Capítulo 4
Capítulo 4
"Poción multijugos."
Cuando la mañana llegó, miraba de reojo a Harry todo el tiempo, no había rezongado cuando vió como este hablaba a su lado y lo seguía. De hecho, hubo veces en la que se acercaba al rubio cuando estaban en clases y le ofrecía ayuda que él se encargaba de rechazar con manotazos o insultos pero Potter, de forma extraña, siempre le termina a respondiendo con una pequeña sonrisa amable.
Cuando la tarde se asomaba, tenía mucha curiosidad, en ningún momento vio cruzar palabra a Harry con Pansy, solo la chica hablaba de vez en cuando con Hermione quien estaba igual que Draco con Harry, siempre respondiendo de manera crispada y rehuyendo de su compañía.
Sabía que su amiga no le diría nada, había intentado sacar el tema de que vió que no estaba en su dormitorio porque la había ido a buscar por la noche, claramente mintiéndole, Parkinson se puso nerviosa, mordiendo su lengua al hablar y desvío el tema.
No quería llegar a eso, pero lo estaban forzando.
Se escabulló al armario de pociones de Snape, sabía que a las 4P.M. siempre se iba a comer a su despacho, conocía dónde guardaba sus llaves porque varias veces lo había ayudado a ordenar los frascos o ingredientes, no como castigo, simplemente porque quería. Cuando vió que no había nadie en el pasillo, metió la llave la cual giró, cuando entró al armario, busco rápidamente el frasco que buscaba hasta que lo encontró. Sonrió victorioso y lo guardo en su túnica, con la promesa mental de que haría poción multijugos después para reemplazar la que estaba robando ahora mismo.
Se dirigió a las mazmorras, se quedó sentado en la sala común leyendo un libro, fingiendo demencia y le dijo a Theo que no tenía hambre esa noche, que se fueran todos a cenar. Hasta Harry lo miró extrañado pero no pregunto nada, Neville y Hermione fingieron no verlo cuando se dirigieron al comedor. Apenas verifico que no había nadie más, se levantó como resorte y camino al dormitorio donde dormía Pansy con Granger.
Abrió la puerta, topándose con un cuarto igual al suyo, con la diferencia de que había una línea trazada en el suelo de color blanco, dividiendo la habitación a la mitad, rodó los ojos, aún sin conocer a Granger, sabía que había sido ella la que estableció los límites del cuarto. Entró con rapidez al armario de su amiga, se sentía como un pervertido pero se convenció de que no era nada enfermo, solo quería cabellos de la pelinegra.
Rebusco entre las túnicas que había, rindiéndose, todas estaban lavadas así que fue a buscar entre las camas hasta que divisó un cabello negro en una de ellas, sonrió victorioso y se marchó. Volvió a la sala común, esperando a que tanto Pansy como Hermione entrarán a sus habitaciones, cuando la noche se asomó, notó como Harry se marchaba, no sin antes despedirse de él y decirle que luego se verían. Fue a la habitación de su amiga nuevamente, miró la puerta un poco pensativo, dudando si seguir con el plan o no. Finalmente, susurro un conjuro para dejar sellada la puerta y que no pudieran salir, ahora se dirigió a su dormitorio, encerrándose y echando el cabello que había capturado al frasco, se lo tomó con asco.
Sintió cómo los cambios empezaban a surgir, su cuerpo se encogió más, su cabello se alargó y se volvió negro, sonrió victorioso cuando vió en el espejo el reflejo de su amiga. Llevo su mirada a sus brazos para notar que estaban perfectamente lisos, sin ninguna marca extra y le costó verse de esa forma.
El uniforme le quedaba un poco grande, además de la diferencia de que estaba usando pantalones en lugar de falda, se dio un golpe mental por haber olvidado robar una falda. Decidió quitarse el pantalón y cerrar la túnica para que los tobillos se vieran como si, bajo la túnica, tuviera falda. Evitó ver las piernas de su mejor amiga cuando se quitó el pantalón.
Cuando ya estuvo listo, suspiró para dirigirse al mismo salón donde había visto a Potter con Parkinson la noche anterior. Se escabulló con éxito aunque Filch casi lo descubre en una de esas veces que doblaba un pasillo pero logró esquivarlo rápidamente.
Cuando llegó al salón en desuso, inhaló y exhaló para mentalizarse, armándose de valor para entrar al lugar. Deslizó la puerta con lentitud, ya arrepintiendose de lo que hacía. Cuando abrió a la par la puerta, vió como Harry estaba sentado en la mesa del escritorio que pertecía al maestro que diera clase, con los pies en el piso, miraba sus propios dedos con atención, sin ver a Draco aún.
Draco contuvo la respiración, tenía que admitir que el castaño se veía sumamente atractivo bajo la vista de esa noche, el salón estaba a oscuras, siendo iluminados solo por la luz de la luna. Sintió que su corazón se sobresalto nervioso cuando la penetrante y oscura mirada verde lo atravesó lentamente, viéndolo con atención.
—Te esperaba. —Habló Harry en un susurro gaturral, extendió una mano mientras con el dedo índice, le hacía una seña para que se acercará
Draco se adentro al salón, algo molesto por tener que hacerle caso como un perro pero se contuvo de responderle. No habló y Harry lo miró con una ceja alzada. Era el mismo chico que había estado viendo desde hace años, el mismo que había estado intentando ser amable con él al igual que con todos y les sonreía a todos con sinceridad.
De alguna forma, el Harry delante de él era distinto. Más confianzudo, con un aura de superioridad, hasta de egocentrismo, lo sabía, era lo que él siempre había buscado transmitirle a la gente.
Tragó saliva.
—¿A qué se debe el silencio, Parkinson? Siempre estás exaltada como canario. —Habló Harry mientras se levantaba del escritorio lentamente, la diferencia de estaturas fue abrumadora al ser más pequeño ahora. Sintió que Harry le tomaba del mentón. Se podía ver como una escena donde esperaba un beso pero no, era diferente, era una muestra de poder, no una muestra de algo romántico. —¿Te ha comido la lengua el gato?
Arrugó el entrecejo, aún con el temor que estaba saliendo a flor de piel. —¿Por qué un gato comería mi lengua?
Harry pareció evaluarlo unos segundos con ojos fijos, temió que hubiera sido descubierto pero Harry repentinamente sujeto más de cerca el mentón de Draco.
—¿Tanto ansiabas verme, Draco?
Sintió sus piernas temblar, era una sensación abrumadora, creyó que de ser descubierto, podría solo burlarse e insultar al castaño, eso hubiera hecho en cualquier situación pero esto era demasiado diferente a como lo imagino. La voz, el tacto que le ofrecía Harry reflejaba poder. Era la supervivencia la que estaba actuando, cuando reconoces a alguien más peligroso que tú.
—¿Draco? ¿Por qué me llamas así? —Intentó seguir con el engaño, dirigiendo su mano a la muñeca de Harry para apartarlo y dejará de sujetar su mentón pero era imposible, no podía ni siquiera moverlo, la fuerza era descomunal.
Harry chasqueo la lengua algunas veces mientras negaba con la cabeza. —¿Me extrañabas y por eso me buscaste? —Le sonrió, se sintió intimado de nuevo, más de lo que ya estaba. Finalmente, Harry lo soltó, Draco no dudó en dar dos pasos hacia atrás por precaución. —¿Por qué estás haciendo esto? —Preguntó con comprensión imprecnada en su voz.
En eso, se vio totalmente expuesto, la poción multijugos dejo de tener efecto, sintió que su altura incrementaba de nuevo, sus manos se alargaban más y su cabello dejaba de tocarle el cuello, sabía que había vuelto a parecer Draco, ya no había ni forma de huir o mentir. Armándose de coraje, quiso convencerse mentalmente de que Harry no podría ser peligroso, solo era porque era de noche y todo se veía más oscuro de lo que era realmente. Quiso lucir de manera arrogante, alzando la barbilla.
—¿Qué es lo que haces con Pansy? —Preguntó con arrogancia, exigiendo una respuesta con la mirada.
Esperaba seguir viendo a un Harry arrogante pero cuando lo miró, el castaño lo miraba maravillado, se sorprendió.
—¡Eres tan inteligente! —Lanzo el gritito de una manera emocionado, Draco retrocedió por un paso pero Harry lo sujeto de la cadera para detenerlo. —Me sorprendes, apenas hemos pasado 3 días juntos y ya me seguías con sospechas. Tenía que esperarlo, eres el mejor del curso además de Hermione, pero ni ella me hubiera seguido por sospechar de mi. —Dijo con una grande sonrisa, Draco frunció el ceño.
—¿Esto es una broma, Potter? Aléjate, suéltame. —Ordenó y se intentó alejar de nuevo pero, aunque ahora tuviera su cuerpo de nuevo, la fuerza era descomunal.
Harry se acercó a su cuello y se posó entre el hueco de este y su hombro. Draco se quedó estático unos segundos, respirando el aroma del castaño y este parecía hacer lo mismo con él pero con más atención.
—Tendrás que esperar a que te lo diga o que lo descubras por tu cuenta. —Habló de nuevo Harry, alejándose, mostrando la pesada mirada similar a la que le había dado cuando había entrado a la habitación, recordándole que no fue ninguna imaginación suya lo que había pasado. El castaño depósito un beso en la barbilla del rubio, lentamente y soltó la cadera del otro. —Te espero en la habitación. —Susurró y Draco sintió como si una pesadez y una oscuridad lo abrazaran.
Harry dio una pequeña risa y abrió la puerta del salón, antes de voltear a verlo. —Deberías de traer pantalones cuando me veas, lo digo por tu bien. —Y salió del lugar.
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