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XL





— Suéltame — Dijo en tono de voz dura tratando de zafarse de su agarre. Haneul miraba a Jimin hacer su trabajo, lo cual era muy cruel.

Cuando la situación comenzaría a empeorarse, la chica se dio la vuelta para salir de ese lugar abandonado y asqueroso. Sus botas de tacón alto resonaban por todo el establecimiento a cada paso que marcaba, detrás de ella dos hombres quienes la cuidaban todo el tiempo por órdenes de Park. Se detuvo en la entrada, no había nada que admirar, todo su al rededor se trataba de pasto y más pasto, por aquellos lares no había personas, es más, solía pensar que ninguna persona conocía ese establecimiento. Haneul soltó un bufido cuando comenzó a escuchar los gritos de la víctima, era tan desgarrador y prefería no enterarse de lo que Park hacía sobre ella.

Esos gritos, ese sufrimiento, le recordó a cuando recién había llegado a la vida de Jimin, siendo una chica buena e ingenua que nunca pensó terminar así. Siempre hablaba de lo exitosa que sería por su propia cuenta, teniendo a lado de ella a Taehyung. Lastimosamente nada de lo que deseaba, se cumplió. Ella quería estudiar, graduarse de lo que tanto esfuerzo le ha costado pero fue en vano.

Su teléfono móvil comenzó a sonar en ese momento, insulto por lo bajo cuando miró a sus guardias acercarse más a ella con intenciones de reclamarle por el aparato, sabía que no debía traerlo pero realmente se le olvidó por completo ese punto. Se trataba de Taehyung, así que solo apagó el móvil para evitar problemas. Los gritos seguían escuchándose causando eco, eso hacía el ambiente más tenso. Por algún razón, las ganas de llorar llegaron a ella, las lagrimas comenzaban acumularse en sus ojos color esmeralda.

Apretó el artefacto entre sus manos y comenzó a caminar rápidamente hasta donde se encontraba Jimin, debía ver que era lo que pasaba, aunque en cierta parte algo le decía que no. De todos modos, ya había llegado. Su respiración se volvió pesada cuando notó que ahora el rostro de la chica era irreconocible, Jimin nunca llegó a ese límite con ella, sin embargo, por poco sucede. Las manos de Hanuel le temblaron, ahora las lagrimas si resbalaban por sus rosadas mejillas así como también se encontraba en un estado de impresión o algo parecido, no dejaba de ver a la chica que anteriormente era muy bonita, ahora era tan irreconocible que le dolió el corazón.

¿Que le había hecho a Jimin para que le hiciera esto? Él había mencionado que se trataba de una venganza debido a que hace poco se había enterado de algo que le hizo ponerse furioso, lo había presenciado cuando comenzó a gritarle a todo mundo, en ese momento Haneul prefirió salirse de casa junto a Soyeon y Bora, porque Park en pocas palabras se había vuelto loco. Después, pasaron por lo menos dos días y recibió una llamada que le hizo sonreír a pesar de tener el vaso de cristal entre sus labios, él le pidió a Haneul que le acompañara, y ahora está frente a Jimin, deseando nunca haberlo  acompañado.

La chica estaba inconsciente, Park fumaba un cigarillo mientras la miraba con detenimiento, sin ninguna lástima o algo parecido. La mirada de Hanuel viajó hasta las manos del hombre frente a ella, estaban manchadas de aquel líquido que le causaba náuseas. Llevó su mano izquierda a su boca queriendo evitarlas, se dio la vuelta rápidamente y salió del lugar hasta llegar a donde solo había pasto. Tuvo arqueadas, solo eso, se enderezó mejor y acarició su vientre pequeño. Quería salir corriendo de aquel lugar, del país y de Jimin.  Definitivamente. Pero siempre se repetía que aquello no era una opción que tenía, seguiría atada a Jimin.

— Vámonos, Haneul — Ordenó Jimin, aún con el líquido heterogéneo en sus manos, la camisa que portaba se encontraba doblada hasta los codos y abierta por más de cinco botones.

La chica caminó con mucho cuidado de no caer hasta él quien parecía estar casando o algo así, había rastro de sudor en su frente causando que los mechones de cabello que estaban cerca estuvieran húmedos debido a lo anterior.

— ¿Quien... Quien era esa mujer? — Preguntó con voz temblorosa, Jimin no le respondió, simplemente comenzó a caminar hasta la camioneta donde los esperaban los guardias para emprender camino hacía casa donde comerían un poco.

Haneul se quedo de pie mirándolo con ambas manos en su vientre, aún conservaba las náuseas pero solo eso. Jimin llevó el cigarillo a sus labios gruesos y le dio una buena calada sin perderle la mirada a la chica.

— Vámonos Haneul, no tengo todo el tiempo del mundo — Dicho aquello, se subió a la camioneta pero ella no quería hacerlo, tenía intenciones de ir a mirar a la víctima. Así que caminó un poco más cerca y le gritó a Park que la esperara un momento.

Haneul corrió como pudo hasta el lugar para mirarla otra vez, ahora no estaba muy segura de que estuviera inconsciente, se alarmó demasiado pero no podía verificar si aún seguía con vida o la culparían a ella. Pero la mujer estaba irreconocible del rostro, lleno del líquido que le causaba náuseas y en una posición rara. ¿Podrán encontrarla? Lo dudaba.

Soltó un suspiro y se retiró del lugar para volver a la camioneta con Jimin pero se percató que esta... ya no se encontraba. Hanuel golpeó el suelo con las botas de tacón alto, deseando tenerlo enfrente para abofetearlo. Tomó su móvil y llamó inmediatamente al rubio antes de que entrara en crisis por estar en medio de la nada, le daba temor de tan solo pensarlo.

— Tardaste mucho, Haneul — Se burló de ella, mientras que la chica estaba que echaba fuego por su orejas. Se tomó el puente de la nariz y cerró sus ojos guardando la calma.

— Te quiero frente a mí en diez minutos, Jimin — Dicho aquello, colgó. Se abrazó a sí misma cuando comenzó a darle temor todo su alrededor.

Caminó por la avenida por algunos pequeños minutos hasta que visualizó la camioneta que se detuvo de golpe frente a ella. Con mucho cuidado, se adentró y acarició su vientre, se sentía demasiado cansada por culpa del hombre. Jimin le sonrió con cinismo pero ella lo ignoró, trató de abrazarla pero tampoco lo permitió.

— No me toques — Demandó con una mirada seria, Jimin bufó chasqueando la lengua pero la obligó a mirarlo y besarlo. Haneul le susurró un "te detesto" y aquellas palabras le bastaron a Park para atacar de nuevo los labios de la preciosa rubia.





— Que asco, en serio. No puedo creerlo — Susurró ella, Park depósito el vaso de cristal en la mesa con fuerza al punto de parecer que esta podía quebrarse. No se movió de su lugar, solo miró a Jimin con una sonrisa sarcástica hasta que él la tomó del mentón ejerciendo fuerza hasta que sus dedos anillados calaron en su delicada piel.

Pero aún así no se defendió, permaneció quieta. Haneul lo único que hizo fue mirarlo a los ojos y llevar una fresa a sus labios carmesí para darle una buena mordida causando que escurriera un poco del líquido de la fruta pero rápidamente la chica lo capturó con su lengua. Jimin observó cada movimiento que realizó y sin importarle algo más, estampó sus labios contra los de ella. Las manos de Park bajaron a su pequeña cintura de la chica, decidió acariciar un poco su vientre donde ahí invernaba su próximo bebé.

Pero toda su felicidad se esfumó cuando la primogénita hizo presencia en el lugar, bajando las escaleras principales del hogar con una gran sonrisa.

— ¡Papá! — Gritó con una sonrisa, Haneul colocó los ojos en blanco causando que Park la mirara seriamente con disimulación. Retrocedió un paso mirándola con desagrado, sin embargo, Jimin la miraba de reojo. Estaba al tanto de sus expresiones.

Seguida de ella, llegó la niñera con Bora entre sus brazos quien rápidamente se la entregó a Jimin cuando pidió tenerla en sus brazos.

— ¡Hanuel! ¿Cómo estás? ¿Todo está bien con mi hermano o... hermana? — Le preguntó con alegría y llevando sus pequeñas manos al vientre de ella que aún estaba muy pequeño pero que ya se notaba. La chica mordió su labio tratando de no responderle de mala manera, Jimin la tenía en la mira así que prefería callarse.

— Si, Soyeon — Respondió cortante. Jimin le dedicó una mirada molesta a lo cual le respondió con una sonrisa cínica — ¿Recogiste la habitación de Bora? Recuerda que es tu turno.

Soyeon abrió la boca sorprendida y negó rápidamente, retrocedió y miró mejor a Haneul.

— Lo olvidé por completo, iré ahora mismo. Por cierto, necesito hablar con ustedes, es... es un tema importante para mí.

— ¿De que se trata? — Preguntó Jimin quien tomaba asiento en el sofá aún con Bora entre sus brazos la cual se encontraba inquieta y feliz por estar con el que dice ser su padre.

Hanuel comenzaba a sentirse mareada, los recuerdos de aquella chica llegaron a su mente. Se sentía tan mal por ella, debió hacer algo para evitar que fuera víctima de la crueldad de Park. Ella, más que nadie debía hacerlo, porque también sufrió maltratos por mucho tiempo y hasta la fecha, aunque es menor. Al menos ya no la golpeaba.

Se sostuvo del borde de la puerta de cocina cerrando sus ojos e inhalando y exhalando, las náuseas no se iban mucho menos el mareo.

— ¿Que te pasa? — Escuchó la voz de Jimin detrás de ella, abrió los ojos y se adentró a cocina para buscar una botella de agua.

— Náuseas y mareos — Respondió en susurro, Jimin la miró, se veía pálida.

— ¿Has estado comiendo bien? Te vez pálida, Haneul — Se acercó al refrigerador para sacar un recipiente de color negro que contenía frutos rojos, después buscó con la mirada el yogurt natural y lo tomó. Jimin le señaló los productos con un ademán de cabeza, con un brazo sostenía a Bora que comenzaba a jugar con los pendientes de Park y de vez en cuando besaba las mejillas de su padre aunque dejaba rastro de saliva pero a Jimin no le causaba asco, es más, le daba ternura que su hija le demostrara mucho amor. Algo que su madre no, y qué tal vez... nunca lo haga.

— Si, recuerda que es normal.

— No me mientas, casi no tocas la comida. Mañana mismo te llevaré al ginecólogo para que recibas vitaminas por medio de inyecciones — Le reprochó, Haneul comenzó a comer muy alegre lo que Jimin le había entregado.

— Señor Park, hay un joven en la entrada, dice conocerlo — La señora encargada del servicio llegó a la cocina dándole el aviso a Jimin, este frunció el ceño preguntándose de quién podría tratarse.

— ¿Le dijo su nombre? — Alzó ambas cejas, la señora negó — Pregúntale por su nombre, no le permitas pasar hasta que lo indique.

— No es necesario señora, ya estoy aquí — Habló una voz ronca que causó un escalofrío a Haneul, la chica comenzó a toser fuertemente y soltó el cubierto. Jimin miraba al otro hombre con superioridad y una pequeña sonrisa en sus labios gruesos.

— Llévate a las niñas — Jimin le extendió a Bora quien comenzó a hipar por desprenderse de su padre, Haneul logró recuperarse y ahora le temblaba toda su anatomía.

Kim Taehyung se encontraba frente a Park Jimin, desafiándolo con tan solo mirarlo. Ninguno de los dos tenía temor sobre el otro, lo que si había era mucha tensión y ganas de partirse los rostros.

— Vaya, Kim Taehyung, mira que te hacía fuera de este mundo — Sonrió acercándose a él pero con la mirada clavada en Haneul quien miraba el suelo. Tenía temor de lo que pudiera pasar en los próximos minutos.

— Solo estoy aquí por dos motivos y te los dejaré en claro —También se acercó hasta que chocó con las suelas de los zapatos asquerosamente caros de Park y susurró: Haneul y a ti en el otro mundo, como tú lo dices. Son mis objetivos.

Jimin soltó una carcajada y negó con la cabeza repetidas veces sin poder creer la barbaridad que le acababa de decir Kim.

— No será posible... Haneul, vete a la habitación — Demandó, la chica no sabía que hacer y cuando comenzó a caminar para atacar las indicaciones de Jimin, Kim la tomó de la mano para que se detuviera.

— Taehyung — Susurró en súplica, no quería que se armara un escándalo, Taehyung podría salir lastimado o mucho peor.

— No, tú te irás conmigo — Dijo con voz ronca, miró sus ojos, tan preciosos desde la primera vez que los vio. Seguía siendo precioso ante sus ojos, aunque llevaba un ligero color oscuro debajo de sus ojos. La estaba pasando mal, lo sabía y ella quería decirle que todo estará bien y pronto estarán juntos.

— Haneul se va a quedar, el que se irá serás tú — Sacó el arma, se deshizo del seguro y le apuntó, todo esto en segundos. Haneul se zafó de su agarre y miró a Park.

— Ya, baja eso. Taehyung se irá.

— ¿Sabes? Creo que lo has entendido todas las advertencias que te di, esta es la última oportunidad que te daré Kim. Y tú, vete con las niñas — Señaló las escaleras, la chica asintió y se fue mirando a Tae a los ojos, ella le transmitía todos sus sentimientos. Por lo qué Kim sabía perfectamente que lo que hacía era por obligación.

Jimin dio la orden para que se llevaran a Taehyung al sótano, donde nada solía escucharse. Este primero se quedó de pie con la respiración agitada, furioso, no quería ver a Kim nunca más. Así qué tal vez volvería a mancharse las manos.

Y aunque Kim Taehyung gritó para ser escuchado, no lo logró. Ni siquiera Haneul lo hizo, probablemente aquel día sería el último donde tuvo la oportunidad de mirarlo a los ojos y soportar las ganas de lanzarse en sus brazos e irse lejos para ser felices.

El juego apenas comenzaba.

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