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¥ Semana Sad ¥ (4)

₩ Black Regulus 

— Clarice, ¿Estás segura de querer ir?

— Regulus, ya he perdido la cuenta de las veces que te he dicho que sí.

— Pero...

— Y aun si me preguntaras de nuevo mi respuesta seguiría siendo la misma

Regulus la miró haciendo una especie de puchero ocasionando que Clarice levantara las comisuras de los labios

— Sabes que no me harás cambiar de decisión con eso ¿No?

— Bueno, tenía que intentarlo

Clarice rodó los ojos mientras le daba unas palmaditas a Kreacher en la cabeza pues el elfo se encontraba abrazado a las piernas de su ama más que acostumbrado a las caricias que ésta le daba

— Es tarde ya, Regulus. Tenemos que irnos— Él pasó saliva nervioso, pero aun así asintió

— Bien solo... espérame aquí, subiré a nuestra habitación por el guardapelo falso

Clarice asintió mientras veía como subía las escaleras y se perdía en la primera habitación; cuando Regulus no pudo verla ni oírla, ella se arrodilló junto a Kreacher quien dio un respingo al verla

— ¡Ama Clarice! ¡No tiene por qué arrodillarse ante Kreacher!

— No, no. Está bien. Tengo algo que decirte—Clarice giró la cabeza para cerciorarse de que Regulus no apareciera todavía. Volvió hacia el elfo doméstico y lo tomó por los brazos— Escucha con atención, Kreacher. Quiero que nos acompañes a Regulus y a mi hasta la cueva donde está el Horrocrux

— ¡Pero ama Clarice! — replicó— ¡El amo Regulus le ordenó a Kreacher quedarse aquí!

— Él no te verá. Solo... síguenos ¿De acuerdo? Hazlo de una forma en la que Regulus no pueda verte. Algo me dice que vamos a necesitarte

Días atrás Clarice se había dado cuenta de las intenciones del menor de los Black al querer cambiar el guardapelo de Lord Voldemort por uno idéntico; tardó horas para convencerlo de que, si él en verdad quería llevar a cabo esa locura, tendría que llevarla consigo. Al principio él se negó pero Clarice supo cómo convencerlo, y cuando aceptó, su única condición fue que su querido elfo se quedara para que no sufriera daño alguno

Como era de esperarse, Kreacher se rehusó, aunque no servía de nada, él tenía que acatar las órdenes que se le daban

Clarice apretó más fuerte a Kreacher esperando su respuesta mientras lograba escuchar como Regulus salía de la habitación y bajaba las escaleras hasta la estancia; entonces, Kreacher asintió. Clarice se irguió y actuó como si nada hubiera pasado

— Bien, aquí está— Regulus suspiró mirando a Clarice— Clary, sigo creyendo que es mejor que haga esto solo. Es decir, yo debo terminar con lo que empecé

— No voy a dejarte hacerlo por tu cuenta

— Pero hermosa...

— Nada. Dame eso— Le quitó el guardapelo y se lo colgó al cuello— No voy a echarme para atrás.

— De acuerdo. Lo único que te pediré es que estés siempre junto a mi ¿Está bien? Así nada va a pasarte— Clarice asintió para inmediatamente después ser besada por Regulus

— Estaremos bien, Reg. Lo prometo

Ambos juntaron sus frentes ante la mirada de Kreacher, al separarse se tomaron de las manos y le dieron la espalda al elfo. Antes de desaparecer del Grimmauld place, Clarice le dio un vistazo por encima del hombro a Kreacher y notó como éste se tomaba de la blusa de ella para así, desaparecer junto a sus amos sin que Regulus lo notara siquiera

La brisa le impactó la cara de una manera tan extraña que tuvo que entrecerrar los ojos para que no le lastimara el iris. Al tener intenciones de mirar hacia atrás, se dio cuenta de que Kreacher ya no estaba ahí, ella supuso que se había escondido como le fue pedido

Regulus le apretó la muñeca y sin previo aviso, le dio un beso en la mejilla

— Ven, es por aquí

Caminaron alrededor de un acantilado esperando no caer por el a la mínima equivocación. Clarice se aferraba al brazo de Regulus en lo que él la llevaba alrededor del acantilado. Saltaron un par de fisuras hasta que después de un par de minutos, se hundieron en el agua

Para Clarice su peor pesadilla era la marea alta o el tener que ir demasiado profundo en un lago, mar o lo que se le pareciera; mientras nadaban, Regulus jamás la soltó y al llegar a la cueva, le ayudó a subir las rocas cercanas a la orilla. Clarice respiró con dificultad

— ¿Estás bien, linda?

— Si... eso creo

— Sabía que no era buena idea que vinieras— dijo Regulus mientras le tomaba el rostro y la observaba detenidamente. Sabía el miedo de Clarice a las profundidades. Ella negó

— Tonterías. Estoy bien

Continuaron avanzando hasta lo que parecía ser la entrada. Del bolsillo delantero de su pantalón, Regulus desenvainó su varita e hizo un ligero corte en su antebrazo. Clarice se exaltó

— ¿Qué estás haciendo?

— Es necesario para poder pasar— Colocó su brazo sangrante contra una roca y al instante la cueva se abrió

Regulus volvió a tomar su mano y por una ligera gradilla, caminaron hasta encontrarse con una canoa, alumbrándose, claro, por la varita de ambos. Él acercó el bote y ayudó a Clarice a subir para luego navegar a través del lago verdoso

Mientras bogaban en el lago, Clarice miró las aguas calmas y por una milésima de segundo pudo notar como algo se movía a través de las linfas por debajo del bote y alrededor. No le dio mucha importancia, creyó que solo se debía a la paranoia de hace un momento

Al llegar del otro lado, Clarice notó una vasija en pie en el centro de lo que parecían rocas brillantes, dejó a Regulus atrás en el bote y corrió hasta ahí

— ¡Clarice!

La chica puso las manos alrededor de la vasija procesando el líquido que recubría el guardapelo original. Al lado de eso, había una copa

Regulus llegó corriendo antes de que Clarice se adelantara a hacer lo que a él le correspondía

— Tenemos que beberlo, ¿No es así?

— No, solo yo tengo que hacerlo

— Yo lo haré— declaró Clarice tomando la copa

— ¿Estás loca? ¡Por supuesto que no!

— No te lo estoy preguntando

Hundió la copa en la poción y miró de soslayo a Regulus

— No dejes que me detenga hasta que la haya bebido toda

— Clary, por favor...

— No voy a decírtelo dos veces, Regulus— Sacó la copa atiborrada de líquido y la analizó por un segundo. Después, se la llevó a los labios— Hazme caso amor

Ella vació toda la poción en su boca antes de que él pudiera contestar algo

La garganta se le cerró y el estómago le comenzó a arder, le arrojó la copa a Regulus y se dejó caer de rodillas al piso. Él llenó la copa de nuevo para luego entregársela

Ella bebió mas

Los dedos de sus manos se tensaron y se movieron nerviosos mientras se retorcía

Regulus le dio un sorbo más

La inquietud de Clarice aumentó y gritó con todas sus fuerzas por el dolor que sentía. Regulus se arrodilló a su lado

— Ya ha sido suficiente, Clarice

— No...no— Se opuso con la voz vibrándole— Con-tinua

Él chasqueó la lengua y sumergió una vez más la copa en la poción para luego verterla en su boca. Clarice gritó aún más fuerte

— Bien, basta. Ya no te daré más

Clarice lo miró enfadada

— ¡Hazlo!

Cuando Regulus hundió de nuevo la copa en la vasija escuchó como el ruido del vidrio tintineaba contra la piedra de la vasija. Se la acercó a Clarice, pero ella se rehusó

— Es lo último, linda. Bébelo

Y así lo hizo, a pesar de que a los segundos ella estuviera medio inconsciente en los brazos del pequeño Black. Se acurrucó contra su pecho y le susurró:

— Necesito agua

— Claro, tranquila. ¡Aguamenti! — Un chorro de agua cayó en la copa antes vacía, pero al querer dársela a la chica, el agua desaparecía— ¡Aguamenti! — El agua volvió a desaparecer— ¿Pero qué demonios?

Entonces Clarice supo que la única manera de conseguir agua, era bebiendo del lago asqueroso que estaba justo a su lado. Se separó del chico y se acercó a la orilla, hundió sus manos en el agua y acunó un poco para saciar su sed; y cuando sacó sus manos, una extremidad viscosa se interpuso tomándola de la muñeca

— ¡Regulus! — Él la tomó de la cintura y la jaló hasta que la mano horrenda la soltó. Levantaron sus varitas iluminando más allá del horizonte del lago. Notaron varias figuras moviéndose

Clarice movió su varita y ahogó un grito

Cientos de inferi los estaban rodeando

En menos de un minuto, un inferius tenía a Clarice tomada por los hombros y varios de ellos tenían acorralado a Regulus impidiéndole ayudar a la chica. Ella trató de quitárselo de encima pero después de haberse bebido la poción, no le quedaban las fuerzas suficientes.

El inferius comenzó a arrastrarla hacia el lago

— ¡Clarice! — Gritó Regulus peleando con los inferi y mientras ella pataleaba. No quería morir. No así

— ¡Regulus!

El agua le cubría a Clarice un poco más arriba de las rodillas mientras el inferius seguía arrastrándola. Ella sabía que no había vuelta atrás, había sido consciente de eso desde que le pidió a Regulus ir con él y cuando le prometió a Sirius que no dejaría que nada le pasara a su hermano. Cuando el inferius la arrastró un poco más allá, Clarice recordó al elfo domestico

— ¡Kreacher! — El pequeño elfo apareció al instante cerca de Regulus

— ¿Qué? ¡No! — Gritó el menor de los Black al anticipar lo que pasaría. Clarice luchó contra el ser un poco más logrando acercarse unos centímetros

— Kreacher, quiero que tomes esto— se quitó el guardapelo falso y se lo puso en el cuello— Ponlo en la vasija y llénala de nuevo. Después, toma a Regulus y váyanse

Los inferi la tomaron por las piernas y la arrastraron entre los gritos histéricos de Regulus. Kreacher hizo lo que se le pidió y cuando quiso tomar de la mano a Regulus, este corrió hacia la orilla

— Clarice, no...

— Lo siento, Reg

La mano del inferi le cubrió la boca y la hundieron de lleno en el lago. Regulus gritó su nombre y al estirar una mano para alcanzar a Clarice, Kreacher la interceptó y la entrelazó con la de él desapareciendo de ahí al instante

Lo último que Clarice alcanzó a ver a través de los destellos del agua fue la piedra grisácea de la cueva; ni siquiera pudo asimilar el hecho de que su peor pesadilla estaba sucediendo justo en ese momento. Lo único que le interesaba era mantener a Regulus a salvo y, si se podía, cambiar el rumbo del mundo mágico




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