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₩ Black Sirius ₩ 025

Daniela nunca había visto a los merodeadores tan extraños como ese día.

Estaban juntos a la hora de la cena en el Gran Comedor esperando a que Remus apareciera, pero sin embargo no lo hizo, Daniela, su hermana, se preocupó mucho por él y decidió preguntarle a Sirius por el paradero de su hermano mayor

— Sirius, ¿Sabes dónde está Rem? No lo he visto en toda la cena— El pelinegro se tensó de inmediato al igual que sus otros dos amigos

— Uh.... no. No lo sé.

— ¿Seguro? — Él asintió— Tal vez sea tonto, pero me parece muy extraño que Remus desaparezca una noche cada mes. Estoy comenzando a pensar que está en malos pasos

James tosió fingidamente para ayudarle a Sirius a responder

— Bueno, a veces tenemos muchos deberes y ya sabes, es difícil.

— Pero Remus siempre termina todos sus deberes a tiempo. De hecho, él siempre termina antes que los demás sin dificultad alguna

Daniela frunció el entrecejo mientras que Sirius la abrazaba por la cintura para tratar de aminorar la tensión de la discusión

— No te preocupes por nada, nena. Remus está bien

— No lo sé. Todo me parece muy raro

Sirius le besó la sien y la apretujó más contra si

— Los hombres somos raros. No trates de entendernos— Peter y James asintieron complacidos, pero ella no estaba de acuerdo con eso

— ¿Están ocultándome algo? Porque si es así, juro que no les volveré a dirigir la palabra en mi vida

— Claro que no— Respondió Sirius rápidamente dándole un corto beso en los labios— Deja ya de preocuparte. Remus está más que bien

Daniela suspiró resignada

— Vale, de acuerdo

***

El cuarto que Daniela compartía con sus compañeras quedó en completo silencio y sumida en la penumbra con solo la luz de la luna llena alumbrándolas. Daniela Lupin estaba de pie frente a la ventana mirando la Luna hasta que un aullido la puso alerta.

En la distancia, una silueta distorsionada se movía mientras golpeteaba el aire con lo que parecían garras. Daniela dejó todo atrás para salir a investigar qué era eso que se trasladaba entre las sombras

Pudo arreglárselas para salir de la sala común de Gryffindor y caminar por el largo pasillo. Al llegar a la esquina, un trío de sombras llamó su atención. Se colocó contra uno de los pilares para no ser vista por esas personas que estaban deambulando por el castillo y se asomó un poco

Pudo reconocer las gafas de James, la complexión de Peter y la abundante cabellera de Sirius que le daban la espalda. Notó como Sirius les daba una señal y corrían fuera del castillo. Daniela los siguió escondiéndose entre pasadizos para no ser vista. Cuando llegaron fuera, Sirius volvió a dar una orden y esta vez, los tres se convirtieron en tres animales diferentes; Peter se había convertido en una rata con cola muy larga y rosada, James había adoptado la forma de un ciervo y Sirius se había convertido en un gran perro negro.

— Animagos. Son animagos— Susurró Daniela completamente sorprendida

No entendía porque esos tres eran animagos y no se lo habían dicho, en especial Sirius, quien era su novio. Pero entendía mucho menos por qué Remus no estaba con ellos. Daniela retomó sus pasos cuando ellos avanzaron hacia el Sauce boxeador.

Logró ver que debajo del árbol había un acceso donde ellos habían entrado. Dudaba de entrar o no ahí, pero su curiosidad y frustración eran tan grandes, que, sin pensarlo antes, se adentró en el acceso.

Caminó por un pequeño túnel hasta que pudo girar en una esquina y subir poco a poco las escaleras. Los vellos de la nuca se le erizaron cuando escuchó un gran aullido en la planta alta

Cuando llegó hasta ahí, la puerta hechizada se abrió dejándole libre el paso; temerosa se acercó encontrándose con un gran hombre lobo.

Junto a él estaban las figuras animales de Sirius, James y Peter. El primero, al ver a Daniela, emitió un sollozo.

Observó rápidamente al hombre lobo y sintió aún más miedo por Remus y por encontrarlo, su hermano no podía estar solo cuando un licántropo andaba suelto. Estaba por regresar por donde vino cuando el hombre lobo comenzó a andar hacia ella

Daniela se cubrió el rostro al presentir que la atacaría, sin embargo, eso nunca pasó. Al bajar los brazos se encontró con la forma animal de Sirius protegiéndola. El hombre lobo aulló furioso y los otros dos animagos se acercaron para detener al licántropo de su marcha. El ciervo (James) le hizo una seña a su compañero con su cornamenta y el perro (Sirius) pareció entender lo que debía de hacer. Los ojos de Sirius y los de Daniela se encontraron por un momento hasta que ella dio la media vuelta y salió de ahí corriendo como si no hubiera un mañana

Antes de poder entrar al castillo de nuevo, Sirius la detuvo por el brazo haciéndola girar sobre sus talones. Daniela se sorprendió al ver que Sirius había regresado a su forma humana

— Dany...

— Cállate, Sirius. No quiero escucharte

— Pero linda...

— He dicho que no. Justo ahora tengo cosas más importantes que hacer, como buscar a mi hermano, por ejemplo

Sirius frunció el ceño ¿Acaso no se había dado cuenta de que el Hombre Lobo era en realidad su hermano Remus?

— No importa cuánto busques a Remus allá dentro. No vas a encontrarlo

— ¿Por qué?

— Porque él estaba con nosotros en ese lugar— Daniela negó

— No, no. Sólo estaban James, Peter y tú con ese licántropo. Remus debe de estar en otro lado

Sirius la tomó por los brazos y cerró los ojos por un momento. Deseaba con todas sus fuerzas que ni Remus ni Daniela se enojaran con él por decir la verdad. Volvió a mirar a su novia e hizo una mueca

— Ese licántropo es Remus, Daniela.

Los ojos de la chica se cristalizaron de inmediato ante la noticia. Llevó las manos hasta su boca y reprimió un sollozo

— Estás mintiendo.

— ¿Para que querría yo mentirte con eso?

Daniela pensó en diferentes posibles respuestas, pero ninguna terminaba de convencerla. Entonces sopesó el hecho de que Remus siempre llevaba marcas en el rostro y que desaparecía una noche cada mes. Levantó la vista topándose con la Luna llena, una lágrima le recorrió la mejilla y cuando Sirius quiso limpiársela, ella se alejó

— No puedo creerlo. ¿Por qué yo no lo sabía?

— Bueno, por lo que Remus nos contó, él era muy pequeño cuando fue mordido y tú lo eras aún más, por eso tus padres nunca quisieron decírtelo para no causar aún más problemas. Cada Luna llena él se arraigaba en un lugar solitario para que no te dieras cuenta de lo que sucedía. Remus nos lo contó a nosotros tiempo después y nos pidió que no te dijéramos nada, por tu bien.

Daniela se abrazó el abdomen mientras lloraba desconsolada. Se sentía muy mal al no haber sabido eso durante tanto tiempo y haber dejado a su hermano sufrir solo. Sirius quiso abrazarla, reconfortarla, pero ella seguía alejándose. Él sabía que estaba realmente enojada

— Dany, amor, sé que estuvo mal el haberte mentido, pero...

— Nunca les importó lo que yo sintiera ni lo que yo pensara— dijo con la voz entrecortada— Jamás les importé, Sirius. Ni a mis padres, ni a ustedes

— Eso no es verdad, solo lo hicimos para mantenerte a salvo

— Sí, claro

Sirius la abrazó a la fuerza mientras Daniela se retorcía entre sus brazos para zafarse de su agarre. Él le dio un pequeño beso en el cuello haciendo que se calmara y dejara de forcejear

— En verdad lo lamento, nena. Perdóname

— No

— Por favor, yo te amo

— Me mentiste. Nunca me dijiste que tú y los demás eran animagos

— No podíamos arriesgarnos a que nos descubrieran, muñeca— le dijo acariciándole el cabello— Además, la única razón por la que decidimos ser animagos, fue para ayudar a Remus en sus días difíciles. Lo hicimos porque lo queremos y porque también te queremos a ti

Daniela lloró aún más y se aferró a Sirius

— Pobre Remus

— Lo sé, preciosa. Lo se

Quedaron varios minutos así, ella sollozando y Sirius abrazándola y acariciándole el cabello hasta que Daniela se separó y lo miró a los ojos

— Yo también quiero ser animaga

— ¿Qué? No

— Si. Enséñame

— Daniela, no

— Lo harás— Demandó— Esa será la única manera en la que pueda perdonarte. Quiero ser un apoyo para mi hermano. Quiero ayudarlo con su problema, por favor

Sirius le acarició la mejilla húmeda y la besó tiernamente, luego asintió

— De acuerdo. Lo haré

Daniela sonrió aun con las lágrimas pendiéndole de las largas pestañas. Sirius las limpió con sus pulgares y le sonrió

— Te amo, Dany. Mucho. Perdóname

— Estás perdonado, Sirius— Ella lo besó fugazmente— Pero solo por lo que has hecho por mi hermano

Sirius la tomó con fuerza por la cintura

— Por ustedes haría cualquier cosa


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