15
—Es una niña, hyung. Es una pequeña niña que no tiene culpa de nada.
En algún momento había comenzado a llorar; sus hombros se sacudían con fiereza con cada temblor y cada sollozo lo hacía sentir un poco más débil. Su vida era una ironía. ¿Cómo era posible que teniendo todo lo que había querido se sintiera como la persona más inútil en la vida? ¿Cómo era posible que entre tantos lujos se sintiera tan vacío?
Las flores se deslizaron de su mano y cayeron en la fría lápida a sus pies, en medio de todos los ramos marchitándose. Namjoon amaba las rosas. Seguramente esas le hubieran encantado.
—¿Por qué no estás aquí, hyung? —sollozó Jungkook—. ¿Por qué no estás aquí para decirme "te lo dije"? ¿Por qué no te quedaste un poco más para decirme que no cometiera más errores?
Odiaba el cementerio. El frío de aquel solitario lugar le calaba los huesos, le hacía sentir miserablemente vacío, sin valor. Estar frente al nombre tallado en piedra de su amigo solo hacía todo más tortuoso. Odiaba ir a visitarlo, odiaba verlo tres metros bajo tierra cuando Namjoon merecía estar en lo más alto, con su brillante intelecto y enorme carisma.
—Conocí a alguien —murmuró con una risa amarga—. A alguien maravilloso... y yo realmente lo arruiné, ¿sabes? Realmente lo jodí todo. La vida es una perra, ¿no es así? —rio—. Dijiste que la ambición y la avaricia iban a matarme... Y en serio lo siento así, hyung, de verdad siento que me estoy desangrando por dentro. ¿Podrías abrazarme y darme unas palmaditas en la espalda mientras me dices que está bien cometer errores?
Preso de la furia, Jungkook pateó la pila de flores en el suelo, desperdigando pétalos por todo el césped. Donde sea que Namjoon estuviera, quería hacerle saber que Jungkook daría todo para regresar el tiempo y evitar que se subiera a ese avión. Sin accidentes, sin noticias ni farándula. Una silenciosa muerte que parecía programada por el karma solo para joder a Jungkook.
—¿Ahora cómo le digo que lo siento, hyung?
[♥]
Hana estaba dormida cuando Jungkook bajó a la sala. Su primer impulso fue tomar el teléfono. Desgraciadamente, esa era la única manera que conocía de acercarse a él; siempre tan cobarde, resguardándose detrás de una pantalla y un par de tragos.
Ni siquiera terminó con la primera botella cuando sus dedos ya estaban marcando de forma ansiosa aquel número. Solo rogaba a los dioses que atendiera, porque necesitaba escuchar su voz, necesita saber si él era el único que se sentía asfixiado por la soledad. Rodeado de caros muebles, adornos exóticos y una elegante casa, se sentía como un mendigo.
Su corazón latió eufórico cuando el pitido de la llamada se detuvo. Taehyung contestó. Era un ritual enfermizo el que tenían, ese de llamar y solo quedarse allí por largos minutos, escuchando la respiración del otro. Esta vez... Jungkook quería que fuera diferente.
—Lo siento —farfulló en contra de su propia voluntad; la garganta le quemó al pronunciar esas palabras.
El silencio del otro lado de la línea provocó que un ruido amortiguado saliera de la garganta del pelinegro.
—Lo siento —repitió—. Taehyung, lo siento. Lo siento mucho.
Otro largo silencio se escuchó, acompañado de un suspiro hondo y pesado. Pensó que Taehyung colgaría, pero no fue así.
—Deja de hacer esto —pidió con voz ahogada—. Por favor... deja de llamarme. Si de verdad lo sientes, deja de buscarme.
—P-Pero... yo de verdad lo siento... —Jungkook se sintió contrariado y confundido. ¡Él ya se había disculpado! ¿Qué más tenía que hacer para tenerlo de vuelta?
—Estás borracho —concluyó el castaño después de unos segundos, soltando una risa incrédula—. Por Dios, ni siquiera puedes buscarme estando en tus cinco sentidos. Deja de hacer esto, en serio. Nos estás lastimando... a los dos.
La llamada se cortó de inmediato y lo único que quedó fueron marchitos sentimientos flotando en el aire. Aquel era un amor dañino... uno del que ninguno de los quería deshacerse.
[♥]
—¿Iremos a Jeju? ¿Por qué? ¿Tan de pronto? Jiminie, dime algooo —Hana se veía más que entusiasmada, aunque también feliz, como un pequeño cachorro. Sus manos estaban suavemente apoyadas sobre su pancita, la cual estaba un poco más grande ya. Jimin solo podía observarla de reojo, feliz por ella y a la vez tan culpable.
—Un nuevo socio —respondió girando el volante para salir de la calle de la agencia—. Habrá una pasarela en Jeju, así que Jungkook firmará el contrato allí. Es una empresa más pequeña, solo será un convenio. Al parecer tienen muy buenos modelos.
—Oh —Ella asintió—. ¡Genial! Tal vez a ella le agrade la isla. ¿No es así, Yerin? —puchereó hacia su estómago, emitiendo algunos ruiditos raros que hicieron a Jimin reír.
—¿Yerin? ¿Ya han decidido el nombre? —inquirió con una ceja arriba.
—No —respondió Hana con una mueca—. Yo... bueno, pensé que sería un niño. Jungkook quería un niño, pero... —Se alzó de hombros—. Tal vez esta chiquilla sea tan rebelde como su tío Yoongi. ¡La llamaremos Yoonji!
Su hermana reprimió una sonrisa mientras luchaba contra el sonrojo. Tal vez Hana estaba más feliz de su relación con Yoongi que Jimin mismo; se le veía tan entusiasta y alegre que ni siquiera sus esporádicos episodios de antojos y náuseas podían bajarle el ánimo.
—¿Ya han tenido sexo? —preguntó Hana de repente; Jimin por poco estrella el auto contra un poste debido a la sorpresa—. ¡Jiminie, con cuidado, hay un bebé a bordo!
—Qué demonios con esa pregunta —replicó ofuscado, para luego hacer una mueca—. La verdad es que no... Ese idiota y su orgullo de activo. Estoy en proceso de convencerlo para que sea el de abajo. ¡Casi lo logré la última vez!
El resto del camino pasó en charlas triviales y aburridas. Cuando llegaron a casa, las maletas ya estaban listas para poder ir al aeropuerto a abordar el avión. Jungkook estaba histérico porque no encontraron puestos de primera clase, pero —con tan poca anticipación— fue lo único que su asistente pudo conseguir.
Hana se arregló tan rápido como pudo y tomó lo que creyó esencial antes de subir nuevamente al auto. En el aeropuerto, la escandalosa motocicleta de Yoongi les dio la bienvenida y les insultó por haberse tardado tanto. Estaba enfurruñado porque Jimin viajaría a Jeju esos días y él no. Tan injusto.
—Debo cuidar a Hana —Fue la vaga justificación de Jimin, que obviamente no le agradó al pelinegro.
—Dibi ciidir i Hini —repitió Yoongi con fastidio, hasta suspirar y resignarse—. Tráeme algo de Jeju. Que sea comida... mucha comida.
—Lo haré —dijo el rubio riendo; más adelante, un impaciente Jungkook de la mano de Hana le esperaban—. Y tú, por favor, ¿puedes ver esos vídeos que te envié? Por favooor.
—Ni hablar, ya te dije que no sería el de abajo —siseó el mayor—. Suficiente tuve con tus dedos en mi trasero la última vez.
—Si no te hubieras quedado dormido lo habría logrado —rezongó Jimin con un puchero—. ¿Entonces puedo tirarme a algún tipo en Jeju?
—Sueña, imbécil.
Yoongi le empujó en dirección a la pareja que le esperaba, negando mientras sonreía. Se despidieron y entonces los tres se encaminaron al check-in antes de tomar asiento en la sala de abordaje. Mientras esperaban por su llamado, Jimin no pudo evitar notar en lo feliz que Hana se encontraba charlando a susurros con Jungkook; hablaban del nombre del bebé, de los nervios y de lo ocupados que estarían cuidando a Yoonji (como fervientemente Hana decía querer ponerle).
En ocasiones, Jimin deseó interrumpirlos y gritarle a Jeon que dejara de pintarle ese hermoso cuento de hadas a Hana, porque incluso él podía ver que cuando Jungkook estaba distraído, lucía como el hombre más miserable en la Tierra.
[♥]
El calor era insoportable en la isla y el viaje no le hizo muy bien a Hana, que aunque estaba tan emocionada por ver los preparativos de la pasarela, terminó yendo a descansar en la habitación del hotel una vez que el papeleo estuvo listo.
Eran las cuatro de la tarde cuando Jungkook y Jimin estuvieron listos para reunirse con su nuevo socio. En primera instancia, su cuñado estuvo en desacuerdo con firmar un contrato con una empresa más pequeña, pero lo cierto es que Jeon quería darle una oportunidad, así como las que tuvo él.
Park Bogum resultó siendo un tipo agradable y carismático, tanto que parecía sudar flores y sonrisas. Jungkook se sintió abrumado por tanta felicidad, mientras Jimin parecía haber encontrado a su nuevo mejor amigo. Charlaron por largas horas en una caminata por el hotel y sus alrededores, escuchando todo lo que Bogum tenía que contarles. El tipo era un soñador... Aunque tenían la misma edad, Jungkook se vio reflejado en él, antes de que todo esa basura lo corrompiera.
—Iré a revisar cómo está Hana —dijo Jungkook cuando su mal humor comenzaba a florecer. Estaban en la recepción del hotel y parecía la excusa perfecta para escapar, pero entonces su cuñado se adelantó.
—Yo iré, no te preocupes. Ustedes pueden terminar de arreglar los detalles del contrato y firmar —Le dio una palmado a Jungkook en el hombro y una sonrisa a Bogum antes de desaparecer en el ascensor. Solo quedaron ellos dos.
Bogum exhaló con cierto nerviosismo antes de sonreír.
—Se siente irreal estar frente a ti —confesó—. Lo mío empezó como un hobbie; ya sabes, retratando cosas, personas, paisajes, y luego las subía a las redes sociales. Yo nunca pensé que pudiera... woah —Sonrió—, poder estar al mando de una agencia, aunque sea pequeña.
—Sí, la vida da muchas vueltas, uhum. ¿Qué tienes ahí? —cuestionó apuntando al sobre de manila que Bogum nunca soltó. El castaño se llevó la mano a la frente.
—Qué olvidadizo. ¡Quería mostrarle estas fotos a Jimin-ssi! —se quejó mirando hacia al ascensor—. También he visto su trabajo; soy un gran admirador. La manera en la que parece retratar emociones es... cautivadora. Uh, ¿quieres verlas?
Sin mucho interés, Jungkook tomó el sobre que le era extendido y lo abrió.
—Son de la nueva campaña —explicó Bogum con entusiasmo incontenido mientras el pelinegro pasaba las fotos de sus modelos con una ceja arqueada en desdén. Seguramente un hombre de negocios no podría apreciar la estética de su trabajo—. Quise que todos se vieran natural, sabes, porque las prendas de ropa que se exhiben siempre parecen ser diseñadas solo y únicamente para las pasarelas. Si adaptamos la escena al ámbito normal, la gente abriría su mente a utilizar...
—Esta foto es horrible —lo interrumpió Jungkook de repente, llamando su atención.
—¿E-Eh? —Confundido, Bogum dio una mirada a la fotografía de uno de sus nuevos modelos. Su nombre era Kim Taehyung.
—Su piel no es de este enfermizo color blanco —escupió el pelinegro, ardiendo en furia de solo pensar que alguien querría cambiar el armónico color dorado de la piel de Taehyung por ese blanco color vampiro. Su pose era forzada, antinatural; incluso se le veía incómodo. Él prefería mil veces las fotos que Jimin le tomaba, siempre espontáneas, siempre retratando a alguien real, al verdadero Taehyung—. ¿Dónde está? —preguntó de repente, algo ansioso.
—¿Lo conoces?
—¿Está aquí? —prosiguió empezando a perder la paciencia—. ¿Estará en la pasarela?
—No... Es decir, él está en Daegu; tiene varias sesiones pendientes...
—¿Dónde? ¿Dónde vive? Dame su dirección —exigió con una brusquedad que hizo a Bogum retroceder, receloso.
—No puedo hacer eso —respondió el castaño.
Jungkook apretó la mandíbula y trató de contener las ganas de golpear a ese hombre para evitar problemas. Solo respiró hondo y devolvió las fotos, avisando que debía tranquilizarse y que podían buscarlo en el bar si lo necesitaban. Fue Jimin quien, después de media hora, terminó firmando el contrato sin obtener explicación alguna por parte de Bogum.
[♥]
Hana frunció el ceño entre el sueño cuando escuchó la puerta cerrándose bruscamente; con esfuerzo, trató de incorporarse en la oscuridad y su corazón latió asustado al ver la figura de un hombre.
—¿Jungkookie? —llamó frotando sus ojos. Él ni siquiera podía mantenerse en pie, se tambaleaba y reía como si estuviera borracho... Porque de hecho lo estaba—. ¡Jungkook! Qué desastre, Dios; espera, déjame ayudarte.
Llegó a él en un brinco y le tomó el antebrazo para evitar que cayera, por poco llevándose a los dos al suelo. A trompicones lo sentó en la cama como si se tratara de un niño. Realmente estaba ido: a duras penas podía abrir los ojos y no dejaba esa risilla tonta típica de un borracho.
—Voy a darle un zape a Jiminie —se quejó Hana mientras le ayudaba a quitarse la camisa—. Cree que porque él es a prueba de alcohol puede ir emborrachando a la gente, aish...
El pelinegro murmuró algo que ella no logró entender antes de tomar sus muñecas. Un pequeño gritó abandonó la garganta de la chica cuando Jungkook les dio la vuelta, cerniéndose sobre ella hasta que solo centímetros separaron sus cuerpos, sin llegar a tocarla.
—Qué haces —exhaló Hana tratando de zafarse del agarre de Jungkook sobre sus muñecas; su pulso estaba disparado del miedo, pero se dejó hacer, porque sabía que él nunca, nunca le haría daño.
—T-Taehyung...
—No —Se rehusó a besarlo; su aliento apestaba a alcohol y ella no quería nada de eso para Yoonji (estaba decidida en colocarle ese nombre). Los labios de Jungkook se estrellaron con torpeza en su mejilla y siguieron descendiendo hasta su mandíbula, dejando en camino de suspiros y besos hasta su oído.
—Taehyung —volvió a decir, y Hana no pudo sentirse más confundida. Sonaba como un triste llamado, ¿pero por qué? ¿Por qué él?
Jungkook siguió besando su cuello sin dejar aquel mantra. Taehyung, Taehyung, Taehyung...
—Te amo, Tae. Lo siento.
Shh... No me recuerden cuánto me demoré en actualizar. Seguro que fue más de un mes. 💔Lo siento, tenía que pensar el final de esta historia. Porque sí, solo quedan dos capítuloSSS. Y no creo que haya epílogo, realmente... no sé, tengo que pensar también. 👉👈
Espero que les haya gustado ❤️ Si están aquí después de esa larga espera, les agradezco un montón ❤️ Sepan que esto ya se está acabando así que no tendrán que volver a esperar gg Respecto a Namjoon, no fue un accidente ni nada; les explicaré en los próximos capítulos.
Siendo fiel a mi palabra x2, TIP DEL DÍA: La palabra correcta para decir "sin duda", es "en serio" (p.j. en serio me gusta Kim Taehyung, gg); si escribes "enserio", aunque no me gusta, te refieres al verbo "poner el semblante serio". Sonrían 🤗❤️
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