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13. NAVIDAD


Regresar al número doce de Grimmauld Place para pasar navidad dejaba un estado de ánimo confuso para Harry. La amaba, y la idea de salir con Sirius a pasear en escoba por algún lugar de Escocia era en extremo tentador. Sin embargo, sentía que algo faltaba, allí no estaban ni Hermione, o Daphne, y sus pensamientos ahora se hallaban encerrados en su cabeza sin nadie con quien compartirlos. Extrañaba sus amistades, los pasillos del colegio llenos de personas conversando o lanzando magia de un lado a otro. Los juegos, las clases, los entrenamientos, incluso las peleas.

El sueño de la noche anterior tampoco ayudaba. Soñó con una gran cantidad de gritos y un potente rayo de luz verde que se dirigía hacia él. Conocía bien el sueño, era una pesadilla recurrente.

Su forma de ser parecía ir cambiando también un poco, podía saberlo con solo un par de meses en el colegio. Los libros que antes apenas revisaría, eran ahora un pasatiempo bastante atractivo, al punto en que restaban tiempo que antes se habría gastado en videojuegos o planes de vuelo. Su mente ya no pensaba únicamente en volar en escoba y no tenía mayor deseo de salir al frente de la casa a jugar futbol. No sería igual estar allí afuera con cualquiera.

La puerta de la habitación fue golpeada por un pequeño puño que anunciaba su ingreso— Puedes pasar— Expresó él para dejar que la elfina abriera.

—Amo Harry ¿ha pensado qué desea comer el día de hoy en el almuerzo?

—Yo, ummm, quizás un poco de cordero asado con verduras cocidas, y papas y algo de queso— Pensó y recitó degustando lo que su paladar le indicaba para ese día— ¿Dónde está Sirius? Hoy es el día...

—Está en la sala principal, el ministerio de magia ha enviado un comunicado, desean que se presente el día de hoy.

—¿Al ministerio?— Harry se levantó de la cama quitando la pereza de su cuerpo. Sirius no le mencionó nada sobre un viaje al ministerio, lo que significaba que era algo de imprevisto. Hablaron mucho recientemente. Sirius le interrogó sobre sus amistades, el colegio, rumores que allí se escuchaban, si las cosas continuaban igual a cuando él estuvo allí, y en especial sobre las chicas que a Harry le interesaban —Gracias Gali.

—Siempre a la orden amo Harry— Expresó la elfina antes de salir de la habitación.

El chico se colocó un suéter, zapatos y salió como un rayo de la habitación escaleras abajo— ¿Sirius?

—¿Qué pasa muchacho?

—¿El ministerio te citó? ¿Sucede algo?

—Nada especial, la reunión para indagar sobre el caso de Gringotts se atrasó bastante antes, son solo declaraciones sobre lo que vi.

—¿Puedo ir contigo?

—Salgo en dos minutos— Sirius lo miró de arriba abajo— Trae contigo una capa y nos vamos.

No lo dudó, salió en carrera, subió las escaleras y regresó portando una linda capa verde que anudó a su cuello justo antes de que Sirius encendiera la chimenea y lanzara un puñado de polvos a esta.

—Ven, las llamas están frías— Instó mientras él se acercaba al fuego y este rodeaba todo su cuerpo.

Harry estaba fascinado, conocía el método de viaje por medio de polvos flu, pero nunca los usó previamente, ni tampoco Sirius en los años que tenía memoria— ¿Polvos flu?

—Conectaron una entrada para nosotros solo por hoy— Señaló su padrino jalándole para que entrase a la chimenea encendida. Un picor y cosquillas ligeras recorrieron su cuerpo antes de que Sirius exclamase con fuerza— Al ministerio de magia de inglaterra.

Su cuerpo viró en direcciones distintas un par de veces, sintió un jalón muy semejante al viaje por aparición y luego se halló de pie frente a unas llamas verdes y una pared negra. No supo en qué instante en específico llegó al ministerio, y se quedó entre las llamas un poco perdido por la sensación previa. Sirius fue quién le jaló del hombro y sacó de la chimenea —No sabía que tenías fascinación por el fuego, ni por el hollín— Le pasó un pañuelo para limpiarse el rostro mientras él hacía lo mismo.

—¿Por qué no nos aparecimos?— Preguntó Harry sacando manchas negras de su nariz, orejas y gafas.

—No se puede aparecer dentro del ministerio sin trabajar aquí, y con los elfos probablemente habríamos causado un revuelo. Si prepararon una chimenea para nosotros, significa que esperaban que llegáramos por medio de ella.

—Bien.

—Avancemos por donde parece que todos van— Expresó Sirius siguiendo a varias personas que se movían en un sentido único. Un pasillo largo y ancho repleto de chimeneas.

—¿Sabes qué buscan averiguar con tu interrogatorio?

—No sé. Dudo que puedan saber más de mí que de los duendes de Gringotts, yo solo lancé un par de hechizos para protegernos ese día.

—Si— Corroboró Harry al tiempo que se acercaban a un amplio mesón donde distintas personas preguntaban por sus destinos.

—Hola— Sirius guiño un ojo a una chica joven que se hallaba sentada del otro lado del mostrador, no sin antes darle un ligero toque a Harry para que viese la acción— Soy Sirius Black, Lord de la casa Black, me han citado el día de hoy para hacerme unas preguntas, ¿Sabrás de por casualidad con quien debo conversar o dónde debo ir?

—¿Lord Black?

—El mismo, puedo ser joven todavía, pero el título lo gané ya hace años.

—¡Oh!— La chica parecía ruborizarse ante la sonrisa de su padrino. Buscó apresuradamente su nombre entre una lista y luego alzó la cabeza— Si aquí estás, Lord Sirius Black. Citado para dentro de cinco minutos en la sala quinientos veintiséis del tercer piso. Disculpe usted, no le he reconocido.

—Te podrás disculpar conmigo aceptando un café al momento que mejor gustes ¿Qué me dices?— Alzó una ceja y Harry se sorprendió ante lo directo que era el hombre.

—¿Un café? ¿Con un lord? ¿Usted... está seguro? Yo bueno, soy de una familia, ya sabe, normal.

—¿Pregunté tu árbol genealógico acaso? Solo indagué por un café juntos, nada más ¿Qué me dices?

—Salgo a las siete de la noche señor, Black.

—Listo, siete de la noche te esperaré justo afuera del ministerio, es una cita, pero antes, tu nombre.

—Soy Emely, señor. Debe ir a su interrogatorio, es por allí, derecho, toma el ascensor e indica piso y sala a la cual se dirige.

—Te veo a las siete Emely— Sirius guiño nuevamente su ojo antes de moverse junto a su ahijado— ¿Y bien? ¿Aprendiste algo?

—Que no tienes buen manejo del tiempo, se supone que saldrías con la chica muggle de nombre Karen que mencionaste ayer, hoy a las ocho de la noche. Tendrás que tener una cita relámpago con Emely. Y me dijiste que Karen te interesaba de verdad.

—Y me interesa Harry, es una mujer increíble, muy dinámica y de mente muy ágil. Pero nunca está demás tener un az bajo la manga, no conozco a Karen todavía muy bien y tampoco le he dicho sobre, bueno, tu sabes.

—Que eres un mago y el secreto del mundo mágico.

—No todas las mujeres quieren pasar una vida llena de misterios o con la incertidumbre de si han sido desmemorizadas en algún instante. Los magos debemos buscar a alguien que esté dispuesto a pasar el tiempo con nosotros y a aceptarnos con todo y conjunto de secretos que el mundo mágico implica.

—No pensé que fuese tan duro.

—Aquí es mucho más sencillo que en otras partes, hay lugares donde las relaciones entre magos y muggles no están permitidas. Es mucho más difícil así.

—¿Por cuestiones de pureza de sangre?— Preguntó intrigado Harry.

—Sangre puede ser, pero en especial para que el mundo mágico no se vea comprometido. Al piso tres cámara doscientos ...

—Quinientos veintiseis— Corrigió Harry. Dentro del ascensor había un elfo sobre un taburete presionando los botones para moverse. Este sujeto asintió con la cabeza sin decir una palabra y un tirón sacudió el elevador con fuerza. Pasaron diez segundos turbulentos hasta que la cabina se detuvo y la puerta se abrió nuevamente. Se encontraron frente a un pasillo largo y bien iluminado con puertas a los lados. No fue difícil hallar la indicada.

—Bien, veamos que quieren ahora— Y con esto abrió la puerta.

Harry entró justo detrás, se trataba de una pequeña oficina llena de papeles y un par de sujetos sentados en dos escritorios al frente. Ambos alzaron la cabeza al ver a Sirius y Harry entrar al lugar.

—Señor Sirius Black, veo que vino acompañado del joven Potter— Señaló un hombre delgado de aspecto sobrio, de piel muy blanca y ojos pequeños.

—No pensé que fuese un problema— Señaló Sirius— Además, él también estuvo el día del incidente.

—Lo sabemos— Expresó el otro hombre, alguien de piel café con sonrisa amplia. Este agitó su varita para aparecer un par de sillas frente a ellos— Tomen asiento. Lo esperábamos un poco más tarde, las lenguas dicen que no es muy puntual, pero veo que llega unos tres minutos antes de lo citado. Soy Julius, y mi compañero es Gunter, seremos sus interrogantes esta tarde.

—Tenía tiempo libre, y se supone que ahora soy Lord Black, así que hay que estar a la altura de las exigencias— Señaló Sirius sentándose— ¿Cómo les ayudo?

—Comencemos por un relato sobre lo sucedido ese día. Queremos saber cómo identificaron a un intruso en el piso donde se hallaban— Interrogó el sujeto de tez blanca, Gunter.

—Bueno, ese día fui junto con mi ahijado a sacar dinero de las bóvedas de ambos, la Potter y la Black. También realizamos un poco de papeleo previo, saben como son los duendes, todo debe estar por escrito y firmado. Ya me imagino que los duendes les dieron los detalles.

—No escatime en detalles señor Sirius— Respondió el otro sujeto.

—Harry no había revisado los movimientos monetarios de los Potter en un tiempo, esos asuntos se pusieron en orden antes de descender a las cámaras— Aclaró Sirius.

—¿Se puede saber por qué el señor Potter tenía asuntos pendientes en el banco?— Inquirió Julius.

—No creo que esa información sea relevante— Continuó Sirius recostandose sobre su silla.

—Nosotros decidiremos qué es relevante señor Black.

—Pues hasta donde tengo entendido el interrogatorio es sobre lo que vi en el fondo del banco al momento del robo, no sobre los asuntos que ocupaba mi ahijado el día del incidente— Hubo un silencio de parte de ambos hombres, Gunter animó a continuar con el relato— Descendimos hasta la cámara de Harry, luego a la mía.

—¿Por qué se dirigieron primero a la cámara de los Potter y luego a la suya señor Black?

—Porque la de los Potter está ubicada antes que la de los Black, tengo entendido que las bóvedas de familias antiguas se encuentran más al fondo y con mayor seguridad.

—Entonces usted se dirigió a la cámara setecientos... — Intervino Gunter.

—Setecientos once, es la bóveda de la familia Black, así lo ha sido desde siempre.

—¿Cómo fue que, usted entró primero a su cámara y ninguno notó que en la cámara setecientos trece, dos puestos delante de ustedes, había otro carril y un duende muerto en el suelo?

—No sé si ha entrado tan profundo, pero allí es oscuro y lleno de neblina, nuestro duende, olvidé su nombre, llevaba un farol para poder alumbrar. Además había un grupo de rocas entre nosotros y la siguiente plaza, no era posible ver el carro o al duende sin prestar detallada atención.

—Pero vieron al intruso al salir.

—Lo vió Harry, luego el duende realizó un hechizo para detectar presencia humana, y el sujeto brilló en una de las paredes del fondo —Comentó Sirius.

—¿Qué sucedió luego?

—El sujeto lanzó un hechizo de cuerdas para atrapar al duende, pero este igualmente tocó el suelo y envió una alarma a todo Gringotts, al segundo siguiente aparecieron una gran cantidad de duendes y personas.

—¿Usted qué hizo mientras tanto?

—Active un hechizo de protección sobre mí y mi ahijado.

—¿Luego?

—El sujeto creó un dragón de fuego allí abajo, la mayoría trató de finiquitar el hechizo, otros buscaron de atraparlo, después de eso estalló el techo de la recámara donde estábamos y el sujeto escapó— Relató Sirius. Harry notaba que Sirius se hallaba tranquilo a pesar de que el par de sujetos buscaban de presionarle.

—¿Usted qué hizo entonces?

—Nada, quizás ayudé a un duende a levantarse, no era asunto mío perseguir a un delincuente.

Gunter se acercó apoyándose en su escritorio en dirección a Sirius— Señor Black, hay circunstancias extrañas en su relato, es muy conveniente que usted se hallase en el mismo lugar al instante del robo. Su expediente en Hogwarts y conocidos lo han catalogado como buscador de problemas e incluso ladrón en algunos casos. Algo que no va de la mano con un lord de una casa como los Black.

Julius continuó— Otro punto es que los duendes no especifican qué era el contenido dentro de la cámara setecientos trece, y aseguran que la cámara fue vaciada ese mismo día apenas una hora antes. Sin embargo, es una increíble coincidencia que allí se hallase usted, un miembro de una familia que por mucho tiempo ha estada ligada a momentos oscuros y tenebrosos de la historia del reino unido. Si hubiera algún objeto de clase peligrosa en dicha cámara.

—Pueden sospechar todo lo que deseen mis amigos. Pero tengo entendido que no hubo robo realmente, pero si la presencia de un intruso que burló la seguridad del banco. Los duendes a diferencia que con ustedes, si se han comunicado con la casa Black, y me han comentado que no se ha realizado en ningún instante una denuncia de robo, así que no entiendo qué en específico desea obtener o averiguar el ministerio sobre el incidente— Sirius se levantó del asiento— Harry, nos vamos.

—Señor Black, no hemos terminado. Diganos, ¿Sigue usted en contacto con su amigo, Peter Petigrew? ¿Ha conversado ultimamente con Remus John Lupin?

—Me temo que sí hemos terminado señores, Si quieren abrir una averiguación sobre con quien intercambio cartas son libres de hacerlo. Yo también estoy en libertad de contactar al profeta y exponer los métodos y formas que tiene el ministerio de realizar averiguaciones, o falsas acusaciones— Tomó a Harry del hombro y salió por la puerta.

El joven se hallaba conmocionado por la naturaleza violenta de aquel interrogatorio y la forma en que su padrino manejó la situación— ¿Estarás bien Sirius?

—Descuida, no es nada. Julius estudió en mi curso, puede que le haya gastado alguna broma en la escuela. Nunca es bueno que a alguien con resentimiento se le de un cargo de poder —Sirius se encogió de hombros— Por otra parte no hay denuncia alguna, si el ministerio continúa con las averiguaciones debe ser por algo más, como te dije en mi carta, hay rumores de un mago tenebroso, han habido asesinatos de muggles en Noruega y Escocia recientemente, no es algo normal.

—¿Otro como Voldemort?

Una señora que se hallaba en el ascensor junto a ellos casi se ahoga con un emparedado al escuchar el nombre— Probablemente, no se sabe, pero se ha bloqueado mucha información sobre el asunto. Nadie quiere pensar que otro mago tenebroso se acerca, ha pasado poco tiempo.

—Yo escuché que no aparecen los cuerpos, se han registrado como muertos los muggles, pero nunca hay cuerpos, familias enteras que de pronto ya no están— Intervino la mujer— Horripilante, esperemos que solo sean rumores.

—Que tenga buena tarde— Se despidió Sirius bajando del ascensor— No es bueno, el ministerio está muy alerta, no pueden darse el lujo de un nuevo mago tenebroso en sus puertas. La gente pediría la destitución del ministro y varios encargados. No debería suceder algo así en diez años desde el anterior.

—¿Saludarás a Emely antes de irnos?

—No es necesario, vendré en un par de horas y la buscaré, estará encantada.

—¿Cómo sabías que te diría que sí?— Preguntó Harry.

—No lo sabía, pero se debe tener confianza para ese tipo de cosas. Las mujeres son como los animales, pueden oler si estás nervioso. Aprecian bastante que alguien sea directo y algo atrevido con ellas.

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