¥ Semana Sad ¥ (1)
₩ Malfoy Draco ₩
— ¡Zabini! — gritó Victoria mientras corría detrás del chico. Él se detuvo, esperando que la chica lo alcanzara— ¿Has... has visto a Draco?
Blaise negó sin atreverse a mirar a Victoria a los ojos; ella supo que algo andaba mal, pues cuando el chico Zabini evitaba mirar a los ojos a las personas, era porque algo ocultaba. Victoria entrecerró los parpados
— Blaise...
— No sé dónde está ¿De acuerdo?
— ¿Seguro? Porque ustedes son amigos y pasan la mayor parte del tiempo juntos— Blaise arrugó el ceño
— Eso no me convierte en su niñera
— ¡Espera! — dijo Victoria al ver que Zabini tenía intenciones de irse. Quiso tomarlo por el brazo izquierdo, pero él lo alejó haciendo que la manga de su elegante traje negro se levantara unos centímetros. Ella vio como un boceto extraño estaba dibujado en su piel— Blaise, ¿Qué es lo que tienes ahí?
Victoria estiró una mano pero él se alejó un poco más, colocó su brazo sobre su pecho y se aferró a las mangas de su indumentaria
— No te importa. Y ya deja de molestarme ¿Si? No sé dónde está Draco
— Pero...
— Déjame en paz
Después de eso, Blaise salió disparado hacia las mazmorras a resguardarse en su sala común como últimamente lo hacía cuando Victoria le preguntaba por el paradero de su novio
La chica bufó y continuó con su búsqueda a pesar de que ya llevaba más de media tarde haciendo eso mismo
Subió hasta la séptima planta del castillo, ahí donde estaba el aula de adivinación. De alguna manera Victoria intuía que Draco no podría estar ahí, pero aun así no desistió de buscarlo. Cuando se cercioró de que no era así, caminó hasta el punto centro del pasillo y se recargó contra la pared esperando aspirar un poco más de aire y continuar con su marcha
Se irguió y sin saber dónde más husmear, caminó de un extremo al otro del pasillo mientras repetía una y otra vez en voz baja el nombre del chico platinado
— Maldición Draco, ¿Dónde estás? — Susurró en lo que caminaba por tercera vez frente a la misma pared. Entonces, un chirrido se escuchó
Se quedó de espaldas hacia la pared esperando razonar lo que había escuchado; tal vez la puerta de la sala de adivinación estaba descompuesta y por eso chirriaba, pero desistió de eso cuando giró hacia atrás y vio que una nueva habitación aparecía en lo que antes era un fragmento de pared
Aquella era La Sala de Menesteres
Victoria se sorprendió, era consciente de que esa sala en verdad existía pero no estaba del todo segura de sí podría llegar a verla alguna vez. La puerta de la habitación se abrió por si sola y Victoria entró a pasos cortos no sin antes ver hacia todos lados para asegurarse de que nadie la viera. La puerta se cerró detrás de ella
Lo único que alcanzaba a ver Victoria eran torres y fortines de cosas diversas; parecían ser de esas cosas que se pierden y que nunca reclaman. Anduvo por un pequeño sendero topándose con libros amontonados y sillas de madera con las patas hacia arriba; había baúles en el piso y diferentes tipos de candelabros en el techo; a lo lejos, un enorme armario sobresalía entre todo lo demás
No sabía porque esa sala había aparecido ante ella así, de la nada, pero se dijo que no perdía nada con buscar ahí. Deambuló entre las valijas tiradas y a pocos metros antes de llegar al armario. Vio como Draco estaba frente a él mientras lo abría
Victoria retrocedió para esconderse, pero al hacerlo, piso un trozo de pergamino que se desgarró en el momento en el que ella quiso remediarlo. Draco tensó los músculos de la espalda y miró hacia atrás, Victoria logró esconderse antes de que él la viera
La chica no entendía que era lo que Draco estaba haciendo, y entendía aún menos por qué su novio no le había dicho nada al respecto; sintió una punzada en el pecho al pensar que Draco no confiaba en ella lo suficiente como para ocultarle ese tipo de cosas.
Victoria salió un poco de su escondite tratando de ver algo. Draco suspiró profundamente antes de quitarse el saco que llevaba encima, luego se levantó las mangas de la camisa que llevaba dejando al descubierto sus antebrazos.
Los ojos de Victoria se oscurecieron al notar la marca que Draco poseía. La conocía, conocía muy bien ese boceto, era lo que dividía a un mago cualquiera de los seguidores de Voldemort. Draco llevaba la Marca Tenebrosa en el brazo
Con su varita hizo aparecer un pequeño pájaro y lo introdujo en el armario, lo cerró y esperó un par de minutos, después, al abrir la puerta de nuevo, el pajarillo no estaba. Draco sonrió
— Así que esto es por lo que desapareces a diario
Draco se tensó por competo y se giró hacia ella. Victoria miró la marca y él siguió la misma trayectoria. Draco se cubrió el antebrazo— No hace falta que lo cubras. Ya lo he visto
— Victoria...
— Cállate— le demandó ella— No puedo escucharte sin tener ganas de vomitar
Victoria se dio la vuelta para irse, pero él Slytherin la detuvo
— Puedo explicarlo
— ¿Explicar qué? ¿Qué me has visto la cara de estúpida todo este tiempo? Adivina que, ya me quedó muy claro
Draco se frotó la cara con frustración, ese era su momento más temido. Quiso acercarse a ella, abrazarla y susurrarle al oído todas esas explicaciones que había estado ensayando para cuando ella se enterara. Aunque claro, no estaba dentro de sus planes que Victoria se enterara de esa manera
— Lo lamento
Victoria rio
— ¿Crees que con un lamento arreglarás todo? ¡Por favor! ¡¿Sabes la gravedad de esto?! ¡Me mentiste! — El corazón de Draco se comprimió al ver como su chica lloraba con desconsuelo— Eres... eres ¡Un mortífago! — Esta vez, Draco la tomó por los brazos
— Victoria, escúchame
— No quiero hacerlo
— ¡Escúchame, maldición! — Draco sorbió la nariz y trató de mirarla a los ojos aun cuando ella rehuía su mirada— No es lo que tú crees. Esto... no es algo que yo haya querido hacer
— Mientes
— Déjame terminar— pidió. Ella frunció los labios esperando a que continuara— Sé que debí de habértelo dicho desde antes, sé que mi obligación era contártelo, pero tenía miedo de que algo terrible te pasara
— ¿Algo más terrible que esto? — Victoria se separó— ¿Algo más terrible que ser lastimada por el hombre que creíste amar? ¿Hay algo más terrible e infame que eso, Malfoy? Yo creo que no
Victoria se volvió a alejar, trotó por el pasillo por el que había llegado haciendo que las cosas se abrieran a su paso y fueran lanzadas hacia el extremo contrario. Draco corrió detrás de ella deteniéndola con fuerza por la muñeca
— Victoria, no podemos dejar esto así, por favor— Draco se acercó a ella y hundió su nariz en su cuello aspirando el dulce aroma a pino y manzanas verdes que a él tanto le encantaba. Victoria cerró los ojos y lo apartó de un empujón. Después, lo abofeteó
— ¡No vuelvas a acercarte a mí!
— Victoria...
— Ahora entiendo porque Zabini trataba de evitarme— Levantó los brazos totalmente disgustada—¡Ambos están metidos en esto hasta los dientes!
Draco se pasó las manos por los ojos limpiando sus lágrimas. Victoria negó
— Lo que más me duele de todo esto es que no hayas tenido la suficiente confianza para decirme lo que ocurría. El hecho de decir que querías protegerme no es una excusa válida para mi
— En verdad lo lamento tanto— Draco la tomó de la cintura y poco a poco, se fue deslizando hasta quedar de rodillas frente a ella mientras lloraba— No sabes cómo quisiera poder haber evitado esto, pero tenía que hacerlo, era mi deber. No tenía elección, por favor, cielo, tienes que entenderme
Victoria negó
— Suéltame, Draco. Se acabó— El platinado la vio desde bajo y se levantó de un brinco, como si el suelo le hubiera quemado las rodillas. La tomó por las mejillas y sollozó
— No puedes hacerme esto. Yo te amo
— Si, y yo lo hacía antes de enterarme de esto
Victoria se soltó de su agarre y caminó hacia la puerta. Draco se quedó ahí, mirándola con dolor
— ¡¿Estás haciendo esto solo porque soy un maldito mortífago?! — le gritó. Victoria sintió como la garganta se le cerraba. Aun así, ella lo miró por encima del hombro
— No. Estoy haciendo esto porque me mentiste— Draco no supo que más decir. Ella se aferró a su varita y sin pensarlo dos veces, apuntó hacia Draco y con los ojos llorosos, susurró—: ¡Sectusempra!
Draco Malfoy cayó de rodillas al piso conteniéndose la herida que Victoria le había provocado en el pecho, y ella se sintió un poco mejor. Ahora él estaba sintiendo una mínima parte del dolor que ella estaba experimentando en ese momento.
Victoria salió de ahí esperando que Draco desapareciera junto a La Sala de Menesteres
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