38. LA NOBLE CASA GREENGRASS
Por extraño que pudiera parecer, Harry Potter tenía miedo mientras se vestía aquella noche. No por su apariencia. De hecho fue Sirius quien le llevó a elegir un traje para aquella ocasión, uno que le hiciera ver elegante, pero que también se ajustase a su cuerpo, el cual se estiró bastante en los últimos meses. La compra no la realizaron en el callejón Diagon, sino en una boutique muggle de una alta zona londinense. Si tenía que ser franco, creía verse muy bien, mucho más arreglado que de costumbre.
Por debajo de su ropa elegante llevaba consigo el chaleco de piel de basilisco, por lo tanto la razón de que sus piernas temblasen en ese instante no se debía a falta de protección. En realidad, si era un poco sincero consigo mismo, pensaba haber exagerado un poco con todo eso del entrenamiento. Su núcleo mágico ahora ostentaba la increíble cantidad de treinta y nueve mil cuatrocientos treinta puntos. Por tanto, dudaba que un par de mortífagos pudiesen sobrepasar sus defensas.
Tampoco se trataba de conocer al tío y cabeza de familia de los Greengrass, quien además de ser un mortífago se trataba del único que podía ratificar la oferta de matrimonio a Daphne.
La verdadera razón para sus nervios a poco de colapsar era Nymphadora Tonks. La joven auror había estado en extremo emocionada por la fiesta de fin de año. Había hablado acerca de los bailes, la posible selección de bebidas y comidas, las personas influyentes y como su sola presencia y como ser la cita de Harry Potter podía hacer despegar toda su carrera frente a Amelia Bones, la jefa del departamento de aurores. Quien dicho sea de paso, era la cita de Sirius.
No tuvo el ánimo ni las fuerzas de decirle a Tonks que su comportamiento tenía el potencial de poner en juego una posible relación con Daphne, la boda, o deteriorar las relaciones enteras con aquella familia.
Terminó entonces de ajustar la corbata según las instrucciones de Sirius y salió de la habitación.
—Yo todavía puedo recordar bien la primera fiesta de familias a la que pude ir— comentó su padrino viéndole desde la zona baja de las escaleras—. ¿Nervioso?
—¿Qué tanto se nota?
—Pues por el sudor en tu frente, bastante. Descuida, será peor de lo que imaginas— expresó el hombre.
—No me ayudas a relajarme.
—No debes relajarte, recuerda que vamos a territorio enemigo.
—No vamos a la cueva donde Voldemort se esconde.
—No, pero bastante cerca. Ahora recuerda no volver a decir su nombre, por el tabú. Aquí en la casa con Fidelio no importa tanto, pero vas donde los Greengrass. Tratemos de no tener este tipo de descuidos— El tabí, como Harry había aprendido, se trataba de un maleficio muy potente sobre una palabra o frase que creaba un vínculo entre quien lanzaba el hechizo y cualquiera que pronunciara aquellas palabras. esto permitía en este caso que el señor tenebroso supiese en cualquier momento la ubicación de alguien que hablaba sobre él usando su título.
—¿Estás nervioso Sirius?— indagó Harry.
—Como no tienes idea. Ni Lucius ni Narcissa me tienen en la lista de amigos, dudo que Matheo Greengrass tampoco, aunque no hemos podido hablar nunca. Pero creo haberme acostado con Jessica Thompson mientras ellos dos salían, de eso no estoy del todo seguro. Sin contar que voy a ir con Amelia Bones, quién puede ponerme preso por múltiples razones, las cuales incluyen también haberla engañado mientras salimos en la escuela.
—Hay más peligro de que te maldigan por haber engañado a alguna chica, que por defenderme o enfrentar mortífagos.
—Bueno, cada uno tiene su propio monstruo al cual enfrentar—. señaló el mayor—. Amelia debería llegar dentro de poco.
—¿Le dijiste a Karen?
—No está muy feliz, pero coincidimos que ninguno sabe cómo encontrar un arma de fuego muggle, y ninguno de los dos quiere que ella lleve una consigo a una fiesta donde de hecho odian a los muggles abiertamente. Así que hemos llegado a un acuerdo.
—No puedes hacer nada con Amelia.
—No, ni lo estoy buscando, de hecho Amelia me podría cortar las... ya sabes cuales, si intentase algo. No creo estar en su libro de hombres ideales. Ahora— Sirius miró a Harry cruzando sus brazos—. ¿Tonks?
—No comiences, ya me escuché el sermón de tradición Black de casarse entre miembros de la familia mientras me probaba el traje.
—Pero parece que le haces buen uso al apellido.
—Si, Walburga estaría orgullosa si llega a saberlo, así que por favor, sin comentarios. Recuerda que Daphne estará en esa misma fiesta.
—¿De verdad te interesa la chica de Slytherin? pareces llevarte mejor con la del cabello tupido de tu casa— argumentó Sirius.
—Es linda, inteligente, decidida, y creo que me atrae bastante.
—Entiendo. ¿La conoces bien?
—No sé, hay cosas que a Daphne no le gusta hablar. Pero en lo poco que habla, sé que es buena persona, se preocupa por su hermana menor y su familia— Harry entonces guardó silencio cuando Tonks salió de la habitación y se dirigió rumbo a las escaleras de la casa. Lucía hermosa, por simplificar las cosas. Su cabello era negro, y el vestido tenía un color vinotinto con detalles en blanco y una tela transparente a un costado que apenas brillaba un poco cuando la luz daba contra esta.
—Luces muy bien. ¿Más joven?— Agregó al final notando que Tonks lucía un look como quizás era cuando tenía cerca de dieciséis años.
—No me reconocerán a la primera, podré moverme más a gusto y nadie dirá mucho que Harry Potter lleve como cita a una chica de dieciséis.
—Gracias, parece que pensaste en todo.
—No he ido antes a una fiesta como esta, cuando tu madre decide salir y tener una hija con un muggle, no eres muy bienvenida en este tipo de fiestas.
—¿Están todos listos?— Se escuchó la voz de Amelia, quien llegó por medio de la red flu. Lucía elegante y altiva, con un vestido ceñido al cuerpo de un verde olivo que iba a juego con un peinado y cintas en el cabello.
—Nacimos listos— Aseguró Sirius ladeando la cabeza con confianza.
—Cadete Tonks— Amelia decidió hacer caso omiso del hombre. la joven bruja por su parte se colocó tan recta como el vestido le permitió—. Entienda que nos hallamos en una misión, y aunque le han enseñado que en este tipo de fiestas no se puede hacer uso de la fuerza, le doy nuevas órdenes, mismas para las cuales soy yo la única responsable— La mujer respiró—. Si observa que en algún momento Harry Potter se encuentra en peligro de muerte, o alguien le ataca con hechizos por encima de un par de cosquillas, usted tiene total libertad y órdenes directas de sacar su varita y luchar a muerte. Elimine a cualquiera. Entienda bien esto, le estoy dando permiso para usar fuerza letal si es necesario.
—Comprendo. Aunque ya eso se hallaba en mis planes.
—Esperamos que no sea necesario—. Amelia guardó silencio, Tonks continuaba erguida—. También tiene permiso de hechizar y desmayar a Sirius si nota que en algún momento intenta propasarse conmigo.
—Lo haré señora.
—Si ya tienen órdenes de traicionarme y maldecirme por la espalda, vámonos entonces. También luces bien Amelia—. Guiñó un ojo y tomó un buen puñado de polvos flu y lanzó a la chimenea— Kreacher y Gali, tienen órdenes directas de seguirnos y cuidarnos—. Entró al fuego que ahora lucía un color verde esmeralda. Harry le siguió junto a las chicas, el fuego daba una sensación cálida y graciosa en sus manos, aquello le hizo pensar en un montón de aves revoloteando a su alrededor. Luego, un tirón y un túnel de luces frente a sus ojos antes de poder llegar a la residencia Greengrass.
—No te apartes de mí, este lugar me da miedo.
—Eres una auror, deberían ser ellos quienes tengan miedo de tí Tonks.
—Tan lindo, pero en serio, no te apartes de mí.
Se hallaban en una pequeña sala iluminada donde un elfo doméstico esperaba alzando un brazo para tomar la carta de invitación. La criatura era extremadamente delgada y bastante más alta que los otros elfos que Harry había visto.
—La fiesta se celebra más adelante, los invitados aún están llegando, señor Potter y compañía, la señorita Daphne ha indicado que desea hablar con usted apenas llegue— recitó el elfo en un tono repetitivo—. Los elfos de su familia pueden permanecer en esta sala junto a los otros esperando el llamado de sus amos.
—Gali y Kreacher se moverán con nosotros, gracias— comentó Sirius.
—Como usted prefiera— Continuó el elfo señalando la segunda puerta a la derecha al final de la sala— La fiesta apenas inicia, habrá música, bailes, pueden disfrutar del banquete, y a partir de las doce de la noche podrán disfrutar de la sala del placer.
—Mantente tranquila y calmada— repitió por tercera vez Tonks en voz baja.
—¿Tienen una sala de placer?— indagó Sirius ahora moviéndose a la fiesta.
—Podrías aparentar no estar tan emocionado, teniendo en cuenta que tu pareja esta noche es la directora del departamento de aurores— comentó Amelia Bones alzando una ceja.
—Incluso aunque rompan un par de reglas hoy no podrás hacer nada a menos que intenten matar a Harry, así que por esta noche solo eres otra bruja de sangre pura. Y debo admitir que tengo muchos años sin ver una sala de placer. La última todavía estaba en Hogwarts estudiando y quedé muy conmocionado.
—Bueno, podría admitir que yo también tengo mucho sin presenciar una de esas salas.
—Tu novia quiere verte apenas entremos— expresó Tonks.
—No es mi novia en lo estricto de la palabra— alegó Harry.
Se movieron por la puerta de la derecha con calma, el otro lado era un enorme salón circular con suelo marmoleado y paredes blancas iluminada por un enorme candelabro en el techo junto a un centenar de pequeños fuegos flotantes que emergían del suelo y ascendían hasta el techo de forma constante.
—Es muy lindo, no había visto un salón como este antes— Tonks apretó a Harry del brazo del cual le tomaba.
—Ni yo, aunque una vez vi la recepción de un hotel con un efecto de luces muy semejante a este— respondió Harry—. En uno de los escapes que tuve con Sirius para poder jugar quidditch.
—La casa Black no tiene algo así.
—Sirius me explicó que antes hubieron otras dos propiedades Black, ambas más grandes que la actual. Pero fueron destruidas en las guerras, atacadas, asi que tenemos actualmente la que era la casa secreta. Y sirius tampoco ha tenido la intención de reparar los daños en esos lugares.
—Sirius parece que odia a su propia familia y apellido, pero disfruta del dinero— argumentó Tonks— Oh, esos son los Nott, no recuerdo como se llama el niño, pero ese es el señor Nott, su nombre es Adolf, luego están Monty y Helena, hermanos de Adolf. Su esposa murió cuando el niño nació.
—Theodore lo mencionó un par de veces en el colegio. Su familia parece ser bastante grande, pero solo vinieron un par.
—Son como treinta miembros, aunque hay un par de vástagos y squibs. La mayoría apoyaron en su tiempo al señor tenebroso y Grindelwald, así que la guerra no los ha afectado tanto, son bastante poderosos, entre ellos, los Narfi y los Malfoy son dueños de buena parte del diario el profeta.
—¿Los Malfoy son dueños del profeta?
—No dueños, inversionistas, como del cinco o siete por ciento, pero significa que pueden opinar sobre lo que sale o no según creo.
—Eso explicaría mucho del poder y por qué Draco cree que tiene a Merlín agarrado de las bolas.
—Esos que ves allí son parte de los Narfi, como te dije, gente de dinero, aunque bastante grises, no se ven inmiscuidos en muchos escándalos, si no cuentas que una de las chicas más jóvenes salió embarazada y nadie sabe quién es el padre.
—Pareces bastante enterada de todo— señaló Harry viendo a un par de magos altivos y de piel morena oscura, y ojos casi amarillos.
—A los aurores les enseñan quiénes son cada uno de los magos del Wizengamot y de las familias influyentes. No te imaginas cuantos arrestos se hacen y las personas dicen ¿no sabes quién soy yo? Y verdaderamente es un problema si no sabes quien es.
—¿A quién más debemos ver?
—Allá los Borgin, y no es extraño que estén al lado de los Burke. No son familias tan poderosas actualmente, pero lo fueron hace algún tiempo, según cuenta los Burkes son expertos comerciantes que solían tener el mercado de las alfombras voladoras bien cubierto en europa, pero con la prohibición de las alfombras, su negocio se vino a pique y no tienen mucho más que un par de tiendas regadas por aquí y por allá.
—¿Borgin y Burkes del callejón nocturno?— preguntó Harry.
—De ellos, sin duda— comentó ligeramente—. Allí estan los Selwyn, Jeremias, el de cabello negro atado en una cola, se cree que fue mortífago, pero nunca hubo pruebas en su contra. Tienen buenas inversiones en las tiendas como Ollivanders y las librerías que encuentras en Hogsmeade. Del resto la familia es bastante tranquila, y parece que tienen intenciones de invertir y mudarse a Roma.
—¿Cómo puedes saber tanto sobre todos?
—Por aquí y por allá vas escuchando lo que necesitas.
—¿Qué dicen de mí?— indagó Harry.
—¿La verdad?— preguntó Tonks, a lo cual Harry asintió lentamente con la cabeza—. Dicen que eres un joven mago tenebroso, tan poderoso que el mismo señor tenebroso actual te teme.
—Si, eso leí también.
—No parece gustarte mucho.
—¿Que crean que soy un mago tenebroso? No creo que sea lo mejor.
—Eso es porque no estás viendo las partes positivas. Mira dónde estás justo en este momento, en la sala de invitados de una familia gris cuyo cabecilla es muy negro. No solo has sido invitado a una fiesta de sangres pura, sino que además son personas que quieren ganarse tu apoyo y favor.
—¿Sirve de algo tener el favor de gente que desea que asesinemos o esclavizamos a todos los muggles?
—Es bueno tener a tu favor a personas importantes y con poder, incluso si luego decides que debemos unirnos a todos los muggles. Si te temen, se someterán a lo que tu digas.
—Recuerdame no tenerte como enemiga jamás, eres alguien que planifica mucho.
—No tanto como quisiera. Sonríe, se acercan los Nott.
Harry se mantuvo firme cerca de la mesa de comidas y bebidas mientras Adolf Nott caminó en su dirección.
—Harry Potter, con sólo doce años pareces tener bastante dominio de este tipo de eventos. Me presento, soy Adolf...
—Nott, un placer el poder conocerte. Creo haber escuchado a Theodore mencionarlo un par de veces—. Nunca estaba cerca del chico de Slytherin, pero Draco se encargaba de gritar continuamente a fin de llamar la atención de quienes se hallaban cerca— Aunque no he coincidido con él tanto.
—Una pena ciertamente, pero no es extraño que alguien que muestra valentía termine en una casa como Gryffindor—. El jefe de los Nott buscaba ahora entre los quesos—. Un placer también conocerle señorita...
—Black— Atajó Harry notando el sudor de la chica a su lado.
—¡Oh, una noble familia! Siento no haberle reconocido en primer momento, pero entienda que los Black se diseminaron hace años por varios países. Imposible seguirles el rastro a todos, apenas a quienes todavía están en el Reino Unido. He visto a Sirius nuevamente en algunas reuniones del Wizengamot.
—El tío Sirius no disfruta tanto de la política como debería— Está vez Tonks se permitió hablar mientras tomaba un vaso de champagne que recién se llenó. Gali al lado de ellos mantenía silencio y la cabeza baja sólo chasqueando dedos para servir o verificar la comida.
—Una verdadera pena, pero es bueno ver qué el futuro jefe de la casa Potter presta atención a esos asuntos de relaciones. ¿Conoce ya usted a Hubert Narfi? Es un gran elaborador de pociones, algo viejo, pero realizó algunas recetas con su abuelo Fleamont.
—No lo he conocido, pero me temo que tendrá que esperar un momento. Veo que la señorita Greengrass se acerca para hablar— Se disculpó Harry dando un par de pasos en dirección a Daphne.
La joven chica de cabello dorado se acercó hasta ellos con paso decidido y un rostro enojado. Abrazó a Tonks y luego a Harry— Potter— Alzó una ceja, parecía una furia que pronto lanzaría humo por las orejas—. Viniste ¿Por qué viniste? ¿Por qué dejaron que viniera?— Dirigió la última pregunta a Tonks.
—¡Tú lo invitaste!
—¡Le escribí aparte diciendo que no debía venir! ¡Te escribí Potter!
—Si no venía tendrías problemas ¿Cierto?— indagó Harry.
Hubo un enorme silencio, Daphne bajó la mirada, luego la alzó, suspiró y continuó—. Esto es una trampa, no pueden quedarse. Mi tío quiere verte y hablar contigo Harry.
—Te llamó Harry— Hizo notar la joven auror.
—Si, lo hizo. Quizás comienza a aceptarme finalmente.
—No he aceptado que enviaras esa carta Potter, lo hiciste sin preguntarme, aunque agradezco mucho de lo que me libraste en ese instante. Pero, eres mi amigo, no quiero que termines muerto por tratar de salvarme de mi propia familia.
—Dijo que no me quiere muerto ¿Verdad?
—Eso escuché yo también Harr—. asintió Tonks con la cabeza.
—No me fastidien ambos, tu debías detenerlo Tonks, eres una auror, sabes cómo son este tipo de fiestas.
—Hablaré con tu tío y saldré por la puerta principal al final de la noche, eso lo puedes tener por seguro Daphne.
—Me gustaría creerte Potter— Suspiró— Ahora denme un instante, mi hermana apostó a qué vendrías, le debo un galeón
—¿Pensaste que no vendría?—. Pregunto él.
—Pensé que razonarías más las cosas. Aunque admito que me alegra poder verte hoy, es fin de año después de todo. ¿Te molestaría prestarme lo para bailar un poco antes de que termine la noche Tonks?
—Como yo lo veo, es mi cita, pero tú prometido. Por los momentos es de ambas, así que si. Pero me tienes que prometer un baile también contigo. Luces muy bien en ese vestido blanco.
—Gracias, tu también luces genial hoy— Sonrió Daphne—. Me retiro, esperemos que al final de la noche estemos vivos. Le diré a mi madre que viniste.
—Saldremos bien, traje refuerzos incluso.
—Sin ofender Tonks, pero dudo que solo tú y él tengan oportunidad de hacer algo— Daphne bajó la cabeza.
—No me ofendo, reconozco que hay mortífagos y seguidores del señor tenebroso muy bien entrenados.
—No te imaginas cuánto, ni siquiera yo pensaba que pudieran ser tan buenos hasta hace un par de días— expresó la chica de Slytherin.
—¿Los llegaste a ver entrenar?— inquirió Tonks.
—Un pequeño entrenamiento de lucha, es horrible ver como manipulan la magia a ese punto. Diría que se están entrenando de verdad para una guerra.
—Ten un poco más de confianza en mí, incluso traje a Madame Bones— comentó Harry cruzandose de brazos.
—¿Trajiste a Amelia Bones a nuestra fiesta?— Daphne por primera vez parecía sorprendida alzando una ceja—. Interesante, parece que no eres tan tonto después de todo Potter— Ahora sonreía— Si, quizás existan posibilidades. Diviértanse, bailen, si quieren pueden esperar a la sala del placer. Harry, mi tío de seguro querrá hablar contigo antes que con ningún otro, ha sido bastante tajante sobre eso. Apenas tengas oportunidad ve por ese pasillo del fondo y toca tres veces la puerta—. Caminó rumbo a las grandes escaleras del otro lado del enorme salón, desde allí Astoria les saludo alzando una mano. Increíblemente se hallaba hablando Zabini.
—Y así haces que una chica se sienta a gusto con su vestido. Anotalo Harry, por si vas a otra fiesta.
—Anotado por si salimos vivos de esta.
—Yo creo que sí le gustas a esa chica.
—¿Qué te hace pensar en eso?
—Va a hablar con su madre y quiere mantenerte protegido de su propio tío. Si es capaz de oponerse a un mortífago que además es el cabecilla de su familia por un chico, supondré que ese chico es relevante para ella.
—Gracias, aunque creo que eso también te describe ¿no?— indagó Harry—. Tengo entendido que la tía Andrómeda no quería que vinieras.
—Te dije, es una lástima que solo tengas doce años— alegó colocando recta la espalda—. Se acerca Gregory Jhonson, creo que es tío de una chica con la que juegas.
—¿De Angelina? ¿negro o blanco?
—No tengo la menor idea, quién sabe.
Harry mantuvo su postura, sonrió y estrechó la mano del individuo que se acercó, conversó un momento lo más educado que pudo mientras que su atención se hallaba a su alrededor. Otros invitados llegaban al sitio, entre ellos los Roncorn, los Selwyn, Starovsky, Gilligan. Cada familia pasaba por el frente y saludaba ahora a la madre de Daphne, Lucrecia Greengrass. Era peculiar que ellos no cumplieron con dicho protocolo, quizás la madre de daphne no deseaba que los viesen juntos o mostrando simpatía por él.
Gregory se cansó de hablar sobre los equipos de quidditch y fue llamado por el recién llegado Gilligan y tanto Harry como Tonks estuvieron libres nuevamente.
—¿Piensas ir a hablar con Matheo? creo que es ahora o nunca.
—Si, también lo estaba pensando. Sirius parece divertirse, pero Amelia no me ha quitado el ojo de encima ni un segundo.
—Amelia es la jefa del departamento, si sales de aquí con un rasguño es a ella a quien van a responsabilizar directamente Harry— expuso Tonks—. ¿Quieres que te acompañe, o espero afuera?
—Me gustaría que me acompañaras, pero no creo que sea lo debido. ¿Podrás escucharme desde afuera?
—Me quedaré justo al lado de esa puerta tomando ponche. Si alzas la voz, lo escucharé, y descuida, ya lancé varios hechizos de inspección, la sala está limpia.
—Bien, deseame suerte— expresó Harry antes de dar tres golpes a la puerta del fondo y esperar.
Estaba nervioso y sudando a cántaros, debió introducir las manos en el pantalón para limpiarlas un poco y tratar de relajarse. Había practicado una supuesta conversación con el retrato de Walburga, quien últimamente se mostraba bastante cooperativa hacía él.
—Me preguntaba cuando aparecerías por esa puerta y si tendrías las agallas de venir y conversar directamente conmigo— Matheo Greengrass era un hombre alto de cabello marrón, entradas en los laterales de su cabeza y enormes ojeras. Se encontraba vestido de traje tomando un vaso de licor.
—Hice una propuesta a Daphne, tengo entendido que eso me obliga a ser partícipe de este tipo de fiestas, de otra forma podrías revocar dicha oferta y tomar otra— Harry se detuvo cerca de la puerta, no deseaba avanzar más allá. Podían suceder muchas cosas, la alfombra roja al frente podría estar encantada con ataduras, Matheo podría usar legeremancia pasiva debido a la cercanía, o atacar directamente sin darle tiempo a responder.
—Una propuesta que fue bastante sorpresiva, debo admitir. No por tu relación cada vez más cercana con mi sobrina, sino por usar los apellidos Potter y Black, y aún más dirigirla a mi como jefe de la familia cuando usted sabe muy bien que soy un fiel partidario del señor tenebroso.
—Lo admite— expresó Harry, era imposible no sentirse atemorizado, pero tal como aprendió con Tonks, podía usar ese miedo y neblina de pensamientos para encapsular sus secretos y pensamientos reales. Para alguien que intentase ver ligeramente en su mente, sería como una rápida sucesión de imágenes sin sentido y mucha información borrosa.
—Abiertamente, soy y seré partidario siempre de alguien que me permita hacer crecer a mi familia, de alguien que pueda eliminar una de las maldiciones de sangre que están sobre nuestras espaldas. Y de alguien que no esté dispuesto a negociar con los muggles los términos y condiciones de nuestra máscara social, mientras que son los muggles quienes cada vez se hacen más peligrosos y nosotros solo más débiles.
—Cuando lo menciona así parece que tiene razones buenas para estar allí, pero, no deja de ser un mortífago, debió matar a muchos magos y torturar a otros muggles para poder ocupar dicho lugar.
—¿Viniste a hablar sobre mi entrada al séquito del señor tenebroso?
—No— admitió Harry.
—¿Por qué no te sientas chico?
—No me siento tan cómodo tan cerca, y no es de mala educación mantener la distancia— Trató de exponer Harry sin tartamudear. Había ensayado esa respuesta.
—No voy a matarte, no ahora, y definitivamente no lo haría con mis manos. Así que no tengas miedo de pasar y sentarte. Hay mucho que decir de parte y parte.
—¿Hay mucho de qué hablar?
—Primero déjame aclarar que es el señor tenebroso quien desea matarte personalmente, y no desea ayudas externas. Si alguien, cualquiera de sus seguidores decidiera matarte, o dañarte terriblemente, de seguro se ganaría una buena torutura por días enteros. Quizás podrían atraparte, pero incluso así probable existan consecuencias.
—¿Entonces estoy a salvo?
—De mi parte al menos. El señor tenebroso además se encuentra consciente que tengo esta conversación contigo, o al menos el punto fue expuesto previamente, y se mostró conforme. Déjame ahora preguntarte algo Harry Potter ¿Por qué proponerle matrimonio a una Greengrass?.
—No a cualquiera, solo a Daphne. Primero creo que es bastante claro que Daphne me gusta. Y creo que no vale la pena ocultarlo porque casi todo el colegio parece saberlo. Y segundo, evitar que usted la emparejase con Draco Malfoy.
—Pero entiendes que necesitamos un par de apoyos económicos.
—Estoy dispuesto a ayudar.
—¿Todo eso por Daphne? ¿Así cae el gran niño que vivió? ¿Sucumbe ante cualquier necesidad de mi sobrina?— Harry no respondió a aquello, después de todo no había ninguna pregunta. Trato de mantener la calma.
—Puedo ofrecer uno de mis apellidos.
—¿Black?
—Después de mi padrino, soy el siguiente en la línea y así se ha estipulado ante la ley. Aunque creo que ustedes estarían mas interesados en el apellido Slytherin.
—¿El apellido Slytherin?
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