Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 20

—Hay que destruirlo, cuanto antes —dijo Ronald.

—Aquí no —contestó Potter—. No podemos hacer magia.

—Ya no tenemos nada que hacer aquí, volvamos a Hogwarts —corroboró Hermione.

Regresamos a Hogwarts con un Traslador, pero no entramos directamente al colegio. Nos desviamos hacia el bosque prohibido y nos internamos en él hasta el punto en el que yo ya no me ubicaba. Hermione dejó el horrocrux en el suelo.

—No podemos destruirlo —les dije—. No es tan fácil, lo sabéis.

—Algo tenemos que hacer, si pasamos más tiempo con él terminará por destruirnos a nosotros. Tal vez si intentamos abrirlo...

Asentí, de acuerdo con las palabras del pelirrojo, y saqué mi varita.

—Esto no resultará bien —murmuré—. Cistem aperio. —El broche comenzó a sacudirse con violencia. Nosotros, atentos a todo, mantuvimos nuestras posiciones alertas, esperando a que ocurriera lo que sea que sucedería.

Pero definitivamente no estábamos preparados para eso.

Del interior irradió una luz tan potente que nos lanzó al suelo a los cuatro. Hermione, Ronald y yo por un lado, y Potter justo en frente. Entonces me vi; pero no era yo, era una versión mejorada de mí la que, envuelta en un torbellino de humo, se dirigía a Harry.

—El niño que sobrevivió —decía. Era mi voz, pero sus palabras me eran ajenas, no me pertenecían—. El niño que sobrevivió... Umh, puedo ver que te has adaptado bastante bien a ese distintivo. Debe sentirse muy miserable saber que todos esperan de ti algo que tú solo no puedes ofrecer. —Yo observaba desde atrás la esbelta figura de alguien que lucía igual a mí, sin embargo, sabía que aquella postura era algo que difícil se me veía. Ella era amenazante, yo solo intentaba serlo, y era un intento realmente lamentable. Su cabello cambiaba de color varias veces por minuto, haciéndole honor a la metamorfomagia, y aunque yo también la tenía, nunca la había dejado actuar de una manera tan libre. Era una Tracy perfecta, pero es que nunca existiría una Tracy perfecta—. Pero tú y yo, Potter, sabemos todas las veces que te has desesperado pensando en que no podrás contra lo que se avecina. Esto te queda grande. El día en el que te encuentres cara a cara con mi padre recordarás mis palabras antes de dejarte caer de rodillas al suelo y suplicar por tu vida. Porque tú no lo sabías, ¿verdad? Has estado con la hija de tu mayor enemigo todo este tiempo y ni siquiera podrías haberlo adivinado. La hija de Voldemort... A mí también me gusta ese distintivo.

Reaccioné cuando deparé en lo rápido que latía mi corazón, mi respiración agitada llenaba mis oídos mientras luchaba por procesar el hecho de que mi secreto estaba siendo revelado, y yo tenía que detenerlo.

—No... —No lo había gritado, yo ni siquiera lo había dicho lo suficientemente fuerte como para que Hermione, estupefacta a mi lado, pudiese escucharme—. ¡No! —Entonces me puse de pie, observando la espalda de la Tracy que se burlaba en la cara de Potter, mi pecho subía y bajaba con violencia—. ¡No es cierto!

—¿Qué se siente, eh, Potter? —continuó ella—. Saber que la hija de la persona que mató a tus padres ha estado jugando contigo, manteniéndote cerca para arrancarte el corazón del pecho en cuanto sepa exactamente cuántas veces late por hora.

—¡Está jugando con tu mente! —insistí—¡Quiere dejarte fuera de batalla y, maldita sea, Potter, tú no eres tan débil!

Entonces Harry fijó su mirada en mí, pocos segundos que sentí como una eternidad. Sus ojos me hablaban y a mí realmente me dolía no poder entenderlos. Estaba asustada, así no era como debía suceder, las cosas estaban yendo mal, la situación se escapaba de mi control y yo no sabía por cuánto tiempo podría continuar con eso.

—¡Cistem aperio! — Potter fue quien me sacó de mi ensoñación, ya no me miraba y su varita estaba apuntando hacia el horrocrux, que había vuelto a cerrarse, volviendo polvo la versión que desearía no existiera en mí.

Sin pensarlo mucho corrí hacia él y lo abracé con todas las fuerzas que mi tembloroso cuerpo me cedió. Harry me correspondió y eso solo podía significar que, o había decidido dejar de lado lo que había escuchado, o intentaba aferrarse a la idea de que no era cierto de la misma manera en la que en ese momento se aferraba a mí. Hermione y Ronald se unieron, y yo comprendí que podría terminar por acostumbrarme a eso.

Una vez estuvimos dentro del colegio fuimos a la oficina de Dumbledore y dejamos en sus seguras manos el horrocrux herido. Nos miró con profundidad, como solo él sabe, y asintió. Nosotros hicimos lo mismo.

El aire que se respiraba mientras nos alejábamos a pasos lentos era lastimero, cada uno sumido en sus pensamientos, sacando nuestras propias conclusiones; la verdad es que, aunque lo habíamos conseguido, nos sentíamos derrotados. Dumbledore lo sabía, sabía que a pesar de haber encontrado el horrocrux y de haberlo enfrentado, habíamos fallado. Y es por eso que comenzaba a preparar nuestra próxima misión.

El día siguiente no fue mejor, nuestra primera clase era adivinación, y, como si ya no tuviera suficiente con no haber dormido en toda la noche, la profesora Trelawney parecía no querer darme tregua.

—Júpiter y Neptuno —le dijo a Hermione luego de lanzar una mirada rápida a la palma de su mano—. La alineación de los planetas está a tu favor, mi niña. Presagian amor, ¿puede ser que comienzan a despertar ciertos sentimientos nuevos? —Trelawney sonreía mientras sus cejas se levantaban por sobre el marco de sus grandes gafas.

—Qué cosas dice profesora... —Hermione soltó una risita y yo levanté una de mis cejas.

La profesora Trelawney se acercó entonces a mí y yo extendí mi mano en su dirección, casi como si la estuviese desafiando a sorprenderme. Efectivamente lo hizo.

—¡Por Merlín! —exclamó ella, retrocediendo unos cuantos pasos. La miré confundida antes de observar la palma de mi mano, intentando comprender qué era lo que la había alterado tanto, mas no veía algo diferente a líneas sin sentido— Plutón... —balbuceó.

—A plutón ya no se le considera un planeta —le dije, con la intención de que notara que lo que decía no tenía ningún sentido.

—Ten cuidado, Evans —susurraba.

La clase terminó y todos comenzaron a dejar el lugar. Yo me disponía a hacer lo mismo junto al trío de oro, pero la voz de la profesora me interrumpió.

—Tracy. —Me giré para mirarla de frente—. No eres consciente del peligro que corres, escúchame.

—No corro ningún peligro diferente al que todos aquí, profesora. Estoy igual de expuesta que los demás a que una poción tóxica se me derrame encima o a caer de la escoba en un vuelo alto.

—No lo entiendes. —Negó. Harry, Ron y Hermione se mantenían detrás de mí y varios estudiantes habían decido quedarse a escuchar también—. Todas tus dudas pueden ponerse en tu contra en el momento menos oportuno. —Me dí la vuelta, dando a entender que no quería seguir escuchando, y comencé a caminar hacia la salida—. ¡Esto no se trata solo de ti! —Me detuve tras escuchar sus palabras, pero no me volví—. Son muchos los que somos arrastrados al abismo también.

—Entonces —comencé, sin dejar de darle la espalda— espero por el bien de todos que se equivoque, profesora Trelawney.

Caminé sin titubear y me alejé de ahí sin esperar al trío de oro, solo avanzando mientras intentaba que no se notara lo rápido que quería llegar a donde pudiera estar sola.

—¿Vosotros sabéis si la profesora Trelawney sabe de lo que habla? —pregunté. Harry, Ron y Hermione habían terminado por alcanzarme y juntos nos habíamos dirigido a un espacio vacío en la zona verde.

—Es normal que ella luzca un poco paranoica la mayor parte del tiempo, pero es buena en lo que hace —respondió Potter.

—¿Entonces creéis que es verdad? ¿Que terminaré por matarnos a todos?

—Ella no se refería a eso... —dijo Hermione con suavidad.

—Ya, lo que quiso decir es que soy egoísta y que serán mis malditas inseguridades de mierda lo que nos destruirá. ¿Tan importante soy? ¿Acaso de un jodido sí o no de mi parte depende el rumbo de... todo? ¿Es que se derrumbarán los muros de Hogwarts por mis dudas?

—Eso es algo que no podemos responder.

Hermione tenía razón, yo estaba pidiendo demasiado. Pero esas absurdas preguntas sin sentido solo tapaban las que de verdad resonaban en mi cabeza, aquellas que no podía compartir con mis compañeros. ¿Qué iba a decidir? Cuando llegara el momento, ¿qué sería lo que elegiría? ¿Tenía por lo menos alguna idea de qué era lo que yo quería? Y aunque fuera así, ¿realmente lo que yo quería iba a importar?

—Ya me estaba preguntando dónde estarían. —Los cuatro miramos hacia la procedencia de la voz, que muy bien todos conocíamos—. Escuché de la predicción que te hizo Trelawney, Tracy.

—¿Y?

—Oh, venga, no creeré en ese desinterés. Con que dudas, ¿eh? —Lo miré fijamente y me levanté.

—Así es —le dije mientras me acercaba más a donde se encontraba—. La realidad es que no logro aclararme respecto a ti, Malfoy. —Él levantó ambas cejas y yo asentí—. Sí, porque no he podido decidir si lo que tú tienes es un problema de nacimiento, o algo que se ha dañado con el tiempo y al día de hoy es irreparable. —Lo miré con lástima fingida. Hermione soltó una risita que me hizo sonreír y Draco me lanzó un mirada fulminante.

—No deberías ir por ahí de presumida, Evans. Recuerda que necesitas amigos para que te defiendan del peligro que te asecha.

Malfoy se alejó, escoltado por sus amigos, y yo me quedé mirando su espalda mientras intentaba no pensar en lo parecido que sonaba eso a algo que ya había escuchado de la boca de Potter, mientras intentaba que sus insignificantes palabras no me afectaran.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro