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Otro gran negocio quedó sellado cuando Jungkook terminó su majestuosa firma al final de aquella hoja. Satisfecho, se dio la mano con el canoso hombre que le esperaba con una gran sonrisa del otro lado de la mesa. Un contrato millonario que sin duda dejaría su nombre un poco más alto y le daría a su empresa una posición de talla nacional. Podría reabrir su sede en Hong Kong y probaría su suerte en Japón, posiblemente en Osaka o Tokio. Todo iba sobre ruedas.

—Estoy orgulloso de ti, Jeon —pronunció Han Mi dándole unas palmadas en el hombro—. Cuando el viejo Shin me dijo que te diera una oportunidad le tildé de loco. ¡Pensé que eras solo un niño jugando! —Se carcajeó sonoramente y Jungkook tuvo que fingir una sonrisa; no es como si le gustara ser llamado niño por aquellos vejestorios—. Pero me siento orgulloso de ver todo tu progreso. ¡Incluso tendrás un hijo! ¡Felicidades!

—Es un honor, señor Han —expresó sinceramente. Al fin y al cabo, lo que siempre había buscado era eso: la aprobación de los grandes tiburones que nadaban en el turbio mundo empresarial. Quería que le aceptaran y le vieran como un hombre competente y capaz, que alguna vez pudiese codearse con ellos con una copa de champagne en la mano mientras presumía y parloteaba acerca de sus propios logros. Eso era lo que deseaba.

Codo a codo salieron de la sala de juntas en compañía de sus respectivos secretarios, que ahora eran los que lidiaban con el papeleo y las ediciones que tendrían que hacerle al cronograma de sus jefes.

—Te invito a almorzar, Jungkook-ah —dijo Han cuando entraron al ascensor, pero él se negó de forma cortés.

—Oh, no, no. En una hora debo recoger a Hana para su cita con el ginecobstetra.

—Ah, ¿cuándo verán el sexo del bebé? ¡Espero que sea un varón sano que herede tu compañía! Sería una decepción que sea una niña —comentó con una mueca de pesar, antes de despedirse y subir al ascensor en compañía de su atareado secretario.

Jungkook soltó una corta risa y fue la primera risa real en semanas. Pero fue un sonido triste y burlón. ¿También el sexo de su hijo debía ser un requisito para agradarles a esas personas? Fabuloso. Algo más que cambiar.


Llegó con tiempo de sobra a la agencia. Hana aún se negaba a dejar su trabajo, pese a que su barriga comenzaba a hincharse un poco; solo aceptaba trabajos que no involucraran su cuerpo directamente, pero Jimin ni siquiera eso podía tolerar. Para su hermano, mejor que no hiciera nada.

Los ojos de la chica se iluminaron al verlo y dejó las fotos que miraba para salir a recibirlo.

—¡Jungkookie, llegaste!

—Hana, no corras —la regañó con severidad, recibiéndola en sus brazos. Incluso si esa mujer no despertaba nada en él y no podía hacer que su corazón latiera rápido, ella tenía a su hijo dentro. Si fuera por Jungkook, Hana no movería ni una sola pestaña.

—Sabes cuánto me alegra verte, amor. Y a él también, ¡o a ella! —dijo Hana sonriéndole a su pequeña panza. Aunque solo tenía tres meses, sus manos ya abrazaban de forma protectora al pequeño que empezaba a formarse allí dentro. Ella se veía tan contenta que a veces lograba contagiarlo.

—Sí, linda, pero no quiero que te lastimes. ¿Tienes todas tus cosas listas? —instó—. Podemos hacer que el médico nos atienda antes.

—Ah, Jungkookie, ¡pero eso es tan injusto! —puchereó la pelinegra—. Quiero llevar mi embarazo como una mujer normal, sin beneficios.

—No, no quieres. Ve y busca tus cosas.

Finalmente ella terminó accediendo, con la promesa de que después pasarían por un helado.

Jungkook empezó a caminar por los pasillos de la agencia, moviéndose casi por inercia. En la gran mayoría de las salas se estaban llevando a cabo sesiones de fotografías; algunos modelos se detenían al verle y le hacían una honda reverencia. Estaba claro que su presencia allí imponía, y se sentía bien para variar ser el senior.

Sus pies lo llevaron al quinto piso sin siquiera proponérselo. La necesidad de ver la oficina de Taehyung se abría paso entre sus venas como una enfermedad corrosiva y dolorosa; los sentimientos que despertaba ese cuarto vacío podían golpearlo con tanta intensidad que luego... no sentiría nada. Era una mezcla abrumadora de recuerdos que hacían que su cabeza doliera, al igual que su pecho. Si no fuese por ti, ese cuarto no estaría vacío...

Solo que esa vez no estaba vacío.

Había portalápices, carpetas y nuevas fotos pegadas en las paredes. El arbolito de la esquina había desaparecido y en la silla giratoria había una figura masculina, cuyo cabello castaño se rizaba un poco al final. Jungkook tuvo una explosión en su cerebro mientras trataba de decodificar lo que estaba pasando.

—¿Se le ofrece algo? —preguntó el hombre con curiosidad al verle de pie en la puerta.

—N-No, nada... ¿Quién...?

—Ah, soy nuevo aquí. Es un placer —Él sonrió extendiendo su mano—. Mi nombre es Yugyeom, ¿y el suyo?

De seguro la cara de su nuevo empleado fue épica cuando lo dejó con la mano extendida y se alejó por el pasillo riendo como un maldito psicópata con una motosierra. Y es que le causaba gracia que después de haber sido quien insistiera con llenar ese cuarto, ahora no pudiera soportarlo. Su cabeza se negaba aceptar el hecho de que la vida seguía y él estaba allí, estancado en un par de recuerdos.

Se obligó a respirar antes de que un ataque de ansiedad empeorara las cosas. Estaba bien, él estaba bien. Su empresa crecía, la agencia crecía, llovían contratos y por fin tenía el reconocimiento que creía merecer. Todo iba sobre ruedas. Todo era perfecto.

—¡Quédate quieto, pedazo de retrasado! ¡Me estás haciendo perder el tiempo!

Las risas resonaron en sus oídos como el sonido de un disparo y causaron en él el mismo dolor que una bala. Dichas carcajadas lo trajeron de vuelta a la realidad, al pasillo en una empresa que había perdido su color con el paso de los días porque él había dejado ir a la persona que le ponía un poco de alegría a ese edificio.

Curioso y algo molesto por aquel escándalo, se dirigió a sala de fotos de donde salían los sonidos que perturbaban la paz del edificio.

Allí había un gran set, con una silla colgante de madera y un piso lleno de algodón; simulando ser el cielo, un fondo de color azul se alzaba para darle vida a la escenografía. Todo gritaba armonía y calma.

Llegó justo a tiempo para ver a Jimin dejar su cámara y saltar a la espalda de Yoongi mientras trataba de hacerle tragar una bola de algodón. El pelinegro solo reía, burlándose de él y de sus patéticos esfuerzos —aunque había logrado taclearlo—. Era una faceta que Jungkook no había visto nunca en Min —o en Park— y aquello le sorprendió.

Pero dejando a un lado eso, se sintió nostálgico. Mientras él quería codearse con una docena de viejos canosos tomando champagne y hablando de cosas aburridas, Jimin podía reír y divertirse con gente de su edad. Aquellos aires de libertad y juventud le cayeron como un balde de agua fría encima.

—¿Qué creen que están haciendo? —inquirió airado. El cuarto se sumió en un incómodo silencio y ambas figuras se giraron con lentitud a verlo—. ¿Les pago para que holgazaneen y hagan de mi empresa un salón de fiestas?

—Solo nos tomábamos un descanso —refunfuñó Jimin con fastidio. Arregló sus ropas mientras se levantaba y así mismo lo hizo Yoongi, a quien solo se le veía un poco avergonzado.

—¿Por qué lo hiciste? —demandó saber Jungkook, mirando a los ojos de su cuñado—. ¿Por qué le diste su oficina?

El mayor no tardó en entender.

—Me dijiste que se la diera a alguien. Tú eres el jefe y esta es tu empresa, yo solo sigo tus órdenes.

—Quiero que lo muevas. Quiero que lo saques de ahí.

—Esa oficina ahora es de Yugyeom quieras o no —declaró Jimin cruzando sus brazos—. Tu esposa está esperando un hijo tuyo. Ten la decencia de olvidar a tu amante.

Aquellas palabras fueron como una cachetada. Eso era. Taehyung no era relevante para él. Tenía una linda esposa, un hijo en camino, un futuro prometedor y una vida casi perfecta. Casi.

—Vuelvan a trabajar. Nadie gana dinero descansando —sentenció Jungkook—. Y muchos menos besuqueándose —añadió al ver que el maquillaje de Yoongi, o al menos su labial, estaba un poco corrido.

El pelinaranja rodó los ojos y avisó que iría a buscar a un estilista. Como si no tuviera toda la puerta para pasar, empujó el hombro de Jungkook en el camino mientras murmuraba que era un aburrido y que le iban a salir arrugas si siempre estaba frunciendo el ceño así.

El joven magnate le vio alejarse por el pasillo y luego miró a Yoongi. Estaban solos.

—Repetiré la pregunta que me hiciste, Min —empezó Jungkook con una expresión indescifrable—. ¿Piensas en él? ¿Piensas en Taehyung cuando estás con mi cuñado?

Yoongi se esperaba algo así. De hecho, se esperaba todo de parte de ese hombre que últimamente parecía enojarse con cualquier estupidez. Ni siquiera la noticia de un hijo en camino podía poner una sonrisa en su boca. Era como si Taehyung hubiera robado su risa por error y la hubiera empacado cuando hacía las maletas.

—Taehyung lleva más de tres meses sin hablarme o contestar mis llamadas —respondió el modelo mirando hacia el suelo; pateó el algodón, tratando de no sonar tan triste como se sentía—. Me pidió que no lo esperara y comienzo a pensar que... hablaba en serio. Yo no voy a aferrarme a él —declaró en un susurro—. Si lo que le ofrecí no fue suficiente para sanar su corazón, entonces creo que yo también merezco a alguien más.

Jungkook no dijo nada mientras lo veía acercarse a él con su usual porte intimidante y desaliñado. Aunque era más bajo, su mirada destilaba fiereza y algo de agresividad, todo eso contenido en el detonador que era su cuerpo.

—Pienso en él cada maldito segundo desde que se fue —admitió con voz rota—. Pienso en que lo volviste mierda por dentro y me pregunto por qué tuvo que conocerte. Creo que él también debe estar preguntándose lo mismo.

Jimin no dijo nada cuando los encontró a los dos retándose con la mirada. Pronto, Yoongi volvió a la sesión de fotos una vez que su maquillaje estuvo arreglado y Jungkook abandonó la habitación.

—¿Nos vamos? —preguntó a Hana cuando la encontró en la recepción. Estaba bien, él estaba bien.



La noche llegó antes de lo planeado. Hana posiblemente estaba dormida y por ende se encontraba solo en la sala. Aquella casa era tan grande que no había ni un ápice de calor para sentirse a gusto.

La vendería, decidió mientras le daba un sorbo a su botella de whiskey. Frunció el ceño al encontrarla vacía. Compraré una casa más pequeña. Entre tambaleos logró ir hasta la licorera para tomar otra. No encontró ninguna porque todas estaban vacías. Viviré con mi hijo. Removió sus copas con fastidio, escuchándolas rodar y partirse a sus pies. Vio el reflejo de una botella de vodka; fue la mejor opción en el momento. Y con Taehyung. Viviré con Taehyung y mi hijo.

El alcohol quemó su garganta. Odiaba el vodka; era tan tosco y seco, sin nada que lo hiciera especial. Era como él. En cambio, el whiskey tenía un sabor dulzón que le encantaba y lo hacía sentir una calidez inexplicable. Su bebida favorita era como Taehyung.

Tomó su celular y marcó su número. Yoongi le había dicho que Taehyung no tomaba el teléfono desde hacía tres meses, pero quería intentarlo. Quería escucharlo.

Y él contestó.

Fueron apenas segundos en línea. En silencio, ambos solo observando a la nada y escuchando la respiración del otro. Tan tranquila y pacífica, como si nada los atormentara, como cuando dormían juntos después de hablar acerca de una infinidad de cosas.

Nadie dijo nada por lo que pareció una eternidad. Jungkook podía imaginarse a sí mismo acariciando el cabello de Taehyung, apretándolo contra su pecho como si en algún momento pudiera irse. Era una sensación tan malditamente tranquilizante que pensó que si hablaba iba a arruinarlo todo.

Y finalmente, Taehyung colgó. No hay que callar cuando se tienen tantas cosas que decir.




Esta historia es algo densa. ¿No les aburre? Temo no estar escribiéndola bien 😥 También pensé que podría terminarla en estas vacaciones, pero no será así y comienzo a asustarme, no voy a mentirles.

Qué les puedo decir, mis lils... Quiero saber qué piensan hasta el momento de la historia (? Qué piensan del yoonmin/jimsu, de Hana embarazada, qué creen que está haciendo Taehyung, qué piensan de Kook... Su expectativas, dudas, lo que sea 🤗 Responderé 🤗

Mientras tanto, sonrían 🤗❤️

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