1. UNA NOCHE DE TORMENTA (II)
Lily salió de la cocina sin mirar atrás, se movió en carrera por la sala deslizándose por la estancia, luego subió por las escaleras saltando, todo para llegar hasta su hijo en la segunda habitación. Por su mente mientras tanto pasaron diez mil posibilidades y escenarios. Los dos mejores era llegar hasta Harry y correr hasta una zona donde la cúpula antiapariciones no funcionase, desde allí saltaría junto al pequeño varias veces hasta un lugar seguro. Pero eso dependía de si James podía mantener a Voldemort un momento prudencial para que ella pudiese correr.
La otra solución era mucho más arriesgada, e implicaba un ritual que apenas leyó hace una semana atrás y el cual preparó como método extra para salvar a Harry. Después de todo lo importante era Harry, no ella, ni James.
—¡Fermaportus!— Se escuchó la voz de James.
—¡Bombarda maxima!— La explosión resonó en toda la residencia. Lily por su parte llegaba a la habitación y cerraba la puerta detrás de ella. Observó a Harry sentado en la cama con los ojos somnolientos y mirada perdida.
—¡Arresto momentum!— Las voces desde la zona de abajo se confundían, pero Lily no tenía la menor duda de que James luchaba por su vida y la de su hijo en ese preciso instante. Si ella iba a hacer algo, debía hacerlo en ese mismo momento. Era una cuestión de decisión rápida, no debía vacilar. Con esto en mente observó nuevamente a Harry, quien la miraba con ojos llorosos en medio de la oscuridad de la habitación sin iluminar.
—¡Expecto patronus!— Susurró dejando que un recuerdo feliz le inundase, algo que no era difícil teniendo a Harry frente a ella. Un denso humo blanco se formó frente a ella, hasta adoptar la forma de un ciervo— ¡Ve, diles que estamos siendo atacados, dile a la orden!— Expresó temiendo que esto no fuese suficiente. La figura incorpórea comenzó a correr atravesando la pared y desapareciendo de su vista— Repello inimicum, fianto duri, protego maxima— Recitó la mujer viendo a su hijo y alzando su brazo para imbuir la magia alrededor de la habitación cuán rápido pudiese. La combinación de esos tres hechizos brindaban una barrera mágica extremadamente fuerte que cubría cierta área. No era algo infalible, obviamente el señor tenebroso lograría romper aquella barrera, pero le brindaría un par de segundos— Fermaportus máxima— Recitó con calma en dirección a la puerta antes de moverse hasta la cama para calmar a Harry que comenzaba a llorar debido a las explosiones que sucedían en el piso inferior.
—¡Glacius!— Le alegraba poder escuchar la voz de James desde abajo aún luchando. Un nuevo estallido hizo temblar la casa Godric y temió lo peor un par de segundos. Tomó al pequeño en sus brazos y lo sostuvo propinándole un gran beso en la frente— ¡Impedimenta, tarantallegra, gravis eacius!— Allí se escuchaba una cadena de encantamientos por parte del hombre en el piso inferior.
—Mami te ama Harry, te ama mucho— Sonrió— ¡Scutum argentum!— Un escudo plateado de gran tamaño se formó justo frente a la habitación— No puedes creer cuanto te quiere tu mami Harry, pero tendrás que ser fuerte. Tendrás que luchar. Harry, nunca te rindas— Lo sostuvo con fuerza entre sus manos temblorosas. Ella era una maga que pudo ser llamada sobresaliente, pero nunca había practicado ni estudiado a fondo un ritual de magia antigua como el que se planteaba realizar a continuación. Aquello era magia oscura, la misma de la cual ella se alejó durante tantos años y que criticó tan fuerte en el pasado. Pero allí estaba, con la vida de su hijo en juego. Harry por su parte le miraba con aquellos enormes ojos verdes, con lágrimas cayendo por sus mejillas casi rosadas. No necesitaba mayor resolución que la mirada de su hijo— ¡Ritualli cantum!— Recitó en voz baja. Acto seguido siete velas se encendieron en distintos lugares de la habitación y desde el suelo apareció un pequeño pedestal con una daga sobre la misma y una pequeña copa llena de un contenido negro.
Aquello había sido orquestado por ella con anterioridad como método de respaldo, por ello no fue ni cercanamente una sorpresa. Tomó la copa y bebió el contenido, sabiendo que esto condenaría su vida sin vuelta atrás. Luego tomó la pequeña daga y cortó la palma de su mano. El ardor recorrió todo su cuerpo, aquello le dijo que el ritual iba por buen camino. Solo quedaba marcar a aquella persona que se debía proteger a toda costa por las próximas horas.
Harry vio el brillo de las velas y se quedó tranquilo un instante, sin contar que en el piso de abajo reinó un silencio momentáneo— Te amo Harry— Besó la frente de su hijo antes de marcar con sangre una línea pequeña.
—¡Avada kedavra!— El maleficio asesino viajó hasta el pecho de James, este solo se desplomó mientras su mirada se clavaba en la figura de quien creía su amigo, Peter Pettigrew.
Hubo un silencio denso que dejó a Lily conocer la verdad. Su rostro se llenó de lágrimas mientras finalizó el ritual y desapareció de la habitación tanto el altar como las velas. Depositó a su pequeño en la cama viéndole en lo que podía ser su última vez. Sentía que le amaba tanto, que por primera vez en su vida estaba dispuesta a dar la suya, algo que se cumpliría en solo dos minutos, solo debía esperar paciente, el ritual había sido completado con éxito. Este hecho le hizo sentir extraña ¿Qué pasaría si ella no leyese el libro correcto? ¿Qué sucedería con Harry si ella no fuese la bruja que era? ¿Acaso estaba destinado que, para salvar a su hijo, debía romper su ideal más profundo de nunca usar magia oscura? Ya poco importaba, las pisadas se sentían en el corredor dejándole saber que el señor tenebroso estaba a pocos metros.
—Lily Evans, una maga prodigiosa y de gran talento. Sé de un fiel servidor que estaría feliz si te unieras a mis filas— La voz se escurría hasta sus oídos casi serpenteante. De pronto un rayo de luz hizo estallar la puerta de la habitación, penetró la barrera mágica e impactó en el enorme escudo plateado. El chorro de magia era impresionante, su conjurador se hallaba en la puerta, se trataba del mismo Lord Voldemort, el mago tenebroso que golpeaba a Reino Unido en los últimos años.
El lord tenebroso era un nombre delgado y apuesto, de cabello negro en contraste con su piel muy blanca, labios casi tan finos como sus ojos. Su mirada en cambio era fría y su sonrisa causaba despreció pues mostraba un sentido burlesco en cada sílaba que pronunciaba.
El escudo finalmente se convirtió en polvo y Voldemort finalizó su hechizo para entrar dentro de la pequeña habitación, no sin antes mirar a los lados y asegurarse de su superioridad en el lugar.
—¡A Harry no, por favor!
—Sabes tan bien como yo que debo hacer esto Lily, pero debo dejar en claro ante mis seguidores— Dos figuras aparecieron detrás del señor tenebroso, una de ellas la mujer pudo reconocerla. Sintió asco y desprecio por aquel idiota enclenque— Que soy algo misericordioso. ¡Vete Lily,! Apártate y huye de Inglaterra, te dejaré partir o unirte a nuestras filas, ambas son opciones bastante piadosas.
—No dejaré que me quites a mi hijo— Respondió ella manteniendose firme en su lugar.
—Severus no va a estar feliz con tus palabras. Casi llora cuando le dije que debía hallarte —Se burló— Pero ya que te niegas a aceptar mi humilde oferta.
—¡Harry no, Harry no, por favor Harry no!
—¡Apártate muchacha estúpida... hazte a un lado, ahora!— Exclamó señalando con su varita.
Lily por su parte lloraba con los brazos extendidos, contando mentalmente los segundos y nublando su mente para que el mago tenebroso frente a ella no lograse leerle— ¡Harry no, por favor, ten misericordia... ten misericordia!
—¡Ésta es mi última advertencia!— Exclamó el mago tenebroso alzando su varita a la altura de la cabeza, listo para atacarle.
—¡Harry no!— Lloraba mientras se hallaba de pie ante el señor tenebroso. Sus lágrimas representaban sus sentimientos reales, deseaba que su hijo pudiera vivir, no importaba el costo o cómo— ¡Haré cualquier cosa... mátame, mátame a mí en su lugar.!— Recitó sintiendo un enorme dolor y grandes dudas en su cabeza. El ritual funcionó, pero Voldemort era un mago tenebroso con un enorme poder y no sabía si aquello funcionaría, temía lo peor.
—¡Avada kedavra!— Recitó el hombre frente a ella. La luz verde viajó veloz hasta su pecho, y en ese instante Lily sintió su vida desaparecer y desvanecerse, mientras que su cuerpo chocó contra la mesa de noche antes de caer al suelo sin signos vitales.
El hombre sonrió abiertamente frente a sus dos seguidores presentes esa noche. Su victoria era absoluta y ahora concluiría su labor, misma que temía era necesaria antes de extender sus movimientos en dirección del resto del continente europeo.
Rathiell era uno de sus nuevos secuaces, el joven le miraba asintiendo mientras revelaba su rostro quitando su máscara. Peter por otra parte no era más que un mojigato joven asustadizo que llegó a sus filas en búsqueda de poder. Afortunadamente había sido clave para hallar a los Potter, quizás luego le brindase algún premio por ello, pero ahora tenía una labor más importante. Giró su cabeza para ver al pequeño niño de un año y tres meses de edad frente a él y se sintió complacido.
La profecía era clara, este niño de alguna forma tendría poder para enfrentarle. Pero en ese momento no era más que un pequeño indefenso. Apuntó la varita contra el infante y concentró su magia en la punta de esta. Sentía tanta ira y ganas de matarlo, no porque fuese poderoso o hubiese hecho algo contra él, lo que le atormentaba es que existiese la vaga creencia de que alguien era capaz de oponersele; a él, quien dominó artes oscuras y estudió tanto tiempo sobre la inmortalidad. Rugió dejando que esas ganas de eliminar al pequeño llenasen su ser— ¡AVADA —Sonrió complacido ante el hecho de eliminar el único obstáculo en su camino— KEDAVRA!— Un rayo de luz verde fue expulsado de la varita, viajó un par de centímetros y en la fracción de segundo siguiente chocó contra una barrera que cubría la piel del pequeño.
Una explosión sucedió desde el cuerpo del infante. Voldemort apenas pudo abrir los ojos para ver con horror como un rayo verde se dirigía a su cuerpo mientras que toda la habitación donde se hallaban estallaba en pequeños pedazos. Quiso gritar, pero para ese momento la maldición asesina dio contra su cuerpo y le vaporizó, algo que obviamente no sucedió jamás.
Sintió su cuerpo desgarrarse al igual que su alma. Se partió en miles de pedazos y giró por el lugar que ahora se hallaba en escombros voladores en diferentes secciones.
Peter por su parte observó todo estupefacto. La habitación estalló y un rayo verde esfumó el cuerpo del señor tenebroso y siguió con el de Rathiell a su lado. Por miedo se transformó al instante en una rata y comenzó a correr con todas sus fuerzas entre los escombros voladores de la residencia Godric. El piso superior fue arrasado al instante y de pronto el inferior comenzó también a desmoronarse. Apresuró sus patas bajando por las escaleras, saltando sobre el madero que caía, luego sobre el candelabro suspendido en el aire para alcanzar la repisa y bajar tan veloz como sus patas le permitían por la sala de estar.
No comprendía qué era aquello ni que clase de magia se hallaba en juego, pero todo su pequeño ser le decía que debía huir con todas sus fuerzas. Por eso corrió por las calles empedradas y húmedas del valle de Godric hasta que sintió la ausencia de la barrera mágica y se apareció en su escondite.
Chilló asustado dejando que su ser dejara de temblar justo debajo de la mesa. No comprendía lo sucedido, pero obviamente algo malo había pasado. El señor tenebroso fue erradicado en un parpadeo por una magia incomprensible. Luego abrió los ojos analizando su situación, se hallaba en graves problemas, él como guardián había revelado la ubicación de los Potter y acompañado al señor tenebroso en tal ataque ¿Y si alguien le había visto? Se movió dando vueltas por debajo de la mesa de la sucia residencia que usaba desde hacía un año. De pronto escuchó una voz y pisadas, sintió miedo y buscó escapar moviéndose rumbo al estante donde se hallaba el televisor.
—Accio rata— La voz susurró con desprecio.
Peter fue arrastrado mágicamente sin capacidad de huir. Una mano le sujetó y de inmediato apuntó con una varita mágica. Peter se transformó nuevamente a su forma humana chillando ante el rostro pálido que le miraba con ganas de matarle.
—Severus, por favor.
—¿Dónde está el señor tenebroso y qué sucedió?— Exclamó el sujeto apuntando la varita directo a su cuello. Peter temió que aquel hombre le mataría, después de todo nunca se habían llevado bien.
—El señor tenebroso— Se quejó en una voz muy aguda y quejumbrosa— Lord Voldemort acaba de ser asesinado Severus.
—¿Qué clase de tonterías dices Pettigrew?— Severus Snape, un mago especialista en artes oscuras dejó arrastrar la última sílaba. Peter era un ser despreciable en su opinión, deseaba eliminarlo, pero primero debía verificar lo que necesitaba. Y de ser posible deseaba obtener la información lo más rápido que se pudiese. El hogar de Pettigrew era una pocilga pequeña con apenas una cama, un sofá y un televisor. El lugar estaba repleto de basura en cada rincón, más semejante al escondite de una cucaracha muggle antes que el hogar de un mago.
—Murió, fue vaporizado por una magia muy poderosa. Lo ví frente a mí, se ha ido— Temblaba de pies a cabeza, lo cual le sugirió a Snape que probablemente las palabras del asustadizo eran verdad.
—¿Lily mató al señor tenebroso?— Abrió los ojos sintiendo un calor reconfortante llenar su ser.
—No, Lily murió.
—Lily...— El pecho se hundió ante una enorme presión, luego reaccionó en pro de entender lo sucedido— ¿Fue Potter?— Expresó con ganas de que fuese mentira, el despreciable y arrogante Potter erradicando al señor tenebroso era lo peor que podría suceder luego de la muerte de Lily.
—No, James murió casi de inmediato, luego fue Lily. Fue el niño Severus, el niño hizo alguna magia poderosa y el señor tenebroso murió en el acto.
—¡Basta de tonterías Pettigrew! ¡legeremens!
No fue difícil penetrar la mente de Peter y fluir por sus pensamientos. Era básicamente un libro abierto que permitía leer con calma cada página. Llegó rápidamente al evento minutos atrás viendo la dirección, las calles oscuras, la residencia Godric y la veloz invasión. La pelea no fue larga, de hecho Potter solo retrasó un par de segundos al señor tenebroso en una actuación que solo pudo analizar como patética. Luego en el piso superior Lily rogó por la vida de su hijo justo antes de ser asesinada. Snape sintió que su propia vida era drenada en ese instante y comenzó a llorar sin poder contenerse, luego, Voldemort se dirigió al pequeño y conjuró el maleficio asesino. Una explosión sacudió el lugar reduciéndolo a escombros y el señor tenebroso fue eliminado por completo.
Snape salió de la mente de Peter sin comprender bien lo que había visto. Sin embargo, su plan de acción era evidente. Soltó al imbécil y se apareció de inmediato en el valle de Godric. Las lágrimas continuaban cayendo por sus blancas mejillas sin poder contenerlas. La casa de los Potter se resumía a escombros a mitad de una noche oscura. Los muggles alrededor no se hallaban conscientes de la residencia derruida ni de los integrantes que todavía allí se encontraban, todo el desastre estaba oculto por el encantamiento Fidelio. Snape era capaz de verlo solo por haber observado la dirección previamente en los recuerdos del gusano de Peter.
Se movió lentamente por el lugar, notando las piedras esparcidas, las telas, los pedazos de maderas y finalmente los cuerpos. El despreciable James se encontraba sepultado bajo una pila de escombros, mientras que Lily se hallaba a pocos metros de distancia con un pedazo de madera sobre ella y algunos rasguños en su rostro.
Lily... El amor de su vida se hallaba muerta frente a él. No importó cuántos esfuerzos puso, ni la traición que ejecutó contra el señor tenebroso. Lily igualmente había muerto. Retiró el pedazo de madera y limpió el hermoso rostro de la mujer, limpió cada gota de sangre mientras que sus lágrimas caían sin esperanza sobre el cuerpo de Lily. Muerta, se hallaba sin vida en sus brazos.
Sintió tanta ira, tanta impotencia. Todo era culpa del desgraciado de Potter. Él la habría protegido de todo mal, la habría ocultado en algún lugar del mundo, lejos, donde nadie pudiera llegar hasta ella. Pasó así los siguientes cinco minutos llorando contra el cuerpo, hasta que se percató de que había un sonido cercano. Un niño lloraba a menos de dos metros, no había sufrido daño alguno a pesar de tener casi toda la una pared sobre él. Sacó al pequeño notando los ojos verdes, era obviamente el hijo de Lily, por el que ella había rogado en el recuerdo.
Finalmente se decidió a informar sobre aquello— Expecto Patronum— Expresó con la mujer en brazos. Tardó en concentrar sus recuerdos más felices. Eran aquellos de su infancia en compañía de la misma chica que ahora sostenía sin vida con su fino cabello rojizo.
Se sorprendió al ver la forma de su patronus, había cambiado, ya no era un búho, ahora se mostraba como un ciervo blanco de gran tamaño— Dile a Dumbledore, atacaron la residencia de los Potter, Lily está... Lily está muerta. El niño sobrevivió y el señor oscuro, Lord Voldemort, se ha ido, fue asesinado— Recitó sintiendo que las palabras se arrastraban por su boca junto con su alma. Apretó nuevamente a Lily contra su pecho y dejó que su dolor saliera.
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