Oso de peluche.
🚨 Advertencia mención de abuso infantil, se recomienda discreción 🚨
—Y por eso quiero que detengan la investigación. Es ilegal lo que sus hombres hicieron con mi prima. Nosotros podemos tolerarlo, pero interrogar a una menor es un delito, y llamar a una persona "retrasada" es aún peor, capitana —demandó con seriedad el albino, poniendo nerviosa a la mujer del otro lado de la línea. Sabía que el estrés de una investigación podía hacer que hasta los mejores detectives perdieran los estribos, pero detener una investigación de asesinato...
—Entiendo su preocupación y enojo, señor Elliot, pero dar por concluida esta investigación es contraproducente. Si quiere, puedo cambiar al equipo, pero... —
—No quiero escuchar peros, capitana. Lo único que pido es que se alejen de nuestra familia. —
Sin esperar una respuesta, cortó la llamada y exhaló el aire contenido. Miró el cielo, ya iluminado por la luna y las estrellas. Su teléfono marcaba las 9:30 p. m. A esa hora, no habría mucha gente en el parque.
Un poco inseguro, se quitó su "disfraz", permitiendo que el frío viento de otoño acariciara su rostro.
—Espero que toda esta mierda acabe pronto —murmuró, pasándose una mano por la cara con cansancio.
Ya era hora de volver. Había estado fuera demasiado tiempo, y lo más seguro era que sus hermanas estuvieran preocupadas por su paradero.
Hace una hora que había vuelto a casa. La salida con Joel le sirvió para despejar la mente y conocer mejor a su amigo, aunque hubo cosas que llamaron su atención.
Sentada en su escritorio, anotaba sus teorías sobre lo que aquel pelinegro podía ser realmente.
Teoría 1: Joel es hijo de algún magnate, pero no quiere decirlo.
Teoría 2: Efectivamente, sí es un "bastardo" y esta salida fue, en realidad, una especie de pago.
Teoría 3: Y la más loca, en mi opinión ⊙﹏⊙, es que es hijo de alguien del bajo mundo.
Empezó a reír ante lo último que escribió. Era lo más estúpido que se le había ocurrido.
—Sí, claro, y yo en otro mundo soy un robot. Dios, debo dejar de ver tantos isekai, me están afectando mucho —dijo en voz alta, estirándose sobre el respaldo de la silla —Aunque bueno... por cómo actuaban todos los empleados de los lugares que visitamos...
Sacudió la cabeza.
—Ya deja de sacar teorías conspiratorias, Uzi Doorman. —
La puerta de su habitación fue tocada suavemente. Uzi respondió con un "pase" y, al instante, la figura de su madre apareció en el umbral.
—Las sirvientas me dijeron que saliste. ¿Pasó algo? —preguntó mientras entraba en el cuarto y caminaba hacia la cama, esperando una respuesta.
La menor solo suspiró, cerró su cuaderno y giró la silla en dirección a su madre.
—Sí, salí con un conocido.
—¿Y ese alguien es? —preguntó, sentándose en la orilla de la cama.
—Fue... Joel -murmuró.
Antes de poder reaccionar, sintió un leve golpe en la cabeza.
—¡Auch! ¡Mamá! —se quejó, frotándose la zona afectada.
—Agradece que no te dé otro, jovencita. ¿En qué quedamos? Prometiste no volver a verlo a solas. ¿Quieres que a tu padre le dé un infarto? —reprendió su madre, cruzándose de brazos y mirándola con seriedad.
Uzi se encogió en su sitio, sintiéndose culpable por romper la promesa que le había hecho.
—Lo sé, sé que prometí no hacer otra estupidez, pero tenía que hacerlo. Y antes de que me golpees otra vez, déjame explicarme, por favor —suplicó, alzando las manos en anticipación.
Nori solo bajó la almohada, esperando su explicación.
—Verás, esta semana que he estado "desconectada", estuve platicando con Joel. Esta mañana me pidió salir. Al principio me pareció mala idea, pero luego acepté. Fuimos a comer y noté un comportamiento extraño en los empleados... Era como si le temieran a algo o a alguien. Los dos estábamos solos, no había ningún otro comensal. Al principio pensé que era raro, ya que él me había dicho que su "familia" le dio, como recompensa, ciertos beneficios.
Nori alzó una ceja ante la mención del "beneficio".
—¿Por qué el hijo de una familia "bien" diría algo así?
—Porque, bueno... me ha dicho que no es precisamente "amado" —respondió Uzi, jugando con sus dedos.
—Entonces es un hijo bastardo —murmuró —Pero eso no explica cómo estuvo presente el día de la subasta. Solo las familias de élite podían asistir.
Uzi analizó las palabras de Nori, percatándose de ese pequeño detalle. Era extraño que una familia acomodada permitiera que uno de sus hijos bastardos asistiera a un evento donde las cámaras estarían presentes.
—Ahora que lo mencionas, tienes razón. Y, por lo que llegué a escuchar, muchos murmuraban que se parecía a Riccardo De Luca. Pero como nunca se ha visto en público, no sabría si es cierto...
—¿Riccardo De Luca? Bueno, es cierto que ese bribón nunca se ha presentado en público. Las únicas dos ocasiones en que lo hizo fueron para presentar a su esposa y cuando adoptó a... —
—Lizzy... El otro día, Tessa me dijo que solía visitar mucho la mansión Elliot cuando vivía ahí, pero que un día simplemente dejó de ir —murmuró, apoyando la mano bajo el mentón.
—¿Tú nunca la llegaste a ver? Es decir, es imposible que su presencia pasara desapercibida.
—Para ser sincera, cuando el señor Elliot nos mandó a llamar para cenar, fue la primera vez que la vi... bueno, en persona. No es lo mismo conocer a alguien a través de la portada de una revista que verlo cara a cara, mamá.
—¿Y no notaste algún tipo de reacción por parte de tu prometido, sus hermanas o tu suegro? —preguntó Nori con seriedad.
—Estaba más concentrada en observarla que no me percaté si tuvieron alguna reacción. Lo que sí puedo asegurar es que hay algo en ella que no me cae del todo bien... Es como si ocultara algo. No sé cómo describir el sentimiento que tuve cuando la conocí —expresó con preocupación, abrazándose a sí misma.
Nori se quedó en silencio. Había muchas incongruencias. Tenía una ligera sospecha sobre la verdadera naturaleza de la relación de su yerno con esa chica, pero no podía compartirla con su hija... al menos, no hasta confirmar sus sospechas.
—Creo que nos hemos desviado mucho del tema. ¿Qué piensas hacer con respecto a tu relación con él?
Uzi suspiró. Sabía que su relación con él podía traerle más problemas a futuro.
—Dejaré de tener contacto con él poco a poco. Si corto toda comunicación de golpe, sospechará algo. Además, algo me dice que no debo convertirlo en mi enemigo...
Nori entrecerró los ojos, analizando fríamente las últimas palabras de su hija. Quería indagar más, pero sabía que, de hacerlo, solo provocaría una discusión.
—Solo diré que, pase lo que pase, estaré aquí para ti, cariño. Sé que ya eres una adulta y que tomas tus propias decisiones. También sabes las consecuencias que pueden traer, pero ante todo, sigues siendo mi hija... y te protegeré.
La mayor acunó a su descendiente, acariciando suavemente su cabello y dejando pequeños besos en su cabeza. Por alguna razón, un presentimiento inquietante la invadió. Sentía que aquella sería la última noche de tranquilidad antes de la tormenta.
—Iré a buscarlo —dijo J, levantándose del sofá y dirigiéndose hacia la puerta. Sin embargo, antes de alcanzarla, sintió que alguien la sujetaba por la blusa. Estaba a punto de reclamar, pero se detuvo al ver el semblante preocupado de su gemela. Ese simple gesto la hizo reflexionar sobre lo que estaba a punto de hacer. Cansada, se desplomó nuevamente sobre el sofá y cubrió su rostro con las manos.
—Sé que estás preocupada por él, yo también lo estoy, pero no puedes salir a buscarlo. Son casi las doce de la noche, es un riesgo salir a esta hora. Y sí, sé que dirás que el chófer puede acompañarte, pero él ya es un hombre mayor, no tiene la misma fuerza de antes. Lo más sensato es esperarlo aquí, donde estamos a salvo —murmuró V suavemente, en un intento de tranquilizar a su hermana.
J quería protestar, pero, al pensarlo bien, sabía que V tenía razón. La mejor manera de ayudar en ese momento era quedarse en casa, donde al menos estarían fuera de peligro.
Ambas hermanas permanecieron en silencio, escuchando el monótono tic-tac del reloj. Parecía que el tiempo avanzaba con una lentitud exasperante. V sacó su teléfono del bolsillo de su falda y comenzó a enviar mensajes, intentando distraerse. J la observó de reojo y dejó escapar un suspiro.
—Vanessa, quiero preguntarte algunas cosas y quiero que seas honesta —dijo J mientras cruzaba las piernas y se enderezaba.
V no despegó la vista del teléfono, pero emitió un simple "mmm", confirmando que la escuchaba.
—¿Te agrada Lizzy? —
La rubia asintió con la cabeza sin apartar la mirada de la pantalla. J chasqueó la lengua y rodó los ojos, molesta.
—V, hablo en serio —recriminó.
—Tú quieres respuestas, pero nunca dije que te las daría del todo, ¿o sí? —murmuró V, dejando el teléfono a un lado para mirar a su hermana.
J negó con la cabeza, frustrada.
—¿Desde cuándo la conoces? —
—Qué pregunta más estúpida, hermana. Sabes que desde los ocho, cuando pasó lo de Cyn —respondió con una mueca, como si la respuesta fuera demasiado obvia.
—¿Por qué ya no te agrada Uzi? —soltó de repente.
V entrecerró los ojos con molestia, cruzó los brazos y desvió la mirada.
—Vanessa, contesta —insistió J, moderando un poco su tono, pero su gemela se mantuvo en su sitio.
—Vanessa —repitió con firmeza.
—¿Es necesario que responda? —murmuró la rubia.
-Si quieres terminar con este interrogatorio, entonces sí, hermana.
V suspiró con fastidio.
—Ash, simplemente no me cae bien y ya, no hay una razón específica —respondió con apatía.
—Te creería si no supiera que antes la adorabas. Cuando nos venía a visitar, prácticamente la seguías a todos lados. ¿Qué fue lo que cambió? —
J puso una mano en el hombro de su hermana en un intento de comprenderla. V se apartó suavemente.
—Tengo mis motivos, Jessica —murmuró.
—¿Y cómo esperas que yo entienda tu punto de vista si no lo compartes conmigo? Estoy tratando de entenderte —insistió J con sinceridad.
V entrecerró los ojos, dudando si debía compartir lo que había visto sobre Uzi años atrás.
—¿Cómo sé que no se lo dirás directamente a ella? Ambas se llevan bastante bien y no quiero tener a una entrometida enana interrogándome, aparte de ti, claro está —dijo con tono serio.
J se quedó callada, frunciendo los labios en señal de indecisión.
—Prometo que no diré nada de lo que me digas. Lo juro, Vanessa —respondió con voz suave, casi un susurro, que llegó a los oídos de su hermana. La rubia levantó su mano y extendió el meñique, un gesto que traía consigo una promesa tonta de infancia, pero que bastaba para demostrar que no diría una palabra.
La gemela menor abrió los ojos, sorprendida. No esperaba esa reacción. Sus labios se curvaron en una sonrisa tierna.
«¿En qué momento las cosas cambiaron tanto?» pensó con amargura.
Antes de que pudiera hacer cualquier otra cosa, el sonido de la puerta del departamento abriéndose llamó su atención. Ambas se levantaron rápidamente y caminaron hacia el pasillo, donde se encontraron con su hermano.
V corrió a su encuentro y lo abrazó con fuerza, tomando por sorpresa a N, quien casi se cae. J observó la escena enternecida, pero con la sensación de que, de alguna manera, este sería el único momento de paz que tendrían en el futuro cercano.
—Signore, ecco i registri finanziari. [Señor, aquí están los registros financieros.] —habló, dejando sobre el escritorio una carpeta. El hombre frente a él la tomó, frunciendo el rostro al ver en qué se había gastado su dinero.
—Abbastanza interessante, a dire il vero. Altre novità? [Bastante interesante, para ser honestos. ¿Alguna otra novedad?] —preguntó, mirando a su secretario. Él solo negó con la cabeza.
—Non dopo quello che è successo con la nipote. Molti media ci hanno contattato, querían saber la sua opinione sul fatto. Alcuni hanno anche offerto soldi per intervistarlo. [No desde lo que pasó con su nieta. Muchos medios han llamado, querían saber su opinión sobre el asunto. Algunos incluso han ofrecido dinero para poder entrevistarlo.] —informó. El hombre gruñó con molestia, sacando de una pequeña caja de madera que se encontraba en el escritorio un puro, lo puso en su boca y lo encendió, dejando que el humo llenara sus pulmones antes de exhalarlo lentamente.
—Quel bastardo almeno serve a qualcosa. Comunque, voglio che tengano d'occhio la famiglia Doorman. [Ese bastardo está sirviendo para algo al menos. En fin, quiero que mantengan vigilada a la familia Doorman.] —expresó el hombre, volviendo a mirar la carpeta que su secretario le había entregado anteriormente.
—Rappresenta qualche tipo di pericolo, signore? [¿Representa algún tipo de peligro, señor?] —preguntó con cautela. El mayor, con algunas canas en su cabello azabache y sus fríos ojos azules, lo observó fijamente.
—Non avrei mai creduto che mio nipote avrebbe raccolto gli avanzi di un altro uomo. [Nunca creí que mi nieto recogería las sobras de otro hombre.] —murmuró el anciano, observando a su subordinado, quien se tensó levemente.
—L'ho cresciuto affinché ottenesse sempre il meglio, indipendentemente da chi ferisce nel processo o da quali metodi debba usare... [Lo crié para que siempre consiguiera lo mejor, sin importar a quién lastime en el proceso o qué métodos deba utilizar...] —enfatizó, volviendo a inhalar el humo del puro antes de exhalarlo lentamente.
—Lo so, signore, ha allevato bene suo nipote affinché seguisse le sue orme. [Lo sé, señor, crió bien a su nieto para que siguiera sus pasos.] —dijo el secretario. El mayor solo negó con la cabeza.
—Vorrei dire che è così, ma no. Joel fa il possibile per proteggere Lizzy. Forse, se li avessi separati da bambini, le cose sarebbero state diverse... [Quisiera decir que es así, pero no. Joel hace lo posible para mantener protegida a Lizzy. Tal vez, si los hubiera separado de niños, las cosas serían diferentes...] —
—Cosa le ha impedito di farlo? [¿Qué le impidió hacerlo?] —preguntó el secretario con cautela.
—All'inizio non mi preoccupavo molto, dato che Martha era sposata con James. Ma dopo quello che ha fatto, ho considerato Lizzy come una sostituta, anche se non era possibile. Quindi, la migliore opzione era che si avvicinasse a suo figlio. L'unica cosa che non sono riuscito a evitare è che venisse a sapere del matrimonio combinato tra i Doorman e la loro famiglia. [En un principio, no me preocupaba mucho, ya que Martha estaba casada con James. Pero después de lo que hizo, consideré a Lizzy como un reemplazo, aunque, bueno, no fue posible. Así que la mejor opción era que se acercara al hijo. Lo único que no pude evitar fue que se enterara del matrimonio arreglado entre los Doorman y su familia.] —dio una calada al puro.
—Quando ho scoperto cosa aveva fatto Lizzy, ho avuto la sensazione che i miei piani fossero andati in malora. [Cuando me enteré de lo que había hecho Lizzy, sentí que mis planes se habían ido por el caño.]
—Perché loro, signore? [¿Por qué ellos, señor?]
—Hanno un cimelio di famiglia, senza contare che un loro antenato ci ha tradito. L'ho scoperto grazie ad alcuni diari che ho ritrovato in gioventù. Sai bene che i traditori non meritano di vivere. Per questo voglio che la bastarda resti nella famiglia: dobbiamo recuperare ciò che ci appartiene. [Tienen una reliquia familiar, sin mencionar que uno de sus antepasados nos traicionó. Me enteré de eso gracias a unos diarios que encontré en mi juventud. Sabes bien que los traidores no merecen vivir. Por eso quiero que la bastarda se quede en la familia: necesitamos recuperar lo que nos pertenece.]
—Non potremmo semplicemente ucciderli? [¿No podríamos simplemente matarlos?]
—Certo che possiamo farlo, ma dove sarebbe il divertimento in tutto questo piano? [Claro que podemos hacerlo, pero ¿Dónde estaría la diversión en todo este plan?]
—Cosa hai in mente allora? [¿Qué planea entonces?]
—Correggere gli errori dei miei antenati... e anche i miei. [Arreglar los errores de mis antepasados... y también los míos.] —dijo el hombre, apagando su cigarro en el cenicero, disfrutando del aroma que quedó impregnado en la habitación — Entrambi devono accelerare le cose. [Los dos deben apresurar las cosas.]
—Perché? [¿Por qué?]
—Ho bisogno di un nuovo lavoratore che faccia parte della famiglia Elliot. La vostra azienda è una copertura perfetta per le attività future. [Necesito un nuevo peón dentro de la familia Elliot. Su empresa es una tapadera perfecta para futuros negocios.]
—Una nuova pedina? [¿Un nuevo peón?] —preguntó, con la curiosidad reflejada en su rostro. El mayor soltó una fuerte carcajada al ver la expresión de su subordinado.
—Sei piuttosto intelligente, quindi metti insieme i pezzi. [Eres bastante inteligente, así que solo une las piezas.]
—Hai intenzione di far sì che tua nipote abbia un... [¿Usted planea que su nieta tenga un...?]
—Esatto. Lizzy mi darà la nuova pedina di cui ho bisogno. [Exacto. Lizzy me dará el nuevo peón que necesito.] —dijo con alegría.
—Cosa ne farai una volta raggiunto il tuo obiettivo? [¿Qué hará con ella cuando cumpla con su objetivo?]
—Ucciderla. Da quando è nata, è stata una rottura di palle. Mi sono preso la responsabilità di lei solo perché sapevo che, in qualche modo, mi sarebbe stata utile. Inoltre, Joel l'ha protetta fin da quando erano bambini, quindi non ho potuto farle niente... fino ad ora. [Matarla. Desde que nació ha sido un dolor de culo. Solo me hice responsable de ella porque, de alguna manera, me sería útil. Además, Joel la ha protegido desde que eran niños, así que no podía hacerle nada... hasta ahora.] —explicó mientras se recargaba en el respaldo de su silla.
—E il patto con tuo nipote? [¿Qué hay del trato con su nieto?] -
—Hahaha, è la cosa più curiosa, Francisco. Sai, nonostante si proteggano a vicenda, entrambi nascondono dei segreti. Ho offerto qualcosa a Lizzy e anche a mio nipote, e non è colpa mia se quei due vogliono tenerlo nascosto all'altro pur di "aiutarsi". Devo ammettere que è ammirevole. [Jajaja, es lo más curioso, Francisco. Sabes, a pesar de protegerse mutuamente, ambos se esconden secretos. A Lizzy le ofrecí algo y a mi nieto también, y no es mi culpa que esos dos quieran ocultárselo el uno al otro con tal de "ayudarse". Debo admitir que es admirable.] —comentó con humor.
—E per quanto riguarda la signorina Doorman, non nego che se entrasse a far parte della famiglia sarebbe vantaggioso per entrambi. Tuttavia, di recente ho parlato con i russi... hanno una figlia. [Y con respecto a la señorita Doorman, no negaré que si llegara a formar parte de la familia sería beneficioso para ambos, pero recientemente he estado hablando con los rusos... tienen una hija.]
El secretario hizo un leve asentimiento con la cabeza y salió del cuarto. Afuera, colgado sobre la puerta, había un retrato de un joven de cabello azabache y ojos de un intenso lapislázuli. Un poco detrás de él, se encontraba una chica de melena castaña y ojos turquesa. Sus manos sostenían una barriga abultada. A diferencia del hombre, quien mostraba orgullo y frialdad, la mujer tenía una sonrisa "tranquila", pero cualquiera con buen ojo o conocimientos en actuación podía notar la tensión en su expresión y el miedo reflejado en su mirada.
Francisco admiró la pintura. Aquel retrato era el único que permanecía sin cubrir, a excepción de las fotos donde aparecían Joel junto con Riccardo. Esa pintura en particular era el último vestigio de que, alguna vez, Nina De Luca existió.
Nicolás se encontraba sentado en una mesa al aire libre, esperando a su suegra. El área era privada, lo que les permitía hablar con tranquilidad sin temor a ser escuchados. Después de unos minutos, un camarero escoltó a una mujer de cabellos violetas hasta él.
—¡Nori! —exclamó el albino con entusiasmo mientras se levantaba de su silla.
La mujer le sonrió y se acercó para abrazarlo, gesto que él correspondió de inmediato.
—Nicolás, querido, ha pasado un tiempo. Me alegra mucho verte. Lamento molestarte, pero necesitaba hablar contigo —dijo la mayor, dándole unas suaves palmaditas en la espalda antes de separarse.
—Nunca serás una molestia. Por favor, toma asiento y pide lo que quieras —indicó el hombre con una sonrisa.
Ambos ordenaron sus respectivos alimentos al camarero y, una vez que este se retiró, el silencio se apoderó del ambiente. Nicolás sentía nervios, y Nori lo sabía.
—Nicolás, voy a hacerte una pregunta y necesito que seas totalmente honesto conmigo —dijo ella, poniendo aún más nervioso al mencionado. Él solo asintió con la cabeza.
—¿Lizzy fue tu exnovia? —preguntó, cruzándose de brazos y piernas.
Nicolás, que estaba bebiendo agua (la había pedido antes de que llegara Nori), se atragantó. La mujer se levantó rápidamente de su asiento, preocupada, se acercó a su yerno y le dio unas palmaditas en la espalda.
—Ok, creo que fui demasiado directa...
—Cof... No... cof, no sé... cof, ¿de qué hablas? —tosió, intentando recuperar el aliento.
La mujer frunció el ceño, y antes de que pudiera darse cuenta, le dio un fuerte golpe en la espalda.
—¡Auch! —se quejó, llevándose las manos al área adolorida y comenzando a sobarse.
—No nací ayer, jovencito. Así que no te pases de listo.
—Lo siento, es solo que me tomó por sorpresa. Y sí... Lizzy es mi exnovia —admitió, finalmente.
—¿Se lo has dicho a mi hija? —preguntó Nori, con una mirada penetrante.
—No... No lo creí necesario. ¡Auch! —se quejó nuevamente, frotándose la cabeza, pues Nori le dio un golpe con la servilleta.
—¿Hace cuánto tiempo terminaron?
—No la he visto en 5 años, así que te darás una idea.
—Sabes que información como esa no se debe guardar, ¿verdad? Eso explicaría por qué mi hija no ha estado actuando como una loca desde que salió esa foto comprometedora de ustedes dos.
—Yo pensé que jamás la volvería a ver, no esperaba nada de esto, lo juro —exclamó con vergüenza. Nori lo observó con sospecha, haciendo que el albino se pusiera aún más nervioso.
—Pareces un chihuahua. Tranquilo. Bien, ahora que ya aclaramos eso, quiero que me expliques qué pasó ese día.
La mujer suavizó su rostro, mirando atentamente a su yerno, quien exhaló e inhaló aire antes de hablar.
—Yo estaba de camino a una junta con unos inversionistas, en ese momento me encontré con Lizzy, quien también se dirigía a esa misma junta. Los dos entramos y noté que uno de ellos no veía con buenos ojos a Lizzy... Si es que sabes a lo que me refiero. Después de la junta, noté que ella estaba pálida, así que me ofrecí a llevarla a su casa. Pienso que algún reportero nos vio salir juntos y pensó que, bueno, ya sabes... que estaba engañando a Uzi.
—¿Cómo supieron los reporteros dónde vivía Lizzy? —preguntó Nori, mientras observaba a su yerno, quien la miró sorprendido, nunca se había planteado esa pregunta.
—¿Crees que alguien planeó lo de ese día? —preguntó, mirando fijamente a Nori.
—Puede ser, o tal vez solo sea una coincidencia... ¿No notaste si alguien nos seguía?
—No, para ser honesto, estaba más enfocado en ayudar a Lizzy que nunca me fijé si alguien nos seguía o nos vio. Aunque...
El mesero llegó en ese momento, interrumpiendo la conversación. Llevaba consigo un pequeño carrito con los alimentos que ambos habían pedido. Dejó los platos frente a cada uno y antes de partir les preguntó si necesitaban algo más. Al recibir una respuesta negativa, se marchó.
—¿Tu madre era italiana?
—Sí, ¿por qué? —respondió N.
—¿Nunca conociste a los parientes de tu mamá? —preguntó Nori, observando a su yerno.
N se quedó un momento en silencio, recordando si en algún momento su madre les había hablado de sus abuelos o algún otro familiar. Al no recordar nada, negó con la cabeza.
—Por lo que nos contó, nuestra madre era huérfana. En algún momento intentó buscar información sobre su familia, pero no encontró nada.
—¿N, van a adelantar la boda?
—Yo... No lo sé, es algo de lo que debo hablar con Uzi, pero con cómo están las cosas... ¿Por qué preguntas?
—Oh, ya sabes, mi marido y yo nos estamos haciendo viejos, solo queremos ver a nuestra hija en el momento más importante de su vida -expresó Nori con voz melancólica, llevando el vaso de jugo a sus labios y dando un sorbo antes de continuar — ¿No puedo saber?
«Además, no creo que debas saber lo que está pasando hasta que confirme unas cosas» —pensó.
—Claro que puedes, es solo que me tomó por sorpresa —dijo N con vergüenza.
—Lo único que quiero es que los dos se reconcilien, no me gusta verlos así —murmuró triste la mujer mientras observaba a su yerno. N solo bajó la mirada; a él tampoco le gustaba pelear con su prometida. —Solo diré que si no tomas una decisión, alguien más lo hará —sentenció la mujer, llevando un poco de comida a su boca.
—Mmm, supongo que tienes razón, es solo que, bueno... Cuando intenté hablar con ella, Khan me contestó.
—Lo sé, él quería ir a donde estuvieras y golpearte, pero se contuvo. Uzi y yo estábamos mal en ese momento —comentó triste. Nicolás la miró, compartiendo el sentimiento. Había visto los comentarios que le hicieron a la mujer cuando, en su juventud, empezó a salir con Khan, lo que hizo que ese rumor volviera a resurgir.
—Sabes, si alguien dijera lo mismo de Uzi, yo también me hubiera ido a los golpes.
Nori lo miró sorprendida por unos segundos, para luego empezar a reír. A N lo tomó desprevenido, pero después imitó la acción de la mujer. Después de unos minutos, las risas empezaron a cesar.
—Jajaja, no te ofendas, querido, pero no eres del tipo "rudo", más bien pareces un Golden retriever —
—Por favor, Nori, sabes que practico tiro deportivo y... —
—Que tienes toda una colección de armas, lo sé, pero no es lo mismo tener una buena puntería que pelear cuerpo a cuerpo... Mmm, te sugiero que practiques alguna arte marcial — sugirió la mujer, algo le decía que su yerno se lo agradecería.
—Supongo que tienes razón —murmuró, dándole una sonrisa a la mayor. Ella le devolvió el gesto.
—Por cierto, debo pedirte un favor muy especial. Como sabes, el cumpleaños de Uzi está a la vuelta de la esquina y quiero que me ayudes con unas cosas. Sé que es poco tiempo, pero estoy segura de que podrás ayudarme. —
—¿Qué necesitas? —
—Necesito que confecciones algunos disfraces y que elabores algunos accesorios. Los bocetos se los di a tu secretaria, así que cuando tengas tiempo, puedes echarles un vistazo. — comentó Nori con entusiasmo.
—Entonces, eso sucedió ayer. —
—Sí, señor, esos oficiales la cagaron en grande, así que no dudaría que la investigación se pause o le den carpetazo. Aunque yo voy más por lo último, la familia Elliot tiene influencia y dudo mucho que su heredero deje pasar algo así. — informó la mujer, mirando a través de la pantalla mientras su jefe solo asentía.
—Bien hecho, Yaeko, mantenos informados por cualquier novedad. —
La mujer agachó la cabeza y la videollamada se cortó. Haku suspiró cansado, girando sus hombros para poder relajarlos.
—Al parecer, las cosas están todavía de nuestro lado. —murmuró antes de pararse y salir de su oficina para dirigirse a la del jefe. Los pasillos silenciosos y delicadamente decorados le daban tranquilidad. Llegó a unas puertas de madera clara, tocó la puerta escuchando una confirmación para entrar. Ahí, un joven de cabellos ónix escribía en una computadora. Alzó su vista oceánica, mostrando que debajo de sus ojos había ojeras.
—¿Qué pasó? —
—Nuestra informante me llamó, tal vez podamos dejar de preocuparnos por la investigación policial. —dijo el hombre, captando el interés del otro. —A sus palabras, dos de los oficiales interrogaron a las últimas hijas de los Elliot, pero algo salió mal, porque después llamó una de ellas pidiendo hablar con el teniente. Al poco rato, esos mismos policías fueron reprendidos. —dijo el hombre con seriedad.
—¡Eso es perfecto! Ya me cansé de mantener vivos a nuestros invitados. —exclamó el más joven.
—¿XiaMao ha estado experimentando con ellos, verdad? No sé por qué pregunto, cuando ya sé la respuesta. —articuló con humor. Esa mujer parecía frágil, pero era un verdadero peligro cuando se trataba de sustancias. —¿Dónde está ella? — preguntó al no verla en la oficina. Por lo general, Jun'ichi la mantenía en su oficina para evitar que se autoenvenenara por el bien de la ciencia.
—Mira afuera. —señaló una de las ventanas que estaba abierta. El mayor, de cabellos marrones con algunas hebras blancas, se asomó. Ahí, debajo de un árbol de cereza de cornalina, se encontraba la chica practicando artes marciales. Podía notar cómo había mejorado en el combate cuerpo a cuerpo.
—Ha mejorado mucho. —dijo con ligera sorpresa. A su lado, el joven se posicionó, siendo unos centímetros más bajo.
—Lo sé, Mao será una excelente mano derecha. —murmuró con orgullo. — Dejen vivos a nuestros huéspedes, ella se enojará si matamos a sus conejillos de indias. Además, nos servirá como chantaje. —
El hombre solo asintió, dando razón a su jefe, observando cómo la mujer era derribada.
Lizzy miraba a su hermano incrédula. Ambos se encontraban en la cocina. Él estaba preparando el desayuno mientras tarareaba Starlight de Starset. Su sonrisa delataba lo feliz que se encontraba, algo que ponía en jaque a la rubia.
—¿Qué celebramos? —preguntó ella.
—¿Uno no puede ser feliz? —respondió el pelinegro, volteando un hot cake que se estaba cocinando.
—No cuando siempre tienes cara de amargado, Joel.
—Solo me levanté de buen humor, es todo —murmuró antes de encogerse de hombros y sacar el trozo de masa para ponerlo con los otros en un plato.
Lizzy entrecerró los ojos, aún curiosa por el buen humor de su hermano. Antes de poder cuestionarlo más, él le puso enfrente un plato con tres hot cakes formando una torre, un bowl con fruta, un vaso de jugo y sus antidepresivos. Ella suspiró, tomando el vaso y el frasco de pastillas.
—No me dirás, ¿verdad? —afirmó la chica. El de ojos esmeralda solo calló, confirmando que no diría nada más. La rubia solo suspiró, abriendo el frasco y sacando una cápsula para tomarla.
«¿Habrá descubierto mi regalo? —pensó.
—Ahora vuelvo, necesito ir por mi otro teléfono —dijo Joel, saliendo de la cocina y desapareciendo. Lizzy empezó a comer la fruta, jugando un poco con ella cuando el móvil de su hermano vibró. Curiosa, lo tomó.
Haku:
Jefe, hay noticias.
Leyó el mensaje, y sus ansias de información la llevaron a desbloquear el teléfono, percatándose de que el fondo de pantalla era una foto de Uzi. Antes de poder indagar más, el dispositivo fue arrebatado. Joel tenía una expresión de enojo que hizo que Lizzy se arrepintiera de haber sido tan curiosa, pero rápidamente cambió su expresión de sorpresa a una de enojo.
—¿Es por ella que estás feliz? —preguntó, con voz cargada de desconfianza.
—No es algo que te incumba, Lizz —respondió él, con frialdad.
La rubia solo se enfureció más.
—Me interesa porque eres mi hermano, estúpido —se cruzó de brazos, mirándolo fijamente.
—Mis asuntos no son tu prioridad, y lo sabes —replicó él, visiblemente molesto.
—Lo son cuando descubro que pueden perjudicarnos. Si el abuelo llega a enterarse, te meterás en problemas —murmuró ella, intentando mantener la calma.
—Nunca lo sabrá —contestó Joel, con seguridad.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? Sabes que ese hombre no es alguien con quien se pueda jugar ni se puede engañar para siempre, hermano —expresó ella, preocupada.
Joel relajó su cuerpo, llevando una de sus manos al tabique de su nariz y apretándolo antes de exhalar el aire contenido.
—¿Dirás algo de esto al abuelo? —preguntó, mirándola a los ojos con la ligera esperanza de que su hermana no lo delatara.
—Antes muerta que ser una traicionera, Joel —murmuró, el de cabellos azabache se acercó a ella y revolvió sus cabellos, gesto que hizo que la rubia sonriera.
—Bueno, ya basta, harás que me salga frizz —respondió ella, sonriendo mientras apartaba un poco su cabello. —Por cierto, Haku me mandó un mensaje y creo que es urgente.
Joel miró su teléfono antes de acercarse a su hermana, darle un beso en la cabeza, tomar sus llaves que estaban en la mesa y salir de la cocina. Al oír la puerta cerrarse, Lizzy se desplomó, preocupada.
«Carajo, si el puto viejo se entera... A quién quiero engañar, lo más seguro es que ya lo sepa... Mierda, esta madre se va a incendiar.» —pensó, antes de seguir lamentándose cuando su teléfono vibró.
V:
Nori me envió la invitación a la fiesta, y como te dije, es de disfraces. Mira.
¿Temática de vampiros? 🦇 Uff, creo que quieren lucirse 😎. Pero si encontramos a ese tipo con el que anda Uzi, haremos que se vea súper irresistible, si sabes a lo que me refiero 😏. En fin, te dejo, tengo que ir a las oficinas. Me deben tomar medidas para la ropa que debo modelar.
—¿Jessica? ¿Qué pasó? —
—Yo... ¿Dónde estás? Necesito que vengas rápido —dijo con voz seria.
—Llegaré en unos 15 minutos. ¿Dónde estás? —
—En la oficina de papá... Encontré algo que no te gustará... V también vendrá, así que... Solo llega rápido, por favor. —
La llamada se cortó. Por suerte para él, la comida con Nori ya había terminado. Llegó en el tiempo estimado y se dirigió a la oficina de su padre. Al entrar, J y V estaban sentadas, dándole la espalda.
—¿Qué pasó? ¿Por qué parecías tan seria, Jess? —
—Revisa el cajón superior derecho —murmuró V con asco, señalando el escritorio.
Nicolás, un poco inseguro, se acercó. Los rostros de sus hermanas reflejaban asco y perturbación, lo que aumentó su nerviosismo. Con firmeza, abrió el cajón donde J le había indicado; inmediatamente, su rostro formó una mueca de asco.
—¿Qué mierda...? —susurró.
—Me alegro de que esté muerto —pronunció V, abrazándose a sí misma en un intento de calmar la repugnancia que todavía sentía. — Espero que arda en el puto infierno.
—Espero que cualquier deidad te escuche, hermanita —exclamó J.
—Siempre hablaba mal de Uzi y de Nori... Carajo... Ese maldito viejo de mierda literalmente se las quería coger —balbuceó con irritación, pasando las manos por su cabello y jalando algunos mechones, despeinándose en el proceso.
Las gemelas lo escuchaban atentamente. Ellas tampoco podían creer lo que acababan de ver. Sabían que su padre era una persona grotesca, pero llegar a ese punto... Era algo inconcebible.
«Me alegro de que Uzi y su madre estén a salvo ahora», pensó la gemela menor, observando el escritorio.
—Encontramos otras cosas, pero no quisimos hurgar sin que estuvieras presente —informó J.
—¿Qué encontraron? —preguntó N con voz gélida.
Ambas hermanas sintieron escalofríos recorrer su espalda. Estaban preocupadas y un poco asustadas por lo que descubrieron en esos papeles.
—Papá era un monstruo. En una carpeta encontramos contratos de índole sexual que tenía con algunos de nuestros socios —gruñó V con enojo —También hallamos varios recibos de un burdel.
N abrió los ojos sorprendido.
«Es imposible... No pueden existir...», pensó con miedo.
Las gemelas observaron cómo su hermano se ponía pálido, lo que aumentó su preocupación.
—Según las fechas de estos registros, coinciden con las veces en las que empezaste a viajar con él... —murmuró suavemente Vanessa.
—No es lo que están pensando las dos. Yo... Papá consideraba que ya era hora de convertirme en un "hombre", así que un día me llevó a un prostíbulo y... ya sabrán qué pasó —dijo en voz baja, con un ligero temblor. Sus mejillas estaban rojas por la vergüenza; no esperaba contar esa experiencia, y menos a sus hermanas.
Antes de poder seguir hablando, sintió cómo las gemelas lo abrazaban con fuerza. Ambas lo miraron, con lágrimas brotando de sus ojos.
—No llores más, hermanito, todo acabó —exclamó Jessica con tristeza.
N, desconcertado, tocó una de sus mejillas, sintiendo cómo estaba ligeramente húmeda.
—Solucionaré esto, no se preocupen —murmuró antes de volver a abrazarlas.
Los tres permanecieron en silencio. En ese momento, un único pensamiento resonaba en sus mentes:
Que ardas en el infierno, papá.
Originalmente iba a ser más largo el capítulo pero no quería dar información de más, así que lo tuve que cortar tanto por el bien de ustedes como por el mío.
La ronda de preguntas y respuestas sigue abierta así que si tienen alguna duda de algún capítulo o del futuro de este fanfic pueden dejarlo aquí o en mi tablero personal.
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