¥ Semana Navideña ¥ (3)
₩ Lupin Remus ₩
— ¿Podrías dejar de reírte y ayudarme?
Sirius bajó su bebida y rodó los ojos ante la creciente preocupación de Remus
— ¿Quisieras relajarte un poco? Demonios Remus, es Navidad. Bájale una rayita a tu histeria
— Sirius tiene razón, Remy— secundó James pasando un brazo por los hombros del chico Black— Relájate. Disfruta un poco de nuestra tarde de chicos y olvídate de los problemas en casa
— No puedo. Estoy nervioso por esta noche
— ¿Por qué? — preguntó Peter— Esta noche será la cena Navideña en casa de los Potter, ¿Qué puede salir mal?
— Yo... uh... aun no tengo el regalo de Laura
Sirius escupió su bebida al escuchar las palabras del licántropo
— ¿Qué?
— ¿Hablas en serio? — Cuestionó James sorprendido
— Si— admitió apenado. Sirius se carcajeó
— No puedo creerlo. ¡Pero si tú nunca olvidas nada!
— ¡He estado bajo presión! — Se defendió— Con todos los planes de la boda... no tuve cabeza para nada mas
— Bueno, en si no es tan malo— dijo Peter— No creo que Lau se moleste por eso
— Claro que lo hará— Sirius elevó una ceja apuntando a Remus— Conozco a mi hermana, se pondrá histérica
— Mira que olvidar el regalo de Navidad de tu novia embarazada...
James dejó la oración en el aire y Remus supo que tenían razón. Ella se pondría furiosa; no porque fuera materialista o algo parecido, si no que era una forma de recordar esas fechas especiales
— Tienes suerte de que Laura sea sencilla. Podrías regalarle una piedra y ella la conservará como si fuera un diamante
— No, no. Quiero comprarle algo especial. Algo lindo; quiero que lo recuerde durante años— Remus jugó con su bebida por sobre la mesa esperando que una idea le cayera del cielo hasta que Peter habló
— Bueno y que tal si te ayudamos— le dijo dándole un codazo amistoso— Las tiendas aquí en Hogsmeade siguen abiertas y podemos comprarle algo bonito
— ¡Si! — exclamó Sirius— Te ayudaremos
— Eso es genial, pero yo... uh... no tengo demasiado dinero— aceptó frotándose la nuca avergonzado. Sirius negó y le dio un ligero puñetazo en el hombro
— No te preocupes por eso. El dinero no es problema para nosotros
— ¿Ah no?
— No— Se inclinó hacia James y colocó una mano sobre su hombro— James es nuestro banco personal
Los cuatro merodeadores rieron hasta que James se dio cuenta de lo que había dicho
— ¡Hey!
Sirius rodó los ojos, pagó los tragos de todos y se levantó de la silla
— Como sea, andando
Salieron del pub, con dirección a una tienda de antigüedades que James les recomendó por las buenas reliquias que había ahí. Entraron, pero salieron de inmediato al ver los precios tan elevados de los productos
— Debiste habernos informado de los precios, James— Bufó Sirius— Están tan caros que solo de verlos agujeraron mis bolsillos
— Es por las vísperas, toda la gente busca comprar cosas a última hora— dijo causando que Remus lo mirara mal— Sin ofender
— Bueno, ¿Se les ocurre otro lugar a donde ir? — cuestionó Peter— Y que sea rápido. Me estoy congelando el trasero
Continuaron con la marcha deteniéndose cada cinco minutos en las tiendas para ver los productos a través de las vitrinas. O todo era bastante caro, o a Remus no le convencía del todo. Hacía muecas cada vez que sus amigos le proponían algo o simplemente lo rechazaba tajantemente. Al final, quedaban menos de cinco tiendas que visitar
Remus se dejó caer sobre un escaño
— Jamás imaginé que esto sería tan difícil
— No te desanimes amigo— le dijo James— Aún quedan tiendas a las que acudir
— Olvídalo— dijo— Nada es lo suficientemente bueno para Laura. Es decir, ella es la chica más dulce y especial que he conocido en mi vida y nada parece ser digno de ella. Ni siquiera yo. Solo mírenme, olvidé comprarle algo
— Tienes tus razones hombre— le animó Sirius— Haz estado bajo mucho estrés últimamente. Un regalo en Navidad no lo es todo en la vida
— Lo sé. Aun así, quiero darle algo bonito esta noche
Los cuatro quedaron en silencio escuchando como personas cantaban villancicos fuera de las casas en busca de un poco de dinero. Remus comenzó a jugar con la nieve bajo sus pies
— Bueno, podemos seguir buscando— animó Peter— Ya lo dijo James, ¡Aún nos quedan tiendas a las cuales ir! Quizá encontremos algo ¡Vamos!
Peter levantó a Remus por los antebrazos y lo jaló hasta una tienda nueva. James y Sirius los seguían de cerca. Buscaban cualquier cosa pero a Remus seguía sin agradarle. Después de casi veinte minutos, comenzó a hacerse de noche. Ya solo les quedaba un local por entrar
— Este es el definitivo, hermano— dijo Sirius— Si ese regalo ideal no está aquí, ya no lo hubo. Se está haciendo tarde. Ya deberíamos estar en casa de James
Remus asintió y quiso llorar al ver que era un local de ropa. Estaba acabado; él no tenía idea de como comprar ropa para mujer ni de tallas o de colores o lo que estaba a la moda en el mundo mágico. Entró, aunque no estaba muy seguro de lo que haría
Caminó por los pasillos y aunque la señorita que atendía el lugar le ofreció ayuda, él la rechazó; siguió con su trayecto hasta que llegó a una sección que le cayó como anillo al dedo.
Ya sabía que regalarle. Y era un hecho que le encantaría
Después de que los merodeadores hubieran pagado el regalo y de que lo hubieran envuelto, avanzaron hacia la residencia de los Potter donde Laura estaba ya con Euphemia ayudándole con la cena. Después de que la madre de los Black hubiera corrido a Sirius y a Laura del Grimmauld Place, James los recibió en su casa, donde sus padres se convirtieron en los de ellos también. La creciente panza de Laura se hizo notar al darse la vuelta para recibir a los chicos
— ¡Hola! Qué bueno que han llegado. La cena está casi lista
— Genial, muero de hambre— Sirius avanzó hasta su hermana y le acarició el vientre con fuerza haciendo que el bebé comenzara a moverse como un loco dentro de Laura— ¿Cómo estás pequeño pavo? — dijo con voz chillona. Laura frunció el ceño
— ¿Pequeño pavo? — preguntó— ¿Por qué?
— Porque se está cocinando— Ella rodó los ojos ante su mal chiste— Y porque es Navidad, ya sabes
— Eres un bobo
— ¡No cuenta si no lo oigo! — gritó mientras corría hacia la cocina, saludaba a Euphemia con un besito en la mejilla haciéndola sonrojar. Remus aprovechó la distracción para colocar el regalito junto al árbol. Se acercó hacia su prometida y la abrazó por la cintura
— A veces me cuestiono por qué sigues juntándote con ellos— le dijo con una sonrisa— Pero después recuerdo que uno de esos babosos es mi hermano y se me pasa
Remus rio complacido
— Mas que mis amigos son mis hermanos
— No digas eso— Laura colocó una mano sobre los labios de él— Porque entonces resultaría bizarro que tengamos un hijo
— Cierto
Laura le sonrió y cuando escucharon a la señora Potter gritar que la cena estaba lista, lo tomó de la mano para conducirlo hasta el comedor donde los demás ya estaban sentados
— ¡Muy bien, es hora de los regalos! — James saltaba y aplaudía como un crio de cinco años. Euphemia y su esposo negaron divertidos mientras levantaban sus varitas y hacían que los regalos de cada un volaran hasta sus dueños
Así, fueron pasando todos hasta que llegó el turno de Remus. Avanzó hacia el árbol y tomó la pequeña cajita después de haber entregado los regalos a los demás
— Bueno, Laura, esto es para ti— le dijo con una gran sonrisa— La verdad es que no sabía que regalarte. Nada parecía lo demasiado bueno para ti porque tú eres algo así como una reina. Mi reina— Las mejillas de ella se tiñeron de rojo cuando James y Sirius corearon unos sonoros ¡Awww! — Así que esto fue lo que compré. Y sé que lo amarás porque no es para ti
Él le entregó la cajita y ella la tomó un tanto intrigada por lo que había dicho. Abrió el regalo y su corazón cayó a sus pies
En la caja había un par de hermosos calcetines de bebé rojos de los cuales tenían pequeños copos de nieve bordados por todos lados. Laura sonrió, enternecida
— Son para que los use la próxima Navidad. Cuando nuestro pequeño esté con nosotros— declaró acariciándole el vientre. Laura asintió
— Esto es hermoso, Remus. Muchas gracias. Yo... esto fue perfecto. El mejor regalo de todos
Los presentes aplaudieron y Remus supo que había dado en el blanco
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