Lupin se sentía extraño, distraído.

Ya no quería seguir dando clases en Hogwarts, ya no más. Y no era porque había un asunto con Sirius y su fuga de Azkabán, o el hecho de que él mismo era un Licántropo; si no que el factor que tanto le remordía era una de sus alumnas

Se había enamorado de una de sus más brillantes alumnas

El sentimiento de culpa e indecencia opacaron su mente al verla llegar ese día al aula y sentarse en los pupitres de enfrente. Remus podía notar como sus manos descansaban sobre su regazo y la manera en la que sus delgadas y largas piernas se cruzaban con elegancia

— Por lo más sagrado, ¿Por qué estoy viéndole las piernas? — Se dijo

Remus le ordenó a su cerebro dejar de prestarle atención a la buena anatomía de su alumna de último curso de Gryffindor y concentrarse en preparar la clase que daría dentro de escasos diez minutos.

Isabella fijó su mirada en el profesor Lupin notando la manera en la que se rehusaba a levantar la mirada y concentrarse en un gran pergamino que descansaba sobre su escritorio junto con una pluma que chispeaba tinta a lo largo de toda la mesilla. Notó como las manos de Lupin temblaban y hacía ligeras muecas con los labios

— Profesor Lupin— dijo ella. Remus levantó la mirada un par de segundos para luego bajar la vista de nuevo— ¿Se encuentra usted bien?

— Si, ¿Por qué lo pregunta?

— Bueno, parece un poco... nervioso

Oh maldita sea ya se dio cuenta— pensó

Carraspeó la garganta y maldijo en voz baja cuando sintió el rubor subírsele a las mejillas

Isabella sonrió con picardía

— ¿Por qué debería estar nervioso señorita Daugherty? — preguntó, esperando que la voz no le fallara

—Bueno, no lo sé. Tal vez... yo lo pongo nervioso

Lo único que Remus quería en ese momento era conseguir una máscara para cubrir el sonrojo que le invadió todo el rostro y parte del cuello. Vio como Isabella le sonreía mientras jugaba con su cabello

¿Le estaba coqueteando?

— No hay forma posible de que usted haga ese efecto en mí

— ¿Está usted seguro? — Quería retarlo, empujarlo más allá de sus límites para que admitiera que sentía una atracción por ella para así corresponder a lo que Isabella sentía. Lupin levantó una ceja

— Bastante seguro

— No le creo

— Señorita Daugherty , por favor...

Él se alarmó cuando vio que la chica se ponía de pie y caminaba hasta él sentándose directamente en sus piernas. Remus dio un respingo

— Pero, ¿Qué cree que está haciendo?

— Dando el paso que usted no se atreve a dar

Isabella juntó sus labios con los de Remus en un destello que él no fue capaz de detener. Abrió los ojos sorprendido y, aunque trató de separarse de ella, la chica Gryffindor se aferraba aún más a su cuello y a los pliegues de su túnica. Una parte de Remus quería alejarse lo más posible de ella pues sabía que estaba mal, pero su parte lobuna le decía que se quedara y que la tuviera de todas las formas posibles.

Al final, su lado bueno ganó la batalla

Se separó de Isabella y la apartó de su regazo. Él se levantó de su lugar y caminó lejos de ella

— No puedo creer que haya hecho eso

—Vamos profesor, no me va a decir que no le gustó, ¿Verdad?

— Esto... está mal

— Entonces ¿porque si está mal, se siente tan bien? — Ella quiso abrazarlo, pero Remus se apartó. Isabella lo miró con expresión herida

— No lo sé, pero esto tiene que parar. Usted es mi alumna y yo soy su profesor. Esa es la única relación que debe de haber entre nosotros

— Pero...

— Nada. Tu... solo eres una niña

Isabella lo miró enfadada y sin decir nada más, regresó a su asiento abriendo uno de los libros y pasando los ojos por él. Remus soltó un suspiró y dio un par de pasos hacia ella con intenciones de disculparse. Se detuvo al ver que el resto de los alumnos entraban al aula para recibir la clase.

Dio media vuelta y comenzó a repartir los materiales con una sonrisa. Como si nada hubiera pasado

Isabella se había pasado la mayor parte de la clase riéndose junto a Oliver Wood. Remus los miraba desde el frente notando como el chico le susurraba cosas al oído y después ella reía con dulzura. Mentiría si dijera que eso no le causaron unos celos enfermizos al licántropo

Oliver tomó la mano de Isabella y Remus vio que intentaba decirle algo. Comenzó a caminar entre los asientos para poder escuchar la conversación

— Entonces, ¿Tienes planes para este fin de semana?

— Uh... no, creo que no, ¿Por qué?

— Bueno, este sábado será la salida a Hogsmeade y me preguntaba si tu...

— Señorita Daugherty— Intervino Remus antes de que Oliver pudiera preguntar algo más— ¿Ha terminado ya él trabajo que pedí hace diez minutos?

— No profesor. Estaba hablando de algo importante con Oliver— respondió con una falsa sonrisa

— ¿A sí? Bueno, castigada señorita Daugherty. Este sábado

Remus se sintió satisfecho al ver la mueca de decepción del chico Wood. Ella lo miró mal

— Igual podemos vernos hoy después de clases— le dijo— Me gustaría montar tu escoba

Remus se sobresaltó

— ¿Cuánto lleva usted del trabajo señor Wood?

— Uh... casi nada profesor

— ¡Castigado! Se quedará hoy después de clases

Y tras darle una mirada altanera a Isabella, caminó hasta su escritorio y se sentó esta vez sin despegar la vista de ella

Ya lo había decidido, no podía dejar que alguien más la cortejara

El timbre de salida sonó provocando que los alumnos salieran disparados hacia la salida. Oliver tomó de la mano a Isabella y se dirigieron hacia la puerta cuando Remus los detuvo

— Señorita Daugherty, ¿Podría hablar con usted un segundo? — Ella miró a Oliver quien se encogió de hombros, le soltó la mano y caminó hasta la salida dejándolos solos. Isabella se acercó al escritorio rodando los ojos

— ¿Ahora qué?

— Acérquese

— ¿Para qué?

— Haga lo que le digo

Ella soltó un suspiro y rodeó el escritorio poniéndose a su lado con los brazos cruzados. Remus levantó su brazo y con un movimiento ágil, hizo que la chica se sentara sobre su regazo

— ¿Qué es lo que intentaba hacer con el señor Wood?

— ¿Acaso le importa? Usted solo es mi profesor, no le incumbe

Remus pegó su nariz al cuello de Isabella aspirando su aroma

— Lamento lo que dije. Yo... no sé que hacer respecto a esto.

— ¿Por qué? ¿Qué es lo que en verdad siente? — le preguntó. Lupin le acarició la rosada mejilla

— Siento que estoy enamorado de ti, Isabella

Los ojos avellanados de la chica se llenaron de un brillo especial; colocó sus brazos alrededor de su cuello y le sonrió

— Yo siento lo mismo, Remus

— Lo sé, pero esto sigue estando mal

— No lo es del todo— le dijo— Estoy en mi último año. Podremos estar juntos después de haberme graduado. No tiene por qué ser un obstáculo

Remus negó

— No creo ser el mejor hombre para ti

El ceño de Isabella se arrugó denotando enojo. Quitó sus manos del cuello de Remus y se alejó un poco

— Pues si tu no lo eres, tal vez Wood si lo sea, así que si me permites...

Ella quiso levantarse, pero Remus se aferró a sus muslos evitando que se fuera.

— No, no quiero que te vayas con ese chico. Tu eres mía. Mía

Esta vez fue Remus quien la besó. Pasó su lengua por el labio inferior de ella pidiéndole permiso para entrar pero ella se negó y se levantó de su regazo

— Ahora soy yo quien no quiere esto, Remus. No hasta que definas bien lo que quieres hacer. De un momento a otro me dices que no quieres estar conmigo, pero tampoco que alguien más lo esté. Define bien tus sentimientos y búscame— Caminó hacia la puerta y antes de salir, giró hacia él— Estaré esperándote

Remus se reclinó sobre su asiento relamiéndose los labios mientras ella se iba del aula.

No quería perderla

Quería que le perteneciera y él pertenecerle a ella