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24

El día de navidad fue cuando en realidad Taehyung rectificó lo enojado que estaba su hermano con él, mientras estaba siendo objetivo de aquella actitud inaccesible y tosca que veía innecesaria. Aquél tema había pasado a no ser tan importante cuando se convenció de que aquello se le pasaría porque no tenía nada que ver directamente con él, sin embargo, aquella noche se dio cuenta de que estaba equivocado al suponer lo contrario a lo que en realidad pasaba.

Namjoon sí estaba enojado, decepcionado y actuando como tal. No habían pasado palabra mayores en los días anteriores, no más que un saludo y un que otro "permiso". Era evidente que no estaba feliz, pero tampoco quería tomárselo tan a pecho porque era un tema que, en cualquier momento, olvidaría como si nada. O al menos eso esperaba.

Entonces, aquel veinticinco en la noche, mientras todos se daban sus regalos, Taehyung no recibió nada por parte de su hermano. Y ni siquiera le molestaba aquel hecho, tampoco que no haya sido capaz de echar su orgullo a un lado para pasar una buena noche en familia, lo que le molestaba era la respuesta que había dado en aquel momento de tensión que se formó cuando todas las miradas cayeron sobre él:

— ¿Qué? No quise ni tuve ganas. Yo no pienso en egoistas que actúan sin pensar en mi.

Consideró no responderle, sin embargo, no podía simplemente ignorar como su hermano estaba volviendo las cosas, haciéndose ver como el más afectado por un asunto que no simulaba ningún problema para él. Estaba tomando atribuciones que no le pertenencian, y eso ya era demasiado.

Una cosa era estar en contra y otra comportarse como si fueran enemigos.

—No te entiendo, Namjoon — calmado y sincero, mientras le miraba a la cara, le dijo. Su hermano le devolvió la mirada acompañada de una mueca mientras lo escuchaba hablar, como si Taehyung estuviera haciéndole un chiste sin gracia sobre su más que evidente molestia —. Estás haciendo un problema de algo que no está supuesto a serlo, y de verdad me está molestando la forma en la que te estás manejando al respecto. ¿En qué te afecta? Explícamelo, por favor, porque necesito entenderte de verdad.

Namjoon soltó una risa nasal, mirando a sus padres que estaban en la sala, presenciando aquel asunto del que no sabían nada en completo silencio

—¿Lo ven? — señaló a su hermano, como si lo estuviera acusando —. Taehyung nunca entiende nada, nunca sabe nada, nunca hace las cosas mal — se encogió de hombros, como si no le diera importancia, mirándolo con una expresión que pretendía hacerlo sentir culpable —. Ese es tu único problema.

Y Namjoon, sin duda alguna, logró lo que pretendía, porque aún cuando Taehyung no entendía su molestia del todo, se sintió culpable de inmediato

— ¿Cómo pretendes que sepa las cosas que no me dices? — inquirió, su tono de voz saliendo un poquito afectado, empezando a asumir la culpa de aquel problema —. De verdad no tengo idea de por qué te pones así. Puedo entender que te sientas incómodo,  pero tú actitud es demasiado.

— Deberías de saberlo — acotó con obviedad —  Jungkook es mi amigo, Taehyung. No tu novio, no tu ligue, nada tuyo — le decía las cosas como si fuera un tema complejo que debía de explicar con claridad para que se le entendiera —. Él es buen amigo y nada más, te quiero cuidar, pero mi opinión te vale tanto como tu dignidad.

Ese fue un ataque directo, y fue hasta el punto en que Taehyung pudo soportarlo.

— Yo creo que nos vamos — dijo su mamá, levantándose para después jalar a su esposo con ella, mismo que estaba negado a levantarse —. Hablen civilizadamente, si desean que sus papás razonen con ustedes, estaremos en la cocina. 

— No se preocupen, a Taehyung no tengo nada que decirle — aclaró, viendo como de inmediato los mayores hicieron su camino a tal lugar, probablemente a poner la oreja contra la pared mientras suponían que nadie se daba cuenta.

Hizo el amago de levantarse del sofá, sin embargo, la voz de Taehyung lo detuvo.

— Namjoon, deja de ser ridículo — Taehyung prácticamente le escupió aquello en la cara, mirándolo fijamente, demostrando con su expresión que no lo entendía para nada, que él también estaba enojado y que el unico causante era él —. Sinceramente, no entiendo por qué te tomas este asunto tan personal. Jungkook fue tu amigo primero, lo entiendo, si el gran problema es que pienses que de alguna forma te lo voy a quitar, entonces estás celoso innecesariamente

— Jungkook no es mío, no me puedes quitar algo que no pertenece.

— Con mayor razón deberías de empezar a actuar con madurez, porque ahora mismo pareces un niño llorando por una paleta, y aquí el mayor de los dos eres tú.

— Mira, Taehyung — carraspeó, dispuesto a decir las cosas claras. Se limitó únicamente a mirarlo mientras mantenía una expresión seria que le transmitía inseguridad a su hermano, mismo que se acomodó en el mueble mientras esperaba impaciente lo que el otro tenía para decir —. Eres mi hermano, te amo con el alma, siempre quiero cuidarte, pero te comportas como un adolescente rebelde que cree que todo lo que decida está bien. Eres adulto, probablemente sientas que me estoy pasando, pero no puedo dejar pasar las cosas que veo mal, y esa relación está mal.

— ¿Te estás escuchando? — inquirió, burlesco —. Te atreves a señalar lo que supuestamente está mal mientras te comportas peor — Namjoon le miró de lado, una clara mirada desaprobatoria que de ninguna forma hizo dudar a Taehyung —. Pero dime, ¿por qué crees que está mal?

— Porque Jungkook no va a darte lo que quieres — simplificó, encogiendose de hombros —. Es gay, está bien, pero eso no significa nada comparado con su nivel de auto rechazo. Quizás asegures que las cosas están bien ahora, pero van a volver a la normalidad en menos de lo que piensas — se puso de pie cuando terminó de decir aquello, dispuesto a dar por cerrada la conversación, pero no sin antes dar su último aviso —. Estoy relacionado con los dos, claramente me afecta la forma en la que vayan las cosas entre ustedes porque de alguna manera voy a quedar en medio, y cuando ese tira y afloja que tienen se les salga de las manos, yo no voy a estar con ninguno porque los dos saben a qué se están dirigiendo.

Después de eso, Namjoon se levantó de aquel sofá y se encerró en su habitación sin decir una palabra más, totalmente empeñado en mantener aquella postura que él suponía era la más acertada. Le bastaba con la confianza que ya tenía en Jungkook, no necesitaba demostrarle nada a nadie mientras él esté seguro de lo que tiene, sin embargo, en ese momento, tenía la necesidad de callarle la boca a su hermano y hacerle ver que estaba equivocado en relación a Jungkook.

No iba a forzarlo a hablar ni hacerle cambiar de opinión, por su parte, eso era todo lo que estaba dispuesto a hacer, porque las cosas no se forzan y él no iba a meterle en la cabeza a Namjoon un asunto en el que él no creía. Él sabía lo que hacía, entonces las cosas estaban perfectas.

Esa noche no vio al pelinegro, pero hablaron por teléfono después de las once y hasta la una de la madrugada, una charla que en realidad no tenía algún tema a destacar, pero que, sin duda alguna, les hacía felices porque no había mejor cosa en el mundo que escuchar sus voces, sus risas y sus respuestas graciosas o cargadas de todo el amor que ambos, en ese punto, ya daban por hecho. 

Eso fue probablemente lo único que le alegró la noche a Taehyung, porque aunque no quería sentirse mal por un tema que no pretendía tener un avance positivo, definitivamente lo hacía. No quiso comunicárselo a Jungkook porque no quería que se mortificara, pero era algo de lo que tenían que hablar en cualquier momento, aunque aquello, claramente, parecía saberlo incluso más que él.

Al día siguiente cuando despertó, lo primero que vio fue el chat de Jungkook, encontrando mensajes que sin lugar a dudas le habían dibujado la más grande de las sonrisas.

"Buenos días, bebé. Despertaste sin esto, pero que se sepa que yo sufro más." Había puesto debajo de una foto en donde se notaba que acababa de despertar, una sonrisa chiquita acompañada de su cabello despeinado y una expresión que Jungkook podría suponer era seductora. Taehyung vio la foto por unos segundos, viendo que no tenía camiseta y su pecho se veía claramente, por lo que fue inevitable morderse el labio inferior con el deseo de ver más e incluso tocar.

Siguió leyendo los demás.

"He de informarle, señorito, que su noche ha sido planeada por este servidor, así que no pretenda ocuparla en algo más."

"Tienes unas cita con tu cielo, una cita real."

"Paso por ti a las ocho en punto, ponte más precioso, a ver si puedes."

"Y por cierto, que no se te olvide traer mi corazón, es que lo tienes ahí contigo."

Taehyung, después de eso, le envío una respuesta que ni de lejos advertía de lo emocionado que estaba en ese momento, expectante por lo que pasaría y encantado con todo lo que Jungkook venía haciendo. No podía estár más feliz, las cosas iban de maravilla y Jungkook ponía de su parte con muchísimo empeño para que las cosas marcharan por aquel camino. 

No hizo mucho después de quedarse media hora releyendo los mensajes y viendo la foto de Jungkook, simplemente esperó la noche con impaciencia, incapaz de contener su gran emoción en su cuerpo. Después de analizarlo y procesarlo, llegó el dilema de qué usaría, sin embargo, eso dejó de ser un problema cuando encontró un conjunto nuevo que después de medirse, aceptó lo bien que se le veía. 

Que aquella invitación viniera acompañada de la palabra "cita", le hacía sentirse muchísimo más emocionado, sus expectativas subiendo a mil y el corazón acelerado acompañando aquella sonrisa que no pretendía desaparecer. Cantó de felicidad mientras se bañaba y también mientras se vestía, sin dejar de hacerlo cuando se vió en el espejo, ya accesorizado y con su cabello castaño alisado rozando el inicio de sus cejas, peinado con una abertura en un costado, dejando ver su frente. Entonces, unos minutos después de estar listo, recibió un mensaje de Jungkook diciéndole que estaba afuera.

Taehyung bajó de inmediato y salió después de gritar una escasa despedida que probablemente nadie escuchó, su rostro volviéndose la definición exacta del amor cuando vió a Jungkook frente a su casa, con su mano dentro de un bolsillo de aquel traje formal negro, parado en el lado de la puerta del copiloto de aquel auto que no sabe de dónde sacó, pero que le iba magnífico a su porte. Sus ojos brillaron al verlo tan precioso, tan sonriente, tan suyo.

Taehyung había fantaseado tanto con la idea de llamarlo suyo, que el hecho de poder hacerlo en la actualidad le tenía saltando en un pie. Sin embargo, era algo que no diría, incluso aunque Jungkook lo supiera de más.

— Jungkook, deja de actuar — le pidió entre risas mientras se acercaba, pareciéndole cómica la forma en la que Jungkook se tapaba la boca y exageraba una expresión en la que parecía a punto de llorar por lo bonito que estaba Taehyung. Se puso frente a él, quitándole la mano de la boca, por lo que pudo ver con claridad cuando el contrario hizo sobresalir su labio inferior, mirándole a la misma altura, sus ojos brillando con los de él.

Ahí estaba ese amor que Taehyung juraba encontrar en sus ojos, innegable y ruidoso, con inclinación a crecer.

— Te reté a que te pusieras más bonito, no a que me mataras — le dijo mientras le daba un último vistazo indiscreto. Taehyung llevaba un conjunto color caramelo, pantalón y saco formal, con una camisa blanca que se veía gracias a que el saco estaba desabrochado. Jungkook tocó la cadenita que adornaba su cuello, deslizando su dedo un poquito por la parte del pecho que se le veía, lánzandole una mirada sugerente a Taehyung —. Podría, sin ningún problema, preferir quitarte la ropa tan bonita que llevas y besarte hasta que se te hinchen los labios, me tientas de una forma que no te imaginas, Hyung.

— Esa palabrita me para los pelos, Jungkook. Y probablemente también otra cosa.

Se rieron al unísono, tiritando del frío, cosa que no mencionarian mientras la idea de tontear esté también presente.

— Hyung — volvió a mencionar, canturreando la palabrita, como si la estuviera saboreando antes de dejarla salir. Taehyung le miró con los ojos entrecerrados, pero no dijo nada —. Te traje dos cosas. Primero — le puso un ramo de flores frente a él, mismo que sostenía con la mano que en ningún momento se había desubicado de la parte trasera de su espalda.

Taehyung las tomó con una sonrisita bonita que contagió a Jungkook, adorando lo feliz que parecía ponerlo aquel simple detalle, cosa que quedaba en evidencia por la forma en la que Taehyung miraba aquellas flores, las abrazaba suavemente y las olía.

— Eres un encanto, Jungkook, y me encantas tanto — dijo mientras acomodaba una que otra flor  —. Gracias, mi cielo.

Jungkook, de inmediato, se dio la vuelta y recostó la frente del auto, dándole golpecitos con una mano mientras sopesaba aquel apodo que le ponía las sonrisas en exhibición. La forma en que su corazón se aceleraba con aquel apodo posesivo era algo que de ninguna forma podía evitar o repeler, y que de poder hacerlo, definitivamente no haría porque no había mejor cosa que sentirse afectado por Taehyung, su Taehyung.

Retomó la compostura mientras se mordía el labio, ocultando su sonrisa, entonces le abrió la puerta de copiloto.

— Me vas a matar, te lo juro — le señaló el interior del carro, indicándole que subiera.

— Exageras.

— No me vas a entender porque no eres yo corriendo con la suerte de que Kim Taehyung te diga que eres su cielo, así que no te permito opinar al respecto — habló mientras Taehyung subía, mirándole con una expresión cómica desde su asiento. Jungkook puso una mano en la parte de arriba de la puerta del auto y la otra sobre la capota del mismo, mirando hacía adentro, directamente a Taehyung —. Entonces, ¿te interesa saber qué más te traje?

— Depende.

— ¿De qué?

— De qué tan bueno sea — bromeó —. ¿Crees que me guste?

— No lo sé — el menor puso una mano en la cabecera del asiento de Taehyung, la otra sobre su muslo, entonces se acercó a sus labios sin aviso alguno. Los atrapó de una forma tan repentina que el contacto tan certero y deseado le hizo jadear sin verguenza, siguiéndole el ritmo a Jungkook sin pensarselo ni un segundo. Con una mano sostuvo sus flores y con la otra acercó a Jungkook más, tomándolo por el cuello, chupando sus labios frios con deseo, logrando que en pocos segundos se vuelvan calidos junto con todo su cuerpo. Le acarició suavemente la nuca cuando Jungkook pidió permiso para introducir su lengua, dejando que Taehyung se la chupara mientras él le apretaba el muslo, conteniendose, queriendo que el latigazo caliente que le azotó el cuerpo se quedara justo en eso, porque ninguno era tan fuerte como pretendían. Se separaron con el deseo de seguir juntos, sintiendo la calidez y los labios del otro contra los suyos —. ¿Te gustó?

Cuando Jungkook formuló aquella pregunta, Taehyung ya se había olvidado completamente de la broma que la había arrastrado, demasiado caliente y entumecido como para recordar aquella banalidad.

Jungkook lo vió echarse aire con su mano, luchando con el exceso de calor cuando antes luchaba por ocultar el frio. Que el menor siguiera tan cerca de él, rozandole el rostro con el aliento, no le brindaba ayuda que agradecer.

— ¿Tienes algún objetivo en específico? — inquirió Taehyung, su pecho subiendo y bajando notablemente, mirándole con aquellos ojos profundos.

— ¿Por qué?

— Porque si fantaseas con que te folle en un auto, reclíname el asiento que ya entré en calor.

— ¡Hyung! — le reprendió con una expresión de sorpresa poco auténtica, fingiendo toda la timidez que la idea definitivamente no le causaba. Cerró la puerta de Taehyung y rodeó el auto hasta estar en su respectivo asiento, entonces volvió a hablar —. Tienes que respetar el auto de mi papá.

— Jungkook, no me exijas respeto después de hacer que se me quite hasta el frío con un beso.

— A mi no me respetes, al auto sí.

— Bueno, pero se sepa que en el mío no respeto, así que procura no calentarme cuando estemos solos allí.

— Estás, claramente, invitándome a que lo haga.

— Puede.

Concluyeron aquel sugestivo y claramente afirmativo relajo sabiendo que, aunque lo dijeran por mera broma o por seguir la corriente, era una oportunidad que no dejarían pasar si esta se daba en algún momento. El ambiente entre ellos siempre estuvo relajado, desde que arrancó el auto hasta que se vieron en medio de un tráfico caótico. Las bromas que solo tenían algún sentido o pizca de gracia para ellos no faltaron en ningún momento, llenando cualquier momento de silencio que se presentara.

Taehyung se sentó de lado en su asiento, una forma de mirar a Jungkook con más atención, repasandolo por completo y fijándose en cada detalle en medio de sus charlas. Jungkook lo había notado, y si se permitiera ser sincero al respecto, diría que nunca en la vida se había sentido tan intimidado por la mirada de alguien antes, no desde que Taehyung empezó a mirarlo.

Desde el principio le daba miradas que sugerían más que el odio que antes daban por hecho, y él podría decir que las odiaba, que deseaba sacarle los ojos siempre que lo miraba de esa forma, sin embargo, no era lo que pensaba. Unas veces entraba en pánico y otras simplemente intentaba ignorarlo con un cigarro entre los dedos, dos lineas de marihuana o una botella de ron. Y podría afirmar, sin ninguna duda, que de haberse vuelto adicto a aquel vicio, sería única y exclusivamente por culpa de Taehyung, porque aquello era lo único que podía sacarle aquella mirada de la cabeza.

Un semáforo volviendo al verde y un apretón en su muslo lo hicieron seguir la marcha, manteniendo su vista al frente, mientras se dejaba devorar por la de Taehyung.

— ¿A dónde vamos? — inquirió, dibujando con su dedo cualquier cosa en el muslo de Jungkook.

El menor le quitó la mano del lugar con suavidad, evitando levantamientos indeseados y procediendo a besarle el dorso, acción que pretendía calmar las cosas. No le soltó la mano, la sostuvo con la suya, sus dedos entrelazados, mirando la unión con una sonrisa boba.

— A ser felices.

Taehyung le miró con los ojos entrecerrados, sintiendo las caricias de Jungkook en su mano mientras este se mantenía atencionando el camino.

— No, ¿a dónde vamos? — insistió —. Ahora, el lugar, Jungkook. 

— El lugar no tiene nada de especial, pero todavía es una sorpresa — le respondió. Aquella risita conqueta en sus labios parecía un adorno permanente —. Espérate un ratito, puede que esta noche me hagas feliz.

— Oh, ya.

Taehyung se soltó del agarre de Jungkook, se sentó derecho en su asiento y volteó la cara, sin mirarlo.

— Tae, ¿qué pasó? — inquirió, mirando a su chico y el camino consecutivas veces, tratando de no chocar mientras le prestaba atención —. ¿Por qué te pones así? Se supone que las sorpresas no se dicen.

Taehyung le miró de lado, una mala mirada que hizo a Jungkook fruncir el ceño, confundido y nervioso. Convenientemente, otro semáforo se puso en rojo.

— A mi no me enoja que sea sorpresa, Jeon Jungkook. 

— ¿Estás enojado? — inquirió, sin esperar respuesta. Le volvió a tomar la mano, pero Taehyung se la negó —. Tae, por favor, ¿cómo me vas a llamar por mi nombre completo de nuevo?

— En todas las veces, tú lo causaste.

— Tae, amor, no me hagas esto — Taehyung, que estaba haciendo un escándalo, casi deja caer aquel montaje cuando Jungkook lo llamó de esa forma. El corazón le latió a toda velocidad y una sonrisa amenazó con salir —. ¿Qué te pone así, mi amor?

— Tú — simplificó, esa vez mirándole —. Dijiste claramente que no te hago feliz, entonces, Jeon Jungkook, ¿por qué te afecta que me comporte así?

— Yo no dije eso — el claxón del auto de atrás indicó que estaba haciendo estragos en el tráfico, sin embargo, Jungkook no se movió —. ¡Y no me llames por mi nombre!

— Explícate, Jeon Jungkook.

Más pitidos, pero fueron todos ignorados.

— No me puedo explicar, pero me voy a disculpar — le tomó la mano, se la besó, y lo miró a la cara —. Perdóname, mi amor, por darte a entender algo que no pienso, en el futuro voy a formular mis oraciones de una mejor forma.

— Bueno — se volvió a sentar como antes, de lado, mirándole con más facilidad —. Dame un beso.

Jungkook lo besó, en medio del caos que estaban armando en la carretera, un beso no tan largo, pero que disipó el tal enojo que Taehyung decía sentir.

— Te amo — le dijo contra los labios, dejándole un beso más pequeño —, me haces tan feliz que la mera idea de ti me pone a sonreir como un desquiciado.

Lo volvió a besar, y la sonrisa de Taehyung sobre sus labios le indicó que había vuelto a la normalidad.

— Si me amas, dime así más a menudo.

— ¿Que te amo?

— No, que soy tu amor.

— Eres mi amor. Mi único amor.

Sonriente y con una sonrisa de complacencia, Taehyung se acomodó en su asiento, apretando la mano de Jungkook con la suya mientras este se ponía en marcha finalmente, el alboroto de claxones disminuyendo conforme avanzaban.

Terminar de llegar al lugar al que Jungkook había planeado llevar a Taehyung no les tomó más de diez minutos, entonces, cuando estuvieron a punto de entrar, el mayor abrió la boca con sorpresa, mirando a Jungkook con los ojos brillantes, contento y emocionado.

— ¡Yo quería venir aquí! — su exclamación colmada de felicidad le calentó el pecho a Jungkook, que descubrió que ver a Taehyung feliz era una de las cosas que más deseaba en la vida.

— Entonces entremos  — le ofreció su mano y caminaron juntos hacia el interior. 

Taehyung podría, fácilmente y sin ninguna vergüenza dar saltitos de felicidad cuando estuvo dentro del restaurance francés, con decoraciones elegantes y luz cálida en el interior, una figura de la torre eiffel en el centro, siendo este el decorado principal. Las baladas románticas francesas resonaban por lo bajo, pareciendo un mero susurro melodioso que acentuaba el ambiente del lugar. Romántico, tranquilo, íntimo.

Los ubicaron en su mesa reservada mientras le daban la bienvenida, le dejaron el menú de bebidas y finalmente los dejaron a solas.

— Es precioso aquí — dijo Taehyung, demostrando en su expresión lo feliz que lo hacía estar allí con Jungkook —. Gracias por planearme una noche bonita.

Jungkook le agradeció por estar con él con la más tierna de las sonrisas, posteriormente charlando sobre cualquier tema que les llegara a la mente, tomando de un vino que los ponía más atrevidos y los afectaba sin llegar a quitarles lucidez.

Ordenaron y cenaron entre risas y demostraciones de cariño más que obvias, sin tomar en cuenta quienes lo estuvieran mirando o lo que pensaran al respecto, porque en ese momento solo eran ellos, siendo ellos, estando enamorados y dispuestos a profesarlo por lo alto. Y durante cada broma, cada toqueteo y cada mirada de amor envuelta en la pronunciada apetencia entre ambos, Jungkook seguía notando como un hombre de la mesa a su costado seguía mirando a Taehyung. Y podría, de hecho, pensar que estaba equivocado y que interpretaba aquello gracias a sus celos, sin embargo, podría ser celoso, pero no ciego.

Taehyung seguía comiendo su postre, pero Jungkook necesitaba que dejaran de mirarlo con tanta insistencia, entonces, le alejó el plato de en frente e hizo que lo mirara.

— Te quiero decir algo — dijo rápidamente, viendo al mayor tragar con el ceño fruncido, limpiándose las comisuras mientras le animaba a hablar —. Te amo.

— Yo te amo a ti.

Jungkook se acercó todo lo que pudo, entonces lo besó suavemente, sintiendo el leve dulzor impregnado en la suavidad de sus labios. Con una expresión de orgullo, dirigió su atención a quien pretendía, aún después de verlos besarse, seguir ensimismado con Taehyung.

No lo culpaba, porque no podía hacerlo de ninguna forma. Que si Taehyung no fuera suyo como lo era, entonces él probablemente estuviera deseándolo con tanto ahínco como aquel hombre. Le tocó ganar esa vez, y que orgullo que a causa de él, a los demás les toque simplemente desear.

Taehyung volvió a tomar su plato, pero Jungkook volvió a alejarlo.

— No he terminado — Taehyung, después de eso, se sentó derecho en su silla, dispuesto a ponerle a Jungkook la atención que requería —. Estamos en un restaurante francés porque es lo más cercano que hay a la tal ciudad romántica, que a París no te podré llevar todavía, pero este lugar se le asemeja un poquito.

El mayor le miró con las cejas fruncidas, sin embargo, tenía una expresión divertida en el rostro.

— ¿De qué hablas, Jungkook? — su expresión se mantuvo intacta, a lo que Jungkook respondió con un encogimiento de hombros antes de hablar.

— Ya sabes lo que dicen de París, también eso de que el francés es el idioma del amor. Yo no podré hablarte francés, pero sí con amor.

— No tienes que hablarme en francés para decirme que me amas. Si me miras a los ojos, puedo ver que lo haces aunque no articules una palabra.

— Entonces, quiero que mis ojos brillen con amor solo para ti por un tiempo larguísimo — le tomó la mano por sobre la mesa, mirándole con sus labios estirados en una sonrisa chiquita mientras su corazón latía con fuerza  —. Si quieres, quizás hasta que el planeta ya no gire. O cuando las estrellas empiecen a caer y el sol ya no brille más.

— ¿Me quieres así de mucho? — inquirió con un tono de gracia, sin embargo, estaba derretido complemente por la imagen frente a él. Jungkook, mirándole de la forma más bella, sosteniendole la mano con suavidad y expresando todo lo que lo quería con toda su sinceridad.

— Te amo así de mucho — le corrigió —. Que quizá te suene como mucho abordaje, pero Taehyung, yo a ti no quiero dejarte nunca — soltó la mano del mayor, entonces la dejó simplemente sobre su palma. Sacó una cajita de su bolsillo con la otra mano y la colocó sobre la mesa, bajo la mirada curiosa y atenta del mencionado —. ¿Crees que puedo quererte tanto como quiero, por el tiempo que quiero, como de verdad te mereces?

Jungkook abrió la cajita y dejó ver el anillo que estaba dentro. Era sencillo, de plata, con un diamante pequeño en forma de corazón como única decoración. Taehyung abrió la boca con toda la sorpresa que le había provocado aquella situación, siendo aquella escena lo último de lo que esperaba ser parte aquella noche.

— Jungkook, ¿me estás proponiendo...?

La palabra quedó suspendida en el aire, sin poder siquiera mencionarla. Sus ojos dejaban en evidencia lo genuinamente tocado que estaba por aquel detalle, estupefacto, sin saber qué decir o cómo reaccionar al respecto.

— No, te lo estoy prometiendo — le dijo mientras sacaba el anillo de la cajita y sostenía su mano de la forma apropiada, Taehyung dejando que Jungkook hiciera lo que quisiera, porque de todas formas, no había ni siquiera cómo negarse —. Si me dices directamente que sí, que eres mi novio, que somos nuestros formalmente, voy a ser todo lo feliz que nunca he sido en la vida.

Taehyung simplemente movio sus dedos, impaciente, animándolo a ponerle aquel anillo que no significaba más que la promesa de ser más, mejores, crecer. De un futuro juntos con la intención de borrarle cualquier final, de amarse mucho, de apoyarse mutuamente, de tener la certeza de contar con el otro, de quedarse juntos y nunca cambiar de parecer.

— Somos novios formalmente, somos nuestros, Jungkook.

Entonces, el menor, después de deslizar aquel anillo sobre su dedo, le beso la mano, observándola por unos segundos en los que se mentalizó que aquel anillo en el dedo contrario significaba expresamente que estaban juntos de verdad, en una relación, finalmente con compromisos. Posteriormente, soltó la mano de Taehyung y se llevó la propia a su boca, se dejó caer en su silla y apretó los ojos mientras sopesaba aquel hecho que le tenía el pecho caliente y los ojos picosos.

El mero pensamiento le hacía querer llorar, entonces él simplemente quería abrazar y besar a Taehyung, su novio.

Se levantó de la silla sin pensarselo, entonces lo tomó por la mejilla y se acercó a sus labios con la única intención evidente. Los unió con los suyos y los saboreó con lentitud, dándose el tiempo de probarlos, sentirlos moverse y chuparlos como quería. La mano de Taehyung, que anteriormente estaba en la mesa, le acarició su mejilla de la misma forma en la que él lo estaba haciendo con la de él, aceptando aquel beso cálido y repleto de sentimientos escandalosos que podían desbordarse en aquel simple acto.

Sintieron sus cuerpos temblar repentinamente, también escucharon sus corazones en sus propios oídos, rectificando nuevamente que para ellos, la definición del amor, siempre serían ellos mismos.

Se separaron, pero no por tanto tiempo porque Jungkook lo abrazó de inmediato, demostrándole todo lo que sentía allí, de pie dentro de un lugar repleto de gente en cada mesa, que los miraban y se molestaban en decir lo bien que se veían.

Jungkook no tenía más miedo ni dudaba ni deseaba esconderse. Estaba feliz y seguro, amando a Taehyung y amandose él como era, por lo que era.

— Finalmente me siento como tu novio. Es un sentimiento que me hace subir hasta allá arriba, más alto que el cielo — le dijo bajito, aquella felicidad conjunta siendo complementada por la balada romantica que sonaba por lo bajo.  Taehyung se sentía fuera de sí, como si todo lo que  experimentaba en el momento no podría caber en su cuerpo de ninguna manera —. Gracias, novio, por aceptarme en tu vida aún después de lo mierda que fuí. Contigo lo gané todo.

— Todo está bien ahora — le aseguró, besándole los labios porque simplemente quiso hacerlo, un toque pequeño y fugaz —. Aunque te hayas hecho el difícil, estás aquí conmigo, como mi novio, entonces, ¿quién habrá ganado en realidad?

Jungkook soltó una risita que escaló hasta casi volverse una carcajada cuando Taehyung lo miró con aquella expresión divertida.

Después de un rato, cuando decidieron irse después de pagar la cuenta, entre risitas exageradas de Taehyung gracias a todo el vino que ingirió después, estaban dirigiéndose a la salida. El mayor se desvió un poquito cuando todo el alcohol le provocó ganas de ir al baño, encaminadose rápidamente después de avisarle a Jungkook, quien iría por el auto. Y claramente se haría aquello si el señor que estaba por comerse a Taehyung no le hubiera llegado a la mente al menor.

A paso rápido volvió a entrar al lugar y se dirigió a los baños, y como si sus suposiciones fueran futuros hechos, ahí estaba aquel hombre, saliendo del baño con una expresión de desagrado cuando lo vió. Jungkook se la devolvió, sin ningún disimulo, entonces entró al baño queriendo descubrir si había tenido algún roce con su novio.

— Amor, ese hombre vino a hablarte, ¿cierto? — inquirió nada más entrar al baño, encontrandolo lavándose las manos, embelesado con el anillo mientras el chorro de agua salía.

— Le mostré este dedo — movió el dedo que portaba la joya frente a Jungkook, dando aquella respuesta con una sonrisa orgullosa.

— Eso estuvo muy bien hecho, bebé — le felicitó,  acercandose a darle un besito corto —. ¿Se fue así de fácil?

— No, me ofreció dinero.

— ¡Es un maldito pervertido! — su exclamación salió acompañada de una risa nasal, demostrando su molestia mientras se sobaba la frente, haciendo una caminata corta en aquel baño mientras Taehyung simplemente lo veía mortificarse por un asunto sin importancia —. Te ha estado mirando toda la noche, es un irrespetuoso.

— Me quería para su hijo — aclaró.

— ¡¿Qué?! ¡Literalmente me vio besarte y ponerte un maldito anillo en el dedo!

— Jungkook, lo que aspira a conseguir él, ya lo tienes tú — le dijo, acercándose. Le acarició la mejilla, el cuello, la partecita del pecho que quedaba descubierta por su camisa, todo mientras lo iba empujando hacia la pared de aquel baño —. Me dices que soy tuyo, pero no veo que te sientas tan seguro.

Jungkook lo tomó por la cintura, sonriéndole mientras lo miraba a los ojos.

— No es cuestión de seguridad, mi amor — le respondió, usando el mismo tono de voz —, simplemente no me gusta que se acerquen a lo mío.

— Si me sigues apretando así, podría follarte antes de llegar a la casa — quitó la mano de Jungkook que se apretaba a su cintura mientras lo acercaba más a su cuerpo, dejándola caer a su costado. Estaba casi borracho y evidentemente caliente, lo que significaba que podría sucumbir ante aquel deseo sin pensarlo demasiado —. Vamonos, que hoy quiero ser romántico.

Jungkook se rio antes de caminar siendo arrastrado por Taehyung, saliendo de aquel baño con el gran desespero que le provocaba una gran y larga noche con él. Y todo el rato que el camino duró, el mayor se la pasó toqueteandolo tanto como podía, mientras Jungkook simplemente intentaba controlarse.

Fue grato el momento en el que pudieron volver a juntar sus labios, desnudarse y acariciar cada centímetro de la piel contraria. Ni siquiera fue el sexo más intenso que hayan tenido, pero de alguna forma se sintió diferente, con toques que podrían ser caricias desde el alma y besos que dejaban rastros de amor en sus pieles.



holi :)

este es el antepenúltimo capituloo, bravooo.

a ustedes no les cae bien que Taehyung, aún siendo un activazo, no deje de ser ñoño? a mi me encanta.

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