16
Taehyung no quería pensar en Jungkook, pero tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo. Lo pensaba cuando despertaba y mientras desayunaba, lloraba con él en mente mientras tomaba una ducha y también cuando estaba solo en la protección de su habitación, deseaba escucharlo mientras borraba y añadía una y otra vez su contacto en su teléfono.
Esperó una llamada de él aún cuando tenía su teléfono apagado, evitando claramente el impulso de marcarle o tomar la llamada en caso de que Jungkook lo hicieron primero. Revisó sus mensajes, con la esperanza de ver uno de su parte, pero después de unas horas borró el número después de bloquearlo, como si no lo agregaría de nuevo.
Quiso verlo, tocarle el pelo mientras se dejaba besar, extrañando aquella pequeñita muestra de afecto que nunca tuvo. Era en gran parte un sufrido con todas las de devolverse a dónde nunca fue valorado, pero había algo en todo que le hacía excusarlo y dejar de pensar en él como alguien que solo le hizo daño. En vez de eso, decidió pensar en él como alguien que quiso, que quiere y que pretende querer por un largo tiempo.
Aquellos bonitos momentos que compartieron siempre serán su tesoro, y definitivamente algo de lo que nunca se arrepentiría.
Cuando lo volvió a ver, después de semanas que parecieron años, fue para el cumpleaños de Namjoon. Jungkook nunca se acercó, pero no dejó de verlo mientras le cantaban el feliz cumpleaños a su hermano, ni mientras sonreía para una foto, tampoco cuando desapareció por las escaleras después de que la fiesta terminó. Aquella mirada que le perforó hasta el alma fue la causante de que Taehyung mantuviera su postura sobre querer estar lejos de él, la que lo hizo llorrar desde que se encerró en la habitación y desear que aquel fin de semana en familia pasara rápido. A penas llevaba horas en Busan y ya quería volver a Seúl.
Cuando se encerró en su habitación, con el hecho de que Jungkook dormía en la habitación del fondo, no pudo dormir. Todo lo que hizo por unas horas largas fue pensar en tal cosa mientras miraba su puerta sin seguro, esperando que fuera abierta en cualquier momento. Deseaba con todas sus fuerzas una mínima señal que le indicara que Jungkook también pensaba en él, que lo quería, que estaba mal por el hecho de haber terminado de esa manera.
No esperaba relacionarse con él de nuevo, no más que lo que eran en ese momento que se resumía a nada. Ni siquiera sabía lo que quería, y era un asunto que lo torturaba por completo.
Con una segunda intención más que clara y que pretendía ocultar de él mismo, se levantó de su cama y abrió su puerta, sacando solo la cabeza y dirigiéndola hacia la habitación de Namjoon, mirándola a la espera de que aquella puerta ajena fuera abierta inmediatamente el sonido de la suya fue provocado, pero aquello no pasó.
Buscando darle tiempo, bajó hasta la cocina a beber un agua que no quería mientras esperaba que pasara algo, porque Taehyung siempre esperaría. Se tomó un vaso, luego otro, y justo cuando planeaba servirse el tercero, escuchó pasos en las escaleras. Se sintió nervioso de inmediato porque lo que venía tramando había funcionado, girándose con aquel vaso en la mano como si ya hubiera terminado allí cuando apenas suponía que aquello acababa de empezar.
Entonces, cuando se giró, aquella persona no estaba cerca de ser Jungkook. Se decepcionó cuando vio a su mamá con su bata larga de satén y una trenza en su cabello.
— Tae, amor, ¿no puedes dormir? — le preguntó, caminando hasta él hasta que estuvo cerca, peinandole el pelo con sus dedos mientras lo miraba con ojos pesados a causa del sueño.
— Es que tenía sed — explicó, recibiendo una mirada de ojos entrecerrados —. ¿Y tú?
— Yo sí tengo sed, tú solo tienes esa cabeza llena de cosas tuyas — le quitó el vaso de la mano, tomando otro del gabinete y llenándolo con leche. Se lo pasó, Taehyung lo recibió de inmediato —. Duerme, cielo, que lo que no has podido resolver hasta ahora es imposible que lo resuelvas en una noche en vela.
Taehyung sonrió un poquito, una sonrisa cortita y sin ánimos que pretendía ocultar lo que pasaba.
— No pasa nada, mamá.
— Pues ve a la cama y duerme tranquilo.
— Ya voy — le dijo con un asentimiento decidido para hacerle creer que le iba a hacer caso.
La vio tomarse aquel vaso de agua que le había quitado de la mano, después haciéndolo subir hasta su habitación y tomarse el vaso de leche bajo su mirada atenta, no saliendo de aquel cuarto hasta que lo arropó. Aquello no redujo la velocidad de sus pensamientos, más bien le hizo pensar en cuan evidente era su mal estar.
No fue hasta la mañana siguiente, temprano, cuando se cruzó con Jungkook sin querer en el pasillo, ambos haciendo su camino hasta la parte de abajo. Era una coincidencia que Taehyung deseaba con urgencia, sin embargo, en aquel momento no se sentía listo.
Se miraron como si entre ellos pasara todo aún cuando daban por sentado que no estaba pasando nada, no más que el problemón que ya habían creado y se les había salido de las manos.
— Hola — dijo Jungkook, sin dejar de mirarle. Sus mano se mantenían colgando a sus lados, apretando su dedo pulgar con aquella expresión carente de algo más que nervios.
Taehyung carraspeó, dándose la vuelta en camino hacia su habitación, aún cuando todo lo que quería era quedarse ahí y escucharlo si tenía algo que decir. Era como si quisiera descubrir que Jungkook todavía lo seguiría, pero planeando alejarlo en cada intento.
— No te vayas — le pidió, acercándose un poquito, tan poco que casi ni se notó. Ni siquiera lo tocó, pero su voz fue suficiente para que Taehyung hiciera caso. Se detuvo frente a su puerta, con la manija en la mano, dándole la espalda —. ¿Cómo has estado?
Taehyung lo pensó antes de responder, sabía que así empezaba y en unas cuantas palabras más podría estar haciendo cosas de las que se podría arrepentir. Pero le respondió, bajito y seco.
— Bien.
— Es bueno saberlo — dijo, queriendo que Taehyung le diera la cara para poder verlo y saciar sus ganas, porque nunca, en todos sus años de vida, había experimentado el sentimiento de extrañar a alguien tan intensamente como lo estaba haciendo en ese momento —. Yo también he estado bien, ya sabes, en lo mío.
— Ya.
— He pensado mucho en ti. De hecho, eres el único pensamiento lúcido que tengo.
Escuchó la forma en la que Jungkook lo dijo, aquella que le dejaba claro lo serio que estaba siendo, pero también le dejaba la duda de si era real. No le vio la cara, y en ese momento fue lo que más agradeció, aún cuando era todo lo que quería ver. Giró la manija y entró a su habitación sin meditarlo demasiado porque no iba a tener aquella conversación.
Se tiró en la cama boca abajo, queriendo llorar por aquel mínimo roce, porque así de tanto le afectaba.
Y Jungkook, que se sentía derrotado en aquella batalla que había iniciado sin aviso, siempre quedándose con las ganas de decirle cuanto lo extrañaba y lo tan arrepentido que estaba por hacerle sentir mal. Sin embargo, aunque Taehyung deseaba escucharlo también, seguiría actuando como que era lo último que quería discutir.
Más tarde, después de recibir una llamada de Jimin invitándole a juntarse en el bar de siempre, esto cuando Taehyungle había dicho que se quedaría ese fin de semana, se arregló y salió alrededor de las nueve. Entonces, cuando estuvo en el bar, preguntando al de la barra por el rubio que ya todos conocían, él le señaló el mismo lugar de siempre.
Estando arriba, donde las cosas estaban más calmadas, pudo ver la mesa que siempre ocupaban con una sola persona allí, Hoseok. Claramente aquel hecho no le molestaba en lo absoluto, tampoco tenía espacio para sopesar otro asunto que no fuera el que ya ocupaba su mente, así que caminó hacia el lugar con total tranquilidad.
— Hola — saludó, tomando asiento a su lado en el sofá que se extendía por la pared. Le dio dos toquecitos a la mesa mientras se sentaba, una forma de llamar la atención del otro, cosa que de ninguna manera era necesaria.
— Hola — le respondió, mirándole sin disimulo, una mirada que Taehyung sintió por completo, pero que pasó por alto —. ¿Coincidencia?
Se mantenía imperturbable en su lugar, lo único más escandaloso que aquella mirada siendo su presencia imponente. Era como si él simplemente se mantuviera quieto mientras su aura hacía todo el escándalo por él.
— Sabes que no.
— ¿Qué te trae por aquí? — cuestionó, sin molestarse en descruzar sus piernas y girarse a él, simplemente dándole miradas de relance que pretendían borrar el hecho de que le había dado una primera mirada lasciva, aunque en realidad ni se avergonzaba ni se arrepentía.
— Me invitó Jimin — dijo, señalando la tablet sobre la mesa —. ¿Me pides una cerveza? — Hoseok lo hizo de inmediato mientras Taehyung le observaba —. A mi cuenta, por favor.
— Claro.
Aunque, de todas formas, se iría de allí con aquella cuenta paga.
— ¿Dónde están los demás?
— ¿Por qué? — cuestionó de inmediato, carraspeando en consecuencia como una forma de corregirse aquello — ¿Te incómoda estar a solas conmigo? No te voy a morder si no quieres.
— No soy fan de que me muerdan — le respondió, viendo llegar a un camarero con sus cervezas.
Tomó una lata del six pack acomodado dentro de un balde con hielo sin olvidar agradecer, destapandola de inmediato y tomando un sorbo, luego otro, poniendo la lata en la mesa después. Aquella simple bebida le pareció demasiado ligera, pero todavía no se atrevía a querer algo más porque era fácil de emborrachar.
— Entendible — carraspeó, dando aquella mínima respuesta con la intención de llenar el vacío detrás de cada palabra seca y pesada de Taehyung, como si solo hablara para no ignorarlo —. ¿Has estado bien?
— De maravilla.
— Eso es bueno.
— ¿Parece que no? — inquirió, mirándole mientras tomaba un gran sorbo de aquella cerveza —. Porque debo aclarar que si es lo que parece, entonces estoy dando una imagen errónea. Que estoy que bailo hasta los anuncios.
— ¿Sí? — se volteó hacia él por primera vez esa noche, observándolo con detenimiento. No era una mirada que dejaba a la vista más que nada, porque lo único que hacía era estudiarle el rostro en busca de rastros delatores de su estado actual. No sospechaba nada ni tenía nada en mente, pero la forma en la que Taehyung le respondía, le hacía querer descubrir aquello que podría esconder —. Ni siquiera había supuesto que no estabas bien, pero ahora que te veo, no tienes la cara de alguien que baila hasta los anuncios.
— ¿De qué la tengo?
— De antipático — se guardó sus respuestas porque no quería meterse en lo que no le incluía, evitando sacar conclusiones que desataran conversaciones pesadas.
Evitó decir que tenía un rostro con ojeras notables queriendo ser cubiertas bajo un poco de polvo y corrector, que sus ojos carecían de brillo y su voz salía perezosa, y aquello daba qué pensar.
— Pues ya somos dos — le dio una mirada fatal que no pretendía ofenderlo en serio, quitándole la atención que tenía sobre él para dedicarse a tomarse lo que quedaba en la lata y luego destapar otra.
Antes de que llegara Jimin, se llegó a tomar unas cuatro, con el silencio incómodo entre él y su acompañante como factor principal.
— ¡Taehyung! — Jimin lo saludó con aquel ánimo característico, sentándose a su lado para tomarlo por el brazo y jalarlo hacia él —. ¿Tardé mucho?
— Casi me tomé un six pack, imagínate — le correspondió la sonrisa mientras hablaba. Hacia todo el esfuerzo del mundo por parecer genuino, por mantenerse con los pies en la tierra aún cuando el pensar en Jungkook le parecía una idea más atractiva sin importar cuanto dolor le provocaba.
— Es que no veía a mi novio hace tres días, ya sabes, uno tiene necesidades — peinó su cabello con aquella sonrisa pícara que le dejaba en evidencia.
— ¿Te lavaste las manos? — inquirió, arrugando la nariz.
— De hecho, nos bañamos juntos — se sirvió un vaso de whiskey después de eso, volviendo a tomar su lugar cuando se tomó un trago —. ¿Y tu estupenda elección?
A Taehyung se le detuvo el corazón de inmediato, como si se hubiera tocado un tema terrorífico, cosa que no estaba lejos de ser. Claramente sabía de lo que hablaba Jimin, pero prefería hacerse el desentendido.
— ¿De qué hablas? — se terminó la quinta lata de un sorbo, mirando en cualquier dirección que no sea a la de Jimin.
— De tu chico, estabas súper colado la última vez que te vi.
— Bueno, él está bien, siendo él — respondió, sin querer abordar demasiado.
— Ya — era obvio lo que prefería Taehyung en ese momento, así que decidió hacerle caso a aquello y cambiar de tema —. No te veía hace tiempo, ¿por qué no viniste antes?
— La universidad me exige mucho — se limitó a responder, ocultando la verdadera razón por qué no quería pisar Busan con tanta frecuencia —. Aunque estoy abierto a que me visites, si quieres hacerlo algún día.
— ¡Ay sí! — exclamó con emoción —. Me encantaría, las veces que he ido a Seúl las podría contar con los dedos de una mano y me sobrarían.
— Perfecto, entonces.
— ¿Bailamos? — le preguntó, mientras lo tomaba de la mano antes de que Taehyung respondiera, arrastrándolo hacía la parte de abajo mientras el otro negaba, indispuesto a seguirle el plan.
Se supone que cuando se está triste, bailar es la mejor opción. Jimin no conocía los detalles, pero podría sacar conclusiones porque tenía al menos pistas clarísimas, entonces, buscando alegrarle al menos la noche a Taehyung, lo sacó a bailar.
— Yo no bailo, Jimin — con una lata en la mano que no estaba presa por la de jimin, le seguía por el gentío incluso cuando estaba quejándose —. Te puedo mirar desde la barra para que no se te acerque un barracho, pero no más.
— Eso te lo agradecería Yoongi, yo no. Así que vamos a bailar.
No se hizo demasiado de rogar porque, de todas formas, terminaría fuera de la pista desde que tuviera oportunidad. No era un buen bailarín ni le encantaba hacerlo, se conformaba con mirar en busca de entretenimiento que al final nunca conseguía por mucho tiempo, y ese día no haría una excepción para complacer a Jimin. Lo miraría y era todo.
Se coló por los huecos que dejaban los demás borrachos y medio lúcidos en la pista, todos agrupados en el centro moviendo sus caderas y toqueteándose incluso aunque no se conocieran. Por un momento, deseó bailar así de libre junto a Jungkook.
Jimin empezó a hacer lo suyo también, levantando sus brazos junto con el de Taehyung, haciendo movimientos que le hacían ver todo lo sexi que pretendía.
Parado como un tronco, siendo empujado por los otros y alentado por Jimin, Taehyung simplemente sonreía, percatándose de la presencia de alguien que pretendía unirse a ellos cuando sintió una mano posarse en su cintura, luego atrayéndolo hacia su cuerpo.
— ¿No bailas? — preguntó, exhalando alcohol puro, olor que se coló por la nariz de Taehyung y le hizo arrugar la cara en desagrado.
— ¡Claro que sí! — respondió el rubio, dándole la vuelta a Taehyung para que le siguiera la corriente al chico que iba con intenciones de bailar con él —. Liga un poco, te hace falta — le
susurró, continuando con lo suyo.
Y era horriblemente obvia la postura de Taehyung ante aquella situación.
— No bailo, pero sí que golpeo — dijo en respuesta, soltándose de aquel agarre y empujándolo de inmediato —. Voy a estar ahí — señaló un taburete en la barra, lugar al que Jimin dirigió su atención —, cuando te canses, ahí me alcanzas.
Su amigo asintió mientras le pedía que lo intentara con el barman, asentimiento que provocó que Taehyung pasara de tomar solo cerveza a tragos recomendados por aquel hombre, mismos que no cargaban un cantidad inmensa de alcohol, pero que a la velocidad que Taehyung se los bebía le dejarían inconsciente. Claramente ignoró eso de coquetearle, porque el único chico con el que Taehyung querría coquetear estaba horriblemente lejos de él.
Empezaba a decirle cosas sin sentido a la chica sentada a su lado, también a pedir cócteles que ni siquiera conocía, pero que incluían más de dos tipos de alcohol en sus componentes. Después de semanas, ese primer momento de borrachera fue el único en el que no pensó en Jungkook. Literalmente, el único, porque de la misma forma en que desapareció de su mente, volvió a llegar rato después.
Su mente parecía haberse drenado por completo, se sentía ligero, mareado y contento. Mirar a Jimin mientras bailaba era lo único que recordaba que iba a hacer, y cuando el rubio se acercó a él haciendo que tachara aquella única tarea de su lista, quiso probar cuan dispuesto estaba a reemplazar a Jungkook.
— A que fui el mejor en la pista, ¿verdad? — preguntó, pidiendose un agua con jadeos de cansancio interrumpiendo su hablar. Taehyung simplemente asintió mientras se daba otro trago de su Ging and Tonic especiado, levantándole el pulgar en aprobación —. ¿Cuántos de esos te tomaste? Te ves demasiado relajado.
— No sé, como diecisiete — respondió, poniendo la copa en la barra, ordenando otro trago de inmediato —. Estoy súper relajado, pero no borracho. Que no se te haga grande el número.
— Ya, se nota — se tomó el agua, arrastrando a Taehyung hacia la zona vip luego de que recogió una margarita que había ordenado.
En su camino, tropezó varias veces, sin embargo, se mantuvo más firme de lo que se podría esperar. Arriba Jimin corrió a las piernas de su novio, no sin antes preguntarle a Taehyung que si ya quería irse, obteniendo una respuesta negativa.
Y puede que sea por la borrachera que cargaba en el momento, que en realidad era super evidente, pero Taehyung se sintió todo lo picaro que nunca fue cuando, después de estudiar a Hoseok, decidió ligárselo. De inmediato recordó el rostro de Jungkook, mismo que parecía haber llegado a su cabeza a hacerlo dudar de sus movientos, a hacer que lo extrañe y a joderle la alegría que había conseguido.
Como acto de resistencia, se convenció de seguir adelante con aquello. Jungkook ni lo quería ni era suyo, aunque aquello era lo único que deseaba.
Se tomó un trago de su bebida, sentándose pegado de Hoseok, irrespetando intencionalmente su espacio personal.
— ¿Aburrido? — inquirió, deslizando su dedo índice por la pierna del mayor, desde el muslo hasta la rodilla, mirándole con picardía.
Aquella repentina actitud que parecía ser arrastrada por unas cuantas copas de alcohol que llegaron a ser demasiado, le sorprendió lo suficiente a Hoseok como para mirarle de lado lleno de confusión, pensando en qué podría estar tramando aquel chico que se había mantenido fuerte en aquella postura sobre gustar de alguien más. Miró su dedo con atención mientras se deslizó por su pierna, también cuando dejó su mano descansar al final de aquel recorrido.
Carraspeó, recuperándose de aquel repentino golpe de sorpresa.
— No puedo andar de risitas en el trabajo — dijo. Sus manos se dirigieron a la mesa, tomando un trago mínimo de su whiskey, queriendo darle la menos atención posible a Taehyung.
— Pero, ¿estás aburrido? — insistió.
— ¿Por qué? — inquirió, descruzando sus piernas y mirándole el rostro sonrojado y aquellos ojos cansados.
— Tienes que responderme bien si quieres que te ligue, deja de arruinarlo — le reprendió con un tono de voz recto, como si estuviera ordenándoselo.
Hoseok suspiró, tomando un poquito de espacio para poder moverse cómodamente sin casi estar rozándole la nariz al contrario.
— ¿Qué tan borracho estás?
— Todavía reconozco un hombre atractivo, así que no demasiado — se rio, mordiéndose el labio de una forma que lo último que podría parecer sería sexi o provocadora.
— ¿Te llevo a casa?
— ¿A la tuya?
— A la tuya, Taehyung.
— Que me tienes que seguir el coqueteo, ¿qué te pasa? — se cruzó de brazos, queriendo iniciar un berrinche impropio de él, pero que en ese momento parecía la idea más genial para conseguir que se le haga caso.
— Pues que no ligo con borrachos — respondió con obviedad.
— Te dije que estoy bien.
— No estás bien, Taehyung.
Inhaló de inmediato, abriendo sus labios en una mueca sorprendida. Se llevó la mano al pecho como si se le hubiera descubierto un secreto gigante, totalmente atónito por aquella afirmación tan acertada.
— Jesús, ¿tanto se nota? — preguntó, pareciendo realmente confundido —. Al parecer es evidente que me destrozaron el corazón, yo que pensé que lo estaba ocultando bien.
Soltó un resoplido, decepcionado.
— No me refiero a tu estado sentimiental.
— Oh — se aclaró la garganta de inmediato, volviendo a lo suyo —. Olvida eso, era broma.
— Ya.
— ¿Me vas a corresponder o no? — preguntó, mirándole con desespero —. Si no lo vas a hacer, deja de mirarme como si me quisieras comer, me molesta la gente que titubea al hacer las cosas.
— ¿Qué te pasa? — inquirió en un tono que Taehyung no supo cómo interpretar —. Yo no estoy con borrachos porque no soy objeto de arrepentimiento de nadie, mucho menos estoy con gente para que se le vaya el despecho.
Taehyung se alejó, de repente enojado por aquello porque las cosas no iban como quería. Se supone que a Hoseok le parecía atractivo, lo que significaba que era obvio que le correspondería, pero sin embargo le había hecho el desaire más grande. Le miraba como si estuviera dispuesto a todo, pero su comportamiento no coincidia con aquello.
Se levantó de su lugar, captando la atención de los demás. Jimin le miró con la duda en el rostro, esperando que le comunicara lo que estaba a punto de hacer, sin embargo, tuvo que preguntarlo para poder obtener respuesta.
— ¿A dónde vas?
— A donde me acepten la labia — se cruzó de hombro tras responder, quitando la mirada que estaba sobre Jimin para ponerla en Hoseok de la manera más despectiva posible. Se supone que aquel rechazo era motivo para que le cayera un poquito mal, y aquella mirada era la encargada de dejárselo saber.
— Dios mío, está decidido — Hoseok lo tomó por el brazo, haciéndolo sentar de nuevo de un tirón que lo dejó de vuelta en su lugar de inmediato —. Si haces eso, mañana te vas a arrepentir.
— No tengo por qué arrepentirme, soy adulto, hago lo que quiera — respondió, soltándose con fuerza.
— ¿No tenías novio?
— Bueno, ya no tengo.
Hizo al amago irse de nuevo, pero Hoseok lo volvió a sentar. Taehyung soltó un suspiro cansado después de hacer una pataleta
que en ese momento no le parecía infantil en ningún porcentaje, sino más como una manifestación de su sentir ante aquella situación. La mención de Jungkook en aquel momento le hizo enojarse, porque una vez más se convenció de que él siempre sería un impedimento a la hora de pensar en estar con alguien más, incluso aunque aquello no tuviera que tener seriedad.
— Toma — le ofreció una botella de agua sin tapa —. Bébete eso, te voy a llevar a casa.
— ¿Por qué eres así? — ignoró el agua que se le estaba extendiendo, cruzándose de brazos —. Estoy lo suficientemente borracho como para que todo me parezca genial, pero lo suficientemente lúcido como para saber si no quiero hacer algo, te me estoy insinuando y tú lo único que haces es darme agua. ¿Es en serio?
— ¿Por qué crees que quiero hacer algo contigo? — inquirió, poniéndole la botella en las manos —. Tú estás coladito por alguien más y yo no me especializo en llenar espacios vacíos.
— Yo sí que los lleno — le guiñó el ojo, tomándose el agua cuando Hoseok le dio una mirada de reprimenda.
— Jimin, lo voy a llevar a su casa — avisó al rubio, quién se bajó de las piernas de su novio y ayudó a Taehyung a levantarse, dispuesto a acompañarlo.
Hicieron su camino por el gentío hasta llegar al exterior dónde el aire frío les golpeó el rostro. Taehyung mantenía aquel semblante que dejaba en evidencia lo enojado que estaba por aquel rechazo, cosa que intentaba meterse en la cabeza porque la realidad era que no estaba para nada afectado, lo que lo tenía de esa forma era extrañar a alguien que podría no estar extrañándolo de la misma forma, sabiendo que era una piedra con la que siempre iba a tropezar cada vez que se decidiera a dar un paso adelante.
— ¿Te vas mañana, ¿cierto? — Jimin le preguntó, viendo a Hoseok alejarse en busca de su auto. Lo empujó un poquito para que reaccionara, porque parecía estar perdido en su propia cabeza.
— Sí — respondió, exhalando con notable cansancio —. Y ni siquiera hablé bien con Jungkook.
— ¿De qué? — inquirió con interés, porque aunque era un tema que había dejado estar por la forma en la que Taehyung lo rechazó, todavía tenía curiosidad.
— Ah, es que lo dejé — arrugó la nariz cuando notó la mirada sorprendida de Jimin —. Ya sabes, no éramos muy estables y eso en algún punto me llegó a molestar demasiado, entonces cuando se lo dije, él me dijo algo súper feo que claramente es mentira. Lo conozco, miente súper mal, y ni siquiera me miró cuando lo dijo. Esperé que lo aclarara incluso aunque no pudieramos ser algo más, pero no pasó. De todas formas, yo soy quien corre cuando está a punto de hacerlo porque no quiero que me diga la verdad y me haga querer volver con él. Que eso es justo lo que quiero, pero me da miedo — relató rápidamente.
— Guau, ¿no quieres agua? — habló después de aquel palabrerío sin mucha pausa por un Taehyung que todavía hablaba atropellado por el alcohol —. Yo no sé mucho de esos temas porque la verdad es que no he pasado por mal de amores, pero sí sé que uno no vuelve a dónde nunca estuvo bien, así que tú sabrás.
Taehyung sonrió, tambaleándose cuando puso sus manos en sus caderas, intentando doblarse hacia atrás para aliviar la incomodidad de su espalda por estar sentado tanto tiempo sin un respaldo.
— Jungkook es precioso, pero se reprime demasiado — confesó, refiriéndose a aquella belleza que viene del amor que podría dar, a lo abrazadora que en algún momento sintió su presencia y el efecto instantáneo de palabras que, en su momento, le hicieron derretirse. Y su mirada, Jungkook lo reflejaba todo en sus ojos y lo comunicaba con sus toques, porque él nunca pudo ser tan discreto como pretendía ser —. Quiero que sea feliz, conmigo preferiblemente, pero no se puede.
Esa risa nasal cargaba la tristeza que creaba el aceptar aquella realidad que le hacía romper el pecho y tragar grueso, dejándose en evidencia sin la intención de hacerlo y totalmente indispuesto a ocultarla demasiado.
— ¿Por qué?
— Porque él tiene miedo.
— Dijiste que también lo tienes.
— Y es cierto, pero el mío es provocado por el suyo. Si él no lo tiene, yo tampoco lo tendré — explicó —. Y estimo que para cuándo el lo haya perdido, yo estaré mirando en cualquier dirección que no sea en la de él — el rubio puso su mano en la espalda de Taehyung, dándole consuelo con caricias que se sentían sinceras —. Que ahora mismo podría jurar que no quiero a nadie más que él, pero no puedo quererlo para toda la vida, ¿cierto?
Aquel cuestionamiento no requería una respuesta, tampoco era posible responderla en aquel momento.
— ¿Sigues borracho?
— Jungkook me pone sobrio.
Jimin se rio, guardándose el comentario en donde le recalcaba el hecho evidente de lo enamorado que estaba.
— Estabas coqueteando con Hoseok — señaló —. Y claramente no quieres a alguien que no sea tu dichoso amor.
— Estoy solo. No me gusta sentirme así de solo — respondió con simpleza, sabiendo lo mal que estaba aquello.
— Ya, pero no lo ilusiones.
— Tengo que sacarme a Jungkook de la cabeza de una forma u otra.
— No con él, te lo agradecería — dijo, señalando con la cabeza el auto que se acercaba —. Hay muchísimos líos de una noche por ahí esperando una belleza como tú y con tu condición. Hoseok es demasiado estricto en ese aspecto y no creo que le complazca saber que le coqueteas para usarlo de remedio al mal de amor.
— Ya, perdón, no estaba completamente sobrio — se excusó, sintiendo el peso de aquella mirada seria, sin embargo, sin molestia —. Te veo luego, pero que no sea aquí la próxima vez.
— ¡Adiós, te quiero!
Entonces, subió al coche que lo dejaría justo frente a su casa, solo para que minutos después de llegar, tomar una ducha y acostarse, el mirar al techo sin sueño y lleno de lamentos sea su única tarea.
Vi un post en facebook sobre gente que había esperado por una historia que al
final resultó ser decepcionante. Ese día desbloquee un miedo.
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