ℒℴ𝓊𝒾𝓈 𝒯ℴ𝓂𝓁𝒾𝓃𝓈ℴ𝓃

Me muevo a paso lento, la oscuridad es dulce, serena y calma cada sensación sobre mi cuerpo. La gravilla bajo las suelas de mis zapatos hace un sonido que me provoca cierta diversión.

Mi mano izquierda es adornada por una rosa; luce bella, es grande y cada pétalo le da una forma perfecta.

Miro hacia arriba y veo a la luna mirarme, siendo testigo de mí. De ti. De nosotros.

Llegó hasta tu tumba y lo primero que recuerdo es aquella noche que te vi, tu dando un concierto —tu último concierto—, lucias bello, los hoyuelos sobre tu rostro, tu cabello bien acomodado y aquellos ojos verdes que tanto me encantaban.

Sonrió ante el recuerdo.

Colocó la rosa sobre tu tumba, y siento placer recorrer mi cuerpo, la satisfacción es enorme al ponerla, porque sé que eres peligrosamente alérgico a ella.

Gracias a una rosa que te di fue que moriste, así que la ironía de volvértela a dar en tu lecho de muerte es increíble.

Siempre tuyo, Louis.