La capa negra arrastraba contra el suelo causando un susurro en el concreto; el sonido de sus botas se hizo más constantes conforme Regulus comenzó a correr colina abajo en el pueblo de Little Hangleton. Se dio un momento para respirar y para recuperarse de lo empinado de la colina; vio hacia todos lados y con la capucha se cubrió el perfil, queriendo que nadie lo reconociera

Si, estaba en un barrio donde nadie reconocería a un mago, pero como estaban las cosas, más valía prevenir. Siguió las referencias que le había dado Severus para llegar a la casa que antes le había pertenecido a los Gaunt y que ahora estaba en el poder del Señor Tenebroso. Él, junto a su hija Paola, ocupaban la cabaña de los Gaunt.

Reconoció el lugar después de haber caminado un poco hacia el norte y ahí la vio. Ubicada casi a las afueras de Little Hangleton estaba la ahora destartalada casa de Paola y su muy intimidante padre.

Regulus volvió a cubrirse el rostro y dejando que su capa revoleara por el aire, se encaminó hacía ahí. Tragó saliva al ponerse frente a la puerta y lo pensó dos veces antes de tocar. Cerró los ojos tomando coraje y golpeó la puerta un par de veces

Después de un par de minutos la pequeña ventanilla de la puerta se abrió, dejando ver a un par de ojos avellanados que de inmediato se posaron en el pequeño Regulus. Él sonrió sabiendo de quien se trataba. Paola estaba del otro lado, abrió la puerta de entrada y le sonrió a Regulus

El estómago se le revolvió al verla de aquella manera; debajo de sus ojos estaban unas grandes ojeras y su cara estaba pálida, llevaba las ropas sucias y no usaba zapatos. Paola tomó su mano repentinamente preocupada

— Regulus, ¿Qué haces aquí?

— Vine... vine porque necesitaba verte— La muchacha abrió los ojos, sorprendida

— ¿Qué? Regulus...

— Sé que esto no ha sido lo mejor que pude haber hecho pero en verdad necesitaba hablar contigo— Él miró hacia adentro esperando que el padre de Paola no se diera cuenta de que estaba ahí— Tengo una idea

Paola lo miró sin dar crédito a lo que decía. Hace algún tiempo que ambos habían acordado pensar en diferentes cosas para ayudar a derrotar a Voldemort, y claro, no porque Paola no quisiera a su padre, era el hecho de que no podía permitir que siguiera lastimando a personas inocentes, como pasó con los Gaunt o con su abuelo, Tom Riddle. Ella miró hacia todos lados y entrecerró la puerta

— ¿Estás hablando en serio?

— Obviamente ¿Recuerdas los Horrocruxes de los que habló hace algunos días?

— Si. Lo dijo en una de esas sesiones con los Mortífagos

— ¿Y también recuerdas que no quiso decirnos la ubicación?

— Si

— Bueno, digamos que no hizo falta. Ya sé dónde está

— ¿Todos ellos?

— No, no. Sólo uno. Él guardapelo de Salazar Slytherin, el que le perteneció a tu abuela, Merope.

— ¿Cómo lo supiste?

— Severus me lo dijo

Paola cerró los ojos por un momento, realmente asustada

— Regulus, si papá se entera...

— No lo hará

Ella negó y Regulus apretó su mano

— Sé dónde está. Está en una cueva. Si puedo dar con ella... lo demás será algo fácil

— ¿Tú crees?

— Lo prometo

Pasos lentos se escucharon en el comedor, cerca de ellos. Paola vio atrás y notó la gran capa de su padre revolear entre las habitaciones. Miró a Regulus con miedo advirtiéndole que era hora de que se fuera, pero no antes de lo que ella tenía por decir

— Regulus, debes saber algo

— ¿Qué?

— Yo... yo sé algo mas sobre los horrocruxes— el pequeño Black la tomó por los hombros

— ¿De qué se trata?

— Hay uno aquí en la casa. Es... el anillo del abuelo. Papá lo escondió y no ha querido decirme dónde. Aun así, voy a encontrarlo. Lo haré y me desharé de él

Regulus negó

— No quiero que te metas mas en esto, querida. Saldrás mal parada

— Al igual que tu

— No es lo mismo. Tú tienes a ese hombre viviendo bajo el mismo techo, podría matarte en cualquier momento

Ella negó frenéticamente pues los pasos se escuchaban cada vez mas cerca. Paola salió de la casa y cerró la puerta detrás de si

— Escucha, puedo convencerlo de que me diga todo. Lo prometo. Después de eso iré a buscarte y destruiremos todo juntos. Pero ahora tienes que irte, por favor.

— No dejaré que te metas más en esto, eres demasiado importante para mi

Paola lo abrazó fugazmente y lo besó con delicadeza en los labios, despidiéndolo. Regulus le dio un último beso en la comisura de los labios

— Destruiremos toda esta mierda y te sacaré de aquí, lo juro por lo más sagrado

La chica asintió y se soltó de Regulus cuando escuchó que la perilla de la puerta era sacudida. Empujó a Regulus hacia la calle e hizo un gesto con sus manos

— Vete. Ya se ha dado cuenta. Vete, por favor— Él asintió y la besó una vez más antes de prometerle que vencerían al Señor Tenebroso juntos. Justo después de que el joven Black se perdiera al otro lado de la calle, alguien le tocó el hombro, sobresaltándola— Papá. Me asustaste

Voldemort la miró enojado

— Entra a la casa. Ahora

Paola hizo lo que le pidió sin rechistar. Él cerró la puerta y llamó a Nagini. La gran serpiente llegó arrastrándose hasta su lado haciendo que a Paola se le helara la sangre mientras caía sobre el sofá

— Nagini, creo que hemos descubierto a una traidora

— ¿Qué? — Paola quiso levantarse pero Voldemort sacó su varita y le apuntó

— ¡No te muevas si no quieres que te mate aquí mismo! — Ella se quedó en su lugar, asustada— ¿Crees que no me di cuenta de que estabas con Regulus Black? Vamos, soy Lord Voldemort. Yo lo sé todo

— Papá...

— ¡Cállate! Escuché todo lo que le dijiste a ese animal, y sabes que no me gusta la indiscreción. Así que tendrás un castigo

— No, papá, te lo suplico...

— ¡Crucio!

Paola cayó al suelo, retorciéndose como un gusano con sal. Los dedos de las manos se le curvaron hacia adentro y las venas Basílicas se le saltaron. Voldemort se carcajeó y la tomó del cabello aun cuando ella continuaba retorciéndose

— La próxima vez recibirás algo peor que eso

Entonces se fue, dejándola sola en medio de la sala y con sangre brotándole de la nariz. Paola suspiró adolorida y pensó en Regulus. No importa las veces que intentaran acabar con él, no lo lograrían.

Ni hoy. Ni nunca