34. EL HEREDERO DE SLYTHERIN
Daphne tenía la impresión propia de ser una chica que actuaba por lógica en sus acciones. cuyos pensamientos iban regidos siempre por la simplicidad, lo práctico y el beneficio propio y de su familia ante cualquier situación. Así fue desde siempre, y sentía que aquello era un punto que le caracterizaba. A los siete renunció a plantar girasoles en los invernaderos de la familia por plantas que en cambio serían de provecho en la elaboración de pociones. A los nueve optó por usar el vestido de su madre para las fiestas, y a los once tomó la opción de entrar a la casa de Slytherin a pesar de esta ser vista como una casa de magos oscuros, debido a que en ella era más sencillo hallar a un pretendiente adecuado para su familia.
Eran este tipo de acciones las que ella pensaba que la definían, por tal motivo se sentía en una especie de trance irreal cuando caminaba detrás de Potter rumbo a la cámara de los secretos.
—¿Por qué sigo a Potter? Debería huir, debería subir estas infinitas escaleras e irme con Astoria, lejos, quizás a Hogsmeade y tomar el traslados o la chimenea más cercana. Detente, detén tus pies Daphne, eres una Greengrass. ¿Qué tiene este chico que te ha hecho desafiar tu propio pensamiento y le has seguido?
Miró al frente, el chico continuaba su camino en descenso por aquellas escaleras. A los lados las antorchas se encendían para alumbrar el recorrido— Se ve tan seguro bajando por allí. de seguro hace esto para salvar a Hermione, nadie dudaría que ella le gusta si hubiesen visto su reacción como yo lo hice. Parecía que iba a destruir el colegio entero, pobre del otro mago si se hubiese intentado batir en duelo en ese momento con Harry. Y mi hermana continúa diciendo que él está enamorado de mi, tonterías. No he visto que él llegue a dedicarme esa mirada tan decidida a mi nombre— Daphne suspiró notando que la temperatura bajaba un poco, debían de estar a cierta profundidad debajo del colegio— ¿Hermione se sentirá igual por él? No seas tonta Daphne ¡Claro que debe sentirse atraída! es inteligente, capaz y fuerte. No creas que está a su lado día y noche por ser gracioso.
—¿Qué voy a hacer? mamá no ha dicho nada sobre la boda, y nuestro tío no me ha escrito nada, pero si Harry muere de seguro estaré con Malfoy de por vida. Y juro que prefiero morir por un basilisco que tener que escucharlo nuevamente durante dos horas sobre su familia o como Abraxas Malfoy llegó a manipular unas elecciones muggles. Supongo que mamá al menos estará de acuerdo en que es adecuado que siga a Potter en este lugar. La famosa cámara de los secretos en compañía de un heredero Slytherin que está seleccionado en Gryffindor— Incluso en su mente todo sonaba exagerado y fantasioso— ¿Cuanto creen que tendremos que bajar?
—Hay varias voces a nuestro alrededor, supongo que hay varias serpientes por estos lugares.
—¿Y ahora lo mencionas Potter?
—No están buscando atacar, parecen exaltadas, dicen que el rey está por despertar nuevamente, parece que tienen algo de miedo— comentó Harry indicando continuaran su camino.
—¿Y te parece bueno continuar cuando las serpientes desean huir? ¿Tienes siquiera algo de sentido común Potter?
—Te dije que te quedaras arriba, aún puedes volver por las escaleras, no voy a sentirme traicionado si decides mantenerte segura. De hecho preferiría si ustedes subieran— Harry alegó mirando a ambas chicas.
—No te hagas ilusiones, dije que iré sin importar si hay un basilisco o todo un nido lleno de ellos. De otra forma ya habría muerto, o moriré dentro de un par de horas ¿no?— Hermione observó a los demás con el entrecejo arrugado. Parecía temerosa, pero dispuesta a luchar por su derecho a descender las escaleras.
—Yo le di indicaciones a mi hermana de retirarse y avisar al ministerio sobre esta entrada a la cámara, si morimos ella igualmente avisará y supongo encontrarán nuestros cuerpos— Daphne trató de abrazar su ser a la esperanza que su hermana menor tomaría la mejor decisión y llamaría a quienes pudiera para pedir por ayuda.
Hermione era una chica inteligente que siempre fue marginada en su escuela debido a su poca capacidad para entablar conversaciones, y su sentido de la justicia y equidad. Muchas fueron las mañanas y tardes en el instituto las cuales pasó apartada de los diversos grupos que se armaron en su salón de clases.
No compaginaba en lo absoluto con las chicas cool del colegio que ostentaban usar pintura de labios o el nuevo perfume de París. Tampoco con aquellos se hablaba de los nuevos videojuegos sin comprender como estos provenían de cuentos fantásticos, mitos y leyendas. Tampoco podía juntarse con aquellos que evitaban los estudios como si aprender fuese una aberración de la naturaleza.
Cuando llegó la carta de Hogwarts vino en compañía de la visita de la profesora McGonagall, quien le dejó en claro que la situación en el mundo mágico era igual o peor que en el mundo muggle. Los mágicos sentían una fuerte aversión contra los no mágicos, y aún más por aquellos hijos de muggles que presentaban magia en sus venas. La única forma de quitar dicho estigma de su espalda era darse a conocer y notar como la mejor. Tendría que dar todo de sí misma para poder lograr algo, y esos fueron sus planes desde el inicio.
Por fortuna, las cosas fueron distintas apenas pisó el colegio de hechicería. Harry se convirtió de inmediato en una amistad invaluable, alguien que estaba allí a su lado día y noche, sin importar que ella tuviese poco tacto para decir las cosas o fuese tan dedicada a los estudios. El día de Halloween salvó su vida y después de eso más de un sentimiento floreció en ella respecto al chico, quien además parecía siempre superarle en la práctica de la magia.
Sin embargo, a pesar de sentir que el chico significaba mucha de su fuente de felicidad y estabilidad emocional. Se hallaba sorprendida de sí misma mientras descendían las escaleras a la cámara de los secretos.
Minutos atrás se enteró que moriría debido a la mirada del basilisco y aun así se hallaba bajando a la cámara de los secretos junto a aquel chico. Su instinto le decía que debía moverse en sentido contrario, pero a pesar de que él era fuerte, no tenía el conocimiento general que ella sí, o el criterio lógico del cual gozaba Daphne. Definitivamente debían estar a su lado. Afortunadamente contaban con la comadreja y el gallo que encabezaban el descenso y estos eran los enemigos naturales del basilisco.
Allí estaban descendiendo porque Daphne descubrió donde se hallaba la entrada a la cámara. Lo había expresado con tanta seguridad, que Harry siquiera dudó un segundo de su veracidad. Siempre era así con ella, solo la veía fijamente y asentía convencido de las palabras de la chica de Slytherin.
Hermione en esos momentos se sentía un poco deprimida, Harry era su amigo, y aunque ahora también podía compartir con la misma Daphne, no era igual, no existía la misma conexión. Aún así Harry parecía preocuparse en extremo por la chica de Slytherin, al punto de proponer matrimonio con ella a futuro. ¿Cómo podía competir contra eso? Ella no tenía ningún apellido importante de respaldo, solo era Hermione Granger, la chica inteligente hija de padres muggles que frecuentaba la biblioteca del colegio. En ella no había dinero, apellido o estatus, y un punto sin duda primordial en todo el asunto es que Harry era aparentemente heredero de varios apellidos de renombre en el mundo mágico. Si ella tuviese que apostar, el chico se convertiría en piedra angular del futuro político del país, sino de Europa.
—Mejor deja de pensar en tonterías Hermione Granger, al frente se encuentra la cámara de los secretos, un lugar mítico que ha sido buscado en Hogwarts durante cientos de años. Si no consideras esto como una oportunidad para hacer historia, entonces no sé cómo lo harás.
Harry caminaba sintiendo un peso enorme en cada paso. Tenía miedo, un miedo increíble a avanzar, pero el temor de quedarse atrás era aún mayor. No quería siquiera voltear el rostro y ver a Hermione o a Daphne, a la primera la había visto muerta, y a la segunda pálida del miedo. No podía tampoco imaginar su propia vida si Sirius o Tonks muriesen, entonces no habían muchas opciones, su camino era seguir y resolver este embrollo a como diese lugar.
Suspiró apretando la soga que sujetaba al gallo y la comadreja mientras descendía. Él nunca tuvo intenciones de encontrar la cámara secreta, a diferencia del resto del colegio que no paraba de hablar sobre el asunto día y noche. Tenía preocupaciones más relevantes e importantes en la cabeza, pero de pronto allí estaba un basilisco matando a medio colegio, entre ellos personas a quienes él quería. No podía simplemente cruzarse de brazos.
Cualquiera pensaría que el mejor plan de acción era buscar a los profesores, pero podía sentir el vínculo existente entre su persona, el basilisco y aquella figura extraña que lo dominaba. Seguido del obvio punto de descubrir era heredero Slytherin de alguna forma. Cada vez que cerraba los ojos resultaba ser heredero de una nueva casa mayor del mundo mágico. ¿Quién podía desear algo así? Aunque pensándolo detenidamente, con la cantidad de casas extintas probablemente habrían varios herederos rondando el colegio.
—Sigo pensando que es imposible que Ronald Weasley sea el heredero de Slytherin— comentó Hermione.
—Como dijeron Daphne y Astoria, de seguro fue manipulado de alguna manera.
—Su mirada se hallaba nublada y caída, es algo que suele suceder cuando aquel que controla no posee mucho control sobre una marioneta mágica. Me lo han explicado muchas veces, la marioneta siente que está semi dormida mientras es controlada y nubla la vista. Es una buena manera de identificar si alguien es controlado por imperius— explicó la chica de cabellos dorados.
—¿Cómo no identificaron a muchos controlados durante la época de Voldemort?— preguntó Harry.
—Hubo gente que mintió sobre haber sido controlada. Otros no eran controlados todo el tiempo, solo en momentos específicos y luego no recordaban nada. Mi tío en cambio decía que el señor tenebroso tenía tal control sobre sus víctimas que era imposible descifrar cuando alguno era controlado o no. Las marionetas tenían tanta energía que podían bailar por horas sin adormecimiento.
—Imposible de detectar. Podía ser tu mejor amigo o hermano y nunca notarías el hecho hasta que algo extraño sucediera. Increible y siniestro— puntualizó Hermione.
—Era lo que más asustaba a algunos. Era necesario dudar hasta de tu sombra, difícil enfrentar una situación precaria con ese tipo de temor encima— afirmó Daphne.
El gallo entonces comenzó a tratar de revolotear y el trío se percató llegaron al fondo de la escalera de caracol y se hallaban frente a una puerta tallada en piedra de forma majestuosa. Un hombre cincelado sobre la roca era el custodio de la entrada. Su semblante era serio, con esmeraldas en los ojos y en sus manos sostenía un bastón enorme que llegaba hasta su pecho, en la cabecera del báculo se observaba la cabeza de una serpiente con rubíes por ojos.
Hay magia muy vieja en esta piedra amo, debe tener cuidado, Gali no puede ver más allá de este lugar— comentó la elfina. Harry asintió.
—Perfecto, magia tan vieja y fuerte que un elfo no puede ver más allá— Daphne comentó con sorna.
—Gali tienes una orden, apenas puedas ver al basilisco debes conjurar un espejo frente a este. Y si existe la necesidad debes brindarnos a todos magia de refuerzo debes hacerlo. Si consideras que es demasiado peligroso y no podemos manejarlo, sacas a las chicas de aquí. ¿Entendido?
—Gali entiende amo Harry.
—¿Cual es la magia más poderosa de un mago?— Una voz grave resonó en la pequeña sala, y la estatua movió los ojos de piedra verde brillante hacia abajo. Harry quedó en silencio y observó a los demás hundiéndose de hombros, fue Daphne quien se acercó a él.
—La sangre es la magia más poderosa, y lo más espeso— recitó la chica.
—La magia de nuestra sangre es la magia más poderosa— expresó Harry, pero la estatua no se movió de su lugar, así que tuvo que repetir las palabras en pársel mientras se concentraba en el bastón de la estatua. Luego el báculo se deslizó cual serpiente y se movió por la hendidura de la puerta y esta se abrió por completo.
—Heredero, ten en cuenta que frente a ti yace un poder y responsabilidad. Mantén la cabeza alta, da prestigio a tu apellido, aprende magia más allá de tus límites y gobierna sobre la plebe para mantener la magia en este mundo.
Los tres chicos y la elfina avanzaron con precaución, al frente se abría un salón enorme de piedra negra lisa en piso y paredes, a los lados se observaban diversas estatuas, un par de ellas arruinadas, mientras que otras se encontraban en perfecto estado. La mayoría de ellas mostraban a magos sin rostro en movimientos de batalla y encantamientos. En la parte superior de la recámara se podían observar más estatuas, esta vez de serpientes adornadas con detalles en dorado.
—Creo que Salazar Slytherin no tenía el menor estilo al momento de decorar, este lugar es tenebroso y frío, aunque las poses de batalla son interesantes. ¿Eso es una habitación?— Daphne señaló un pequeño cubículo, apenas visible en la oscuridad debido a que el suelo indicaba que en esa dirección había algo más.
—Hay alguien allá al fondo— señaló Hermione apuntando al fondo de la enorme sala que se extendía por decenas de metros.
—Prepárense— comentó Harry y sintió como un par de magias de refuerzo corporal caían sobre sus cuerpos. Era una sensación particular, podía sentir su cuerpo más ligero, como si hubiese adelgazado de pronto y el viento no opusiera resistencia o fuese parte de sí mismo, sus ojos también parecían acomodarse y los anteojos dejaron de ser necesarios para ver a larga distancia. En efecto una figura masculina se hallaba erguida al fondo de la enorme sala mientras parecía leer con aspecto tranquilo un cuaderno.
A pesar de sus palabras él mismo se sorprendió cuando el suelo bajo sus pies y la cámara entera se contrajo de tal forma que atravesó decenas de metros en un solo segundo y se halló frente al enigmático individuo. En el suelo se hallaban los cuerpos extendidos de Gilderoy Lockhart, Ronald Weasley, Merlina Dunbar, hermana mayor de Fay, y Luna Lovegood. Solo esta última parecía hallarse consciente de su entorno, aunque muy debilitada, pues apenas logró mover sus dedos en dirección al chico.
Harry se vió atado al iguala que Hermione y Daphne sin siquiera haberse percatado de aquel suceso. Debió de tratarse de un hechizo sin voz ni varita que perpetró el extraño sujeto.
—¿Quién eres?— preguntó Daphne mientras que los otros dos forcejeaban contra las cuerdas segundos antes de caer al suelo.
—Pregunta interesante que esperaba que proviniese de parte de Harry Potter. Después de todo es él a quien más deseaba ver ultimamente, y con quien más he deseado interactuar. El niño que vivió, una leyenda viviente, fascinante sin duda.
—¿Por qué estás vestido como estudiante de Slytherin? No eres de aquí, te reconocería— expresó Harry esta vez.
—¡Oh, soy de Slytherin, el Slytherin más Slytherin que ha pisado este suelo en los últimos años! Soy el heredero de Slytherin.
Hubo un silencio entre los presentes, Daphne y Hermione entendieron casi al instante, mientras que al chico le tomó algunos segundos más— ¿Voldemort?
—¡Oh, cierto, debes de conocerme con Lord Voldemort, si claro, soy Voldemort. Pero indudablemente no el Voldemort de tu tiempo, o el Voldemort que muchos recuerdan. Soy en cambio su versión más joven. Un joven Tom Marvolo Riddle, estudiante de Hogwarts hace ya muchos años, miembro de la casa de Slytherin.
—Eres el heredero, pero ¿cómo? ¿reviviste? logré verte hace meses atrás, apenas eras una sombra que ocupaba y compartía el cuerpo de otra persona ¿cuando reviviste? ¿Cómo estás aquí? ¿Cómo rejuveneciste?— El chico no lograba entender la situación. Lo que debería de ser un duelo contra una serpiente gigante, se había convertido en otro encuentro con el mago tenebroso.
—Bien, supongo que puedo perder un par de minutos en explicarte antes de matarlos. Deben tener muchas dudas y afortunadamente para mí, no hay nadie que pueda ayudarles aquí. Ya de por sí es un milagro que lograsen llegar hasta aquí, aunque de seguro algo tendrá que ver Dumbledore y el famoso Harry Potter.
—Seguimos a Weasley— apuntó Daphne.
—¡Oh, el bueno y frío Weasley! Supongo que no hace daño hablar un poco de mi más reciente benefactor. Ronald Weasley, pobre idiota desesperado por atención. Durante el verano un objeto con una de mis memorias llegó a sus manos. El chico era un completo idiota— El joven Voldemort paseó por el lugar y pisó el rostro del chico. Harry notó que sus ojos se hallaban abiertos y sin vida— Pero al menos teníamos algo en común, el muchacho odiaba con toda su alma a Harry Potter. te culpaba de toda su desgracia y desdicha, desde el hecho de ser pobre, hasta no tener suficiente atención en el colegio. Como si ser un idiota, no estudiar, centrase en un juego de pelota e insultar a todo quien que intenta corregirte no diese como resultado su situación. O como si ser pobre no fuese resultado de apuestas por parte de tus padres y poco interés en el uso de anticonceptivos. Pedro allí estaba escribiendo todas las noches o tardes, comentando de cómo Potter se lucía en clases o como le permitieron entrar al equipo de quidditch a pesar de no tener la edad reglamentaria.
—¿Usaste a Weasley? tú eres quién abrió la cámara de los secretos— espetó Harry comenzando a sentir algo de ira en su cuerpo. Hermione y Daphne se movían intentando zafarse, pero las cuerdas cada vez se hundían y cerraban más alrededor de sus cuerpos. Lo entendía muy bien, el basilisco se acercaba, podía sentir su voz desde lo lejos, moviéndose lentamente en la zona trasera de la sala, justo detrás de donde se hallaba el rostro tallado en piedra de un anciano mago con enorme barba.
—¿Acaso pensaste que un Weasley podía ser el heredero? No, el muy tonto cada vez que escribía en mi diario me dejaba alimentarme de él, incluso le sugerí hacer un vínculo con su sangre para yo poder mostrarle algunas de mis memorias, y el muy iluso lo hizo sin tomar precauciones. Tomé suficiente de su vida, hasta que anoche lo convencí para traer consigo a varias personas. Un profesor idiota, una chica que vendía servicios sexuales en el colegio, y una tonta que buscaba voces escondidas entre las paredes del colegio. Claro que no imaginó que igualmente lo mataría para poder realizar el ritual que necesitaba y afianzar nuevamente mi alma a un cuerpo.
—Así que eso eres, Voldemort renacido. Regresaste finalmente— comentó Daphne— Mi tío estará encantado de saber tal noticia.
—¿Uno de mis seguidores? preguntaría qué hace una slytherin sobrina de uno de mis seguidores con Harry Potter, pero puedo deducir que eres Daphne Greengrass y la sangre sucia a su lado es Granger. Agradezcan al pobre chico muerto, se han hecho famosas como las novias de Potter.
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