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05




[...]



Taehyung abrió los ojos lentamente, tratando de recordar quién era, dónde estaba, qué día era y en qué año se encontraba. La bruma del sueño y el cansancio lo habían noqueado y fue por eso que le extrañó verse en una cama que no fuera la suya antes de recordar que era la de Jungkook.

Sin embargo, el pelinegro no estaba allí. Viró la mirada por toda la habitación mientras frotaba sus ojos para despertar. Podía ver por el poco resplandor que era de madrugada y no tardó en encontrar a Jungkook, quien estaba recostado en el barandal del balcón. El olor a cigarrillo le hizo fruncir la nariz con desagrado. En el poco tiempo que llevaba lidiando con él, desconocía de esa adicción.

—Oye, imbécil —llamó con una sonrisa mientras se acercaba. El menor respingó al escuchar su voz y se giró con sorpresa. Taehyung le arrebató el cigarrillo de la mano y lo arrojó por el balcón—. Fumar causa disfunción sexual.

Jungkook vio su cigarrillo caer muy cerca de la acera y se quedó mirándolo largos segundos. Cada vez se sorprendía más por los atrevimientos que Taehyung. Era la primera persona que osaba a hacer eso.

—Eso sería un grave problema para ti, ¿no?

—Lo sería —corroboró el castaño con un asentimiento, imitando su posición—. Encuentra una droga más sana, Jungkook.

Él se quedó pensándolo unos segundos.

—Tú, Taehyung.

—Sabía que ibas a salir con alguna pendejada así —Pero se sonrojó, muy a su pesar. Esos momentos en donde el pelinegro le sorprendía con sus palabras eran únicos y comenzaban a gustarle más de lo que planeaba admitir.

Jungkook le miró de reojo. Solo llevaba una camisa —su camisa— y la ropa interior, dejando sus largas piernas a la vista. Al igual que el resto de su cuerpo, eran de un bonito color acaramelado; se le antojaron apetitosas en el momento, pero no tenía cabeza para ello.

—Entra —ordenó mirando al frente, a los edificios en el horizonte—. Vas a resfriarte.

Taehyung le miró con una ceja arriba. Su expresión era neutral y su voz dura, una contradicción total a sus palabras.

—¿Estás preocupándote por mí?

—Me preocupo por mí —corrigió Jungkook—. No quiero que salgas con la mierda de que estás enfermo cuando necesite acostarme contigo.

El castaño se echó para atrás casi imperceptiblemente. No era la primera vez que veía algo así. Jungkook estaba poniendo límites con mucho disimulo, recordándole que su relación no debía pasar de mero sexo. Cada vez que lo escuchaba hablar de esa manera sentía un balde de agua fría caerle encima; sin poder evitarlo, se sentía sucio, usado.

—Sabes que puedes confiar en mí, Jungkook —bufó dolido, de todas formas—. No necesitas hablarme como si fuera una prostituta para que no indague en tus asuntos.

Dejó el balcón con un suspiro. El reloj de la mesa de noche le dijo que apenas darían las seis de la mañana, pero sentía que era hora de irse. Se quitó la camisa ajena y la tiró descuidadamente a la cama, buscando la suya con la mirada antes de que sintiera las frías manos de Jungkook rodeándole la espalda. Jadeó por el cambio de temperatura.

—Lo siento —Le escuchó murmurar, aunque creyó que era su imaginación. No eran palabras que abandonaran la boca de Jeon Jungkook con tanta facilidad. Apoyó la barbilla en su hombro; no podía verlo, pero imaginaba un puchero en sus labios—. No tengo cabeza para nada.

—Jódete —respondió Taehyung con un chasquido de lengua. ¿Quién se creía que era ese hijo de puta para venir a pedir disculpas con un abrazo? Joder, no. Taehyung se quería un poquito más que eso.

—Taehyung... —La mano de Jungkook trazó círculos en su abdomen, provocándole otro jadeo. Le obligó a caminar hacia atrás, haciendo que ambos cayeran en la cama; el castaño sobre su regazo, aunque tratara de liberarse de su agarre.

—Taehyung y una mierda. Estoy molesto, suéltame.

Un gemido interrumpió sus protestas cuando sintió a Jungkook acariciar su entrepierna sobre la tela del bóxer. Se odió por reaccionar demasiado rápido a su tacto, pero nadie podía culparlo porque las manos del pelinegro eran expertas. Sabían dónde tocar y cuándo hacerlo; por eso ahora lo torturaba, utilizando apenas dos dedos para rozar su creciente longitud.

—I-Idiota, para...

Taehyung tuvo que colocar sus manos sobre las piernas del menor para sostenerse adecuadamente. Echó la cabeza para atrás con un suspiro cuando la mano de Jungkook se coló dentro de la ropa, cerrando los dedos alrededor de su erección. Lo sintió bombear suavemente mientras besaba su cuello, mordiendo su lóbulo antes de hablar.

—Me gusta que tu actitud orgullosa desaparezca cuando te toco —se mofó en un susurro. Taehyung gimió con fuerza, siendo muy consciente de cómo le masturbaba. Era un ritmo lento y tortuoso que lo tenía a él y a su miembro retorciéndose entre sus dedos.

—C-Cállate... —El pelinegro movía su mano de arriba abajo hasta que el espacio dentro de su ropa no fue suficiente. Lo liberó de un solo movimiento, siseando al verle rojo e hinchado. Presionó la punta, arrancándole un grito ahogado a Taehyung antes de que el líquido preseminal humedeciera su mano.

—Sabes que te gusta cuando hablo así —dijo con la voz un poco más ronca debido a la excitación. Aceleró sus movimientos conforme a los gemidos de Taehyung, quien no se preocupaba ni siquiera por ahogarlos.

Estaba bien así, porque a Jungkook le encantaba saber que no había nadie que lo hiciera gritar así. Taehyung se derretía en sus manos y eso le daba un increíble placer. Ver sus caderas alzándose para encontrarse con su mano en un intento por llegar al orgasmo cuanto antes era algo afrodisíaco, escuchar su respiración acelerada era como música para sus oídos; él le eclipsaba por completo y hacía que olvidara las amarguras.

—J-Jungkook... —Y que gimiera su nombre era el éxtasis total. Le encantaba tener el control absoluto y cuando Taehyung gemía su nombre lo hacía sentir como el líder de una manada. De verdad podría llegar a convertirse en su droga.

Lo sintió tensarse y posteriormente su semen manchó su mano y la ropa interior del castaño. El oleaje del clímax lo hizo acurrucarse más contra Jungkook, quien cerró los brazos a su alrededor para sostenerlo. Por un momento, solo podía escuchar su respiración errática y el canto de algunas aves que recién abrían sus ojos. Una irónica combinación.

—Podría despertar todos los días escuchando tu orgasmo, bebé. ¿Ya vas a perdonarme?

—Mierda, cállate... de verdad.



[...]



—Y... ¿Cómo conoces a Yoongi?

Jimin llevó la mano bajo su barbilla mientras mordía un pajilla, tratando de verse desinteresado cuando la verdad era que moría por saberlo. Taehyung tosió un poco por la sorpresa antes de sonrojarse. Responder eso en presencia de Hana y Jungkook no era algo que quisiera hacer, en especial porque la atmósfera ya era lo suficientemente incómoda como para agregarle más tensión.

—Nosotros... —Podía decir la verdad. Podía decirles que fue apenas una coincidencia arreglada por ese chico, quizá, porque todavía debía preguntarle cómo demonios sabía dónde trabajaba... Pero no quiso hacerlo, porque eso significaba perder la oportunidad de ver la reacción de Jungkook y se recriminó por tal pensamiento. Debía entender que lo suyo había acabado. Si así lo quiso por tanto tiempo, ¿por qué ahora le ardía haberle dejado?

—¿Ustedes...? —Jimin alzó las cejas.

—Fuimos... Pareja —mintió descaradamente, metiendo a su boca un enorme pedazo de pastel para disimular la mentira. Hana alzó las cejas con sorpresa antes de sonreír emocionada.

—¡Es una señal! —exclamó feliz—. El destino quiere que estén juntos, sí que sí. Además, él se ve realmente interesado en ti. No paraba de darte guiños en la sesión de fotos y tú no parabas de reírte. Eh, Tae, venga —le codeó confidente, haciéndolo reír mientras negaba.

Por supuesto que él no había estado riéndose... ¿O sí? Seguramente no fue por primero; más bien, por sus muecas.

—Y... —Jungkook habló por primera vez en todo el almuerzo—. ¿Por qué terminaron?

Mierda...

—Uh, bueno, pues...

—Algo debió pasar en Daegu, ¿no? —intervino Jimin con sumo interés, riendo al ver la expresión sorprendida del castaño—. Lo siento, estuve viendo su hoja de vida y sin querer husmeé de más. No tienes que contarnos si no quieres, Tae.

Taehyung carraspeó. Había sacado la lotería con ese dato. ¡Qué coincidencia! Ambos de Daegu... Pero decir más mentiras significaba ponerse la soga al cuello, en especial porque los únicos que lucían interesados eran los Park. Jungkook, con la indiferencia propia de él, seguía comiendo como si la conversación no fuera con él.

El castaño bufó frustrado. Era inútil tratar de buscar una señal que le devolviera la esperanza.

—No quiero hablar de eso —resolvió decir.

El teléfono de Jungkook comenzó a sonar, haciendo que se levantara para responder. Cuando volvió dijo que tenía que regresar a Dios sabe qué lado y el almuerzo llegó a su fin. Los cuatro dejaron el restaurante para dirigirse al auto del magnate, que amablemente les llevaría de vuelta a la agencia.

En todo el camino, desde el asiento trasero, Taehyung no pudo dejar de observarle. Era obvio que algo malo había pasado; lo conocía tan bien que sabía que su expresión preocupada distaba de la normal. Él no fruncía el ceño o hacía mohines; más bien, dejaba su cara en blanco. Tan impasible que cualquiera lo confundiría con la paz absoluta. Pero en su interior, seguramente todo era un caos y quiso preguntar, sintió la necesidad de hacerlo.

Solo no se atrevió.

—Gracias por todo, amor —dijo Hana en cuando se encontraron frente el edificio. Jimin salió mientras ella soltaba su cinturón para inclinarse y darle un beso en la mejilla, escena bastante incómoda para Taehyung quien dudó en salir disparado del carro.

—¿Entonces, TaeTae? —instó su amigo rubio con una sonrisa—. ¿No vas a contarme nada acerca de Yoongi ahora que estamos solos?

Taehyung miró hacia la acerca; Hana rodeaba el auto para salir y en cuanto pisó el andén Jungkook arrancó. Le dolió darse cuenta de que en ningún momento giró a ver en su dirección; estaba claro que para el pelinegro, él no había sido más que una buena puta en la cama. El único que seguía aferrado a eso era Taehyung.

—Te lo dije, Jiminie —musitó con voz triste, ya sin ganas de decir algo respecto a eso—. Yoongi y yo fuimos pareja y las cosas no terminaron ni bien ni mal. Solo... Terminaron.

Jimin hizo una mueca ante la falta de detalles y Hana llegó a su lado, tomando su mano. Los tres se adentraron en el edificio, los dos hermanos por delante y Taehyung unos pasos atrás, haciendo pucheros inconscientemente hasta que alguien tocó su hombro.

—¿Qué has dicho, Kim? —Yoongi ahora estaba a su lado, sonriendo con diversión. El castaño sintió que los colores bajaban de su cara—. Tu imaginación me sorprende. Nos conocimos ayer y ya fuimos pareja. Es un logro, supongo.

Taehyung boqueó varias veces, buscando las palabras correctas para explicar la barbaridad que acababa de decir. La vergüenza estalló en sus mejillas cuando Yoongi soltó una risotada. Si había un concepto con el que Taehyung no tenía familiaridad, era la dignidad.

—Si eso fuera cierto, si en algún momento hubiéramos sido pareja, ten por seguro que aún no habríamos terminado —El pelinegro le dio un codazo, sin dejar la burla en su expresión—. Eres demasiado lindo para dejarte ir. ¿No te lo dicen seguido? Yo me desesperaría si no te tuviera al lado.

—N-No es lo que parece...

—Ni siquiera sé qué parece.

Taehyung meditó sus palabras con un puchero. Es verdad, ¿qué era eso? ¿Un niño inmaduro tratando de darle celos a su ex pareja (ni siquiera ex pareja) y fallando miserablemente? Sí, bueno, no era algo que le enorgulleciera admitir en voz alta.

Yoongi suspiró mientras cruzaba los brazos. Jimin y Hana les esperaban en las puertas del ascensor, "no queriendo interrumpir el bonito reencuentro".

—Escucha, no sé qué demonios está pasando en esta empresa —dijo en un susurro—. Pero lo mejor será que les aclares a tus amigos que eso que acabas de decir no es así. Soy un poco más difícil que eso.

—Yo no... Yoongi, uh... —Modo cavernícola activado—. ¡No puedo hacer eso!

—¿No? —El mentado alzó una ceja—. Bien, entonces... ¡Conquístame!

—¿Conquis...?

—La cosa aquí es que quieres o necesitas, por alguna razón que desconozco, que sea tu pareja, ¿no? —meditó Yoongi—. Pues venga, conquístame o gritaré a los cuatro vientos que eres un mentiroso.

—No, no —Taehyung negó mientras reía; la situación que le hizo tan irónica que parecía sacada de una novela—. No necesito nada. En todo caso... Necesitaría que fueras mi ex.

—Pues conquístame y terminemos luego. No te compliques, niño lindo.




Hoy es dÍA DEL SEÑOR Y USTEDES LEYERON ESO. Niñas malas 😂

Ustedes se preguntarán... ¿Dónde está el Taehyung y el Jungkook del pasado? Son tan diferentes ahora 😰

Yoongi quiere que lo conquisten, me reí 😂

¿No está Jimin MUY interesado en Yoongi? Ahr 🤗

Sonrían para mí, bebés 😁❤️

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