¥ Semana sad ¥ (6)
₩ Black Sirius₩
— Jen, Jen Escúchame— Sirius la tomó por las mejillas obligándola a verlo a los ojos. Tenía que hacer eso rápido, no podía perder el tiempo, lo estaban buscando— Sabes que yo no maté a Peter ni a esos muggles. Tampoco fui yo quien le reveló a Voldemort el paradero de los Potter. Jennifer, sabes que yo nunca haría eso
— Sirius... yo no sé qué decirte
Todo había pasado tan rápido que Jennifer no tuvo oportunidad de procesar todo lo sucedido. Jen llevaba en sus brazos al pequeño Neville Longbottom pues Augusta lo había dejado con ella después de lo sucedido con su hijo y su nuera. Sirius acarició la pequeña cabeza de Neville y miró a Jennifer
— James era mi mejor amigo, no podía hacerle algo como eso. Peter era el Guardián de los Secretos. No yo
— No debiste confiar en el— le replicó— Debiste confiar en Remus y en mí, Sirius. Te equivocaste
— Lo sé, lo sé— Sirius se alarmó cuando el pequeño Neville comenzó a llorar. Jennifer quiso entrar a la casa pero Sirius se lo impidió— Están buscándome Jen. Tenía que venir a verte antes de que me encontraran. Tienes que saber que soy inocente
— No sirve de nada que lo seas. Todo el mundo piensa lo contrario
De alguna manera Sirius sintió como los del Ministerio de Magia se acercaban, tomó a Jennifer por los brazos y la acercó más a él ignorando los lloridos de Neville
— Si me encuentran me llevarán a Azkaban, pasaré toda mi vida ahí si no se demuestra mi inocencia— Ella se estremeció— Pero eso no me importa. No me importa si me dices ahora que vas a esperarme, que me esperarás hasta que deje de estar en ese lugar, Jen. Dímelo
— Sirius...
— Dímelo, Jennifer— La presionó él. Jennifer notó como detrás de Sirius aparecía el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. La chica asintió
— Lo prometo. Prometo esperarte Sirius, porque sé que eres inocente— Cuando lo tomaron por los brazos, él forcejeó para darle un beso rápido a Jennifer y despedirse de ella. Juntaron sus frentes y Sirius le acarició la mejilla— Le pediré ayuda a Remus, a Hagrid, inclusive a Dumbledore para sacarte de ahí, Sirius. Lo prometo
Él asintió y dejó que se lo llevaran, con la esperanza de que Jen haría todo lo posible por sacarlo de ahí
***
Mientras Sirius escapaba sobre Buckbeak, imaginó la cara que Jennifer pondría al volver a verlo. Sonrió sin darse cuenta y disfrutó que el aire nocturno le golpeara el rostro. Era libre. Por fin, después de tantos años, era libre.
Sirius dejó salir una carcajada estridente que se perdió entre el ulular del viento y el graznar del hipogrifo, sabía que había llegado el momento de volver a verla después de todo el tiempo que había pasado. Se emocionó de saberse de nuevo a su lado y retomar sus vidas donde las dejaron antes de que él fuera llevado a la prisión mágica.
Y a pesar de que se encontraba feliz por eso, no dejaba de pensar en el porqué de que Jennifer nunca logró que lo sacaran antes de ahí; ella había prometido hacer cualquier cosa para que lo dejaran en libertad, pero él jamás vio resultado alguno, por lo que tuvo que tragarse casi trece años en ese espantoso lugar al lado de esas criaturas mugrientas
Había muchas cosas que Sirius no se explicaba como, por ejemplo, ¿Qué había pasado con Jennifer en ese lapso de tiempo? ¿Viviría donde mismo? ¿Aún seguía esperándolo? Esperaba que sí, pues en los años en Azkaban, ella fue su motor para seguir viviendo
Con una ágil maniobra, Sirius hizo que el hipogrifo bajara unos cuantos metros y aterrizara cerca de un pequeño lago. Dejó que Buckbeak tomara un poco de agua mientras él se desnudaba para darse un chapuzón y así limpiarse de la suciedad que le había cubierto el cuerpo en la prisión; mientras lo hacía, pensaba en lo mucho que extrañó a Jennifer y todas esas veces en las que se preguntaba si ella lo había extrañado a él. Dejó salir un suspiro y se apartó el cabello largo de la cara
— Debe seguir igual de hermosa que antes— Susurró mientras contemplaba las figurillas que causaba la luna sobre el agua
Se vistió lo mejor que pudo y, aunque eran las ropas de un hombre que andaba por ahí y que Sirius hurtó, le quedaban muy bien. Pasó sus dedos por su cabello rechazado la opción de cortarlo un poco; amaba su cabello largo, no podía deshacerse de el así como así. Tomó dos flores que estaban creciendo en el campo, una la puso en su solapa y la otra la dejó en su mano con intención de dársela a Jen. Tomó a su hipogrifo y voló hasta su casa, esperando que aun estuviera ahí, esperando por él
Después de haber tocado a su puerta un par de veces, Sirius se pasó la mano por el cabello alisándolo un poco y restregando sus zapatos contra su pantalón, cogió la flor con más decisión tratando de impresionarla. Sus ojos brillaron cuando ella abrió la puerta
— Hola Jen
— ¿Sirius? — Ella parpadeó un par de veces y se escondió detrás de la puerta dejando a la vista solo su rostro y parte de su pecho. Él sonrió mientras asentía—¿Qué... que haces aquí?
— Vine por ti. Lo recuerdas, ¿Verdad?
— Yo... — Jennifer escudriñó el rostro de Sirius y le sorprendió ver como su cara se había tornado distinta desde la última vez que lo vio cuando eran apenas unos jóvenes. Trató de sonreírle, pero no pudo— Me siento sorprendida de verte. Han... pasado tantos años
— Lo se
Un llanto se escuchó en el fondo provocando que Sirius frunciera el ceño. Trató de ver dentro de la casa pero ella se lo impidió
— Creí que estabas en Azkaban
— Lo estaba apenas hace unos días. Leíste El Profeta, ¿Verdad?
— Sí. Lo hice. Lo hacía todos los días
— Espero que lo que hayas visto ahí no te impresionara demasiado. No he cambiado en lo absoluto a pesar de mi apariencia, Jen
Ella le sonrió a medias hasta que un nuevo lloriqueo los interrumpió
— ¿Qué fue eso, Jen?
— Sirius, yo...
Él entró de lleno en el hogar de la chica llevándose una no tan grata sorpresa
De una de las habitaciones salió un pequeño niño de cinco años, rubio y con ojos color miel junto a una niña un poco más grande que era la viva imagen de Jen
— ¿Qué... que significa esto?
— Sirius, no quiero que reacciones mal, por favor
— ¿No? — Preguntó tratando de no alterarse por respeto a los niños que los miraban— ¿Y cómo quieres que reaccione al ver que te has casado? ¡Y que tienes dos hijos!
Jen le cubrió la boca y miró a los niños, les hizo una seña para que entraran a la habitación y que no salieran de ahí hasta que ella se los pidiera. Ambos niños hicieron lo que su madre les dijo dejándolos solos en la estancia
— Tu no entiendes
— No, la verdad es que no lo entiendo. ¡Prometiste que me esperarías!
— Pasó demasiado tiempo, Sirius. Ninguna mujer normal esperaría por alguien tantos años
Sirius sintió como si lo hubieran abofeteado con un guante de hierro. Carraspeó la garganta en un intento de reprimir sus lágrimas, aunque Jen no hiciera lo mismo
— Dijiste que me amabas
— Y lo hacía. Lo hago— Rectificó— Pero de una manera distinta. Me preocupé muchísimo al ver todos esos artículos en El Profeta que decían que habías perdido la razón
Él le hizo una seña para que se callara
— Estuve a punto de hacerlo. Estuve a nada de caer en la locura en ese lugar de no ser por ti. ¡Eras la única que me salvó de la locura! Y ahora tu... me abandonas y te casas con alguien más importándote un rábano lo que yo sintiera
Jennifer se limpió las lágrimas
— Fue algo que se me salió de las manos. Estaba sola, Sirius, ¿Qué querías que hiciera? Me hice cargo de Neville desde que Augusta lo dejó aquí. Necesitaba ayuda y tú no estabas. Hubo alguien que me brindó su ayuda y... me enamoré
Vale, una patada en la ingle le hubiera dolido menos que eso. Cerró los ojos y apretó los puños tratando de controlarse
— Ya, claro. Ahora sé porque nunca ayudaste a que me sacaran de Azkaban. Estabas muy ocupada acostándote con el otro, ¿No?
La cara de ella se paralizó por el comentario
— No voy a permitir que me insultes de esa manera
— ¡Tu no vas a decirme que hacer! — le gritó— ¡No cuando la que no cumplió nuestras promesas fuiste tú!
El pecho de Sirius subía y bajaba constantemente por el enojo. Se despeinó el cabello frustrado y la miró
— Y pensar que la única razón por la que quería salir de ahí era por ti y por venir a verte. Supongo que eso me hace un estúpido, ¿No?
Sirius se acercó a una de las sillas y la arrastró para poder sentarse. Se sentía cansado, mareado. La garganta le dolía y las manos le temblaban. Jen se acuclilló a su lado intentando remediar todo lo ocurrido
— Lo lamento tanto Sirius. Yo jamás quise lastimarte.
— En el fondo siempre supe que no creías en mi inocencia. Tal vez por eso no hiciste nada por ayudarme
— Yo siempre creí en ti y en que tu serías incapaz de matar a alguien. Remus me lo decía todos los días— Jen se cubrió la boca
— ¿Qué? ¿Qué tiene que ver Remus en esto?
Jen bajó la mirada y con eso le dio a entender a Sirius todo. Recordó al niño y se dio cuenta de que, a pesar del cabello rubio, era una copia de la cara de su amigo
Entonces Sirius entendió porque Remus había actuado tan distante cuando se encontraron de nuevo en la Casa de los Gritos y la manera en la que él evitaba verlo directamente a los ojos. Se levantó de un salto y en una mesilla, vio la foto de bodas de Jen
— ¿Te casaste con Remus?
— Él era el único que estaba conmigo cuando tu....
— ¡¿Te casaste con mi mejor amigo?! — Jen se detuvo y suspiró. Ya no tenía por qué esconderle las cosas
— Si
— No puedo creerlo— dijo y salió de la casa. Ella lo siguió
— ¡Todo esto no es mi culpa! ¡No podía quedarme sola!
Él se giró hacia ella estando a un lado de Buckbeak
— Mejor quedarse sola a traicionar al hombre que más te amó. Mejor quedarse sola a romper una amistad de años, Jennifer— Sirius dejó que una lágrima le adornara la mejilla— Mejor disfrutar de la soledad que sentirte miserable el resto de tu vida
Sin verla de nuevo subió a su hipogrifo dándole la orden de que emprendiera el vuelo una vez más. Ella lo miró desde abajo con los ojos llorosos
— ¡Sirius! — le gritó deteniéndolo en el aire. El fijó su vista en el horizonte— Perdóname
Él sonrió de lado, la miró furioso y como si fuera un caballo, Buckbeak se paró sobre sus patas traseras mientras graznaba. Sirius apretó las manos sobre el cuello del hipogrifo
— No te perdono. Jamás lo haré
Y aunque quería hacerlo, ella no se lo merecía, no cuando lo había lastimado tanto al no haber cumplido lo que le prometió. Hizo que Buckbeak volara más rápido para que el viento le secara las lágrimas que en ese momento le perlaban el rostro.
Si Sirius pudiera haber sabido que Jen lo traicionaría, hubiera dejado que los dementores le sacaran el alma de una sola. Eso le hubiera dolido menos
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