Capítulo 18
Cuando llegamos a Hogwarts lo primero con lo que nos cruzamos fue con Dumbledore, que nos miraba con seriedad, envió a Marcel con la profesora McGonagall y a nosotros nos hizo seguirlo a su despacho.
—Habéis usado vuestras varitas y ya sabéis que está terminantemente prohibido. Como se exige en el ministerio de magia, debo expulsaros. Sin embargo, no estoy dispuesto a perder estudiantes tan buenos como vosotros, por lo que antes de tomar medidas extremas daréis vuestras razones al ministerio de magia, espero que vayáis pensando desde ya lo que diréis, solo tendréis una oportunidad y no os perdonaré si no os dejan volver. Vuestra estancia en Hogwarts está en fuego ahora.
—Simplemente no me lo creo. Expulsados de Hogwarts... esto no puede estar pasando.
—Ron, aún no estamos expulsados —le dijo Hermione, estábamos en la sala común pensando en nuestras opciones. Era culpa mía, si iban a expulsar a alguien que fuera a mí; ellos no, era injusto—. Escuchad, si es en defensa propia un estudiante menor de edad está autorizado a usar magia fuera del colegio. —Me alejé de la ventana para acercarme más a ellos—. Tenemos que dejarles claro que lo hicimos para salvar a tus tíos y a nosotros mismos, que pudo terminar en una catástrofe si nos hubiésemos quedado de brazos cruzados.
Así que el día del juicio había llegado y el lugar era tan grande que podías perderte, por suerte sabíamos exactamente hacia dónde ir. La sala estaba llena de brujas y magos que escucharían nuestro caso y votarían a nuestro favor o en nuestra contra. Nos hicieron preguntas y expusimos lo que había sucedido. El incendio se había generado en la cocina al dejar un fogón abierto, se habían quemado las cortinas y había terminado por extenderse; nos vimos sin opciones y usamos nuestras varitas para detener el fuego y que no pasara a mayores.
Finalmente nuestra versión convenció a la mayoría de los presentes y fue mayor la cantidad de votos a favor de que continuáramos en Hogwarts, por lo que nos dejaron ir luego de repetirnos muchas veces que aquello no podía volver a repetirse.
Regresamos al colegio más animados que nunca, pero Dumbledore nos dijo que de cualquier forma nos merecíamos un castigo, por lo que nos envió a descansar con la condición de que al otro día lo buscáramos en su despacho para hablar al respecto.
No habíamos dormido muy bien en la noche por los nervios, pero ya podríamos reponer el sueño, así que sin perder más tiempo nos fuimos a nuestras habitaciones.
Dijimos la contraseña y subimos a la oficina del director, pero este último no estaba ahí como esperábamos.
—Es extraño que Dumbledore no esté aquí —mencioné.
—Pero si fue él quien nos dijo que viniéramos —dijo Ron.
—Mirad esto —nos dijo Hermione y los tres nos acercamos a ella, quien sostenía un curioso espejo de mano cubierto de pedrería incrustada en la superficie plateada. Lo acomodó de forma que nos viéramos todos, pero luego de unos segundos nuestro reflejo desapareció y el fondo se tornó de un color azul eléctrico, nos miramos entre todos y escuchamos la voz de Dumbledore a nuestras espaldas.
—Ah, veo que ya habéis visto el portal. —Nos giramos hacia él de inmediato.
—¿Un portal? —preguntó Potter.
—Eliges un lugar y llegas a él nada más tocarlo desde el espejo.
—Ya, bueno a lo que venimos, ¿cuál es nuestro castigo? —pregunté.
—Ninguno.
—¿Ninguno? —cuestionó Ron.
—Sí, decidí que no os pondré ningún castigo. En cambio, os enviaré a una misión.
—¿Qué misión? —preguntó ahora Hermione.
—Necesitamos destruir todos los horrocruxes, es la única forma de tener ventaja contra Voldemort. —Desvié la mirada y mi pie derecho comenzó a moverse con inquietud, yo no podía hacer eso, no podía ayudar al equipo contrario—. Iréis a Londres.
—¿Dice que tenemos que ir a Londres para destruir los horrocruxes? —pregunté.
—Sí, sé que hay uno allá, en cualquier parte.
—¿Cómo que en cualquier parte? Londres no es exactamente pequeño, no podemos solo registrar todo y dar con él así como si nada.
—Venimos de Londres y ahora debemos regresar de nuevo —dijo Ron.
—Exactamente.
—Profesor... ¿está seguro de que estamos listos para esto?
—Claro que sí, Harry, os he llamado a vosotros cuatro porque confío en que si hay alguien que puede dar con el horrocrux y destruirlo son Harry, Ron, Hermione y Tracy.
—¿Cuándo nos vamos? —preguntó Potter con determinación.
—Ahora mismo, arreglad lo que necesitéis y volved aquí, partiréis de inmediato.
Salí rápidamente de ahí sin esperar al resto y me adelanté a la habitación, ¿por qué Dumbledore me había elegido a mí también? ¿Qué se supone que debería hacer yo ahora? ¿Ir y sabotear la misión, o quedarme y esperar a que fracasen?
Pero es que, ¿cuándo fracasa el trio de oro?
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