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Capítulo 4: ¡Pequeño!

"¡Argh!", un gritó salió desde la boca de Harry. Su frente estaba llena de sudor, al igual que su espalda. Se había agitado tanto, que se sentó de golpe sobre la cama, examinando sus alrededores con algo de miedo. "Maldición... ", susurró, tapando su rostro y bajando la cabeza. "Eso se sintió tan real... ".

Había sido una voz aterradora, gritos de piedad, llantos y una luz verde que explotó a su alrededor, envolviendo todo lo visible. Cuando pudo calmarse, después de unos minutos pensando, miró hacía el exterior, justo por la ventana de la habitación. El sol parecía estar comenzando a salir, por lo que era bastante temprano. Tirando el edredón a un lado, salió de la cama, yendo hacía el baño, para lavarse la cara, los dientes y despejarse un poco.

Cuando regrese, más despierto, se cambió de ropa. No tenía demasiado. Nada más que dos conjuntos que había recibido de Makarov. Pantalones negros, botas de combate, una camiseta negra y una chaqueta de color rojo oscuro. Sin embargo, al mirar hacía un lado, mientras giraba, parpadeó al ver su varita rota en medio del pequeño escritorio. A pesar de que ya era solo pedazos que había unido un poco, casi como un rompecabezas, no quería tirarlos a la basura. Poseía una especie de cariño hacía la cosa destruida. No quería separarse de ella, sobre todo porque lo ayudaba a recordar, muy poco a poco, pero surtía efecto.

De hecho, la misma pluma que ayudó a que pudiera usar Take Over, ahora se veía opaca, pero había sido utilizada para crear un arete, que ahora podía utilizar en su oreja izquierda. Las dos cosas, parecían ser especiales. Harry miró su mano, con un pequeño ceño fruncido. "Avada—", sus palabras se detuvieron abruptamente, produciendo una pequeña tos. Eso fue raro. Sintió un escalofrío asqueroso recorriendo su espalda. Un instinto. Un rechazo casi fisiológico hacía la palabra que podría desencadenar un rayo de muerte.

Negando un poco con la cabeza, decidió salir. Quizás Fairy Tail todavía no estaba abierto, pero le había prometido a Elfman, que correría con él por la mañana. Mientras caminaba por la calle, a un lado de uno de los ríos que pasaban por la ciudad, se sintió más tranquilo. Si dejabas de lado todo el ruido que hacían las hadas, Magnolia era un lugar bastante pacífico. Era perfecto para que un lugar de retiro, pero solo si Fairy Tail no existía en el mismo lugar. Harry ya se había enterado de los destrozos que podían causar en sus misiones, o cuando luchaban por la ciudad, aunque esto último no era muy a menudo. De hecho, era tanta la preocupación de Makarov, que abrazó a Harry cuando regresó de Kunugi, anunciando que habían completado el trabajo sin un solo daño causado.

Al llegar al gremio, tomó asiento en el suelo, esperando a Elfman. Pudo ver un par de personas ya despiertas, caminando frente al edificio, a quienes saludo con una mano. Era esta tranquilidad que lo hacía pensar en muchas cosas. Pero sobre todo, en las sensaciones que se convertían en una especie de instintos, debido a sus recuerdos que volvían lentamente. Era como si tuviera una personita dentro de la cabeza, diciendo cosas como: Sí, eso está bien. O: ey, no hagas eso. También estaba el frecuente: cuidado. No podía evitar sentir que era un poco raro.

Por lo menos, estaba consiguiendo algunos amigos, fue lo que también pasaba por su cabeza. Todos han sido extremadamente amables en cuanto a darle la bienvenida como miembro del gremio. Nadie se había quejado. Nadie le pregunto sobre su vida antes de llegar. Simplemente abrieron los brazos y festejaron junto a él, como si hubieran sido amigos de toda la vida.

"¡Oye!", después de media hora, Elfman apareció con una sonrisa. "Lo siento, ¿esperaste mucho?"

"No te preocupes", Harry se levantó. "Me desperté demasiado temprano y no tenía nada más que hacer. ¿Por dónde corremos?"

"¡Por toda la ciudad, hombre!", el gran chico, gritó emocionado. "¿No lo sabías? Un cuerpo bien entrenado, hace que la magia sea más fuerte".

"¿Es así?"

"Sí. La magia también está ligada a la energía vital".

"Oh... es bueno saberlo. ¡Vamos!"

Los dos avanzaron por la calle, trotando sin parar hasta que tuvieron que doblar hacía un lado, en donde desaparecieron de la vista de cualquier que pudiera estar en dicha calle. En ese momento, Harry nunca imaginó que, después de recorrer la ciudad en forma de entrenamiento, terminaría yendo de cabeza hacía problemas. Pero ahora, simplemente disfrutó de la briza de la mañana junto a Elfman, quien no paraba de hablar sobre muchas cosas.

El sol seguía ascendiendo sobre el cielo, despertando a los miembros de Fairy Tail. Sin embargo, quien provocaría los primeros disturbios, era una persona que no se había visto en días. Una figura que estaba siendo acompañada por un pequeño animal azul con alas blancas en la espalda.

¡Baam!

Con un fuerte ruido, las puertas de Fairy Tail, se abrieron con fuerza. Ahí, con una pierna levantada y una enorme sonrisa dentuda, estaba Natsu Dragneel, considerado como un de los más revoltosos, así como uno de los magos más fuertes, con la excepción de aquellos en la Clase S.

"¡Oye, Natsu! ¡¿Cómo estuvo esa misión?!"

"¡Bastardo!", Natsu rugió antes de plantar su pie en la cara de quien le habló. "¡Esta es la segunda vez que me das información falsa, Krov!"

"¡Agh! ¡Vete a la mierda, Natsu! ¡Solo te dije lo que escuche! ¡Mencione que eran rumores!", mientras se levantaba y frotaba su nariz, Krov resopló. "Tu fuiste quien decidió salir corriendo sin hacer preguntas".

"¡Idiota!"

"¡Lo dice el mayor idiota que existe!"

El animal, llamado Happy, simplemente ignoró a su mejor amigo y se acercó a la barra, en donde tomó asiento y levantó su pequeña pata. "¡Mira~! ¡Un pescado!", su forma adorable, igual a la de un gato, no sería extravagante de no ser por sus alas o su capacidad de hablar.

"Claro. ¿No destruyeron muchas cosas, verdad?"

"Natsu quemó un poco la pared de una iglesia, pero nada más".

"¿Nada más? ¡Eso ya es suficiente, Happy!", Makarov gruñó, saltando para llegar a la barra. "¡Natsu, mocoso! ¡Tienes que pagar por lo que hiciste!"

"¡Pero ya les entregué dinero, abuelo!", Natsu frunció el ceño, pero se acercó mientras movía la nariz, oliendo como un perro. "Ey, huele un poco... ¿bien? ¡¿Qué hicieron?! ¡Yo también quiero esa comida!"

"¿Nada?", Macao, quien se acercaba con las manos en sus bolsillos, respondió con dudas. "Ah, espera. Recibimos un nuevo miembro hace unos días. ¿Es eso? Pero no olía bien, ¿verdad? Era... neutral".

"¡No! ¡Definitivamente huele a comida!"

"Estás loco... "

"Aye~".

"Happy, no lo apoyes", Natsu se cruzó de brazos antes de tomar asiento en la barra, levantando un dedo. "Mira, dame un poco de carne".

"Claro".

"Como se esperaba del cerebro de llamas", alguien se acercó, sin darse cuenta que estaba tirando su camiseta. "Lo único que piensas, es en luchar y en comida. Bastardo desagradable".

"Gray... "

"¿Cuándo llegaste?", Macao preguntó con curiosidad.

"Anoche", respondió el chico de cabello negro, sacando sus pantalones. "Decidí descansar en casa y venir hoy. Parece que calculé mal, esperaba no encontrarme con el idiota".

"¡Vete a la mierda, pervertido!"

"¡No soy un... !"

"Estás desnudo, Gray", Makarov comentó con una voz llena de exasperación.

"¡¿Qué... ?! ¡Ah, mierda!", tomando su ropa, salió corriendo hacía la parte trasera. Sus mejillas estaban un poco sonrojadas, pero eso se debía a la fuerte risa de Natsu, quien no dejaba de burlarse de él.

Makarov suspiró un poco antes de mover los ojos, quedando de soslayo hacía Natsu. "Mocoso, ¿qué harás ahora? Ya que terminaste con lo que querías hacer... "

"¡Por supuesto que entrenar! ¡Y luego irme a otra misión!"

"No te esfuerces demasiado. Si resultas herido, tendrás que descansar. Puede que te arrebaten algo de fama, muchacho".

"¿Qué quieres decir? ¿Fama? ¿Desde cuando tengo fama?"

"Tú... "

"Maestro, no diga más", Happy negó con la cabeza. "Ni siquiera es consciente. Ya debería conocer a Natsu. Además de luchar, todo lo demás se esfuma dentro de su mente".

"Mentira. ¡Ustedes son demasiado molestos!", Natsu gritó, escupiendo llamas por la boca, literalmente. "¡Me iré a entrenar ahora mismo! ¡Happy, vamos!"

"No quiero. Estoy cansando".

"Tú... traidor... "

"Aye~".

Chasqueando la lengua, el chico salió corriendo a toda velocidad, levantando polvo detrás de él. Mira, por otro lado, se quedó mirando la mesa. "Ni siquiera tocó su carne. Si no fuera tan adorable, lo habría golpeado un poco".

Ella era completamente consciente de que sus palabras hicieron sudar a todos los que estaba cerca, pero esa solo fue una razón más para decir tal cosa. Y si bien la sonrisa que siempre utilizaba, era muy dulce, uno que la conociera bien, sabría que dicha sonrisa escondía un lado mucho más... oscuro, por decirlo de alguna manera. Makarov incluso sintió un escalofrío arrastrándose por su espalda.

. . . .

Parte 2.

Ya era por la tarde, con el sol descendiendo constantemente, provocando cierto nivel de oscuridad. En el Monte Hakobe, ubicado al norte de Magnolia, a varios kilometros de distancia, Harry estaba con la espalda apuntando hacía la de Elfman. Ambos estaban rodeados de criaturas parecidas a simios de más de dos metros de altura, con pieles blancas.

"¡Hombre!"

"¡Los hombres feos! ¡No gustan hombres!"

"¡Hombres!"

"¡No los imites!", Harry gritó con algo de irritación al escuchar a Elfman. "Debí haberte detenido, maldita sea".

"¡No seas cobarde, Harry!", Elfman sonrió, transformando sus piernas en lo que parecían de un guepardo, pero entre todo ese pelaje, habían escamas, indicando que no se trataba de un animal normal. Sus brazos, a su vez, cambiaron a una bestia diferente. "¡Toro de hierro!", era su nombre, por las palabras del usuario.

"¿Puedes hacerlo con dos al mismo tiempo?"

"Es más complicado y gastara más poder mágico, pero esto es mejor. Estas piernas me darán más velocidad", Elfman se había puesto más serio. "Ah, cierto, no dejes que te atrapen. Son criaturas que también pueden usar Take Over, pero usaran tu cuerpo para hacer cosas pervertidas. Por alguna razón, le gustan mucho las mujeres humanas".

"Repugnante".

"¡Tú, repugnante!", uno de los Vulcan, gritó enojado.

"¡Mujer, tesoro!", gritó un segundo.

"¡Tetas, tesoros!"

"¡Culo!"

Harry tembló un poco al dar un paso atrás. "O- Oye, ¿acaban de... ?"

"... sí... ", Elfman se quedó igual de sorprendido.

"¿No pasa nada si los destruyó? No me gustan".

"¡Son bestias, Harry! ¡Nadie se quejara si las matas! Uh... no a menos que extingas su especie o la conviertas en una en peligro de extinción".

Harry resopló antes de que llamas explotaran desde su pecho. Su cabello bailó suavemente, acariciado por las llamas carmesí. Sus brazos fueron transformados, y un par de alas surgieron desde la parte superior de su espalda.

Esta es la primera vez que realmente lucharía con todo lo que tenía. Más que una posible muerte, encontraba mucho peor que usaran su cuerpo para propósitos tan depravados. Era un chico. Le gustaban las mujeres, pero la forma en que parecían pensar los Vulcan era simplemente... nada buena.

"¡Hombre, morir!", el primero saltó hacía delante, golpeando sus manos en el suelo, elevando la nieve de la montaña. Donde estaban, era una parte muy alta, llena de cavernas heladas. La nieve caía constantemente y sin parar desde el cielo nublado. Ambos magos estaban casi al borde del camino. Si fueran empujados, caerían. Por eso, Harry decidió tomar la iniciativa y abrir más espacio. Con sus alas agitándose, avanzó a una velocidad mayor que el Vulcan que se acercó. Su puño derecho se apretó, haciendo girar las llamas carmesí hasta el punto en que comenzaron a volverse blancas debido a sus temperaturas.

Él mismo se sorprendió cuando su puño empujó al del Vulcan, hasta que no pudo resistir más y se dobló hacía dentro. Las llamas junto al puño, golpearon el pecho de la criatura mágica, enviándolo a volar hacía el interior de la caverna. Fue entonces que Elfman se movió a toda velocidad. Si figura casi parecía deslizarse un centímetro sobre el suelo debido al poder ejercido por sus piernas transformadas. Con su puño Toro de Hierro, aplastó el cráneo de otro Vulcan, luego se agachó un poco para apretar una de sus piernas y girar. Un poco de sangre salpico desde la cabeza del Vulcan, hasta que salió volando, empujando a otro.

Harry, quien se había acercado más a la caverna, vio esto. Con una fuerte patada, golpeó a los dos Vulcan que se habían movido hacía un lado, pegados. Los dos fueron empujados inmediatamente por la saliente, cayendo por la ladera de la montaña, girando sin parar mientras las nieve los tapaba un poco.

"¡Hombre! ¡Uh uh uh oh!

"¡¡HOMBRE!!", el resto, un total de cinco, gritaron mientras daban pequeños saltos.

"¿Qué... están haciendo?", Harry frunció el ceño, ya que no lo estaban atacando más. "¡Oye, Elfman, que... !", parpadeando, se dio cuenta que su compañero había saltado por la saliente, deslizándose por un lado de la montaña. Se quedó totalmente desconcertado por la decisión de Elfman, pero pronto lo entendió. Ruidos llegaron por todas partes, gritando sin parar.

"¡¡HOMBRE!!" "¡¡HOMBRE!!" "¡¡HOMBRE!!" "¡¡HOMBRE!!"

"¡¡HOMBRE!!" "¡¡HOMBRE!!"

"¡¡HOMBRE!!"

Decenas de Vulcan aparecieron, corriendo por la parte superior de las paredes exteriores de la montaña. Otros, venían desde abajo, pero más atrás de su posición. Un grupo más, desde más adelante. Era como un maldito enjambre que no se detenía. El parpado izquierdo de Harry, se contrajo sin parar. "Ese idiota me dejo", apretando los dientes, decidió que era mejor luchar con todo lo que tenía.

¿Podía escapar? Por supuesto, simplemente necesitaba usar sus alas para elevarse y alejarse. No obstante, no quería. El hecho de que estas bestias se pudieran transformar en seres humanos para secuestrar o hacer cosas con mujeres, no le gustaba para nada. Si tan solo miraran, sería una cosa diferente. Muchas personas miraban a las mujeres, algunos de una forma más pervertida que otros, pero no era nada más que eso. ¡No hacían nada más!

Sacudiendo un poco las manos, las llamas carmesí explotaron al doble de intensidad. Sus ojos dorados miraron a los Vulcan con ojos duros y fríos. Eran un total contraste con el fuego que podía invocar y manipular.

Sus alas parecieron parpadear, como si estuvieran a punto de apagarse, pero la realidad es que solo sucedió porque terminaron aumentando su intensidad. El poder generado por la explosión de llamas, impulsó a Harry con una fuerza y velocidad tremenda. Su puño se parecía a un pequeño cometa con la estela que dejó atrás.

"¡Vete al infierno, mono con cara de idiota!"

"¡Ahhh!", el Vulcan que recibió el puñetazo, gritó mientras volaba, empujando a otros, quienes tropezaron hacía los lados.

"¡Hombre! ¡Matar!"

"¡Feo!"

"¡Tonto!"

"¡Hombre malo!"

Una vena se hincho en la frente de Harry. "Ustedes, malditos... ", era increíblemente irritante que estas cosas lo insultaran de esa forma. ¡Y peor aún, ellos mismos lo sabían! Sus grandes sonrisas que mostraban sus dientes, era una clara evidencia. Inhalando lentamente, Harry logró calmarse para seguir luchando.

"¡Saltar! ¡Agarrarlo!"

Uno gritó, causando que todos se movieran, casi al mismo tiempo. Cuerpos altos de más de dos metros, con largos brazos con una fuerza física bastante alta. Todos querían arrinconar a Harry; aplastarlo con el peso sumado de todos sus cuerpos. ¡Y luego golpearlo hasta que pudieran mantenerlo en sus cavernas!

Pequeñas chispas comenzaron a brotar desde las alas de Harry. Chispas que se encendieron en esferas del tamaño de un dedo. El proceso de crecimiento hasta una esfera completa del tamaño de una pelota de golf, sucedió en un instante. Un mero parpadeo en donde todo explotó, liberando llamas extremadamente calientes que derritieron la nieve y la roca de la montaña.

"¡Aahh!"

"¡Guah!"

Los Vulcan gritaron de dolor, con sus pelajes chamuscados. En algunas partes de su cuerpo, sobre todo aquellos que estaban en la delantera, habían quemaduras oscuras en sus pieles. Sangre chorreaba de sus heridas y rodaron por el suelo por el dolor que sentían. Al ver esto, Harry frunció el ceño, pensando que, quizás, había ido demasiado lejos. Es verdad que no le gustaban, pero estaban en el Monte Hakobe. ¿Quiénes venían hasta este lugar? Solo magos. Estas cosas no entraban a las ciudades o pueblos por los mismos magos o los caballeros del reino dispuestos en diferentes lugares.

"¡Cobarde! ¡Puño, lucha!

"¡Pie, lucha!"

"¡Cobarde tonto!"

"¡Cobarde feo! ¡Feo idiota!"

"¡Pequeño! ¡Pequeño!", entre todos, uno comenzó a usar esa palabra mientras reía y aplaudía. "¡Pequeño! ¡Feo y pequeño! ¡Pequeño, todo!"

Harry casi puso los ojos en blanco ante todas las burlas. Pero, al final, negó con la cabeza. "Me largo de aquí. Si los veo cerca, los aplastaré, muchachos".

"¡Cobarde!", gritaron juntos cuando lo vieron elevarse con sus alas. "¡Miembro! ¡Pequeño!"

Harry, al escuchar eso último, casi cayó desde el aire. Su figura se tambaleó en diagonal hacía el suelo, hasta que se detuvo y miró hacía atrás. Resoplando, apuntó con un dedo para lanzar un poco de fuego. Una pequeña esfera que se expandió hasta una bola de fuego completa que salió disparada y creó una explosión.

"¡¡Ahhh!!", muchos gritaron al caer por la saliente, pero Harry los ignoró completamente. "Idiotas", murmuró con irritación.

. . . .

Parte 3.

"Oye, Harry... lo siento ahí atrás".

Frunciendo el ceño, se detuvo en medio de la calle, girando la cabeza para mirar a Elfman. "Me llamaste cobarde, pero fuiste el primero en huir", su expresión se volvió llena de molestia. "No me hubiera importado si fueran otra cosa, pero me hablaste del peligro de esas cosas".

Elfman se pasó un mano por el cabello, suspirando y bajando la cabeza después de ver a Harry caminar hacía el gremio. No odiaba al chico grande, ni mucho menos. Pero lo que hizo, fue algo bastante molesto y peligroso. "Si hubiera sido más débil, entonces de verdad podría haber corrido peligro. Piensa en eso".

Sin embargo, cuando llegaron al gremio, se encontró con algo que llegaría a considerar peor con un grupo de Vulcan. "¡¡COMIDA!! ¡Lucha conmigo!", un chico de cabello rosa salmón, saltó con un puño rodeado en llamas. Parpadeando, Harry se hizo a un lado inmediatamente, pero se sobresaltó al ver que el suelo se hundía y astillas volaban cerca de él.

"Ten cuidado, eso es peligroso. Además, estás destruyendo el gremio".

"¡Pelea!", Natsu golpeó de nuevo. Y por una extraña razón, Harry sintió el impulso de quedarse quieto. Sí, mantenerse en su posición y recibir el puño. En realidad, hizo justamente eso. Fue empujado varios pasos hacía atrás, tropezando un poco, pero las llamas comenzaron a ser absorbidas por su cuerpo, hasta que solo quedó un poquito de humo.

"¿Uh?"

"Oh... ", Harry miró su pecho y se acarició. La fuerza del puño, dolió un poco. Pero las llamas apenas pudo sentirlas. Además, lo que sintió, ¿fue orgullo? Algo dentro de él, lo hacía sentirse así. No lo entendía. Era aún más inexplicable que las cosas que generaban sus recuerdos suprimidos.

"Lo recibió... ", alguien comentó sorprendido.

"¡No, ¿viste eso?! Las llamas de Natsu ni siquiera le hicieron un rasguño".

Harry miró a su alrededor, bebiendo la sorpresa de todos, pero estaba curioso. "¿Tus llamas... son especiales?", preguntó.

"¡Soy un Dragon Slayer!", Natsu sonrió emocionado. "¡Uso magia antigua! ¡Magia para matar dragones de fuego!"

"¡¿Qué?! ¡Eso suena genial! ¡No sabía que existían los dragones!", Harry inclinó la cabeza. "No, espera... ", frunciendo el ceño, comenzó a recordar algo. Varios dragones, encerrados en enormes jaulas y siendo dormidos por magos. Luego, un dragón frente a él, abriendo la boca para disparar una gran cantidad de fuego. "Uhm... ¿creo que luché con uno? Era grande, y bastante enojada.... ".

"¿Hablas... en serio?", Natsu perdió parte de su animo. Sus ojos estaban abiertos de par en par cuando se acercó y apretó los hombros de Harry. "¡¿Cómo era?! ¡¿Tenía escamas rojas?! ¡¿Se llamaba Igneel?!"

"Lo siento, no lo sé", Harry suspiró. "Tengo amnesia, así que no puedo recordar muchas cosas. Pero... ¿estaba en una especie de arena? Creo que también había mucha gente animando desde los lados. Ah, no, no era rojo. ¿Marrón? ¿Oscuro? Lo siento... "

"Ah... no... yo también", Natsu dejó caer sus hombros. Pero luego levantó la cabeza. "¡Lucha conmigo!"

"Tu animo cambia rápido. Y no, no quiero".

"¡¿Por qué?!"

"Acabo de luchar con un grupo de Vulcan en el Monte Hakobe".

"¡Mocoso!", Makarov gritó enojado. "¡¿Qué hacías ahí arriba?!"

"¡Dile a Elfman! ¡Me guío y luego huyo!", Harry replicó, un poco enojado, provocando que el chico grande se sobresaltara. Todos lo miraron, intentando esconderse detrás de la barra. Con excepción de su hermana, nadie lo había notado moverse.

"Elfman... ", un susurro aterrador llegó a los oídos del tipo.

"¡H- Hermana, te juro que no tenía la intención de dejarlo atrás!", levantando sus manos, intentó excusarse. "¡En serio! ¡Pensé que saltaría conmigo por la montaña!"

"Disculpa por dudar de eso".

"¡Tienes alas!"

"Y eso no significa que deba lanzarme desde grandes alturas!"

"¡Aye~ sir!", Happy apareció, volando en círculos sobre la cabeza de Harry, hasta que aterrizo en el centro de ella y levantó una de sus pequeñas patas. "Caer desde grandes alturas, es aterrador. ¡Natsu me obliga todo el tiempo!"

Natsu miró con ojos brillantes. "¿Tienes alas?"

Mira frunció el ceño. "Hablaremos luego. Por ahora, espero que puedas disculparlo, Harry".

Moviendo su mano despectivamente, Harry decidió tomar asiento en una mesa cercana. "No te preocupes. Más que dejarme atrás, estoy molesto por lo que habría pasado si no pudiera defenderme. Por cierto, ¿dónde está Levy? Quería hablar con ella".

"¿Oh?", Mira movió las cejas. "¿Ya... te sientes interesado?"

"¿Qué?", Harry no entendió, hasta dos segundos después. "Ah, no, no de esa forma".

"¡Aburrido!"

"¡No te diviertas de esa forma con los demás!", Harry jadeó y coloco su cabeza entre sus manos. "Oh, dios, ¿por qué estoy gritando tanto?"

Happy golpeó su espalda. "Ese es el efecto Fairy Tail. Dentro de unos días, estarás luchando con cualquier de aquí dentro, solo porque chocó en contra de tu hombro".

Como si hubiera estado dictado por el destino, Gray llegó en ese momento, totalmente vestido. "¿Hm?", mirando a Harry, se acercó, empujando a Natsu con su hombro derecho. "¿Eres el nuevo? Te ves bien. Soy Gray Fullbuster, un placer".

"¡No me empujes, bastardo!", un puño lo envió a volar, levantando mesas y sillas por todos lados.

"¿Ves?", Happy se rio, usando sus manos para esconder su sonrisa. "Siempre pasa".

Antes de que los dos pudieran continuar con su lucha, dos enormes manos apretaron sus cuerpos. Makarov había usado su magia, haciendo crecer sus dos extremidades superiores. Y con una gran demostración de fuerza, los envió a volar hacía arriba. El techo cedió, dejando caer astillas y pedazos de madera, pero los dos magos, ya no estaban.

"¡No arreglaré eso!", una chica de anteojos, gritó enojada.

Macao, el hombre adulto, uno de los que realmente tenían la edad, la experiencia y el comportamiento de un adulto de Fairy Tail, pasó su brazo por encima del hombro de Harry. "Entonces... ¿qué pasa con Levy?". O quizás, tan solo era una especie de pervertido.

"No es eso", suspirando, Harry colocó la mano en la mejilla. "Ella explica las cosas bien, así que quería preguntarle sobre como controlar la magia mejor".

"Vaya, solo era eso. Que aburrido".

"Oye... "

"Pero si quieres, puedo ayudarte. También uso magia con el atributo fuego".

"¿En serio?"

"Sí. ¿Qué quieres hacer exactamente?"

"Como dije, control. ¿Algo así como... manipular y crear formas con el fuego? Estaba rodeado de esos Vulcan, así que solo pude hacer explotar cosas. Pensé en... ¿crear un escudo?"

"Interesante", Macao levantó un dedo, disparando una llama hacía su jarra de cerveza en otra mesa. Para sorpresa de Harry, el fuego terminó con un extremo en forma de mano, que luego se retrajo, atrayendo el objeto lleno de cerveza, sin desperdiciar una sola gota. "Aunque mi Llamarada Púrpura, es un podo diferente al fuego normal. De todos modos, si quieres crear formas, tan solo tienes que comenzar con cosas muy básicas, como una línea. No importa si es increíblemente ancha, ve ajustando desde ahí, poco a poco".

"¿Una línea?", levantando su mano izquierda, sufrió una transformación. El brazo de fénix, como ha comenzado a llamarlo en su mente. Su dedo índice, con una garra dorada llameante, creó una llama pequeña sobre ella. Luego, como si estuviera escupiendo más fuego, diminutas lenguas comenzaron a correr de arriba a abajo, adelgazando el fuego lentamente. Harry entrecerró un poco los ojos, concentrándose totalmente en su tarea. Poco a poco, una aguja se fue formando. Eso fue lo primero, la idea número uno que surgió en su mente. Formar una aguja con el fuego. Debido a la concentración continua en un pequeño espacio, la temperatura aumento, convirtiendo su llama, de un color carmesí dorado, a uno blanco.

"¡Genial!", Macao exclamó. "¡Pruébalo!"

Harry sonrió, emocionado de ver una sola aguja de fuego flotando sobre su dedo. Con un movimiento, extendió la mano hacía delante. Pero una onda expansiva elevó sus cabellos. Algunas sillas cayeron, otras volaron, y varios magos gritaron asustados.

Harry se quedó absolutamente pálido cuando un fuerte crujido resonó por todo el lugar. Un agujero de cinco metros de diámetro, se había creado en la pared, solo para que la aguja terminara explotando en el patio, en una esfera caliente.

"Ja... ".

"¡Genial!", Natsu gritó emocionado por enfrentarse a eso.

"¡JAJAJAJAJAJAJA!", Macao rugió de risa mientras golpeaba la mesa.

"Oye, muchacho... ", Makarov se acercó lentamente.

"¡Lo pagaré, lo prometo!", Harry gritó con frustración. Realmente, no era capaz de comprender todo el poder que era capaz de liberar. Ni siquiera se sentía cansado después de hacer tal cosa.

Makarov negó con la cabeza antes de suspirar. "Más te vale, mocoso. No quiero más destrucción... dentro del gremio... o fuera... o... en cualquier lugar, en realidad".

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