Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

—¿Si no quieres hacerlo entonces por qué lo haces? —le pregunté. 

—Lo hago porque aún no es el momento de desquitarme —me respondió.

—Oh... ¿Y cuándo es el momento? —insistí. Estábamos en el cuarto de Potter, el aludido estaba sentado en la única cama que había pues el resto eran dos pequeños colchones que nos pusieron a nosotros. Yo estaba acostada en uno de ellos mientras hablaba con el azabache, era extraño no estar peleando y no estaba segura de si eso duraría mucho; por otro lado, Ron y Hermione estaban revisando el interior del armario, pero yo sabía que realmente estaban escuchando nuestra conversación. 

—Cuando tenga la mayoría de edad y pueda usar magia aquí. 

—Así que tu forma de pensar si puede ser algo interesante —acepté. 

—Honestamente, no sé por qué crees que soy idiota, pero te aseguro que no lo soy. —Me senté en el colchón para mirarlo con atención—. Dumbledore fue quien me trajo, tras la muerte de mis padres mis tíos no me habrían buscado y desde que estoy aquí nunca he sido tratado como parte de la familia. ¿Crees que eso es fácil? No lo sabes, pero aun así lo único que haces es juzgar, desde que me conoces lo has hecho siempre, me odias y yo no te he dado motivos para hacerlo.

Sabía que lo que él decía en cierta forma era cierto, lo odiaba por algo que ni siquiera me hizo a mí. Pero algo dentro mío me impedía que pudiera agradarme, incluso cuando en el fondo estaba segura de que era un buen chico y de que no tenía la culpa de nada de lo que le ha tocado, él no pidió ser el elegido y no empuñaba una varita cuando acabó con Voldemort. Es inocente, y es justo eso lo que me genera antipatía. 

—También he pasado por cosas difíciles —me defendí—. Mi vida no es perfecta, nunca lo ha sido; cuando tenía tan solo seis años mi madre me dijo el nombre de mi padre, al que nunca conocí, en ese momento yo no sabía que él era... distinguido, pero no descansé hasta averiguarlo. —Hice una pequeña pausa, observando con el ceño fruncido algún lugar del dormitorio—. Ella siempre me decía que no me parecía a él, pero ahora sé que lo decía no porque fuese cierto, sino para evitar que lo sea —solté, queriendo por fin decirlo todo, cansada de ocultarlo, pero sabiendo que no era lo correcto y que no debía hacerlo—. Comencé a investigar y a preguntarme si algún día él vendría por mí, si le interesaría conocerme y me buscaría. Al día de hoy eso nunca pasó.    

—Lo siento.

—No me interesa, si él no lo hace seré yo quien lo busque. 

—¿Quién es? Dijiste que es distinguido, tal vez lo he escuchado y podría ayudarte. 

—Está bien, no importa. Solo quería decírtelo porque sé que al igual que yo de ti tienes una mala imagen de mí; pero la verdad es que solo me preocupo lo suficiente en que mi pasado no influya ni en mi presente ni en mi futuro. Podrías hacer lo mismo. —Asintió, pero no para darme la razón sino para dejar el tema ahí, ya los dos habíamos tenido suficiente. 

Caminé un poco por la casa para distraerme, por suerte los tíos de Potter no andaban por ahí, no me hubiese agradado nada encontrármelos.

—Hola. —Escuché detrás de mí, me giré y me encontré con Dudley; rodé los ojos sabiendo que la paz se había acabado. 

—Hola —respondí. 

—Soy Dudley Dursley, ¿Y tú cómo te llamas? —Levanté ambas cejas por el tono que usó en esa oración. Intentaba flirtear y eso me causó gracia, mas no me reí, no era adecuado.

—Tracy. 

—Es un lindo nombre.

—Gracias, ya lo sé. 

—¿Y por qué vienes con Potter? Tú no eres como él —aseguró. 

—¿Y cómo es él? —pregunté, sabiendo perfectamente a qué se refería. 

—Es raro. 

—Me gusta lo raro.

—Ah no, él no es raro. Mejor dicho... está realmente mal, no es como... normal.

—Lo normal es aburrido.

—¡Pienso lo mismo! Tenemos mucho en común. 

—Ah, qué bueno, pero regresaré al cuarto ya —dije y comencé a alejarme, pero me di cuenta de que me seguía por lo que lo miré de nuevo con el ceño fruncido—. ¿Por qué me sigues? 

—Es que hablar contigo es muy entretenido. Podríamos salir y seguir hablando... 

—Olvídalo, no vine aquí para salir y hablar. 

—Será divertido.

—He dicho que no. 

—Pero...

—Ha dicho que no, Dudley —interrumpió la voz de Potter, el aludido llegó desde algún punto de la casa y se detuvo a mi lado. Lo miré mal, no necesitaba que me defendiera. 

—Ella no necesita que la defiendas. —Genial, ahora hablaban como si yo no estuviera presente. 

—Y mucho menos que la acoses, estoy saliendo con Tracy así que puedes irte yendo. —Los ojos de Dudley se abrieron grandemente para luego mirarme.

—No sabes lo que estás haciendo —me dijo antes de irse casi corriendo. Quise gritarle todo lo que se vino a mi cabeza, pero decidí que era mejor enfrentar a Potter primero.

—¿Qué te pasa? No necesito que me defiendas.

—¿Así me agradeces? Te quité al pesado de encima.

—Podía hacerlo sola, estaba manejando muy bien la situación. —Durante unos pocos segundos Harry no dijo nada y luego comenzó a reírse, lo miré mal, pero en vez de decirle cualquier cosa solo me reí con él. 

Cuando nos cansamos de lucir como tontos en medio de la sala subimos al cuarto y me acerqué a Hermione, que estaba en un colchón leyendo uno de los libros que se había traído.

—¿Qué estás leyendo? —pregunté luego de un rato de pensar en qué decir que no resultara ofensivo hacia su gusto por la lectura. Ella me mostró la portada "Animales fantásticos y dónde encontrarlos"—. Y... ¿Está interesante? 

—Bastante, puedo prestártelo si quieres. 

—Eh... sí, claro, por qué no.

Al día siguiente me levanté por un escandaloso ruido que hacía a mis tímpanos gritar. Me senté en el colchón, el trió de oro también se había levantado y es que era imposible no hacerlo. 

—¿De quién es ese jodido despertador? —me quejé. Potter se levantó para ir a la puerta, pasando por encima de los colchones y pisando mi pie—. Auch, lo hiciste a propósito —acusé, haciendo que se riera levemente, cuando abrió la puerta el sonido se intensificó, terminando de espabilarnos.

—Es de Dudley —informó y cerró la puerta otra vez, ahogando, solo un poco, el ruido. Miré la hora en el reloj que reposaba en su mesita de noche, ni siquiera había salido el sol.

—Pues tiene problemas de audición, ¿cómo es que no se ha levantado? ¿Y por qué tiene una alarma a esta hora? —pregunté para luego bostezar. 

—No lo sé, nunca entenderé cómo funciona su cabeza. 

—Seguiré durmiendo —avisó Ron, volviendo a acostarse, y nosotros hicimos lo mismo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro