₩ Lupin Remus ₩ 049
— ¿Qué haces aquí, Remus?
Él sacudió suavemente la cabeza mientras se apoyaba de la barandilla del pórtico de su casa. Elina hizo una mueca
— Nada
— ¿Por qué no entras a la casa? Le he curado las heridas a Lyall y está preguntando por ti
— No creo que pueda verlo por ahora
Elina suspiró conociendo lo que le pasaba a su esposo. Colocó una de sus manos en el brazo de Remus queriendo apaciguar sus inquietudes
— Ya hemos hablado de esto antes, Remus
— Tal vez deba alejarme de ustedes por un tiempo
— El hecho de que lo hagas no cambiará las cosas, ¿Lo sabes? Nuestro hijo seguirá siendo un licántropo
Remus se alejó de la barandilla ahora frunciendo el ceño
— Sólo haces que me sienta peor. No ayudas en nada, Elina
— Lo lamento— Tomó su cara para que la viera a los ojos— Pero la situación no mejorará si tú te vas. Entiéndelo
— Elina...
— Si tú te vas, ¿Quién le ayudará a Lyall en sus noches de luna llena? ¿Quién cuidará de él en el bosque? — Remus bajó el rostro recordando cómo es que su propio padre le ayudaba en sus noches difíciles— No puedes abandonarlo
— Ya hice demasiado al pasarle mi licantropía, ¿Entiendes eso? Yo...no podría vivir sabiendo que le he proporcionado una existencia horrenda
Ella volvió a negar tomándole la mano a Remus. Él le dio un apretón
— Te necesitamos aquí, Lupin. Si pudimos con cosas más difíciles, ¿Qué te hace pensar que no podremos con esto? Lyall lo entiende, sabe lo que sucede, estaremos bien
— No quiero que sea como yo, maldita sea— dijo alzando la voz. Elina se separó— Antes de Hogwarts yo era el niño raro a quien nadie quería por sus crecientes maracas en el rostro y su aspecto de vagabundo, ¿Quieres eso para nuestro hijo? ¡¿Lo quieres?!
Eline calló, sus ojos cristalizados y enrojecidos por retener las lágrimas tanto tiempo
— Lo que quiero es que Lyall tenga un padre que lo apoye y lo quiera, no que intente huir de su lado por lo que es
— No me refería a eso, Eline
— ¿Entonces a que, Remus? Nuestro hijo es un licántropo, si, ¿Y qué? No puedo creer que quieras irte cuando debería ser yo la que tendría que huir— Remus se quedó en silencio escuchándola— Ya no soporto esto, sin embargo, sigo aquí, contigo al pie del cañón, por Lyall y por este matrimonio que parece declinarse cada vez más. Vete si quieres, pero hazlo antes de que el niño vuelva a preguntar por ti
Ella entró a la casa cerrándola con un portazo y Remus se quedó ahí, aturdido. Sabía que Eline tenía razón, pero su miedo a no poder cuidar de su pequeño hijo le aterraba. Se alborotó el cabello pensando en lo mucho que había lastimado a su familia, sin duda los amaba, aunque eso significara enfrentarse a un gran peligro; en las noches de luna llena tendrían que ir al bosque y enfrentarse con otros licántropos que reclamaban su territorio... no, definitivamente no podía dejarlo solo
Sabía que, yéndose él, Eline acompañaría a Lyall hasta el bosque, aunque corriera el peligro de ser atacada por otro licántropo o por el mismo Lyall. Era un hecho que no permitiría eso
Estaba listo para entrar a esa casa y comportarse como un verdadero padre
Del otro lado del hogar estaba Eline acariciándole el cabello al niño; sus cabellos dorados brillaban con la luz de la bombilla acentuando a la perfección sus ojos claros. Miraba con adoración esa creación de ambos
Le acarició el cabello una vez más, despertándolo. Lyall abrió lentamente los ojos. Ella le sonrió
— ¿Mamá? — preguntó él, desorientado. Sus palabras agolpándose unas con otras al ser todavía algo pequeño
— ¿Cómo estás, bebé?
— Quiero ver a papá— Hizo un puchero y se fregó los ojos haciendo una mueca al toparse con una gran cicatriz que atravesaba su cara de polo a polo. Eline le retiró las manos
— Él está afuera
— Quiero verlo, ¡Quiero verlo!
Lyall comenzó a llorar y Elina no lo culpaba, podía sentir la preocupación de su pequeño por su padre. ¿Sería así todos los días cuando Remus se fuera? Esperaba que no
Acarició una vez más su cabello intentando calmarlo cuando la puerta de la casa se abrió
— ¡Papá!
El grito de Lyall sobresaltó a su madre. El niño saltó del sofá a pesar de estar convaleciente y se colgó de las piernas de Remus. Él lo levantó
Lyall sollozó y se escondió entre el cuello de su padre, aferrándose a él como si lo fueran a apartar de su lado. Eline suspiró cansada. Remus avanzó hacia el sofá sentándose y poniendo a Lyall en su regazo
— Todo está bien, tranquilo, campeón— lo tranquilizó
— No quiero que te alejes, quédate conmigo siempre
Remus miró a su esposa quien estaba frente a ellos con los brazos cruzados. El pequeño lloraba desconsolado por las heridas en todo su cuerpo. Remus le acarició el brazo
— No me iré— Levantó un brazo, extendiéndolo hacia ella. Elina lo tomó y se sentó a su lado acariciando la cara de su bebé— No los dejaré nunca
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