Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3.- El nombre

No sé cuánto tiempo pasé en aquella duermevela, todo el lugar terminó en la misma oscuridad rojiza que cuando había despertado allí, la atmósfera ahora tranquila y silenciosa era relajante. O al menos había sido así hasta que aquella voz masculina comenzó a sonar.

—¡Hey, hey! Tú, chico nuevo ¿Puedes oírme? Contéstame...—Y así seguía y seguía.

—Puedo oírte... déjame dormir —le pedí sin abrir los ojos.

—Claro claro, solo dime ¿Cuál es tu nombre?

—¿Mi nombre? —Su pregunta me extrañó ¿Mi nombre? ¿No lo había escuchado?

—Sí, dime cómo te llamas.

—Soy Ly...

—¡No! —me interrumpió con un grito—. No me refiero al nombre que ella te dio, hablo de tu verdadero nombre, el que tenías antes de que ella te trajera

Ante su insistencia abrí los ojos y me incorporé un poco, «¿Mi verdadero nombre?» mi mente se sentía aún demasiado ofuscada como para pensar en algo así, aunque intenté forzarla.

«¿Mi nombre? ¿Mi verdadero nombre? No el que ella me había dado...»

—Yo... yo soy... me llamo... ¡Armand! —el nombre explotó de pronto en mi cabeza, eliminando la neblina que la llenaba y arrojando luz sobre toda mi historia—. Sí, Armand, soy Armand Monterosa —lo repetí varias veces, tanto para mi como para el misterioso prisionero.

—¡Perfecto Armand! Ahora, es importante que mantengas tu nombre, si lo olvidas lo perderás todo.

—¿Mantenerlo?

Se quedó en silencio algunos momentos.

—¿Tienes alguna forma de escribirlo? Tiene que ser de forma que ella no lo vea.

Moví la cara buscando algo que se pareciera a lo que él describía pero ¿cómo diablos iba a escribir algo en medio de aquella prisión. Intenté levantarme, pensando que quizá podría hacer algo con el polvo del suelo; pero en cuanto comencé a moverme los listones negros se jalaron, haciendo cualquier movimiento bastante incómodo.

—¡Ah! Es difícil moverse con estas cosas pegadas al cuerpo —me quejé.

—Lo sé, pero debes hacerlo. Una vez que lo logres podrás descansar —me urgió.

Gruñí mientras me levantaba del sofá, sintiendo aquellos tirones en mi piel que, aunque no llegaban a dañarme realmente si eran sumamente molestos. A pesar de ellos logré pararme y rodear aquel único mueble, a un lado del mismo pude encontrar el lugar perfecto.

Ahora solo faltaba la otra cuestión, ya tenía dónde pero faltaba el cómo iba a escribir. Lo pensé un poco, había tanto polvo que podría utilizarlo pero con cualquier rafaga de aire podría borrarse.

«Ah maldita sea, y con este dolor no puedo pensar bien... ¡Claro, el dolor!»

Toqué la herida de mi pecho, a pesar de las burdas puntadas que la bruja había hecho solo hizo falta un poco de presión para que volvieran a sangrar. Recogí aquellas gotas de mi propia sangre para poder marcar las letras de mi nombre.

"Armand Monterosa"

Cuando lo logré solté un suspiro de alivio sintiendo que mi nombre estaba a salvo, incluso lo oculté con uno de los cojines mohosos del sillón.

—¿Lo lograste? —preguntó de nuevo aquella voz que me había ayudado.

—Sí, muchas gracias.

—Eso es bueno, ahora podemos descansar, los días que vienen no serán muy sencillos.

Me enderecé y, aprovechando que ya estaba en movimiento, me acerqué a los barrotes de la jaula.

—¿Quién eres? —pregunté, intentando asomarme a las otras jaulas.

La oscuridad que ya dominaba el lugar me impidió ver mucho más dentro de las otras prisiones.

—No lo recuerdo... en realidad ninguno lo recordamos, Por ahora soy Chwal.

Me di cuenta que la voz venía justo de mi izquierda, por lo que su dueño quedaba fuera de mi vista.

—Gracias Chwal.

—Aún no me las des, tu travesía con Sosyé a penas va a comenzar.

Maldije mentalmente, Chwal tenía razón pues toda aquella situación pesadillesca no parecía tener un final muy cercano, y tampoco es que esperara que lo tuviera pues sospechaba el "final" que ella esperaría de nosotros, necesitaba tiempo para pensar en cómo salir de allí. con vida.

Pero por el momento no había mucho que pudiera hacer, me sentía física y moralmente agotado, por no decir devastado; no lograría nada en ese estado.

Me dejé caer con pesadez sobre el sofá, exáctamente igual a como había iniciado, mi cuerpo maltrecho agradeció el descanso.

«Al menos mi identidad está a salvo, esto estuvo muy cerca. Debo actuar con precaución o esa bruja acabará conmigo.» pensé antes de quedarme profundamente dormido.

***

La luz se colaba por entre mis párpados volviéndose rosa y logrando despertarme; de inmediato las dolorosas sensaciones de mi cuerpo me hicieron recordar todo lo que ocurrió la noche anterior.

Abrí los ojos lentamente para no ser cegado por la luz naranja del amanecer, odié el escalofrío que me recorrió al ver la silueta femenina que se recortaba contra esa luz, justo frente a los barrotes que me mantenían prisionero.

—Al fin despiertas mi bello Lyon, espero que hayas pasado una buena noche.

"Lyon" aquel nombre chocó en mi cabeza, como si introdujera en mi cráneo un millar de astillas de hielo, pero sabía que era mi propia conciencia negándose a ser desplazada. El problema ahora era que ella no debía saber que la mantenía.

Me quedé sólo observándola, intentando analizar qué era lo que ella esperaba que hiciera, su risa me dijo que justo debía mantenerme así.

—Ya veo que así fue, lo cual es bueno pues tendremos un día agitado. Pero bueno, antes de empezar quería comprobar que todo el anclaje se haya logrado de manera correcta.

Acercó una mano hasta que pasó por entre los barrotes, así pude ver al temible muñeco de la noche anterior. El terror me fue recorriendo pero, antes de que pudiera reaccionar, ella alejó la infernal herramienta fuera de mi alcance.

Mi vista se había logrado acostumbrar un poco más a la escasa luz y pude distinguirla mejor mientras sacaba una pequeña navaja de la misma piedra negra que las anteriores aunque de un tamaño mucho menor.

~Reveye epi koute apèl mwen an, ranpli koneksyon an~

La escuché susurrar al oído del muñeco, y en cuanto terminó de pronunciar aquellas ininteligibles palabras sentí el golpe de su magia negra contra mi cuerpo, adentrándose en él.

Para ese momento podía sentir su mano rodeándome al igual que hacía con el muñeco, la cosa pintaba bastante mal. Supe que no había escapatoria cuando dio vuelta al muñeco y comenzó a cortar en la parte de atrás, el dolor en la parte baja de mi propia espalda me hizo caer al suelo.

No pude contener el grito de dolor que me arrancó mientras sentía como mi piel se abría con una cruenta herida a la par que la tela del muñeco se separaba.

Ella solo reía satisfecha mientras yo me retorcía en el suelo, boca abajo y totalmente a merced de su voluntad, no había manera de defenderme de aquella tortura.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro