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¥ Semana Navideña ¥ (2)

₩ Wood Oliver ₩ 


Aun en las vísperas de Navidad, Victoria no podía dejar de sentirse fastidiada

Llegó al Gran Comedor junto a su amiga con el ánimo por los suelos pues entre comprar regalos para su familia y amigos, terminar los proyectos y para colmo, aguantar al pedante de Oliver Wood, no podía estar de otra manera. Angelina dejó de degustar sus galletas de jengibre cuando Victoria se sentó a su lado, bufando

— ¿Hay una buena razón para que interrumpas mi cita con las galletas? — le preguntó. Victoria la miró mal

— Oliver Wood. Esa es la razón

— Uhh, ¿Sigues tratando de escapar de él? — ella asintió— Cielos, ese chico nunca se cansa

— Ya me tiene harta, en serio. ¡Me sigue por todas partes!

Angelina sonrió y mordisqueó su galleta

— No sé de qué te quejas. ¿Sabes lo que darían otras chicas por que al menos un chico las siguiera? Pobre Oliver, deberías darle una oportunidad

— No necesito un novio

— Pero mañana es Navidad

— Sigo sin necesitarlo

Victoria tomó una galleta y le dio un mordisco; cerró los ojos y apoyó la barbilla sobre la mesa mientras masticaba y se lamentaba de su mala suerte

— Como quisiera que me llevaras contigo de vacaciones— Angelina le acarició el cabello

— ¿Tu padre no cambió de opinión?

— No. Él sigue queriendo que me quede aquí. Dice que no tiene caso que vaya. Mis hermanos no irán a casa para las festividades

— ¿Siguen en Rumania?

— Viven ahí. ¡Oh! Y adivina quien más se quedará

— ¿Quién? — preguntó hasta que la obvia respuesta le vino a la mente— No me digas, Oliver

— Si— Victoria rodó los ojos dejando la galleta de lado— No sé qué es peor: quedarme aquí, sin poder ver a mi madre en Navidad, o tener que pasar ese día sola con Wood

Angelina soltó una carcajada mientras ambas se ponían de pie

— ¿Sabes que es raro? Que todo Gryffindor haya decidido ir a casa excepto Oliver y tú.

— ¡Lo sé! Moriré antes de poder graduarme

— Vamos amiga, no es tan malo. Si lo ves de otro modo, Oliver no es tonto. Podría decir que hasta resulta divertido. Y bueno, admitamos que feo no es

Victoria se encogió de hombros sin querer aceptarlo

— Es un poco agraciado

— Mira, lo que yo digo es que sería bueno que le dieras una oportunidad. Aunque sea pequeña. Podrías sorprenderte de los resultados

— ¿Por qué no mejor me ayudas para que me deje en paz?

— ¿Y arriesgarme a que me bote del equipo de Quidditch? Ni fumándome una mandrágora

Angelina tomó sus cosas mientras su amiga la miraba mal maldiciéndola por dejarla sola con esa situación

— Eres una mala amiga

— Si, y soy la única que tienes, así que aprovéchame— Ambas chicas se abrazaron para que el tiempo en el que no se verían fuera menos difícil. Angelina le tomó la mano y le dio un apretón— Se buena, ¿De acuerdo? Y no estés triste por no poder ir a casa, las Navidades van y vienen

— Si, eso me consuela

— Ya sabes a lo que me refiero— Angelina rodó los ojos provocando la risa de Victoria— Espera mi regalo mañana por la mañana. Y por favor piensa en lo que te dije

— No te prometo nada



Los pasillos del colegio poseían tantos adornos navideños inyectándoles a todos el espíritu amoroso de esas fechas; Victoria pudo ver a lo lejos como la profesora McGonagall y el profesor Flitwick charlaban animadamente con una vestimenta acorde a las festividades y con el profesor Snape a su lado con un gorro rojo que el profesor Dumbledore le había obligado a usar. Victoria reprimió una carcajada al notar que Snape maldecía entre dientes

Continuó con su marcha hasta llegar a la sala común que en ese momento estaba por completo vacía. Se dejó caer en el sofá frente a la chimenea y suspiró

— ¿Este es un buen momento para cantarte Jingle Bells Rock al oído?

Victoria suspiró con fastidio sin despegar su vista de las llamas bailarinas frente a ella

— No creo que la sepas

— Bueno, no— admitió— Pero me sé la coreografía. Si quieres verla puedo subir a mi habitación por mi disfraz de campana

Victoria se puso de pie al escuchar como Wood comenzaba a caminar hacia las escaleras. Colocó ambas manos en sus caderas y lo miró con el ceño fruncido

— Eres un tonto, Oliver

Él sonrió

— Si bueno, me lo han dicho mucho

— ¿También te han dicho que eres un poco irritante?

— No— sonrió— Pero me alegra que seas la primera en decírmelo— Se acercó a ella y pasó un brazo por sus hombros— Y... ¿Qué haremos mañana?

— ¿Haremos? — preguntó atónita— No sé tú, pero yo planeo quedarme en mi habitación

— ¿Durante todo el día? Que aburrido. Pero bueno, si quieres hacer eso, hagamos eso— dijo sonriente. Ella apartó su brazo

— Eso haré yo. Tú no estás invitado

— ¡Vamos preciosa! Hagamos algo divertido. Estamos solos en este lugar. Debemos pasar Navidad juntos. ¡Ese fue mi propósito!

— Oliver yo no... Espera, ¿Qué?

Wood se detuvo un poco para analizar sus palabas dichas. Después, se lamentó

— Oh mierda

— ¿Cual fue tu propósito, Oliver? ¿Qué fue lo que hiciste? — Las mejillas del chico se encendieron— Oliver...

— Hace un par de días fui con la profesora McGonagall para un permiso para entrenar con el equipo más días en la semana y bueno, yo vi la lista de los que se quedarían en Navidad y solo estabas tú

— ¿Qué? — Los ojos de Victoria se empañaron y Oliver sonrió de lado

— No me pareció correcto que una chica tan linda como tú se quedara sola en días como estos. Por eso, decidí quedarme contigo— Aseguró mientras se balanceaba en sus talones— Así, seremos tu y yo en Navidad

— Pero... ¿Y tus padres?

— Oh no te preocupes por ellos— dijo haciendo un ademán con la mano— Creo que a mis padres les vendrá bien el no escucharme hablar de Quidditch durante un rato

Victoria rio junto a él y se sintió mal por no haberse dado cuenta desde antes la maravilla de chico que Oliver era. Pensó en su amiga y supo que la verdad de sus palabras le habían pateado el trasero. Oliver aprovechó el momento y le tomó la mano

— Victoria, sé que aún no es el momento, pero me gustaría darte mi regalo ahora

— Oh, bueno... gracias— Él le sonrió y corrió hasta una mesita cerca del ala derecha de la sala. Tomó una cajita roja y se la entregó. Victoria la abrió y sus mejillas ardieron— Un... muérdago

— Si, pero ¿Sabes algo? Yo lo llamo mejor amigo

— ¿Por qué?

— Por esto— tomó el muérdago de la cajita, se acercó aún más a Victoria y pendió el muérdago sobre sus cabezas. La chica rio— Ya sabes lo que sigue ahora

— ¿Es muy necesario que lo haga?

— Eso creo, si es que no quieres que lo robe yo mismo. He de decir que...

Oliver se sorprendió al sentir los labios cálidos de la chica sobre los suyos. Tiró el muérdago, tomó a Victoria de los hombros y comenzó a saltar haciendo que ella saltara con él sin dejar de besarse. Se detuvieron y se vieron a los ojos. Victoria le sonrió

— Entonces... ¿Podría ver la coreografía de Jingle Bells Rock ahora?

Oliver asintió frenético mientras corría hacia las escaleras

— ¡Iré por mi disfraz!

Ella solo rió

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