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Capítulo 1.- El muñeco

Desperté demasiado adolorido, además  no me podía mover. Estaba sentado en una silla, de eso sí me di cuenta aún antes de abrir los ojos, y tenía las manos atadas en la parte de atrás del respaldo, también mis piernas estaban atadas a las patas.

Bueno, no era la primera vez que me terminaba relacionado con una chica de gustos sexuales variados, aunque el hecho de que no recordaba bien cómo había llegado allí, además de que no había dado mi consentimiento explícito para esto, todo eso me molestó.

Abrí por fin los ojos, a pesar del dolor de cabeza que palpitaba y que no me dejaba pensar con claridad. Intenté fijarme en lo que me detenía, en efecto estaba atado por cuerdas negras bastante gruesas. El dolor se intensificó cuando intenté mover la cabeza para quitarme el cabello largo de la cara y ver lo que me agarraba los brazos, haciéndome jadear.

—¡Ah! tanto dolor desperdiciado, pero no debes preocuparte mi valiente león, pronto cambiaremos eso.

Levanté la vista entonces, frente a mí estaba la chica con la que ahora recordaba, había estado bebiendo la noche anterior... o cuando fuera que había ocurrido eso. Ciertamente era una chica guapa, con su largo cabello rubio oscuro, su piel blanca, y esos rasgos finos que en su momento me parecieron bellos e inocentes, pero en ellos se apreciaba ahora una maldad palpitante.

—¿Qué es esto? Yo no he accedido a nada de esto ¡Suéltame! —no podía recordar su nombre, pero estaba demasiado molesto y adolorido como para intentarlo.

—¡Pobrecito! ¿Crees que me importa en algo a lo que tú "accedas"? A partir de ahora no tienes ninguna elección, a partir de ahora eres mío.

—No sé de qué diablos hablas, pero más te vale que me sueltes... —me silenció con un fuerte golpe en el rostro.

—Ya me encargaré después de esa boca tuya, aunque habría que ver qué eres capaz de hacer cuando acabe.

Se paró delante de mí con una especie de muñeco en una mano, de un color pajizo y aspecto muy aterrador. Parecía estar hecho de tela, estaba cosido con hilo negro, el mismo con el que se formaba sus ojos en forma de equis y una línea por boca, había un rectángulo cobrizo en el torso y un cabello crespo y negro.

En la otra mano una especie de pico negro con algunas figuras que no pude distinguir, aunque sí pude ver el pequeño cráneo de la punta más gruesa.

Antes de que pudiera preguntar que diablos hacía la chica comenzó a susurrar algo que no pude entender y que erizó hasta el último vello de mi cuerpo.

∼Mwen pran doulè sa a pou benefis mwen∼

Picó el muñeco con su pequeña daga negra y sonó un grave grito lleno de dolor; por un momento pensé que me estaba volviendo loco y que el muñeco había gritado, pero el estruendo venía del fondo de la habitación.

En medio del grito se encendieron de pronto un sinfín de velas a mi alrededor, me di cuenta entonces que estábamos en una habitación espaciosa. Lo más llamativo y aterrador eran las seis habitaciones o celdas que nos rodeaban en cada pared.

En cinco de aquellas cárceles había un hombre, ninguno mucho más grande que yo o que mi captora, pero no tuve mucha oportunidad de fijarme pues miraba aterrado a la bruja frente a mí, jamás mejor ocupada esa palabra.

—¿Qué crees que haces? ¿Qué es todo esto? —logré preguntar entre balbuceos, pero ella volvió a golpearme el rostro en lugar de contestar.

El miedo y la furia se mezclaban en mi interior, me ardía la cara donde ella me había golpeado, además de los hombros y las muñecas por forcejear inútilmente contra mi amarre.

Ella simplemente se dio la vuelta y dejó el pequeño muñeco sentado pulcramente junto a otros cuatro muñecos muy similares aunque no exáctamente iguales, cada uno con el mismo hilo grueso y negro, manchas rojizas y cabello que parecía real.

Estaba justo en el centro de un círculo pintado en el suelo con color negro, había seis enormes velas del mismo color que tocaban la línea, cinco de ellas estaban prendidas y justo la que estaba frente a mí estaba apagada.

—Vuelve a hablar y me obligarás a coserte la boca. Ya irás viendo de qué va la cosa, así que cállate y coopera.

Estaba aterrado, quería pedirle que me soltara pero al ver el hilo negro en sus manos supe que su amenaza era real. 

De la misma mesa en la que estaba el resto de muñecos tomó un cuchillo del mismo material negro que la pica que había utilizado antes. Cuando se acercó a mí con aquella arma me revolví aún más furiosamente sin el menor resultado, aunque siguiendo su indicación ni dije ni una palabra.

Hizo varios cortes en mi playera negra hasta deshacerla en varios trozos, los cuales comenzó a introducir en un nuevo muñeco hecho de la misma tela pajiza, que terminó de coser con el hilo negro casi por completo, aunque antes de llegar a la cabeza volvió a acercarse a mí.

Tomó varios mechones de mi cabello y lo cortó, eso terminó de molestarme pues he dedicado especial cuidado para poder tenerlo largo y que se viera bien; me mordí el labio justo a tiempo para evitar la sarta de palabrotas que querían salir.

Debía ser inteligente, estaba en una situación demasiado peligrosa como para dejarme llevar por el pánico. Y todo parecía ser demasiado serio, en le mejor de los casos había caído en manos de una loca psicópata, en el peor... las cosas se iban a poner muy feas.

Al final la chica había logrado coser las hebras de mi cabello en la cabeza del muñeco. Volvió a acercarse con todos sus macabros instrumentos, dejo el muñeco cuidadosamente sobre mis piernas, casi con ternura «Maldita loca» pensé, aunque no dije nada.

Estaba tan concentrado viendo el muñeco que no me di cuenta de que en su otra mano traía la punta negra hasta que la clavó en mi pecho; no demasiado profundo, solo lo suficiente para que el dolor ardiera exponencialmente y mi sangre comenzar a salir.

Grité, tanto de sorpresa como de dolor, pero a ella no le importó en lo más mínimo, por el contrario sonrió como si disfrutara mientras terminaba de marcar en mi piel una enorme equis, justo sobre mi corazón.

El ardor era atróz, la poca movilidad que me permitían los amarres ella la impedía con su otra mano en mi hombro. Al terminar se alejó un paso para observar su obra mientras yo intentaba reponerme de aquel dolor horrible, pero antes de que pudiera lograrlo ella volvió a inclinarse ahora con el hilo negro en la mano.

Grité, me revolví, pero de nada sirvió: con una parsimonia horrorosa la bruja comenzó a coser las heridas que acababa de abrir. Sin poder hacer más solo aleje la cara del horrible espectáculo, pude ver entonces una de las celdas que nos rodeaban.

Dentro de ella había un muchacho, sentado en un sillón con la misma posición abandonada de los muñecos sobre la mesa, pero me miraba con aparente preocupación en sus ojos negros. Estábamos separados por una reja de tubos en vertical y horizontal que creaban cuadros por los que apenas podría pasar un brazo igual que el resto, había algunos vidrios rotos pendiendo de los barrotes. Lo más sorprendente eran los listones negros que al parecer pendían del chico y subían hasta el techo y las paredes de su celda.

Un tirón me hizo volver la vista, la bruja había terminado de coser y cortó el hilo con los dientes, el jalón me hizo volver a quejarme. Luego, con ese mismo hilo negro que ya estaba empapado con mi sangre, trazó el mismo tache en el torso del muñeco.

Maldición, ya en ese momento comenzaba a sospechar que la cosa se iba a poner bastante fea, tenía que encontrar una manera de salir de allí pero luego de todos mis forcejeos resultaba obvio que no podría hacerlo mediante fuerza bruta.

Y tampoco podía esperar que aquella loca me soltara... parecía demasiado embebida en su trabajo Tenía una nueva madeja en la aguja y la llevó hasta mi boca.

—¡No! No he dicho nada... —como en las ocasiones anteriores me silenció de un golpe.

—Será mejor que no te muevas, si no quieres que esos bellos labios se vean mancillados.

Me tomó de la quijada, obligándome a abrir la boca mientras metía la aguja en ella. Cerré con fuerza los ojos, intentando no moverme, aunque el tan temido piquete nunca llegó; por el contrario sentí cómo el hilo pasaba por mi lengua y volvía salir.

Cuando me soltó y por fin pude abrir los ojos vi que estaba cosiendo la boca del muñeco con el hilo bañado en mi saliva.

—Ya casi hemos terminado, Mira, creo que estoy logrando que se parezca a ti. —me mostró el muñeco con orgullo—. Ahora faltan los ojos, es la parte más divertida... ¿qué método usaré para obtenerla?

Caminó hacia la parte de atrás de mí, asustado intenté seguirla pero quedó fuera de mi campo de visión, aunque podía escucharla reír. De pronto algo me rodeó el cuello, se sentía como las mismas cuerdas gruesas que impedían mi huída y que en ese momento comenzó a asfixiarme sin que yo pudiera hacer nada.

No podía respirar, me estaba ahogando sin que hubiera ninguna escapatoria, el aire se negaba a entrar ni a salir de mis pulmones y yo solo podía boquear en un inútil intento de respirar. Frente a mi comenzaron a aparecer puntos de colores mientras el resto se hacía negro, sabía lo que significaba, iba a morir...

Y, tan imprevisto como comenzó, la sensación de ahogo se desvaneció y por fin pude conseguir el tan necesitado oxígeno en medio de toses violentas, me ardía al respirar pero aún así agradecí el poder hacerlo.

Su mano se enredó entonces en mi cabello, jalando toda mi cabeza hacia atrás. Restregó algo contra mi rostro, supuse otro de los malditos hilos negros, recogiendo las lágrimas que la asfixia me había ocasionado. De nuevo utilizó la hebra mojada esta vez para marcar los ojos del muñeco como dos equis negras.

Al terminar lo puso junto a mi rostro, como si nos estuviera comparando.

—Está listo, creo que me ha quedado perfecto. Bien, entonces es hora de comenzar, además ya tengo el nombre perfecto para tí, con esa melena negra.

Hola bonitos lectores.

Lo prometido es deuda, así que  comenzaré  a subir a subir Harem Voodoo aquí. Se trata de una trama original aunque tienen una fuerte base en "Voodoo doll" de VIXX, sobre todo al inicio, pueden ver el vídeo al inicio de este capítulo y darse cuenta.

¿Cuántas veces he subido esta historia para después pasarla a borradores? Como cuatro por lo menos, pero es que, hay algo que no sé...

Esta vez intentaré acabarla :3

Espero que la disfruten .

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