Harry cambia de canal en canal buscando algo que poder ver en la TV, su vista pasa de programas animados, noticieros, documentales a programas de cocina, sin nada que logre captar lo suficiente su atención, se siente solo en aquella casa tan grande, cuando él y su esposo vieron el lugar se les hizo hermoso, sin embargo, Harry nunca se sintió tan convencido por el tamaño tan grande de la misma. 

El clima no lo ayudaba a sentirse mejor, una fuerte tormenta estaba justo sobre la ciudad, las nubes grises impedían el paso de los rayos de sol y en su lugar daban paso a miles de gotas cayendo juntos a los relámpagos que se asomaban por los ventanales.

Su mirada fue directo hacia donde se encontraba el alberca al escuchar un ruido, al parecer el inflable yacía sobre ella, cuando esté debería estar desinflado. Al menos se supone que debería ser así.

Agita su cabeza quitándose ideas erróneas y supone que habían olvidado sacarle el aire y guardarlo. Cuando termina de revisar toda la guía de canales sin encontrar algo interesante apaga la TV y va hacia la cocina, un café le haría bien en lo que espera por él.

Louis  —su pareja—, había ido hacia poco a casa de su familia, y dado que él se encontraba con dolor de cabeza prefirió quedarse, ahora se arrepentía, pero ya estaba hecho.

—¡Harry! —Escucha una voz hablándole desde el piso superior.

Harry apaga la estufa y frunce el entrecejo.

—¿Louis? —exclama en voz baja. Era imposible que Louis estuviese arriba, debió verlo pasar antes. O siquiera escucharlo abrir la puerta.
—¡Harry! ¡Ayuda! —Vuelve a escuchar esta vez a Louis como si pidiese ayuda.

Harry camina de prisa para subir, pero a mitad de las escaleras siente un brazo tomar su muñeca y jalarlo consigo hacía abajo.
Antes de poder reaccionar una mano tapa su boca.

—Shh...—la mezcla de preocupación y miedo es percibida—. Soy Louis, también escuché eso y no fui yo.

Louis quita la mano de la boca de Harry y ambos se dirigen hacia fuera de la casa y suben al auto.

—¿Qué demonios fue eso? —pregunta Harry quien comienza a temblar.
—No lo sé, olvide el pay que llevaría a mamá y regresé, pero apenas iba a abrir la puerta escuché la voz.

Harry agacha la mirada.

—Sonaba como tú.
—Lo sé. Debemos irnos por ahora, veremos qué hacer en el camino.

Harry asiente y Louis pone en marcha el auto.