Capítulo 23: Familia Pickering I
"¡Flavius Flint!", Amelia Bones dijo con fuerza, arrojando una carpeta sobre su escritorio. Harry la recogió y la abrió, viendo los documentos en su interior. Había una foto del hombre, junto a información de nacimiento, edad actual, lugar en donde vive, los miembros de su familia, e incluso calificaciones en Hogwarts.
"Es el primer nombre que salió de la boca de Gareth Greengrass. Flavius fue quien lo contacto, a pedido de Matthías Pickering. Según la información obtenida, es a quien necesitamos para obtener más información importante sobre Lo Imperdonable".
"¿Por qué Flint nos daría más información?"
"Gareth lo describió como un hombre codicioso, pero cobarde. Si ponemos nuestras manos sobre Flavius Flint, podemos ofrecer cierta protección a cambio de información. Desde ahí, comenzaremos a sacar más y más".
Harry asintió, leyendo toda la información, pero también recordando las palabras de su yo mayor: "Lo Imperdonable es un grupo bastante problemático. Incluso ahora, en mi tiempo, seguimos sin descubrirlos a todos. Atrapamos a su líder, pero nada nos asegura que hay otros por ahí, intentando revivir al grupo. Por eso, debes tener cuidado con la información que obtengas. Si quieres atraparlos, no vayas con un equipo. Mejor entrena todo lo que puedas, hasta el maldito cansancio. Después de eso, ve por ellos, uno por uno. No seas amable. Tienes que ser igual de cruel que esos bastardos".
"¿Se encuentra dentro de la isla?"
"Lamentablemente, no. La familia Flint es dueña de algunos negocios, y Flavius actualmente se encuentra en Italia, revisando sus plantaciones de uva para vino".
"Sorprendentemente, tiene un trabajo muggle".
Amelia resoplo ante eso. "Para nada. Es vino mágico, Harry. Tiene propiedades algo mejores que las uvas normales".
"Ya veo... Entonces, ¿lo atrapo?"
"Si. Nosotros ya nos hemos contactado con las autoridades respectivas para que puedas hacer el trabajo", Amelia asintió y tomo un libro desde su escritorio. "Aquí. Es un traslador hacía Sicilia, Italia".
"¿Cómo lo encontrare en Sicilia?", Harry pregunto levantando las cejas. "Además, no entiendo porque no capturamos a Pickering de inmediato. Es más fácil".
"También me gustaría eso. Pero, lamentablemente, no tenemos su ubicación. De hecho, apenas tenemos información sobre el hombre"
Harry chasqueó la lengua. La información que tenía, tampoco ayudaba demasiado. Solo sabía que Matthias Pickering, había sido atrapado bajo los efectos de una poción, dormido en el apartamento de su nieta, Constance Pickering.
"Espera... ¿Tienes información sobre una chica llamada Constance Pickering? Ella debería ser su nieta. Podría llevarnos al hombre".
Amelia levantó las cejas, antes de asentir.
"Deberías haberme dicho eso antes. Habría evitado tantos problemas".
"Da lo mismo. Todavía no sabemos si hay la suficiente información sobre la chica. Si no la hay, entonces voy por Flint".
"Daré la orden para que me traigan cualquier información. Por el momento, ve a capturar a Flavius Flint. No te tomara demasiado tiempo, ¿verdad, poderoso niño que vivió?"
Harry suspiro ante las burlas de Amelia. Tomo el traslador y...
"Finca Flint es el nombre, por cierto"
Harry desapareció después de eso, en un parpadeo. Cuando vio donde estaba, gimió un poco. Se encontraba mirando un monte a lo lejos. Detrás de él, había una colina, mientras que a su lado...
"¡Moo~!", vacas. Un montón de vacas pastando, algunas incluso cagando. Harry levantó la cabeza hacía el cielo y grito un poco enojado. Saco su capa encogida desde uno de sus bolsillos y la puso sobre sus hombros. Gracias a que tenía las tres reliquias de la muerte, podía utilizar sus verdaderos poderes. Ahora, nadie podría verlo, o escucharlo, u olerlo. Ni siquiera tenía que esconder todo su cuerpo. Mientras la ponga sobre sus hombros, funcionaría.
"La próxima vez, la transformare en una gabardina. No tendré que usar ninguna otra después de eso", Harry murmuro antes de comenzar a flotar, invisible para todo y todos. Lo bueno de todo esto, es que sabía el nombre de la finca donde se quedaba Flavius Flint.
"Lamentablemente, no se donde se encuentra la finca Flint. Honestamente, Amelia", Hary negó con la cabeza. "Ella es una mujer bastante rencorosa. Mira que hacerme esto, simplemente porque le di trabajo extra".
. . .
"¿Esto es correcto? ¿Verificaron?", Amelia pregunto mientras caminaba, con sus ojos enfocados en el documento que tenía en la mano.
"Dos veces, Madame", un auror que caminaba a su lado, respondió con seriedad.
"¡Bien! ¡Nos vamos, ahora!"
"¡Entendido!"
. . .
Constance Pickering era una niña curiosa. Su curiosidad, resultaba en que terminaba haciendo algo que llamara la atención de su familia. Y eso no era bueno, no para su abuelo. Le gustaban los animales, también. Y un día, su abuelo le dijo que a los erizos les encantaba que les dejaran un plato de comida durante la noche. En su inocencia, le conto a su amiga, Silvia, una vecina muggle, que dejara bocadillos para un erizo que se veía en su jardín de vez en cuando.
Lamentablemente, el erizo eran un Knarl, que generalmente pensaba en eso como una trampa, y destruía los jardines. Tales destrucciones, terminaban siendo culpa de los niños, por lo menos para los muggles.
Por culpa de su abuelo, se sintió culpable. Le había hecho daño a su amiga y, al mismo tiempo, a su familia, y todas las plantas del jardín. Fue desde ese momento, que dejo de confiar tanto en su abuelo. Comenzó a ver lo cruel y codicioso que era. Sus padres, sabiendo la gran cantidad de dinero que poseía su abuelo, lo obedecían en todo.
Tenía ganas de ver muchas cosas, sobre todo los circos y árboles de navidad, junto a todas sus decoraciones. Lamentablemente, no podía. Lo único que podía hacer para mantener sus deseos y sus ganas de ver cosas, era mirar por la ventana de sus casas, cuando era navidad. O recolectar carteles de circo.
"¡Ahhh!"
Los ojos de Constance se abrieron cuando escucho gritar a su hermano pequeño. Ella se levantó del sofá y corrió hacía el pasillo donde estaban las habitaciones. Rápido, paso por ahí y llego a la habitación de su hermano de dos años, que se encontraba abierta. Ahí vio a su perro, un Crup llamado Ross, mordiendo el trasero de su hermano, aunque no parecía hacer demasiada fuerza con eso.
Pero, para un niño de dos años Squib... quizás duela más.
"¡Ross, no!", Constance corrió y abrió la boca de su perro con ambas manos. De inmediato, el perro soltó a su hermano y comenzó a jadear con la lengua afuera.
"¡Malo! ¡Eso no se hace!"
"¡Uh... uh!", ella miro a su hermano llorando y no supo que hacer.
"Esta bien, por favor. Deja de llorar. Llevare a Ross fuera de la habitación, ¿bien? Por favor", Constance lo intento, pero el pequeño solo lloro con más fuerza. Mirando por toda la habitación, intento encontrar algún juguete que hiciera reír a su hermano, pero no había nada. ¡Era en esos momentos cuando odiaba su familia! Su madre odiaba completamente cuando había demasiado ruido. Era alergia a cualquier decoración, como decía ella. Constance, con solo ocho años, pensaba que era absurdo. ¡No tenía sentido para ella!
Pero, de repente, tocaron la puerta.
"¿Y ahora?", Constance se pregunto. Debatía si ir a abrir, o quedarse con su hermano, para que pudiera dejar de llorar.
"Ugh... Mamá dijo que no debería abrir la puerta, pero... ", Constance frunció el ceño. "¡Ross, ven conmigo!"
Con un ladrido el perro corrió junto a la niña. Constance levantó sus manos cuando llego a la puerta, y la abrió. Su quedo congelada al ver tres personas fuera. Una mujer y dos hombres, todos con túnicas y una especie de medallas en sus pechos.
"Um... ¿Quiénes son?"
"Hola, pequeña. ¿Eres Constance Pickering?", la mujer pregunto con una suave sonrisa. Constance simplemente asintió, sin saber que decir exactamente. Se sentía nerviosa por las altas personas, sobre todo los dos hombres serios detrás de la mujer.
"Dime, muchachita, ¿se encuentra tu abuelo? ¿Algunos de tus padres?"
"... No... ¿Quiénes son ustedes? ¿Son malas personas?"
"No somos malas personas. Venimos desde el Ministerio. Policías".
"¡¿Policía?! ¿Hice algo malo?"
"¡Oh, no! ¡Por supuesto que no! Solo eres una niña", Amelia se puso en cuclillas, para quedar a la altura de Constance. "Estoy seguro de que eres una niña buena. Nosotros no hemos venido por ti, pero necesitamos algunas respuestas. Probablemente sientas miedo por nosotros. Los hombres detrás de mi, son demasiado serios"
"Dime, Constance, ¿puedes responder algunas cosas para nosotros?"
"Erm... Creo.... ¿qué si?"
"Genial. Dime, ¿eres nieta de Matthias Pickering?"
"Es mi abuelo", Constance respondió y asintió.
"¿Sabes donde vive?"
"Um, no. ¡Pero mi hermano puede que sepa!"
"¿Hermano?"
"Mi hermano mayor. Él estudia en una escuela llamada Hogwarts. ¿Ustedes son mágicos, verdad? Um, creo que no debería haber dicho eso".
"No, no. Esta bien. Somos mágicos, no te preocupes".
"¿De verdad?"
"De verdad", Amelia sonreía y le mostró su varita.
"Oh, genial".
"¿Sabes en que casa de Hogwarts asiste tu hermano mayor?"
"¡Gryffindor! Le contó a todos que había sido clasificado junto a Harry Potter"
Los ojos de Amelia mostraron sorpresa ante esa pregunta.
"¿De verdad?"
"De verdad", Constance asintió con seriedad. Aunque, dicha seriedad, se veía un poco graciosa en el rostro de una niña de tan solo ocho años.
"¡¿Quiénes son ustedes?!", una voz grito desde atrás. Era una mujer de cabello castaño con un rostro gruñón.
"¡Mamá, es la policía mágica! Querían que respondiera preguntas"
La mujer se puso palida de inmediato.
"Parece que tenemos suerte, Madame", uno de los aurores hizo aparecer su varita en su mano derecha.
"Cuidado, Mathew. Tenemos a una niña inocente aquí".
"¿Qué está pasando? ¿Mamá hizo algo malo?"
Amelia suspiro y miro a Constance con lastima en los ojos. Con tan solo hablar un poco con ella, supo lo inocente y obediente que era. Sabía que no era bueno capturar a una madre frente a su hija... Era horrible, de hecho. Pero, lamentablemente, no quería que la mujer se escapara.
"Mathew... con cuidado".
"Entendido".
"Lo siento, Constance".
"Mamá... ella... ", Constance frunció el ceño, pero se veía a punto de temblar y llorar.
"No lo sabemos. Pero necesitamos saber la ubicación de tu abuelo. Espero que tu madre no haya hecho nada malo. ¿Hay alguién más en casa? Puedo acompañarte a un lugar seguro".
"Mi hermano menor... es un Squib. Estaba llorando hace poco".
"Ya veo... te ayudare con él. Confía en mi, no dañamos a los niños. Nunca".
_______________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro