Llegaron los Weasley y un encuentro desagradable.
PovHarry:
Había pasado una semana desde que habíamos ido a Gringotts. Ya hasta se nos hacía normal ver de vez en cuando a los amigos de Sirena, y la verdad eran increíbles.
En estos momentos estábamos en las mazmorras con tío Snape practicando y aprendiendo pociones. Resulta que la mansión está llena de hechizos y barreras que nos permiten hacer magia sin que el ministerio se entere.
De repente por la puerta entran unas cuantas cabezas pelirrojas iguales. Eran los gemelos Weasley, Percy, Charlie y el que supongo es Bill.
-¿Y ustedes que hacen aquí? -Pregunta Sirena.
-No soportabamos un día más con nuestros padres y hermanos. Así que aprovechamos que estaban Bill y Charlie de visita y dijimos que íbamos de paseo con ellos. Obvio los dos demonios intentaron unirse. Pero Bill y Charlie dijeron que no podían, que necesitaban hablé con nosotros a solas, después de eso a escondidas Percy salió de la casa y se acercó a nosotros. -Dijeron a la vez.
-Okey, ¿Y no pensaron que debían mandar una carta avisando que vendrían? -Dijo Sirena.
Los gemelos simplemente se encogieron se acercaron a Sirena, cada uno a un lado de ella le dieron un beso en cada cachete a la vez.
-Son unos idiotas. -Dijo Sirena. -Pero ya que están aquí vamos a dar una vuelta por Diagon. -Agrego.
Todos nos levantamos, y fuimos a la red flu, con la cual llegamos al caldero chorreante, y de ahí al callejón, donde fuimos y venimos todo el día.
Al final del día estábamos tranquilos en la heladería Florean Frescue, en una mesa, ya que pedimos si podíamos juntar unas cuantas. Estábamos hablando de todo y nada a la vez, cuando escuchamos unas voces muy conocidas.
-¿Niños que hacen con esas personas? ¿No ven que son futuros mortifagos? -Dijo la señora Weasley mirando a sus hijos.
-Señora Weasley disculpe pero no me parece que sea forma de hablar de mis amigos. -Digo parandome de mí lugar.
-¿Harry querido eres tu? Seguro te han hechizado para que los defiendas. -Dijo la Sra. Weasley.
-De echo Sra. Weasley todos aquí estamos por voluntad propia. -Dijo Neville también parándose.
-Ay mis niños como creen que se sentirían sus padres al saber con qué clase de personas se juntan. -Dijo la Sra. Weasley.
-Como se sentirán nuestros padres y con quién nos juntamos no es asunto suyo. -Dijimos a la vez con Neville.
-Ahora si nos disculpan, debemos ir a casa a cenar. -Dijo Sirena.
Todos nos paramos, e ignorando a los Weasley, nos dirigimos al caldero chorreante. Llegando a la entrada al callejón los Weasley nos detienen.
-Es cierto que a ustedes no les puedo decir nada, pero a mis hijos si. -Dijo el Sr. Weasley.
-De echo no puedes Bill Percy y yo somos mayores, y los gemelos están acargo nuestro hasta que regresen a casa. -Dijo Charlie.
Nosotros sonreímos burlona mente y seguimos nuestro camino ignorando completamente a los Weasley
Al llegar a la mansión lo primero que veo es a mí prima y los gemelos reírse como locos.
-Eso a sido fantástico chicos. -Nos felicita Draco.
-¿Están bien? -Digo mirando a los tres chiflados que están riendo en el suelo con las caras completamente rojas.
-Si se les pasará en un minuto. -Dice Draco ignorandolos.
-Chicos la cena está lista. -Dice la tía Ada.
-Vamos. -Digo.
Caminamos todos al comedor menos los tres chiflados.
-¿Donde estan Sirena y los gemelos? -Pregunta tío Joyce.
-En el suelo de la sala riendo como locos. -Dice Bill.
En ese momento como si los hubieran invocado entran a la cocina.
-¿Se puede saber que era tan gracioso? -Pregunto.
-Las caras que pusieron Arthur y Molly, parecía que se hubieran tragado uno de los caramelos de la vieja cabra. -Dijeron los tres a la vez, dándome un escalofrío.
-¡No hagan eso! -Les gritó.
-¿Hacer que? -Vuelven a decir a la vez.
-Eso. -Digo.
-Pero si no estamos haciendo nada. -Dice con una sonrisa traviesa.
-Por favor dejen de hacerlo. -Digo.
-Pero no estamos haciendo nada. -Dicen a la ve, mientras se sientan a la vez, como si fueran uno solo.
-Por favor paren es escalofriante. -Digo.
-Esta bien vamos a parar. -Dicen a la vez.
-Harry, si no los ignoras van a seguí así toda la noche. -Dice papá mirando orgulloso a los tres chiflados.
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