— ¿A dónde nos han traído? — preguntó Maryeli soltándose de la mano de Harry. Tonks sonrió

— Al Grimmauld Place— le contestó la metamorfomaga mientras veían como la fachada de la casa se extendía cada vez más. Cuando estuvo completa, todos los miembros de la Orden del Fénix se acercaron a la puerta dejando a los hermanos Potter detrás

— Bien, debo admitir que estas personas a veces me asustan

— Ellos se preocupan por nosotros Mar

— Lo sé hermano, pero debes admitir que a veces son... extraños

Harry escondió una sonrisita mientras entraban a la casa.

Los miembros de la Orden entraron deprisa a un pasillo hasta una habitación abierta de la que salían la voz de la señora Weasley y la de Sirius. Harry y Maryeli caminaron hacia ahí viendo como Remus Lupin los acompañaba. Antes de que pudieran entrar, Molly Weasley salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí

— Que bueno que han llegado ya— les dijo— ¿Tienen hambre? ¿Quieren que les prepare algo? Podría...

— Quisiéramos hablar con Remus y Sirius, señora Weasley. ¿Eso podría ser?

Molly hizo una mueca

— Me temo que por ahora no es posible

— Pero, ¿Por qué?

— Estamos tratando asuntos importantes. No lo entenderían

— Pero señora Weasley...

— Es mejor que suban a sus habitaciones. Hermione y Ron ya deben de estar esperándolos

Harry y Maryeli subieron las escaleras resignados mientras cuchicheaban entre ellos

— Llámame loca, pero algo están escondiéndonos.

— No sé por qué te sorprende. No es la primera vez— Maryeli frunció el ceño al notar el semblante de su hermano

— Vale, ¿Qué te pasa?

— No puedo creer que ni Ron ni Hermione se hayan dignado a mandarnos una carta para decirnos lo que sucedía. Tuvimos que esperar a que Moody y los demás nos sacaran de la casa de tío Vernon para enterarnos de que algo andaba mal

— Algo debió de haber pasado para que no lo hicieran

— No lo creo Mar— Harry puso una mano en el picaporte de la puerta— Justo ahora me siento malditamente traicionado

Del otro lado estaban Hermione y Ron manteniendo una conversación que detuvieron al ver que los hermanos habían llegado. Hermione corrió hasta Harry y lo abrazó con fuerza a pesar de que éste no le devolvió el gesto. Ella lo miró para después ver a Maryeli

— ¿Qué sucede, Harry?

— Él está molesto porque ustedes no fueron capaces de decirnos que estaban en el cuartel de la Orden del Fénix

Hermione miró a Harry con los ojos cristalizados

— Quisimos hacerlo, pero Dumbledore nos lo prohibió por seguridad

— Sí, claro. Y ustedes solo se quedaron con los brazos cruzados sin pensar lo que nosotros estábamos pasando con nuestro asqueroso primo— escupió Harry. Maryeli frunció el entrecejo

— Esa no es su culpa, Harry. Dudley ha sido asqueroso desde que era un bebe babeante. Los años solo lo han hecho más estúpido

Ron rio pero se detuvo cuando notó la mirada potente de Harry sobre él.

— Mi madre también nos lo impidió. Dijo que no era prudente hacerlo vía lechuza

— Igual tenían que buscar una manera de mantenernos informados— Aclaró Harry acalorado. Maryeli intentó decirle algo, pero un chasquido la puso alerta

— Así que los fabuliciosos hermanos Potter ya han llegado— Fred y George aparecieron detrás de ellos con una sonrisa en el rostro. Fred pasó uno de sus brazos por el cuello de Maryeli mientras George les hablaba— Ya se estaban tardando

— Te extrañé mucho preciosa— le dijo Fred al oído de la chica. Harry rodó los ojos

— Escuché eso

— Vamos cuñado, ya deberías haberte acostumbrado

— No empiecen por favor— Pidió Maryeli— Lo único que debería preocuparnos ahora es lo que está sucediendo allá abajo

— Ah, las dichosas reuniones de la Orden— Habló George. Son altamente secretas

— Dejarán de serlo cuando formemos parte de ella— Fred se tensó por las palabras de Maryeli

— No creo que sea tan fácil

— Lo será si logramos convencerlos

La puerta de la habitación se abrió mostrando a la señora Weasley; llevaba una jerga en sus manos y un delantal puesto

— Ya es hora de la cena. Deben de estar hambrientos

— Pero claro que lo estamos— dijo Ron sobándose la barriga. Su madre lo escudriñó amenazante

— No te lo decía a ti, Ronald, se los decía a los niños Potter

Maryeli no pudo evitar sentirse molesta al percatarse de que aun los seguían considerando unos niños pequeños

Todos bajaron hacia el comedor encontrándose con los demás ya sentados a la mesa. Sirius estaba en la silla principal y Maryeli decidió sentarse a su lado. Harry se colocó junto a su hermana de frente a Fred y Remus. Sirius carraspeó la garganta

— Debo decir que me alegra demasiado que ustedes dos estén aquí

Los hermanos Potter asintieron, pero no dijeron nada. Todos se miraron entre sí sin saber que decir. Molly se acercó a ellos y les sirvió la cena.

— ¿Cómo han estado chicos? — Preguntó Remus atrayendo la atención de todos. Maryeli levantó la vista repentinamente enojada

— Bueno, sin duda no mejor que ustedes

— Entendemos su molestia...— Empezó Sirius

— Oh, ¿En serio? — Harry arrugó la nariz— Porque pareciera que hace apenas unos minutos que se acordaron de nuestra existencia

— No podíamos moverlos de lugar hasta hoy— Aclaró Sirius— No hubiera sido prudente

— ¿Por qué no sabíamos acerca de la Orden antes de que Moody llegara a la casa de los Dursley? — Preguntó Maryeli

— Dumbledore creía que sería contraproducente darles más información de la que ya tenían— Acotó Remus— Sirius le pidió a Albus que los dejara entrar a la Orden, pero se negó

— Y miren que utilicé mis mejores chantajes— Sirius tomó un sorbo de su copa— Y ni siquiera eso lo convenció

— No podíamos desobedecer esas órdenes. Lo saben

Los hermanos se miraron entre sí para luego regresar su vista hacia dos de los cuatro merodeadores. Maryeli jugó con sus manos sobre la mesa

— Claro

— Miren, si los hace sentir mejor— dijo Sirius— Ahora les contaremos todo lo que quieran saber

— ¡Por supuesto que no! — Gritó Molly desde su lugar— ¡Ellos solo son unos niños!

— Molly...

— No puedes colapsar su mente de información que no lograrán procesar, Sirius. Ya tienen suficiente con enfrentarse a Quien- tu- sabes

— Nosotros queremos saberlo— Interrumpió Harry— Tenemos ese derecho

— Y no solo eso— Añadió Maryeli— Queremos entrar a la Orden

La cara de Molly, Fred y Remus se transformó en una mueca de sorpresa

— No es tan sencillo como parece— dijo Remus— Molly tiene razón en decir que son jóvenes. No podrían enfrentar algo como la responsabilidad de esto

— Remus tiene razón— Añadió Fred. Ella lo miró mal

— Mar y yo nos hemos enfrentado a Voldemort mas veces que ustedes, pertenecer a la Orden es algo que nos hemos ganado— dijo Harry, Maryeli asintió

— Yo creo que ellos tienen razón. Nadie sabe más sobre Lord Voldemort que estos dos muchachos

— Pero Sirius, aun les falta mucho por aprender

— Como si Fred y George fueran unos expertos en hechizos— Contraatacó Sirius— No es necesario que lo sepan todo

Maryeli observó a Fred quien bajó la mirada hacia su plato de comida

— Osea que tu... ¿Perteneces a la Orden? — le preguntó. Fred solo se limitó a jugar con su comida— ¡Dijeron que eran reuniones secretas!

— No para nosotros— Contestó George. Mar suspiró

— Es increíble

— Siendo o no expertos sigo creyendo que ambos son muy jóvenes para entrar— Remus miró a Maryeli y ésta apretó la mandíbula

— Eres mi padrino, deberías apoyarme en esto

— Lo hago, es por eso que no quiero que entres. Resultarás lastimada

— ¿Mas lastimada de lo que he resultado en otras ocasiones? No lo creo

— ¡Eres muy joven para entrar!

— ¡El hecho de que sea joven no quiere decir que sea estúpida, Remus!

Un silencio siguió la conversación. Maryeli alternó la vista entre todos los presentes hasta dejarla de nuevo sobre el licántropo. Miró la comida intacta de su plato y tras darle un golpe a la mesa, se levantó de su asiento

— Ya no tengo hambre

Maryeli subió a la habitación y se encerró en ella. Se sentía tan frustrada sabiendo que hasta el mismo Fred pertenecía a la Orden y se lo había ocultado. También le molestaba el que Remus no la apoyara con semejante situación a sabiendas de que era algo importante para ella.

Se tumbó en la cama cuando escuchó un par de golpes en la puerta

— Sea quien sea, lárguese

La persona detrás de la puerta no insistió más pues los golpes no se volvieron a escuchar; a cambio de eso un chasquido se escuchó y Fred se echó en la cama junto a ella

— Mar, tenemos que hablar

—¿De qué? ¿De la manera en la que me has mentido?

— Yo no te he mentido. Dumbledore...

— Dumbledore. Dumbledore. Dumbledore— Canturreó ella molesta— ¿Hay algo que Dumbledore no les haya prohibido? Algo como no sé, ¿Respirar?

Fred suspiró

— Sólo estamos haciendo esto por tu bien

— No quiero que hagan nada por mí. Quiero hacerlo yo.

— Yo me uní a la Orden por ti— declaró. Ella se levantó un poco para mirarlo mejor

— ¿Qué?

— Sabía que cuando supieras todo esto querrías entrar. Es por eso que yo lo hice antes, para estar juntos y protegerte

— Pero... tu no quieres que me sume a esto

— No quiero, pero si eso no puede ser, yo debo estar ahí para que nada malo te suceda, porque te amo

Maryeli se escondió entre su cuello mientras lo abrazaba

— ¡Oh Fred! Es horrible. Todo esto es más fuerte que yo

— Tranquila, pronto acabará

— Pero no sé qué hacer ahora— admitió sorbiendo la nariz. Fred le acarició la cicatriz en forma de rayo que tenía en la frente

— Bueno, deberías bajar a disculparte con Remus. Él no ha hecho nada más que preocuparse por ti y por Harry

Maryeli exhaló pesadamente

— Sí, creo que debo hacerlo

— Claro, pero hazlo después. Justo ahora quiero quedarme así contigo un rato más— Él le besó el cuello— Te he extrañado como no tienes una idea— Fred introdujo una de sus manos frías por su camiseta tocándole el estómago provocándole un respingo— Hace mucho que no estamos juntos

— Detente ahí si no quieres que use el Sectusempra contra tu anaconda traviesa

— Correré el riesgo— dijo antes de abalanzarse a ella y besarla