Capítulo 7: Tercer trabajo.
De rodillas en la arena, escuchando el ruido del lago con los ojos cerrados, Harry inhaló lenta y suavemente por la nariz. Retuvo el aire por varios segundos, antes de exhalar por la boca, de la misma forma que su inhalación: de forma lenta y suave. La meditación a la que se referían los libros para aprender magia, necesitaba concentración, pero no una que se pudiera considerar absoluta. Incluso para las personas con mentes entrenadas y personalidades tranquilas, a las que les gustaba el silencio, tendían a dejar que sus pensamientos vagaran, aunque sea un poco.
La llamada meditación mágico tenía como objetivo, sentir el Ethernano en los alrededores. Pero, ¿cómo es posible introducir algo a un contenedor que estaba lleno? Si bien era una cuestión de cantidad, también lo era de concentrar. O sea, manipular tu poder mágico interior, concentrarlo y volverlo más denso, para que de esa forma, pudiera caber más de lo nuevo que llegaría. De esta forma, mientras más entrenaras, un mago también podría usar más, con menos.
Se podía explicar de una forma más detallada con la unidad de medición para cuantificar el poder mágico, Edea. Si un mago poseía una cantidad de 10 Edea en poder mágico y uno de sus hechizos costara un total de 2 Edea, alguien que ha concentrado más su poder mágico, podría usar 1 Edea para el mismo resultado. Pero no significaba que la cantidad necesaria sea lo máximo. Alguien podría usar 3 Edea para un hechizo de 2, aumentando así, el poder de salida, resultando en un hechizo más poderoso. Una vez más, quien ha vuelto más denso su poder mágico, obtendría un resultado mucho más poderoso.
Harry se sentía mucho más tranquilo desde que había podido recordar muchas más cosas de su vida. Sorprendentemente, el hecho de que estuviera en otro mundo, ni siquiera le molestaba. Hermione, Ron, los gemelos Weasley, así como otros amigos y conocidos, quedaron atrás. ¿Podría volver? No lo sabía, pero quizás, era posible hacerlo. Si pudo llegar, de alguna forma que todavía no recordaba, entonces debería ser posible hacer un viaje de regreso. Ahora, sin embargo, no importaba.
Él recordó las palabras de Makarov, que le había dicho que no necesitaba preocuparse por cosas que estaban fuera de sus manos. Y así lo estaba haciendo. Solo cuando estuviera frente a algún método que le permitiera un viaje tan increíble, comenzaría a preocuparse por lo que ha sucedido ahí, en Gran Bretaña.
De alguna forma, todos estos días, aunque fueron pocos, le habían ayudado mucho. Seguía siendo el Harry Potter que se preocupaba por sus amigos. Todavía tenía dudas de varias cosas, pero también se ha vuelto más descarado; ha comenzado a soltarse más. Harry sentía que podía caminar hacía delante, a un futuro en donde podía vivir sin preocuparse por un Señor Oscuro detrás de su vida. Por eso, desde ahora, se divertiría, hablaría con más personas, jugaría, trabajaría y entrenaría, para convertirse en alguien aún mejor. Cuando llegué el momento, si es que lo había, regresara para destruir de forma absoluta a Lord Voldemort.
¿Por qué la responsabilidad de destruir al Señor Oscuro, recaía en un joven como él? Honestamente, no lo sabía. Y aunque lo supiera, lo consideraría como algo injusto.
¿Era el responsable de que la gente muriera?
¿Era el responsable de que la gente no se defendiera?
¿Era el responsable de que la gente lo había tratado como una especie de héroe?
No. La respuesta fue rápida. Surgió en su mente de forma inmediata, y era un gran, no. Desde un comienzo, nunca se ha considerado a si mismo como un verdadero héroe, sino un chico que no ha tenido de otra que seguir adelante, lidiando con los problemas que aparecían delante de él. Fue una cuestión de vida y muerte: el profesor Quirrell, el Basilisco, los dementores, el dragón y el torneo; todo ha sido nada más que eventos en los que se ha visto obligado a enfrentarse, sin una verdadera opción.
Podría haber escapado, pero entonces sus amigos, los verdaderos amigos que ha hecho, pasarían por cosas bastante malas. Exhalando suavemente, abrió los ojos con una pequeña sonrisa. Levantando su mano, una esfera de llamas surgió, flotando y girando en dos colores: carmesí y dorado. Luego, lentamente, un color azulado se comenzó a unir. "Probemos esto", murmuró antes de lanzarla hacía el agua, con la palma apuntando.
El viento silbó un poco cuando la esfera de fuego salió disparada. Harry mantuvo la tranquilidad al ver la trayectoria de su nuevo ataque. Desde hace días, cuando comenzó a recordar a cantidades más grandes, ha estado probando mezclar su magia nueva con la que ya tenía. En estos momentos, estaba observando el resultado final de su primer experimento. La esfera de fuego no creó una explosión, pero tampoco lanzó llamas por todos lados. No obstante, se expandió unos centímetros antes de que eliminara una cierta cantidad de agua, dejando un pequeña agujero en la superficie, que pronto se fue llenando con el resto de la masa de agua, hasta que todo volvió a la normalidad.
"Parece que funciona bien", contento con el resultado, se levantó lentamente y se quedó mirando el amanecer por unos segundos. "Creo que debería pensar en un nombre para eso. Pero más tarde. Ahora tengo hambre".
Caminando por la arena, se fue de regreso al gremio, esperando que ya hayan abierto las puertas. Después de todo, necesitaba continuar con una importante conversación. Al llegar, se encontró con los hombres que estaban reparando la pared, quienes lo saludaron con pequeñas sonrisas. Dentro, solo estaba el maestro Makarov y Mira, quien limpiaba un poco las mesas usando un paño húmedo.
"Maestro, ¿pudo encontrar algo?", preguntó al tomar asiento.
"Nada", el anciano negó con la cabeza. "Pero no es tan sorprendente. Lo había deducido desde el momento en que te conocí".
Harry giró rápido la cabeza, mostrando su sorpresa. "¿En serio? ¿Cómo? No creo que esto sea una cosa normal".
"Por supuesto que no es normal, pero ha sucedido antes", Makarov sonrió con algo de astucia. "Ya he visto a una persona caer de lo que parece una especie de portal. No te preocupes, muchacho. Incluso si no estas en el casa que conoces, has llegado a otra, ¿verdad?"
"Eso... supongo que sí, es verdad", Harry sonrió cálidamente. "Gracias. De no ser por ti... "
"¡Es lo que se debe hacer!"
"No creo que todos puedan hacerlo, abuelo".
"¿Oh? Parece que ya has decidido llamarme abuelo. ¡Ja, ja, ja! ¡Nada mal!"
Lo había considerado, pero ahora que realmente lo dijo, Harry se sintió un poquito avergonzado. Tosiendo en su puño, decidió cambiar de tema. Estaba en otro mundo, no se podía evitar, ¿verdad? "Por cierto, ¿tienes un trabajo bueno? Uno que me de mucho dinero, pero que no este demasiado por encima de mis capacidades".
"¿Por qué? Pensé que no estabas tan apurado para obtener una casa propia".
"Cierto, pero ahora me he propuesto hacer otra cosa. ¿Algo para el futuro? De todos modos, necesito más dinero". Makarov se le quedó mirando seriamente antes de que saltara de la barra. Caminando hacía el tablero de publicaciones, extendió el brazo gracias a su magia de gigante. Un folleto fue retirado antes de que lo entregara.
"Aquí, toma".
Harry levantó una ceja antes de mirar los detalles. "¿Dos millones? Es bastante para una sola persona. ¿Qué hizo exactamente para que le dieran tal recompensa?"
Makarov gruñó un poco. "Lo he investigado, por eso acepté que el trabajo fuera puesto en nuestro tablero. Parece que este hombre cometió un crimen porque se encontró desesperado. No es una mala persona, pero si no es detenido, podría continuar haciendo tonterías. Puedes lidiar con él como gustes, pero debe ser llevado ante el Consejo Mágico".
"Aquí dice que ha escapado de la cárcel, ¿es verdad?"
"Sí. Usa magia de transformación, así que no es fácil encontrarlo. Pero también tiene un tipo de magia especial que le permite copiar las de otras personas, hasta cierto punto".
"Peligroso".
"Exactamente. Por eso tiene dos millones en su cabeza. ¿Lo harás?"
"Claro. El único problema que veo, es la dificultad de encontrarlo. ¿Tienes algo?"
"Crocus, y las montañas en los alrededores, en donde varios nobles tienen sus mansiones o castillos".
"Entendido", Harry se levantó y se llevó el folleto, ya que necesitaría la fotografía de su objetivo. "Saldré ahora mismo, abuelo. Nos vemos en... ¿varios días? Bueno, lo que tarde en terminar con esto".
. . . .
Parte 2.
Crocus es el nombre de la ciudad capital del Reino de Fiore. Se trataba de una de las ciudades, sino la más grande que existe actualmente. Y no era extraño cuando se tenía en cuenta que era el lugar en donde residía el Rey junto a su familia. En adición, era la sede tanto de los Caballeros Sagrados, como la ubicación principal de muchos nobles. La gran ciudad se encontraba casi en el centro del reino, en un vasto valle rodeado por montañas rocosas de pequeña y mediana altura, que albergaban, en su mayoría, colinas prominentes. Un ría descendía de dichas montañas, por un desfiladero, hasta llega y atravesar la ciudad, creando pequeñas islas rodeadas de bosques.
En si misma, Crocus formaba un gigantesco círculo gracias a sus paredes, que la protegían del exterior. Los edificios, que poseen fachadas brillantes y torres con techos de tejas extremadamente puntiagudos que sobresalen hacia arriba, están alineados a los lados de la calle de piedra, algunos de los cuales son bastante básicos, mientras que otros, más elaborados, consisten en mosaicos circulares muy grandes hechos de piedras anchas y planas, que tienen motivos florales y naturales en su centro En la parte central de la ciudad se encuentra un gran lago circular; en su centro, conectado al entorno por un par de puentes, se encuentra el palacio Mercurius, residencia del Rey de Fiore.
Lo más destacado, sin embargo, era la razón de que este lugar fuera nombrado como: Capital de Flores Florecientes. Las calles y los parques parecían contener una cantidad ilimitada de flores de todo tipo. Habían parterres y guirnaldas de flores colgando. En muchos hogares, uno podía ver macetas con flores desde las ventanas, o en balcones, incluso en los techos. Cualquier persona del exterior, solo podría decir una cosa: colorido. La ciudad, sin duda alguna, era una existencia que contenía todos los colores posibles.
Mientras caminaba por una calle baja, que se encontraba en uno de los varios ríos mas pequeños formados por el principal que llegaba desde las montañas, Harry pensó que su trabajo era mucho más difícil. No se trataba de luchar contra el criminal que necesitaba detener, sino de su ubicación. ¿Cómo podías llegar a una persona que podía transformarse en otra?
Finalmente, cuando vio una banca, decidió sentarse y sacar una lacrima. "Menos mal me quedé con esto", Harry suspiró un poco antes de activarla. "Esta es la sede de los... Espera, ¿eres tú, de nuevo? ¿Qué necesitas ahora, otro criminal?"
"Sí, pero no como piensas", Harry sonrió un poco. "Lo siento, Favius. Necesito información sobre un criminal que podría poner en peligro a un noble del reino".
"Eso... bueno, ¿tienes el trabajo? Según las leyes del reino, así como las reglas de los Caballeros Rúnicos, no puedo entregar información importante a menos que un mago haya aceptado un trabajo que realmente sea lo suficientemente relevante como para hacerlo. ¿Quién es?"
"Su nombre es Velveno. Usa magia de transformación y magia de drenado".
Favius se quedó en silencio, pero Harry pudo escuchar sus pasos, y luego como es que hojas eran movidas constantemente. "V.... V.... V.... Sí, aquí está. Hombre, tienes mucha suerte. Como sede de ciudad Clover, tampoco es que tenga demasiado acceso, pero como dices, parece que la información obtenida hasta ahora, se ha extendido por muchas sedes, por si se ve al tipo".
"¿Qué tienes para mi?"
"Velveno, sin apellido. Hace un tiempo, trabajó para la familia con el título de Conde. La familia Balsamico. Parece que se terminó enamorando de la hija del Conde Balsamico. Lamentablemente, fue despedido. Luego, cada cierto tiempo, regresaba, intentando ver a la jovencita. Hubo una discusión entre los dos hombres, provocando que Velveno ya no volviera. ¿Quizás esto lo instó a recurrir al crimen para obtener dinero?"
"Tengo entendido que fue encarcelado y escapó".
"Sí. De hecho, eso fue lo que hizo", Favius respondió afirmativamente. "Se ha visto pocas veces desde ese momento".
"¿Cómo se llama la hija del Conde?"
"Aceto".
Harry frunció un poco los labios, pero no comentó sobre los nombres. "¿Y la ubicación del castillo?"
"¿Qué piensas hacer? No hagas una locura".
"Maldita sea, no destruiré nada. Tenía pensado ofrecer mis capacidades al Conde. Quizás, si Velveno ve a otro hombre cerca de su enamorada, aparezca".
"Ah... esa es no es una mala idea", Favius comentó antes de quedarse en silencio por unos momentos. "La ubicación está a unos quince minutos de Crocus. Es un castillo bastante visible desde los pies de las montañas. Puedes llegar a ella por el camino noble, saliendo por la puerta norte".
"Gracias", Harry dejó caer un poco la cabeza. "Fuiste de mucha ayuda, Favius. Quizás te llamé para que te lleves a Velveno, cuando lo atrape".
"¡No me importa! Honestamente, si me sigues pidiendo ayuda para criminales que ya han sido capturados, podría obtener un ascenso".
Una sonrisa divertida surgió en el rostro de Harry. "Astuto... ", comentó antes de comenzar a despedirse. "Nos vemos, Favius".
"Solo no me llames para cubrir cualquier tipo de destrucción".
"¡Ya te dije que... !", él se quedó con las palabras en su boca al ver que la llamada había sido cortada desde el otro lado. "Idiota", susurró antes de levantarse de la banca. "Bueno, supongo que tendré que cambiarme un poco de ropa. Necesito estar presentable para este Conde".
Desde la puerta norte, el camino que llevaba a las montañas, era bastante largo, pero amplió y sin peligros. Las salientes desde donde alguien podría caer, tenían vallas y una especie de esferas que parecían estar desplegando un escudo mágico que se volvía invisible. Como se esperaba de los nobles, gastaban mucho dinero en seguridad.
Mientras más se adentraba, más castillos y mansiones habían una al lado de la otra. Algunas de diseños normales, y otras mucho más normales, pero no menos elegantes. No obstante, cuando se trataba del Conde Balsamico, parece que los diseños eran una cosa bastante extraña. El camino que llevaba hacía su castillo, estaba entre grandes cantidades de árboles podados con precisión. Formas cuadradas, rectangulares, circulares y triangulares; ninguno con la misma altura. Sobre un gran espacio que había sido emparejado, se encontraba el castillo, que desde los pies, tenía una forma de plato hondo. Y sobre eso, las torres eran un pimiento, un tomate y una cebolla. Encima de eso, había una enorme reciente blanco, desde donde caía, ¿salsa? Eso es lo que podría ser. Obviamente, no un líquido, sino que la representación de tal cosa, esculpida en piedra blanca reluciente.
"Esto es demasiado extravagante, ¿no?", Harry negó con la cabeza, con la mirada en lo alto, esperando a que le abrieran la puerta. Se sentía un poco nervioso, porque sería la primera vez que trataría con la nobleza. Estaba esperando muchos tipos de ataques, comportamientos arrogantes y orgullosos, así como varias otras cosas más.
Por eso, utilizaría todo el poder de su imaginación para comportarse como alguien un poco más refinado y con las suficientes características como para obtener un trabajo de guardaespaldas.
De repente, una mujer abrió la puerta, vistiendo lo que, claramente, era un uniforme de sirvienta. Vestido negro con volantes, y lo que parecía una especie de delantal unido en la parte delantera. "¿Quién podría ser usted?", ella preguntó, manteniendo un comportamiento cordial, pero con ojos que no podían evitar mostrar una pizca de curiosidad.
"Un placer", Harry sonrió, bajando un poco la cabeza. "Mi nombre es Harry Potter, un mago. He venido a ofrecer mis capacidades al Conde Balsamico, si es que tal cosa puede ser posible".
"¿Mago", la sirviente se quedó parada en la puerta, observando a Harry desde los pies hasta la cabeza. En este momento, vestía un traje limpió y de aspecto profesional. Debajo, una camisa blanca y una corbata negra. Su cabello estaba peinado un poco hacía atrás y, sobre su nariz, descansaban anteojos de marco redondo, pero sin aumento. La cicatriz que había tenido en la frente durante toda su vida, ya no se veía por ningún lado, todo gracias a las medicinas de Porlyusica. "Señor Potter, ¿por qué viene exactamente a este lugar? ¿No es un gremio, una mejor opción?"
Una pregunta totalmente aceptable, pero sobre todo, esperada.
Harry asintió y respondió mirando a la sirvienta directamente a los ojos. "De hecho, señorita, ya soy parte de un gremio. Pero, por esa misma razón, estoy aquí. Ha llegado un trabajo a nuestro trablero, y tiene relación con el actual Conde Balsamico. Por eso dije que he venido a ofrecer mis capacidades como mago".
"¿Sería posible tener una reunión con el Conde? Por supuesto, no me opondré a cualquier tipo de procedimiento de seguridad".
Ella se quedó en silencio antes de asentir levemente. "Por favor, espere aquí. Me reuniré inmediatamente con el Conde. Será él quien tome la decisión".
"Entonces, estaré esperando. Gracias por tu tiempo, señorita".
. . . .
Parte 3.
A veces, no importa que tan bueno sea una persona, tendrá ciertos pensamientos intrusivos. Eso fue exactamente lo que sucedió con Harry, al encontrarse con el Conde Balsamico. Había entrado en el salón principal que servía como recepción del castillo, subió una gran escalera, pasó puertas dobles y caminó por un largo pasillo lleno de lujos y una luz interior impresionante. Al llegar a una sala de reuniones, lo vio: un hombre de baja estatura, de cabello castaño, partido en dos y con rizos. Parte de su cabello está atado en una cola de caballo que se inclina hacia la izquierda. Tiene pobladas cejas marrones y una barba puntiaguda. También tiene un par de fosas nasales grandes y una boca fruncida, lo que le da la impresión de haber comido algo agrio. Lleva una camisa de manga larga de color violeta y un babero blanco y verde alrededor del cuello. También lleva un par de pantalones holgados, de rayas violetas y blancas, con un par de zapatos puntiagudos como calzado.
Este noble es incluso más bajo que Makarov.
Harry tuvo que resistir las ganas de golpearlo con una patada y arrojar al noble lo más lejos posible. No se trataba de su rostro que, no importa como lo miraras, no se podía encontrar algo de belleza. ¡Su estatura era demasiado baja! Fue una sensación similar a cuando se veía un animal demasiado pequeño y te miraba con ferocidad. ¿Qué podría hacer un perro del tamaño de una rata? Simplemente ladrar, pero no morder.
Lo peor de todo, es que este pensamiento intrusivo le dio ganas de reír. Tuvo que morderse el interior de su mejilla para resistir. "Eres el mago, ¿no es así?", el Conde saltó desde el sofá posiblemente demasiado caro. "Mi sirviente en jefe me ha dicho sobre una misión que tu gremio recibió, y esta relacionada con mi seguridad. ¿Qué es eso?"
Harry colocó una mano en su pecho y se inclinó levemente. "Un placer, Conde Balsamico. Mi nombre es Harry Potter. Y sí, tenemos una misión relacionada con su seguridad". Luego de presentarse, metió su mano dentro de su traje, sacando el folleto, en donde se mostraba la fotografía del criminal. "¿Recuerda a este hombre? Actualmente, ha escapado de la cárcel y se encuentra prófugo".
"¡Velveno!", el Conde gritó en estado de shock.
"Efectivamente", Harry asintió con seriedad, usando un dedo para acomodar sus anteojos. "He recopilado información gracias a los Caballeros Rúnicos. Conde, he venido para intentar protegerlo, en caso de que este hombre decida actuar en su contra. Y además, tengo la intención de capturarlo. ¿Podría pedir su cooperación?"
"¡Por supuesto que sí!", el conde apretó sus puños y los agitó un poco delante de él. "¿Qué necesitas para poder capturarlo?"
"Actualmente", Harry comenzó a informar mejor, mientras enrollaba el folleto de trabajo. "Velveno es capaz de usar magia de transformación, por lo que será difícil encontrarlo. Pero parece que ha desarrollado ciertos sentimientos hacía su preciada hija".
"Cierto", el Conde suspiró un poco, caminando hacía la ventana y colocando sus manos detrás. Probablemente, quería crear una atmosfera sería y verse como alguien digno, pero ni siquiera podía llegar correctamente a la parte inferior de su ventana. "Velveno, en un principio, no era un mal hombre. Es verdad que lo rechacé debido a su estatus social de una clase demasiado baja. No obstante, si hubiera seguido trabajando como lo hacía, podría haberle dado un segundo pensamiento. ¡Pero es demasiado feo como para casarse con mi hija!
¡Mira quien habla!, Harry quería gritarle. Ciertamente, Velveno tenía una cara que no era muy atractiva. Las puntas de sus orejas eran un poco puntiagudas, como las de un animal. Tenía labios demasiado gruesos y una nariz grande y achatada. En su cabeza, tenía una gran cantidad de cabello que formaba un afro impresionante. Junto con el puro que fumaba en su fotografía, parecía una especie de mafioso peligroso.
El Conde Balsamico siguió hablando del pasado. "Cuando lo despedí, me sentí un poco culpable. Pero cuando regresaba cada cierto tiempo, más irritado me volvía. Nunca pensé que se llegaría hasta este punto".
"Dime, ¿qué habías planeado para encargarte de este problema?"
Harry suspiró un poco. "Velveno es alguien que ha escapado. Teniendo en cuenta sus anteriores visitas, entonces, es muy probable que regrese, pero con acciones mucho más drásticas. Estaba pensando en funcionar como un guardaespaldas contratado. De esa forma, podría hacerlo salir si estoy más cerca de su hija, la señorita Aceto".
"No", el Conde, frunció el ceño. "Mi hija es la cosa más preciosa que tengo. No la pondré en peligro de esa forma".
"... "
"Pero, en cambio, tengo una idea mejor".
"Por favor, adelante, Conde. Soy todo oídos".
"Actualmente, se acerca el evento que realizó cada cierto tiempo. Es una fiesta entre nobles. No es tan solo una forma de socializar, también una oportunidad para que mi hija pueda encontrar un compromiso lo suficientemente bueno. Seguramente, Velveno aparecerá en ese momento".
El parpado de Harry, se contrajo. Al final, el Conde simplemente no quería que él se acerque demasiado a su hija. Sus intenciones eran demasiado claras. Pero tampoco es que fuera un mal plan. "Entiendo. ¿Quiere que me una a su seguridad para ese evento".
"¡Sí!", el Conde sonrió alegremente, contento de que su plan fuera aceptado. "No hay problema con adelantar todo para un par de días más".
"Me gustaría pedirle permiso para apostarme en la torre más alto de su castillo. Desde ahí, podré ver quienes entran. Quizás, pueda ver a Velveno antes de transformarse".
"¡Buena idea! ¡Tienes mi permiso!"
Después de esa conversación, Harry se sintió aliviado de alejarse del Conde. Cuando uno de los guardias lo guio hasta la torre más alta, salió por la ventana y se quedó sentado justo en el interior del recipiente de salsa, desde donde pudo ver varios puntos importantes. "Hm, supongo que es momento de ir por mi rifle".
Flecha Nocturna se había quedado descansando en una posada, debajo de la cama de su habitación rentada. Lamentablemente, no podrá disparar, ya que crearía demasiado ruido, pero su mira telescópica ajustable era una cosa muy buena para la ocasión.
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