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₩ Malfoy Draco ₩ 032

Una repentina ventisca se había desatado a los alrededores de Hogsmeade. Isabel trató de darse un poco de calor abrazándose a sí misma y encogiéndose lo más que pudiera. Mientras caminaba de aquí por allá en las calles del pueblo mágico, rezaba por encontrar lo más pronto posible a su abuelo y a Harry.

Isabel sabía a donde habían ido, su abuelo se lo dijo antes de partir diciéndole también que no se preocupara, que estaría bien; pero ya sabía ella que eso no era del todo cierto. Albus había estado sintiéndose débil y se comportaba demasiado extraño con ella a comparación de como solía ser antes de haber encontrado ese anillo tan peculiar que había encontrado tiempo atrás.

El aire susurró en su oído provocándole un escalofrío y, después, la marca tenebrosa apareció sobre Hogwarts; Isabel pudo verla en la distancia y también pudo sentir el terror que difundía y sabía que, donde esa marca estuviera, ahí mismo estaría su abuelo tratando de combatir el mal.

Isabel se olvidó un momento del frío que sentía y corrió de vuelta hacia el castillo

Al escaparse había desafiado las reglas de Severus pero ni siquiera le importó. Ella conocía a Severus Snape de toda la vida y la manera en la que se comportaba últimamente la decepcionaba muchísimo pues siempre lo creyó honrado y leal; lo que menos le importaba era recibir un castigo incompetente de su parte

Haber permanecido tanto tiempo en el frío de la calle ocasionó que sus extremidades se volvieran rígidas y le molestaran mientras corría. Saltó una verja y siguió su camino con agilidad hasta llegar a la inmensa puerta principal; estaba abierta.

Entró a hurtadillas cuando pudo reconocer a un par de mortífagos que estaban parados del otro lado del pasillo; los pasó sin que se dieran cuenta y corrió escaleras arriba

Un piso más adelante, todos los alumnos y maestros estaban como locos tratando de alejar a todo el ejercito de mortífagos que habían allanado la escuela; Isabel vio como los miembros de la Orden del Fénix aparecían y arraigaban a los enemigos contra la pared. Ella pudo saludar con rapidez a la familia Weasley antes de que continuara con su marcha.

Buscó a Harry y su abuelo por todos lados sin éxito; por un momento pensó en pedirle ayuda a Draco pero tan rápido como le llegó esa idea se esfumó, ella y Draco ya no eran nada desde el día en el que él la terminó por razones que Isabel desconocía.

Salió del castillo rumbo a la Torre de Astronomía, donde Albus y ella tendían ir para contarse todo lo que les había pasado en el día o simplemente para pasar tiempo de calidad abuelo- nieta. Subió los peldaños y escuchó voces en lo más alto de la torre; se aferró de su varita con más fuerza por si las cosas se ponían feas y ella era necesaria en la batalla. Redujo la intensidad de sus pasos y al llegar a la cima, vio que Albus estaba solo.

Isabela corrió hasta él y lo abrazó

— ¡Abuelo!

— Oh, hola querida— le contestó tratando de sostenerse de la pared que estaba a sus espaldas. Isabel lo sostuvo para que no cayera

— Pero, ¿Qué te ha sucedido? ¿Dónde diablos está Harry?

Dumbledore sonrió con ligereza

— Una linda jovencita como tú no debería decir malas palabras frente a un hombre mayor— Ella frunció el ceño advirtiéndole que ese no era un buen momento para bromas. Albus suspiró— Harry está aquí mismo

— ¿Qué? — Isabel miró hacia todos lados— No lo veo

— Y no lo harás en un buen rato. Vete Isa, no puedes estar aquí

— ¿Bromeas? ¡No puedes mantenerte en pie! Tengo que sacarte de aquí, hay mortífagos en el castillo

Dumbledore asintió mientras se sostenía de su nieta

— Lo sé. Llama a Severus, dile que venga

Isabel negó con una mueca

— No. Sabes que ya no confío en él

— Yo sí. Llámalo

— No

— Isabel...

— Puedo llamar a la tía Minerva pero...

— Alguien viene— le informó Dumbledore apretándole los hombros; la empujó hacia un lado y la apuntó con uno de sus dedos ennegrecidos — Escóndete

— Pero...

— ¡AHORA!

Isabel retrocedió un poco asustada por la manera en la que le había gritado Dumbledore. Él nunca lo había hecho antes y que lo hubiera hecho hasta ese momento le demostraba que era algo muy serio. Se escabulló entre los materiales de la profesora de Astronomía y se escondió lo mejor que pudo abriendo un hueco para poder ver a su abuelo frente a ella

Segundos después, apareció Draco apuntando a Dumbledore con su varita. Isabel se cubrió la boca para no gritar

— Buenas noches, Draco— dijo Dumbledore con una calma infinita. Malfoy miró hacia todos lados como si estuviera buscando a alguien

— ¿Quién más está aquí?

— La misma pregunta debería hacerte, ¿Actúas solo? ¿O es que traes compañía?

— Tengo apoyo. Hay mortífagos en la escuela esta noche

— Bien, ¡Muy bien! — le dijo con una sonrisita— Excelente, de hecho. ¿Cómo lo hiciste? Debe de tratarse de una magia muy poderosa

Draco miró nervioso a todos lados de nuevo

— No tengo tiempo para esto. Sólo... vine a cumplir con un trabajo

— Bien, entonces creo que deberías hacerlo de una buena vez, mi querido muchacho

Draco levantó un poco más su varita e Isabel supo lo que haría. Salió de su escondite lo más rápido que pudo ante la mirada sorprendida de su abuelo

— ¡No! ¡No te atrevas! — le gritó poniéndose delante del cuerpo de Albus

— Isabel. No... no te metas en esto— dijo nervioso

— ¿Meterme? ¡Ni siquiera puedo entender que es lo que estás haciendo!

— Isabel, no quiero lastimarte

— ¡Me lastimaste la noche en la que me mandaste al demonio! — le gritó con los ojos llorosos. Albus le tocó el hombro dándole un poco de apoyo

— Todo lo que he hecho ha sido por tu bien. Tu... no mereces a alguien como yo

— ¿A que te refieres?

— ¡A que soy un maldito mortífago! — exclamó furioso mientras se levantaba la manga de su brazo izquierdo y le mostraba la marca tenebrosa. La respiración de la chica se cortó

— ¿Por qué nunca me lo dijiste?

— Porque la única manera de mantenerte a salvo era alejándote de mí— Draco miró a Dumbledore detrás de ella y lo apuntó con su varita. Ella lo volvió a cubrir— Ahora debo cumplir con mi misión. Apártate

— No lo haré

— ¡Apártate!

— ¡No! Lo que quieras hacer, hazlo. Pero no me iré— Isabel levantó la cara y Draco arrugó el ceño. No haría nada mientras ella estuviera de escudo protector. Bajó su varita y al instante apareció Bellatrix y Severus detrás de él

— ¡¿Qué es lo que estás esperando?! ¡Haz lo que te ordenaron! — le gritó Bellatrix. Draco negó

— No puedo mientras ella esté de intermedio— le dijo. Dumbledore quiso apartar a Isabel

— Aléjate. Corre los más lejos que puedas, hija

— No voy a dejarte sólo, abuelo— Él negó

— De ahora en adelante deberás hacerlo

Ella negó y su mirada fue a parar al profesor Snape. Isabel apretó los puños con furia

— ¡Sabía que era un error que mi abuelo confiara en usted! ¡Nunca fue la persona que antes creía que era! ¡Es un traidor! — Severus quiso contestar, pero una risotada de Bellatrix lo detuvo. Apartó a Draco y desenvainó su varita

— Si no lo haces tú lo haré yo. Mataré dos pájaros de un tiro

— Tía Bella, no— dijo Draco con lágrimas surcándole el rostro. Ella le dio un codazo en el pecho

— ¡Apártate cobarde! — Isabel se aferró lo más que pudo de su abuelo— ¡Acabaremos con los Dumbledore en menos de cinco minutos!

Sin que Isabel se diera cuenta, Dumbledore miró suplicante a Severus y éste le devolvió la mirada

— Severus... por favor

En un abrir y cerrar de ojos, Severus Snape apartó a la mortífaga y tomó su lugar; apuntó su varita hacia Dumbledore y gritó:

— ¡Avada Kedavra!

Un rayo de luz verde salió disparado hacia los Dumbledore; Albus empujó a Isabel haciendo que la maldición impactara contra su pecho. Ella se aferró a la túnica de su abuelo furibundo y al tambalearse, ambos cayeron al vacío.

Draco soltó todo y corrió hacia al borde mientras gritaba horrorizado

Mientras caían, un lamento se escuchó en el cielo y tras un chasquido apareció Fawkes, el Fénix de Dumbledore. Bajó en picada y antes de que ambos cayeran, tomó a Isabel por la túnica y la elevó mientras se escuchaba el crujido de la espalda de Albus chocar contra el piso. Isabel gritó por su abuelo.

En lo que ambos volaban, Fawkes comenzó a lamentarse de nuevo haciendo llorar a la chica. Dieron un par de vueltas ante la mirada atónita de los mortífagos y después de un par de minutos el Fénix dejó a Isabel en el suelo con suma delicadeza. Draco corrió hacia ella ignorando los gritos de su tía Bellatrix

— Por Merlín, ¿Estás bien? — Ella negó y mientras Draco acunaba su cara entre sus manos ella siguió llorando— Dime algo, por favor

Pero ella no lo hizo; siguió negando una y otra vez tratando de alejar a Draco. Él lloraba junto a ella

— Perdóname Isa, perdóname. No sabía que hacer; tenía miedo

Isabel se levantó recordando de pronto lo que tenía que hacer. Apretó los puños y salió corriendo en busca de Severus

— ¡Isabel, espera!

A lo lejos ella veía como Snape trataba de huir de todos. Harry también lo perseguía y Draco iba detrás de la chica evitando que hiciera una locura. Isabel apuntó a Snape con su varita y gritó:

— ¡Crucio! — Draco se espantó al escuchar la ira con la que había gritado la maldición. Jamás la había visto tan molesta y desgarrada. Snape zigzagueo esquivando el cruciatus y provocando que la maldición chocara contra un árbol haciendo que se partiera en dos. Isabel se detuvo y se dejó caer de rodillas al piso— Maldito mestizo— susurró

Draco llegó junto a ella y quiso abrazarla. Ella se apartó y le dio una bofetada

— Isabel...

— ¿Por qué no evitaste todo esto? ¡¿Por qué dejaste que lo mataran?!

— Porque soy un maldito cobarde

La mirada de Isabel se suavizó; cubrió su cara con sus manos y lloró aún más. Esta vez dejó que Draco la abrazara y la consolara

— No puedo creer que esté muerto— susurró. Draco le besó el cabello

— Lo sé y lo siento

Ambos se quedaron ahí, haciéndose compañía el uno al otro dejando que el caos los rodeara mientras Fawkes le cantaba a su amo por última vez

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