₩ Potter James S. ₩ 036
— Hermano, no pueden estar separados tanto tiempo. Ustedes se quieren
— Olvídalo. Ella está demasiado enojada conmigo como para que siquiera me escuche
Albus Severus rodo los ojos y volvió a prestarle atención al libro que había estado leyendo antes de que su hermano mayor lo abrumara con sus problemas amorosos. Su hermano, James Sirius, le arrebató el libro y lo lanzó lejos ante la mirada reprobatoria de la bibliotecaria
— ¡Oye!
— Préstame atención un segundo, ¿Quieres? Yo soy más importante que un estúpido libro
— ¿Y que más quieres que te diga? — le preguntó elevando una ceja y cruzándose de brazos— Ya sabes que yo no tengo experiencias con chicas
— ¿Y cómo quieres tener experiencia si te la pasas todo el día junto a tu compinche de Slytherin?
Las pálidas mejillas de Albus Severus se tiñeron de rojo ante la mención del chico Malfoy. Sacudió la cabeza y miró receloso a su hermano
— Ese no es el punto. Lo importante aquí es que sepas que harás respecto a Tamara
— ¿Qué? ¿Se supone que debo hacer algo? — Albus bufó ante la incompetencia del mayor de los Potter- Weasley
— No cabe duda que eres todo un cavernario
— Se supone que tú eres el cerebrito de la familia, ayúdame
— Bien— rodó los ojos y se recargó sobre la mesa— A ver, cuéntame que pasó
— Tamara se enojó porque me vio charlar en el pasillo con Amanda Willow
— ¿Willow?
— Si, ya sabes— dijo sonriendo de lado— Tu compañera Slytherin, rubia, ojos verdes y boobies para morirse— Albus golpeó a su hermano por tales depravaciones
— Ahora entiendo porque Tamara se ha molestado, eres un cerdo mezquino y ruin. No me extrañaría que tuvieras una ETS
— No seas baboso— James Sirius achicó los ojos ocasionando la risa de su hermano menor
— Entonces, ¿Qué planeas hacer? Digo, si es que en verdad quieres arreglarlo
— Claro que quiero arreglarlo. Ya sabes que no me gusta que Tamara esté enojada conmigo— Hizo un puchero y se golpeó el rostro levemente contra la mesa
— Bueno, si el origen del problema es que hablas con muchas chicas...deja de hacerlo
Entonces la risa de James Sirius retumbó por todo el lugar. Algunos alumnos volteaban a verlo enojados al igual que la bibliotecaria. El pequeño Albus lo miró ceñudo y esperó a que terminara de carcajearse
— Hermano, esa no es una opción. Lo único que quiero es que Tamara sepa que es la única entre todas
— De acuerdo, ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo romántico por ella? — James abrió los ojos perplejo y su hermano levantó una ceja— Nunca lo has hecho, ¿No?
— Uh... Darle una nalgada cuando nos despedimos para ir a clases, ¿Cuenta?
Albus suspiró
— Estás perdido
— Esta es una mala idea. Ni siquiera entiendo porque estoy aquí
— Vamos Scorp, necesitamos tu ayuda— suplicó Albus juntando las manos. James rodó los ojos
— ¿Para qué? No es como si le fuera a quitar lo imbécil a tu hermano
— ¡Hey!
— Oh vamos, sabes que es cierto
— Bueno, bueno, ya— Albus Severus se colocó entre ellos evitando una palea. Se volvió hacia Scorpius y lo miró como solo él sabía hacerlo— Lo harás, ¿Verdad? Nos ayudarás
El chico Malfoy suspiró mientras metía las manos a los bolsillos de su túnica
— Bien. Lo haré, pero sólo porque tú me lo pides
— ¿Y yo que? — preguntó James levantando los brazos— ¿Acaso soy una pintura en la pared? — Scorpius arrugó el ceño
— Si lo fueras, no valdrías ni la mitad de un galeón— Ambos se miraron mal hasta que Scorpius sonrió a medias y les dio la espalda caminado hacia el pasillo que daba al Gran Comedor. Se sentaron en la mesa de Gryffindor lo más alejados de Tamara que se pudiera; James Sirius la veía con ganas de acercarse a ella y abrazarla para que su enojo pasara— Ponme atención Potter
— Bien— Él dejó de mirarla para centrarse en Scorpius. Arrugó la nariz al pensar que aceptaría su ayuda
— Mira, no sé mucho de estas cosas, pero algo he aprendido de mi padre. Creo que sería bueno que hicieras algo que nunca te imaginaste haciendo. Ya sabes, algo que a ella le impresione y olvide que la has cagado
— ¿Algo como qué?
— Muy bien, tu chica es muggle, ¿Cierto?
— Si, ¿Qué con eso?
— Estaba pensando en que podrías... no sé, vestirte de algo significativo— James entrecerró los ojos— Mira, hace poco leí uno de esos libros muggles sobre la chica atrapada en la torre esperando a que su príncipe azul aparezca y la salve
— ¿Qué? — Él hizo una mueca— Cualquiera con cinco gramos de sesos sabría que eso no pasaría
— James...
— A demás, ¿Por qué azul? ¿Por qué no otro color? Tal vez... rojo o amarillo
Los dos amigos se miraron impresionados por la idiotez del Gryffindor. Albus negó
— Todo se trata del romanticismo. No debes tomarlo en el sentido literal. Es una metáfora
— A lo que quiero llegar— Intervino Scorpius— Es que tú, seas su príncipe azul
— ¿Azul? Ese color no me va
— Rojo, morado, negro, amarillo, vómito ¡Lo que sea! — gritó el joven Malfoy irritado— El chiste, es que seas ese hombre perfecto que ella busca
James Sirius se encogió de brazos
— Ya soy perfecto— Scorpius negó golpeándose la frente con la palma
— No, a la mierda, me rindo
Albus rio y sacudió la cabeza, se levantó haciéndoles una seña a los demás
— Ya sé que hacer. Vamos
— ¿A dónde?
— A la Sala Común
— ¿De Slytherin? — preguntó James perplejo. Los otros dos pusieron la vista en el techo
— No, a la Sala Común de mi trasero. ¡Claro que a la de Slytherin! — dijo Scorpius saliendo del Gran salón. Los hermanos lo siguieron esperando que el plan del pequeño Potter funcionara
— Tams, creo que es mejor que hables con James
— No, Rose, por favor no insistas
— Mira, sé que mi primo puede ser un idiota a veces
— ¿A veces? — preguntó Tamara mientras caminaban por los jardines del castillo. Rose hizo una mueca
— Muy bien, siempre es un idiota, pero es el idiota que te ama
Tamara negó, pensando que alguien como James Sirius no tenía remedio. Siguieron caminando hasta una de las fuentes cuando algo enorme llegó paseándose desde el otro lado
— ¿Eso es un... caballo? — preguntó Rose colocándose una de las manos sobre la frente para poder ver mejor. El corazón de Tamara brincó al notar de que se trataba
— Es James
El caballo iba despacio siguiendo el camino hacia la chica. James Sirius iba montado en él vestido como un caballero medieval; sus ropas eran azules y en lugar de espada, llevaba a cuestas su varita. El fiel corcel se detuvo a un lado de Tamara y James bajó de un salto
—¡Oh, pero que ven mis ojos! Es la mas hermosa damisela que mi ser ha tenido el honor de admirar— Todos rieron por lo cursi que sonó eso. Las mejillas de ella se tiñeron de rojo
— ¿Qué demonios estás haciendo?
— Soy tu príncipe azul— Declaró— Estoy haciendo esto para demostrarte que a pesar de que hable con mil chicas, tu eres la única que ocupa un lugar en mi corazón. Eres mía y yo soy tuyo, no quiero perderte por algo tan simple como lo que pasó— Suspiró encontrando mas cosas por decir— Y en verdad espero que esto te guste porque me siento terriblemente estúpido y las mallas aprietan lugares que no deberían apretar
Tamara rio al igual que todos los demás. Abrazó al chico Potter por el cuello y le dio un tierno beso en la nariz
— Eres el mejor
— Ya lo sé, pero este no es momento de alardear. ¡Venga! Demos un paseo en este animal fantástico
— Se llama caballo, James
— ¡Si, también eso!
Él la tomó por la cintura y la montó sobre el potro mientras él se colocaba detrás y comenzaban a andar. Scorpius y Albus los miraban desde un matorral
— Le hemos salvado el trasero. Mi hermano es un idiota de lo peor
— Si... supongo que es de familia— dijo Scorpius burlón
— Eso creo— respondió Albus hasta que se dio cuenta de sus palabras— ¡Oye!
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