como la miras cuando pasan cerca. Te gusta".
"Eso... eso... "
"¿Quién es Hannah?".
"¡Ah! ¡¿Cuándo llegaste detrás de mi, abuela?!", Neville saltó completamente asustada cuando escucho la voz de Augusta detrás de él.
Harry resoplo cuando tomo asiento a un lado de Ron, sentado en una silla cómoda.
"Él está completamente dominado", Ron soltó un comentario, que causo que Harry lo mirara sin emociones. Incluso quería decir: ¿no lo eres tú también?
. . .
Después de un largo tiempo esperando la comida, todo estaba listo y hecho. El grupo completo había preparado una mesa en el exterior, incluso se había preparado una fogata para el frío de la noche, que había caído sobre ellos. Lámparas mágicas iluminaban el patio, puestas a los pies de las murallas.
"¡A comer!", George grito mientras levantaba un vaso de cerveza. "Y por supuesto, no podemos evadir el brindis".
"¡Para que se repita!"
"¡¡Para que se repita!!", todos levantaron la voz con sus diferentes bebidas.
"¡Woaah!", Ron exclamo cuando trago su primer pedazo de carne. "¿Qué demonios? Prácticamente se deshizo en mi boca".
"Esto está delicioso, Hermione", Susan sonrió cuando también comenzó a comer.
"Gracias. Aunque... también se debe a la calidad de la carne. ¿Cuanto gastaste realmente, Harry?"
"Creo que fueron... ¿más de dos mil libras? No le tome demasiada atención".
Hermione golpeó su cara con una mano.
"Honestamente, Harry Potter".
"¡Oye, tengo la oportunidad de derrochar un poco! Puedes culpar a Ron también, ya que fue él quien me dijo que comprara lo mejor que viera".
"¡Oi!"
"Escuche que fuiste a Italia, ¿cómo fue eso, Harry?", Luna pregunto mientras comía lentamente una Mazorca de maíz con las manos. Parecía un conejo por la forma en que mordía. "¿Descubriste algún animal nuevo?".
"No... Lo siento, Luna, pero no. Aunque definitivamente fue divertido con Sirius rondando como un perro que había inhalado cocaína".
"Él... no lo hizo, ¿verdad?", Hermione pregunto preocupada. Sabía que Sirius era capaz de muchas cosas.
"¡Ja, ja, ja!"
"¡Oye, Harry!"
"Tranquila, Hermione. El viejo perro ni siquiera sabe lo que es la cocaína".
"¿De que se trata está cocaína?", los gemelos preguntaron con curiosidad, causando que Hermione solo pudiera golpear su rostro con la palma de su mano. No quería que tuvieran ideas raras después de que les expliquen lo que era la droga.
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