Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 35

En cuanto terminaron las clases del día, decidí ir a visitar a Calíope, nunca salía de su habitación y eso es realmente comprensible, tal vez le vendría bien algo de compañía.

Llegué y llamé a la puerta, no tardó mucho en abrir y una sonrisa se extendió por su rostro en cuanto me vio.

—Tracy, pasa. —Entré cuando se movió hacia el costado derecho para darme espacio, ella se veía bastante recuperada, cualquiera que la mirara ahora no podría imaginar que había estado siendo prisionera de mortifagos durante tantos años. Lucía mucho más joven que la primera vez que la vi, y su rostro cada vez se me hacía más familiar—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien, solo quería venir a ver cómo estás llevando todo. No veo que salgas de aquí, así que pensé que podrías sentirte algo agobiada. —Nos sentamos en la cama, la una frente a la otra. 

—Bueno, no me parece conveniente andar por ahí como si fuese una más. Además, bueno... no sabes si alguien podría reconocerte. —Asentí en comprensión, estábamos en un punto en el que no podíamos decir plenamente que confiamos en todos, cualquiera podría terminar hablando de más con las personas equivocadas.

—¿No te aburres? 

—Oh, he estado entretenida con un par de libros que el profesor Dumbledore me prestó. 

—Tal vez debería presentarte a Hermione, presiento que os llevaríais bien.

Pasé varias horas acompañando a Calíope, charlamos de muchas cosas sin sentido y reímos por lo mismo, incluso peinó mi cabello y miramos qué tal quedaba con distintos colores, al final lo dejé rubio con las puntas de color azul turquesa. Nunca usé mi metamorfomagia para verme bien o estar a la moda, me bastaba con poder tener los ojos y cabello del mismo color de mi madre, tal vez en un intento desesperado por parecerme a ella, porque tal vez lo único que he querido es parecerme a ella.

Ya no la recordaba mucho, pero sé que era buena, tan dulce, amable y comprensiva con todos; siempre deseé poder llegar a ser, algún día, tan siquiera la mitad de la excelente mujer que fue. Por lo que no permitiré que alguien ensucie su nombre y mucho menos ahora que ella no está, por lo que me niego a no descubrir por qué aparece registrada en el acta de nacimiento de Marcel. Alguien parece estarse tomando muchas molestias para hacer que la Slytherin encaje y quizá todo influye en el hecho de que ella también haya entrado a Hogwarts cursando un año avanzado.

—¿En qué piensas? —La voz tranquila de Calíope me sacó de mis pensamientos inmediatamente, me había sumido en mi mundo olvidando por completo que estaba a mi lado. La observé, su mirada era suave y estaba llena de paz, sus ojos estaban prometiendo que me escucharía y que si me mantenía cerca estaría segura. Suspiré y miré al suelo mientras jugaba con mi túnica.

—Estaba pensando en mi madre. —No pude percatarme de la reacción de Calíope en ese momento, porque mis ojos estaban fijos en las baldosas bajo mis pies, pero, al fin y al cabo, supongo que fue mejor así, era pronto para echarlo a perder—. Ella murió cuando yo tenía seis años.

—Como lo siento...

—Mis padrinos nunca me dieron muchos detalles y yo les entiendo, es un tema doloroso. —Hice una pausa, sabiendo que Calíope me escuchaba con atención, me transmitía confianza—. Ese día ella me dijo algo, el día que la vi por última vez, me dio un nombre y me dijo a quién le pertenecía. Ya sabía que no iba a regresar, por eso no quería dejar ningún cabo suelto. Un mortifago la mató, y yo sé quién es. —La miré por unos segundos, sus ojos estaban bien abiertos, observándome con inquietud, como si temiera por lo que estaba a punto de escuchar—. Fenrir Greyback.

—¿Cómo lo sabes? —me preguntó mientras su cabeza se movía levemente en negación, su mirada seguía fija en mí, con suma expectación.

—Lo investigué por años, a pesar de que mis padrinos me dijeron que no lo hiciera, que no me metiera en eso, que era peligroso y que yo podía terminar igual. Pero es lo mismo, aun sabiéndolo, no es como que yo pueda hacer algo contra él. Y no lo entiendo, no comprendo por qué a ella. Por qué a la gente buena.

Para cuando eso ocurrió habían pasado cinco años desde que Voldemort fue vencido, muchos mortifagos, como Greyback, seguían sueltos, ocasionando desastres a la espera del regreso de su señor. Aparentemente, él aprovechó su ausencia para buscarla, a Melania, o tal vez ni siquiera sabía en qué se estaba metiendo. Sin embargo, no es como que ahora Voldemort hubiese hecho algo al respecto para vengarla, seguro ni siquiera le importa. Y aun así aquí estoy yo, a la espera de que interfiera por mí.

—Luego del 31 de octubre de 1981 todos lamentaban la muerte de Lily y James Potter —continué al percatarme de que me había quedado en silencio y de que Calíope me miraba con curisosidad—. Ocupados entre eso e idolatrar a Harry olvidaron que muchos otros magos murieron también en batalla. Parecía que el orden se había restablecido ahora que Voldemort no estaba, pero olvidaron que todavía quedaban varios mortifagos ocultos y sedientos de venganza.

—Lo sé...    

A la mañana siguiente me removí en mi cama antes de abrir los ojos, no me había tomado mucho tiempo quedarme dormida la noche anterior, realmente me sentía cansada. Luego de hablar con Calíope había regresado directamente a la habitación, pasando frente al trío de oro en la sala común, y dedicándoles una única sonrisa antes de continuar con mi camino y luego del "lindo cabello" de Hermione.  

Esa vez me había despertado sola, como no pasaba muy a menudo, pero no esperaba ver a Hermione sentada en un costado de mi cama, observándome fijamente. Parpadeé pensando que era mi imaginación, pero ella seguía ahí.

—¿Qué haces? —le pregunté, aún medio dormida. 

—Estoy pensando. 

—Das miedo.

—Lo siento —dijo riendo—. Es solo que... me preguntaba, ¿estás bien, Tracy?

—¿Por qué lo preguntas? Claro que estoy bien. 

—Ya, pero mi pregunta va un poco más allá. Has cambiado mucho, y no me disgusta para nada, es solo que si al principio del curso me hubiesen dicho que serías así me habría reído. No imaginé que después de tanta frialdad nos permitirías conocerte de verdad. Y ahora que las cosas se están complicando es confortante saber que te tenemos aquí. 

Yo definitivamente no veía venir nada de eso, y no entendía por qué esa repentina confesión, pero para mí también era confortante escucharlo y eso solo acrecentaba mis dudas. 

—Vaya, yo... te diría algo lindo, pero no he terminado de despertarme por completo y no pienso claramente. 

Hermione solo rio, demostrándome que realmente ella no esperaba palabras bonitas a cambio, como si me lo hubiese dicho solo porque creía que necesitaba saberlo, y de cierta forma así era. 

Nos arreglamos para ir a nuestras clases, dejé mi cabello del color que había decidido con Calíope y bajamos a desayunar. 

En Hogwarts, era evidente que las cosas estaban difíciles, en el gran comedor ya no se escuchaban tantas voces emocionadas como antes, e incluso había momentos en donde solo el ruido de los cubiertos rompía el agobiante silencio.

Varias veces sentía miradas sobre mí, y me percataba de que algunos estudiantes de otras casas se giraban levemente en sus asientos para observarme por encima del hombro; el trío de oro podía decir lo mismo, era evidente que gran parte de los susurros que llenaban el lugar de vez en cuando eran formados por frases que contenían nuestros nombres. También había hecho contacto visual en varias ocasiones con el director Dumbledore, me miraba desde su asiento en la mesa de profesores y yo a él desde mi lugar en la mesa de Gryffindor. A veces me gustaría saber qué es lo que pasa por la mente de todos ellos, pero realmente ya tengo suficiente con el desastre que hay en la mía. 

No pude soportar más la presión, me levanté sin haber terminado mi desayuno y abandoné el gran comedor, escuchando a mis espaldas la voz de Hermione llamándome.

Tenía un rato antes de que comenzaran las clases y quería aprovecharlo para estar sola, aunque eso significaba seguir ahogándome en mis pensamientos confusos. Me quedé de pie observando el bosque desde lo alto de la torre de astronomía, no pasó mucho tiempo para que un muchacho de cabellera platinada se posicionara a mi lado.

—Vengo en son de paz —me dijo—. De verdad, solo quiero hablar.  

—Que sea rápido, no me parece que tú y yo tengamos mucho de qué hablar. 

—Creo que... te debo una disculpa. —Enarqué una ceja, mirándolo con desconfianza, nada bueno podía resultar de Draco Malfoy pidiendo perdón—. Aliarme con Marcel fue un error, ella... tiene una forma diferente de pensar y a veces no puedo comprenderla. Me resulta difícil saber qué es lo que quiere y siento que no es alguien en quien debería confiar, aunque lo diga yo. Así que quiero que sepas que no volveré a intentar nada en contra tuyo, total, todo fue su idea, yo solo fui su seguro.

—Realmente no sé por qué me cuentas todo esto. No confío en ti, Malfoy, pero espero que lo que dices sea en serio, si sigues haciendo algo en mi contra no creas que me quedaré de brazos cruzados.

—Lo sé, créeme, sé que debo tener cuidado contigo.  

—Bien, está bien entonces —musité, la situación me parecía extraña y Malfoy no me estaba resultando transparente, yo realmente no podía estar segura de lo que estaba pasando por su cabeza.

—Una última cosa —dijo, y mientras yo esperaba a que hablara, él cortaba el espacio entre nosotros, juntando sus labios con los míos en un acto tan repentino que solo consiguió congelarme.

Ninguno de los dos cerró los ojos y ninguno de los dos se movió. Mi capacidad de raciocinio estaba tan sorprendida que mi cerebro fue incapaz de mandar alguna señal a mi cuerpo para que se alejara.

No podía creer lo que estaba ocurriendo, pero es que por supuesto que Malfoy no lo hacía por nada, él sabía que a varios metros de nosotros, de pie sobre el último escalón, Harry Potter nos miraba con ojos estupefactos, y yo lo noté cuando ya era tarde.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro