28. LA CHICA DE RAVENCLAW
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—Como entenderás y hemos comprobado, ninguno de tus compañeros tiene el potencial mágico que usted posee señor Potter. Pero es por esa misma razón no usamos un hechizo protego tan potente como el suyo, entonces se preguntará ¿Cómo se protegen? La respuesta a eso es, mejor manejo y concentración en el hechizo— El profesor Flitwick se movía por la zona de entrenamientos mientras Harry mantenía el hechizo protego y el resto del club de duelos le observaba.
—Si, solo un monstruo puede mantener un hechizo así de grueso por tanto tiempo y no morir— exclamó una de las chicas de Slytherin, a quien ahora reconocía como Juliet.
—En este tipo de casos no está mal tener ese nivel de potencial mágico, y según lo que ha indicado la señorita Granger, cada uno de ustedes con suficiente entrenamiento podrían llegar fácilmente a ese nivel.
Hermione explicó que, junto a Harry notó que cada vez que agotaban su núcleo mágico con entrenamiento este crecía una pequeña cantidad de puntos, algo que solo era posible de medir con un artilugio como el que ella había inventado. De otra forma, el crecimiento incluso si esto se practicaba a diario, era casi imperceptible. Sin contar que no para todos el crecimiento era igual, entre Harry, Tonks y ella misma, el crecimiento diario variaba de 5 a 37 puntos mágicos por día.
—¿Cómo hace usted señor?— preguntó Harry notando que el profesor daba tiempo antes de su explicación.
—Hago un protego como usted señor Potter, pero en mi experiencia entiendo que no necesito concentrar la magia por igual en todos los lugares— Alzó una ceja— ¡Protego!— El profesor movió su varita alrededor, y contrario al protego de Harry, que era semejante a una pared frente a él, el hechizo del profesor era semejante a una esfera que cubría su cuerpo— Tengo más magia que el señor Potter, pero contrario a él, entiendo que mis enemigos no van a atacarme por todo el cuerpo al mismo tiempo, por tanto no sugiero que coloquen la misma fuerza en todas las secciones del escudo. De igual formas, hay maneras más efectivas de cubrir un hechizo atacante— Movió nuevamente su varita. El escudo que se hallaba a su alrededor pareció disolverse por un instante, hasta que de pronto todos se dieron cuenta que se concentró en un solo lugar de medio metro de diámetro frente al profesor. Sin embargo, el grosor de tal escudo era incluso superior al de Harry, tanto que la magia concentrada no parecía solo un cúmulo incorpóreo, sino una masa blanca muy sólida.
—¿Cómo hago eso?
—Concentración señor Potter, solo debe concentrar sus fuerza y magia en un punto, al igual que puede dispersarlo a otros lugares.
—Nosotros podríamos hacer un escudo pequeño pero potente, serviría para aumentar nuestras defensas, es más sencillo a veces aprender a detectar hechizos para responder con un contrahechizo— Comentó la otra chica de Slytherin a Cedric, y este asentí con la cabeza.
—Esa es la intención, que puedan protegerse de forma efectiva ante lo desconocido, a pesar de eso, la mejor defensa me temo que siempre es un contrahechizo, después de todo, modificar un escudo y mantenerlo activo durante un largo tiempo, hace que el mago pierda concentración y capacidad para lanzar otros hechizos— Hermione y Daphne en ese momento vieron a Harry, quien asentía con la cabeza. Ambas sabían que este era capaz de lanzar varios hechizos fuertes en sucesión y el protego inicial no se vería diezmado. De hecho, la usual protección triple del chico era un ejemplo de esto. Ambas permanecieron en silencio ante sus propias conclusiones— Por ahora quiero que se posicionen alrededor del señor Potter y lancen hechizos aturdidores desde diferentes posiciones. usted señor Potter, deberá detener todo lo que venga contra usted. Luego iremos con cada uno de ustedes para probar sus capacidades— El profesor parecía especialmente entusiasmado. Ya se imaginaba las clasificatorias regionales y la victoria apabullante que podrían tener. El año anterior participó con Cedric y las chicas de Slytherin, Fraun se halló terriblemente enfermo, lamentablemente. El resultado no fue muy satisfactorio, se habían visto diezmados por un grupo de rumanos que usaban hechizos potenciadores corporales— Señor Pottter, esté preparado, entiendo que esto es magia bastante avanzada, probablemente cualquiera de ustedes lo aprenderían en su sexto o séptimo año, solo para presentar sus exámenes É.X.T.A.S.I.S.
No necesitó que se lo dijeran, expandió su protego a lo largo de todo su cuerpo, el resultado fue una esfera casi perfecta que cubrió cada sección expuesta. Esa fue la parte sencilla, lo siguiente requirió que se imaginase cada sección del escudo a su alrededor, y qué secciones debía mejorar con mayor flujo de magia. De inmediato notó que la magia del profesor se hallaba en una liga bastante superior a la suya.
Aumentar el flujo en diversas secciones hacía que las otras se viesen seriamente comprometidas, al punto en que el hechizo era tan débil, que hasta una mosca podía atravesarlo. O mejor era decir que simplemente desaparecía. El resto del grupo se percató de este hecho de inmediato y comenzaron a mover sus ataques a las secciones débiles. Lo cual requería que él moviese el flujo de magia de un lugar a otro con soltura, solo viendo sus ataques.
Sus sentidos se hallaban casi al máximo, dos hechizos aturdidores lograron pasar e impactar sus piernas, aún así se mantuvo firme en su escudo de rodillas. No iba a permitirse caer, en especial cuando podía notar la sonrisa llena de malicia de Daphne frente a él.
—¡Glacius!— expresó Daphne. Un potente chorro de viento gélido azulado fue expulsado contra el escudo, Harry intervino colocando la mayor potencia en esa sección, mientras que repartía lo que podía entre el resto de hechizos atacantes. Pronto una grieta se formó en su barrera y el hechizo congelante logró atravesar su barrera dando de lleno en su pecho. Congeló su brazo, hombro y sección media del cuerpo. La batalla se detuvo.
—Pensé que concordamos en aplicar hechizos aturdidores, señorita Greengrass— comentó el profesor.
—Pensé que estaba bien sorprender un poco a Harry, profesor. Además pensé que si no lanzaba un hechizo lo bastante potente, la prueba no sería tan cercana a la realidad y Potter no tendría la práctica necesaria.
—Buena idea, excelente. Esto ha sido un espectáculo increíble— Sonrió mientras conjuró sin voz el hechizo descongelante para liberar a Harry— Ha logrado durar al menos dos minutos, un verdadero espectáculo señor Potter, pero si desea participar en un torneo nacional deberá poder mantenerlo al menos cuatro a cinco minutos.
—Está bien señor— Harry se movió por el lugar, preguntándose si nadie notó que estuvo al menos unos diez minutos antes con un protego a su máximo potencial. Se dirigió a un lado de Hermione, no sin antes notar que Daphne lo miraba con una sonrisa en los labios— Me odia ¿cierto? Mi instinto me dice que de verdad me odia por alguna razón.
—Al menos parece que tu instinto funciona— respondió la chica de Gryffindor—. Pero no, no creo que te odie, en cambio creo que está disfrutando de tu miseria.
Harry no hizo ningún comentario, era la segunda práctica del club de duelo y el lugar resultaba ser un santuario para preguntar cualquier punto relacionado con hechizos. El profesor se hallaba bastante emocionado y planeaba llevarlos a las eliminatorias regionales dentro de algunas semanas. Punto en el cual Harry estuvo de acuerdo, en especial porque no interrumpía ninguna práctica o partido de quidditch.
El chico no era fanático de los duelos, como algunos en el club. Sin embargo debía estar de acuerdo en que las clases del profesor Flitwick eran refrescantes. En especial cuando defensa contra las artes oscuras resultaba tan inutil como el año anterior. Sirius aseguró que la junta de representantes se estaba moviendo, y el ministerio enviaría a alguien para verificar las capacidades del profesor, pero, aparentemente fue alguien dentro del ministerio quien recomendó al famoso Gilderoy para el cargo.
—Estaré un rato con Daphne— comentó Hermione luego de permanecer veinte segundos con sus escudos arriba— ¿No te molesta?
—No, la verdad no me molesta.
—En serio creo que deberías intentar conversar con ella.
—Claro ¿por qué no se me ocurrió? ¡Ah cierto, lo hice! y me lanzó un hechizo de viento para alejarme hace dos días— expresó Harry antes de lanzar otro hechizo aturdidor a Cedric, quien ya llevaba un minuto resistiendo los embates.
—Solo digo que pudiste meterte dos veces en una cámara prohibida con un perro guardián gigante de tres cabezas. No parece que estés poniendo mucho empeño en hacerle hablar.
—Añadiré a mi agenda de esta noche secuestrar a Daphne y obligarla a decirme sus razones para distanciarse.
—Puedes ser bastante tonto cuando quieres— sentenció la chica de Gryffindor antes de lanzar un hechizo que hizo a Diggory caer de rodillas y golpear la nariz contra el suelo.
Salió de las prácticas del club en horas del mediodía y se dirigió directo al gran comedor para comer algo. debía arreglar las cosas, Hermione cumplía años en apenas un par de días y apenas podía esperarse para darle su regalo y torta.
—¿Qué crees que haces?— escuchó la voz de un chico seguido de sollozos de una chica en el pasillo contiguo. Harry no quería ser entrometido, sin embargo, el camino más corto al gran comedor se hallaba en esa dirección.
—Son mis cosas— respondió la chica. Harry mientras tanto se pegó a la pared al reconocer al menos otras dos voces que amedrentaban a la chica.
—No creo que sean tus libros, aquí no dice nada sobre pertenecer a una lunática.
—¿No nos dirás que los zopofotrofos te los trajeron y dejaron en tu cama?— comentó el tercero. Harry apenas asomó la cabeza, tanto la agraviada, como los tres chicos pertenecían a la casa del águila. El mayor problema era que los muchachos eran dos o tres años mayores que la chica. Le tomó un par de segundos más para identificar a la agraviada, se trataba de la chica hatstall; no recordaba su nombre.
—Ayer no tenía estos libros— respondió otro de los chicos.
—Mi papá me lo envió en horas de la mañana, tengo que hacer una tarea de defensa.
—Pero no son los libros recomendados por el colegio. ¿Sabes que pueden pensar que son libros de la biblioteca? Jorge es alguien que gusta de leer. Se lo devolverá a la encargada de la biblioteca por tí, lunática.
—¡No! es mio, se los aseguro— suplicó la chica ahora de rodillas en el suelo.
—No podemos creerle a una lunática. De seguro tu padre es solo otro de tus inventos, y vives sola en algún basurero.
—De seguro es una nacida de muggles que se volvió loca cuando supo que tenía algo de magia en las venas. Oye, lunática, tenemos el remedio perfecto para sanar tu locura— Alegó el chico de aspecto mayor entre los tres tocando la zona de su entrepierna.
Harry entonces supo que era momento de hacer algo, fuese retirarse o intervenir. Solo Merlín sabía cuánta hambre tenía después de tales entrenamientos, pero no sabía cómo dejar allí tirada a una chica de primer curso que lloraba desconsoladamente, mientras otro de su misma casa sacaba su miembro viril a mitad de un pasillo escudado por sus compañeros.
—¡Locomotor mortis, locomotor wibbly!— Apuntó primero a los dos guardias para hacerles caer al suelo— Depulso— Barrió a los tres agresores hasta el fondo de la pared con el hechizo repulsor. En otras circunstancias aquello habría dado pie a un pequeño enfrentamiento de varitas, mismo que estaba seguro de ganar, y por lo cual estaba a poco de colocar sus escudos. Pero aparentemente alguno de los chicos llegó a tocar la virilidad del mayor y un pequeño enfrentamiento se dio en el lugar.
—¡Tú!
—Si, yo, ahora vámonos— comentó Harry ofreciéndole una mano a la chica mientras los otros chicos se iban a los puños, uno de ellos aún con su virilidad fuera del pantalón.
—Pero ¿y mis libros?
—Accio libros— respondió Harry tratando de sujetarlos con una sola mano, pues en la otra mantenía la varita.
—Gracias.
Se movieron del lugar bajando por las escaleras. Harry sólo entonces notó que esta no se hallaba perturbada y sus lágrimas solo eran rastros extintos en su rostro— ¿Qué sucedió allí atrás? ¿Por qué agarraron tus libros?— preguntó Harry.
—Algunos chicos están molestos conmigo.
—No puedo criticar a nadie, pero, son de tu propia casa— comentó él pasando a la chica un par de libros cuando esta terminó de secar las lágrimas.
—Es difícil de explicar, pero no creo que ellos tengan la culpa. Están un poco confundidos. Había muchos torposoplos en sus oídos.
Harry se detuvo a mitad de camino sin comprender cómo ella podía decir eso. Tecnicamente iban a obligarle a realizar sexo oral y aún así de alguna forma les defendía— Quedo con la curiosidad— expresó buscando las palabras adecuadas— ¿Por qué no es culpa de ellos? ¿Qué son los torposoplos?
—Bueno Harry Potter, sucede que la entrada a la sala de Ravenclaw debe ser desbloqueada con una adivinanza o acertijo. Yo respondí hace un par de noches el acertijo con una respuesta que no era la usual, aparentemente nadie más pudo entrar esa noche y varios estudiantes quedaron afuera. Desde entonces han tomado algunas de mis cosas y escondido a lo largo de todo el castillo. Y deberías conocer los torposoplos, tienes varios alrededor de tus orejas. Por otra parte— La chica sonrió de una forma que a él le resultó algo atractiva— el colegio tiene un hechizo anti violaciones, al yo negarme no había forma que pudiera tocarme. Habría sentido una descarga eléctrica.
—Esa no es razón para tratarte de ese modo— comentó él— Y ya sabías mi nombre— continuó repasando la información— ¿Un hechizo anti violaciones? no lo sabía.
—Muchas personas conocen Harry Potter. Si, el primer día nos lo dijeron a las chicas en las habitaciones. Los chicos no pueden tocarnos sin permiso, y no pueden entrar en nuestras habitaciones sin que lo permitamos, y solo cuando y donde le digamos.
—Si, quizás tienes razón, muchos me conocen. A nosotros no nos dan esa charla, ahora viéndolo en retrospectiva, suena a que exageré un poco allí atrás.
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